Uno de
los hechos que más trata de esconder el culto a Bolívar, es la enorme
preocupación racial que mantuvo toda su vida el Libertador. La religión
bolivariana quiere hacernos creer que Bolívar no prestó atención a las
diferencias raciales de los habitantes de los países que él liberó. En
realidad, fue casi una obsesión para él.
Sí,
Bolívar tuvo ternura hacia algunos negros con quienes tuvo trato íntimo. Una
esclava cubana lo amamantó, y según una crónica, ya adulto, en una entrada
triunfal a Caracas, vio en la multitud a esta nodriza, y se bajó del caballo
para abrazarla. Pero, eso no eclipsa el hecho de que Bolívar tuvo mucho temor y
desconfianza a los pardos.
La
revolución independentista surgió en un inicio como un proyecto por y para los
blancos criollos. Había muchos motivos de insatisfacción respecto a España
(monopolio mercantilista, prohibición de que los criollos ejercieran cargos altos
en la administración pública, etc.), pero uno de los más importantes era que
los criollos se sentían amenazados por el creciente volumen de población parda,
y sentían que España no podía proteger a los criollos adecuadamente frente a una eventual
rebelión. A finales del siglo XVIII, la Corona había emitido leyes que
regulaban las relaciones entre amos y esclavos, y los criollos veían esto con
mucha alarma, pues estimaban que eso entregaba a los pardos un poder que luego
no podría ser contenido. Una rebelión de esclavos en Coro en 1794 que fue suprimida, confirmó esas sospechas.
Había
algo de paranoia en esta preocupación, pero no era descabellada, teniendo en
cuenta lo que había ocurrido en Haití: hubo en ese país una rebelión de
esclavos que no dejó vivo a ningún blanco, fueran o no nacidos en la isla.
Bolívar compartía con su congéneres criollos ese temor, y a lo largo de su
vida, expresó preocupación frente a la posibilidad de que surgiera una “pardocracia”.
En las
primeras fases de la guerra de independencia, los criollos rebeldes, incluidos
Bolívar, optaron por marginar a los pardos de sus ejércitos. Consideraban casi
un suicidio colectivo el dar armas a los grupos sociales que, en cualquier
momento, podían volverse contra ellos. En cambio, los realistas, aprovecharon y
sí incorporaron a pardos con promesas de libertad, ascenso social y reparto de
botín.
Cuando
en 1814, colapsó la Segunda República y Bolívar tuvo que huir de Caracas porque
las hordas de pardos leales a la Corona se aproximaban a tomar la ciudad, el
Libertador sometió a reflexión su estrategia en los años previos. Y, fue así
como decidió dar un giro pragmático que fue la clave de su éxito militar:
inevitablemente, había que incorporar a los pardos a su causa, aun asumiendo el
riesgo de armarlos. El culto a Bolívar nos quiere presentar a un Libertador con
firmes convicciones abolicionistas, pero hubo mucho más pragmatismo que
verdadera convicción en esa decisión crucial. Bolívar sabía que, sin la
incorporación de los pardos a sus filas, no podría cumplir el objetivo criollo
de separarse de España. Otros criollos, como Santander, expresaron oposición a la decisión de Bolívar, pero el Libertador trató de convencerlos de que no
había otra manera de vencer. Además, Bolívar había recibido apoyo financiero de
Petion (uno de los presidentes que se disputaba el poder en Haití), bajo la
promesa de que liberaría a los esclavos.
Bolívar
cumplió a medias su promesa a Pieton (nunca abolió por completo la esclavitud),
pero en cambio, siempre mantuvo desconfianza con los negros. A lo largo de su
vida enfrentó muchas conspiraciones en su contra, y en casi todas, actuó con
benevolencia. Mariño y Santander, ambos blancos, conspiraron contra él, pero no
fueron fusilados. En cambio, cuando los conspiradores fueron pardos, Bolívar no
dudó en ejecutarlos. Ése fue el destino de Piar y Padilla.
