Parte
del indiscutible carisma de Chávez reposaba sobre su costumbrismo llanero. Y,
como parte de ese costumbrismo llanero, Chávez quiso utilizar a Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos, como
elemento nacionalista en sus discursos. En ocasiones utilizaba el léxico
llanero de esa novela, y en un destello de genialidad retórica, llamaba “Mr.
Danger” a su némesis, George W. Bush.
Con
todo, Doña Bárbara es una novela
bastante contraria a la ideología de Chávez. Gallegos era un positivista, un
hombre que creía en el progreso y la necesidad de civilizar a la Venezuela
atrasada, y ése es el tema central de la novela. Chávez, en cambio, se impregnó
del relativismo cultural propio de la izquierda posmoderna, y cuestionó la
propia distinción entre barbarie y civilización. Chávez en sus discursos decía
más bien que esa distinción es un invento colonialista para degradar al Tercer
Mundo; el Comandante decía, a la manera de Rousseau, que la civilización
moderna no es superior al estilo de vida primitivo, y que más bien la modernización
trae muchos males. Por eso, los primitivistas venezolanos que buscan preservar
a toda costa los supuestos “saberes ancestrales” procedentes de las culturas
indígenas y africanas, vieron en Chávez un aliado.
Doña Bárbara es muy ajena al relativismo
cultural. Gallegos afirma tácitamente la superioridad de la civilización
occidental, y la necesidad de modernizar a un país que aún retiene demasiados
elementos de atraso cultural, muy propios de las culturas aborígenes y
africanas. Doña Bárbara narra la
historia de Santos Luzardo, un hombre educado en la capital, que viaja a los
llanos apureños a poner orden en su finca. Ahí, se encuentra con la “devoradora
de hombres”, Doña Bárbara, una mujer barbárica en todos los sentidos. La doña
resuelve los conflictos a lo bestia, con violencia pura y dura. No tiene
sentimientos sublimes, pues abandona a su propia hija, Marisela; y además,
induce el alcoholismo en el padre de Marisela, a fin de destruirlo. No tiene la
noción más elemental de derechos de propiedad, pues continuamente trata de
robar tierras; y para lograr sus propósitos, soborna y ejerce influencias sobre
las autoridades civiles locales.
Doña
Bárbara siente atracción por Santos Luzardo, y se propone conquistarlo. Pero,
no logra su acometido, pues Santos, un hombre civilizado, prefiere más bien
educar a Marisela, y se termina casando con ella. Para tratar de conseguir su
objetivo, Doña Bárbara acude a aquello que Gallegos considera el aspecto más
brutal de la barbarie: la brujería. Siendo adolescente, Doña Bárbara había
permanecido en una aldea de indios, y ahí, aprendió las artes ocultas. Desde
entonces, las utilizó para dominar a los hombres, y lograr otros acometidos.
Por ejemplo, para consagrar una nueva propiedad y ahuyentar espíritus
desfavorables, entierra vivo a un toro. De hecho, tiene un peón, “El brujeador”,
que la sirve en esos procedimientos. Con la llegada de Santos, se propone
emplear la brujería para capturar al joven procedente de Caracas.
Gallegos
muestra desprecio por todo esto. Santos es el héroe, porque representa la
civilización, la racionalidad y el progreso. Doña Bárbara es la anti-heroína,
porque representa la barbarie, la superstición y el atraso. Pero, Gallegos no
es propiamente un James Randi venezolano (Randi es un famoso escéptico que
hábilmente ha desmontado los trucos de muchos brujos). Gallegos desprecia a la
brujería y el pensamiento mágico, pero en vez de reírse de ella y considerarla inefectiva
(como lo hacen los escépticos contemporáneos), pareciera temerle.
La
novela es muy ambigua respecto a la efectividad de la brujería. Gallegos no
niega de plano que el recitar palabras mágicas y hacer extraños rituales consigan
los objetivos que se plantea la bruja. La novela da la impresión de que Doña
Bárbara no logra atrapar a Santos, precisamente porque justo en el momento en
que la doña se dispone a realizar el embrujo con un cordel ajustado a las
medidas de Santos, Marisela irrumpe en su habitación y lo impide, destruyendo
el altar en el cual Doña Bárbara hace sus hechizos. En la novela, el embrujo no
funciona, no porque esas cosas no sirvan, sino porque no se logró completar el debido procedimiento mágico.
La actitud de
Gallegos frente a la brujería no es la de un racionalista como Houdini; su actitud
es más bien similar a la de las grandes religiones monoteístas que desaconsejan
las artes ocultas, pero reconocen su poder. En otras palabras, Gallegos no
escapó de la común proclama venezolana, “[Las brujas] de que vuelan, vuelan”.
Por otra parte, quizás,
toda esta ambigüedad no sea más que un recurso literario. Es posible que
Gallegos en lo personal no creyese en la efectividad de los embrujos, pero optó
por jugar a la ambigüedad para lograr un efecto estético. Ciertamente, el
efecto funciona, y eso hace que Doña
Bárbara sea una gran novela. Vale, en el arte, esto está permitido. Pero,
es necesario extender el programa positivista de Gallegos en nuestro país.
Necesitamos ahora gente como James Randi, que exponga los fraudes de los santeros,
los marialionceros en la montaña de Sorte, los exorcismos entre cristianos, la
estafa de la homeopatía y la acupuntura, y tanta otras supercherías,
demostrando su inefectividad. De esa manera, alimentaremos el escepticismo y el
pensamiento crítico, y completaremos la labor que Gallegos inició.
Aunque yo he leído la obra muy superficialmente, sé que doña bárbara no era despiadada porque si, pues en su juventud había sido ultrajada por unos bandoleros y producto de ello había nacido su hija. Eso explica el resentimiento tan inmenso que le tenia a los hombres y que además el medio en el que se desenvolvía no es que ayudara mucho
ResponderEliminarAunque yo he leído la obra muy superficialmente, sé que doña bárbara no era despiadada porque si, pues en su juventud había sido ultrajada por unos bandoleros y producto de ello había nacido su hija. Eso explica el resentimiento tan inmenso que le tenia a los hombres y que además el medio en el que se desenvolvía no es que ayudara mucho
ResponderEliminarSí, ella era concinera en un barco, pues se había enamorado de un hombre bueno. Pero los tripulantes del barco mataron a su novio, y la violaron. Básicamente, con esto, Gallegos quiere exponer la idea de que la educación (o la falta de educación) puede hacer que triunfe (o fracase) la civilización. Un aspecto importante de la novela es la forma en que Santos educa a Marisela: a pesar de que la muchacha ha sido abandonada por su madre y vive como una salvaje, la educación civilizada la rescata, y evita que ella misma se convierta en una nueva Doña Bárbara.
EliminarEsta novela costumbrista es el reflejo en muchos aspecto de lo que sucede en Venezuela y cada uno es el reflejo de cada uno de los personajes, en aquel momento y ahora con mas vigencia. Dona Barbara representa el Atraso, la brujeria, la corrupcion, la violencia... ella es la Venezuela Corrupta y tramposa. Marisela (hija de dona Barbara) una nina buena inocente de buen corazon pero salvaje, grosera e ignorante que es rica porque es hija de Dona barbara y es duena de las tierras pero no lo sabe. Santos Luzardo representa la Justicia, la inteligencia, el progreso, el hombre educado de Caracas que conoce a Marisela y quiere convertirla en una Dama; educada... y asi cada uno de los personajes representa cada uno de los habitantes y situaciones que pasan en el pais. Gallegos fue muy inteligente en plasmar este sentimiento en esta novela.
EliminarEsta novela costumbrista es el reflejo en muchos aspecto de lo que sucede en Venezuela y cada uno es el reflejo de cada uno de los personajes, en aquel momento y ahora con mas vigencia. Dona Barbara representa el Atraso, la brujeria, la corrupcion, la violencia... ella es la Venezuela Corrupta y tramposa. Marisela (hija de dona Barbara) una nina buena inocente de buen corazon pero salvaje, grosera e ignorante que es rica porque es hija de Dona barbara y es duena de las tierras pero no lo sabe. Santos Luzardo representa la Justicia, la inteligencia, el progreso, el hombre educado de Caracas que conoce a Marisela y quiere convertirla en una Dama; educada... y asi cada uno de los personajes representa cada uno de los habitantes y situaciones que pasan en el pais. Gallegos fue muy inteligente en plasmar este sentimiento en esta novela.
EliminarNo es por nada Gabriel pero Rómulo Gallegos era ciertamente progresista, no es por nada pero el positivismo y el progresismo tienen muchas cosas en común, sobre todo en temas de ingeniería social. Veamos a Gallegos mas bien como un socialista light, nunca como un contrario al PSUV, de hecho aplico un plan de reforma agraria contra los latifundios, mucho antes que el presidente anterior, y dicen muchos que su novela ayudo a contaminar la percepción sobre el latifundio y el campo venezolano...
ResponderEliminar1. Si, no niego que el positivismo tiene mucho en común con el progresismo. Mi queja es que los progres de hoy se han contaminado de primitivismo y posmodernismo, y han abandonado su ideología original.
Eliminar2. Es cierto que gallegos y el PSUV comparten un gusto por la ingeniería social. No lo veo intrínsecamente objetable, pero por supuesto, no al punto de desestimular la producción agrícola, como si ocurrió con chavez.
3. Yo no diría que Gallegos critica RL latifundio intrínsecamente, pues santos luzardo es propietario de grandes extensiones de tierra. Su critica va contra propiedades fraudulentamente adquiridas, como las de dona barbara. Es indudable que hoy en Venezuela hay propiedades fraudulentamente adquiridas, y en eso chavez hizo bien en revisarlas. Pero, chavez hizo muy mal en expropiar propiedades, por el mero hecho de que son extensas