¿Obedecía
esto a un racismo intrínseco en la personalidad de Bolívar? En sus escritos y
en las crónicas sobre él, hay poca evidencia de que Bolívar realmente
atribuyera peligrosidad a los pardos en virtud de sus características
biológicas. Lincoln, por ejemplo, sí decía explícitamente que los negros eran
una raza inferior; Bolívar nunca dijo nada parecido. En ese sentido, Bolívar no
parecía creer en la tesis racista de que hay razas inferiores y superiores.
Pero,
Bolívar sí dejaba entrever que no convenía el mestizaje. En una de sus cartas a Santander,
era bastante explícito, lamentándose por la composición racial americana: “Nosotros
somos el compuesto abominable de esos tigres cazadores que vinieron a América a
derramarle su sangre y encastar con las víctimas antes de sacrificarlas, para mezclar
después los frutos espurios de estos enlaces con los frutos de esclavos
arrancados del África. Con tales mezclas físicas; con tales elementos morales,
¿cómo se pueden fundar leyes sobre los héroes y principios sobre los hombres?”.
Si bien
usaba las palabras “frutos espurios”, Bolívar no tenía en mente que una raza se
degenerara biológicamente por mezclarse con otra. Su verdadera preocupación era
que distintas razas no podían convivir armónicamente. Era exactamente la misma
preocupación de norteamericanos como Lincoln quien, luego de liberar a los
esclavos, propuso enviarlos a colonizar Liberia, precisamente porque no veía
viable la convivencia con los blancos en EE.UU.
Seguramente, a
diferencia de Lincoln, Bolívar tampoco
pensaba que las diferencias raciales intrínsecamente impidieran la
coexistencia. Fue más bien los siglos de esclavitud lo que alimentó el
resentimiento entre pardos, y eso los hacía muy peligrosos. Pero, Bolívar
opinaba que ya el daño estaba hecho, y no se podía cambiar el pasado. En virtud
de eso, había que mantener el poder de los pardos siempre limitado. Esa actitud
de Bolívar fue muy parecida a la de los sudafricanos blancos que, aun si ya no
creían en la inferioridad racial de los negros, opinaban que no podía
entregárseles el poder mayoritario, pues el resentimiento de siglos anteriores podía
convertirlos en genocidas. Con eso, justificaban el apartheid. Bolívar nunca propuso ningún apartheid, pero hizo todo lo posible por excluir a la mayoría parda
del poder.
Los sueños
megalomaníacos de Bolívar, de una América unida y próspera, jamás se cumplieron.
Los países que Bolívar liberó fueron un caos en el siglo que siguió a la
independencia, y hasta el día de hoy, nuestra región sigue siendo un fracaso. Teniendo
en cuenta el buen estado que goza la sociedad española, amerita preguntarnos si
valió la pena el habernos independizado. Pero, lo irónico es que, al mismo
tiempo, el gran temor de Bolívar no se
materializó. Al menos en comparación con otros países multirraciales, los
países bolivarianos no han vivido las tensiones raciales apocalípticas a las
que tanto temió Bolívar, y es una región relativamente armónica en sus relaciones
raciales. Parece, pues, que Bolívar se equivocó por partida doble: no
alcanzamos la gloria a la cual él aspiró, pero tampoco caímos en la
confrontación racial que tanto temió.
Gracias por el escrito. Ban Arkana
ResponderEliminarMuy interesante artículo, sin embargo veo que el tema se centra en la raza africana, que opinaba sobre la raza india y el mestizaje con ellos?
ResponderEliminaresa es la question, a ele no le gustava
EliminarGracias, buen post.
ResponderEliminarAmigo Bolívar era mantuano. Los pardos siguieron a la monarquía, además encontraron en el comercio una forma de salir adelante, eventos que no eran bien visto por los mantuanos. Además todavía ya en 1825 los pardos todavía seguían a la monarquía como Cisneros. por ejemplo.
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