Suelo pensar que muchos
de los defensores de los derechos de animales son muy cercanos a la
misantropía. El reciente escándalo por la caza del león Cecil, en Zimbabue, me
hace ratificar esa opinión.
Sí, es lamentable que un dentista
norteamericano haya cazado al pobre león. Pero, ¿es proporcional la magnitud
del escándalo y el acoso que el dentista en cuestión está sufriendo? Miles de
personas se indignan por un león en Zimbabue, pero a esas mismas personas les
importa un carajo el sufrimiento de los propios habitantes de Zimbabue.
Si hay un ganador en todo esto, me
parece, es Robert Mugabe, el corrupto presidente de Zimbabue. El asunto del
león Cecil le viene de maravilla, pues atrae publicidad internacional, y le
sirve para reafirmar el discurso victimista con el cual tanto daño ha hecho a
su país: el hombre blanco viene nuevamente a herir a la sufrida África negra.
Mugabe ha hundido a Zimbabue en la miseria, todo en nombre de la lucha contra
el colonialismo. Pero, el león Cecil le servirá como cortina de humo para, al
menos temporalmente, ocultar su despotismo.
Digo que la reacción de los defensores
de los derechos animales es desproporcionada, no solamente porque en Zimbabue
hay mucho sufrimiento humano y ellos lo ignoran, sino también porque, si bien
es loable oponerse hoy a la caza, matar a un animal en la forma en que el león
Cecil fue cazado, si bien puede ser objetable, no es ningún acto de psicopatía
o sadismo. Esto no es una corrida de toros o un espectáculo de tortura. El
cazador norteamericano utilizó un arco y una flecha, y el propio gobierno de
Zimbabue permite la caza de leones bajo condiciones restringidas (las cuales,
efectivamente, no se cumplieron, pero pareciera haberse tratado más de un error
burocrático que de un acto de mala fe).
La caza no puede calificar como una
conducta patológica, porque está perfectamente inscrita en la naturaleza
humana. No me atrevo a decir que tenemos genes para la caza, pero sí es un
hecho ampliamente reconocido por los paleoantropólogos que la caza fue un factor
fundamental en el proceso de hominización. Al descender de los árboles y
emigrar hacia la sabana africana, nuestros ancestros hubieron de buscar nuevas
fuentes de energía. Ya no podían surtirse de frutos procedentes de los bosques;
tuvieron que acudir a la caza de animales. El consumo de carne, procedente de
la caza, surtió a la naciente humanidad de las proteínas necesarias para
mantener un cerebro tan grande.
La caza, lejos de estar asociada con
actitudes psicopáticas, potenció el altruismo y la cooperación entre los seres
humanos. Un solo individuo no puede cazar un león. Tiene que ponerse de acuerdo
con otros para hacerlo. Y, una vez conseguido el objetivo, debe repartir el
botín con sus compañeros. De esa manera, la caza sirvió como presión selectiva
para que los más altruistas y cooperantes, tuvieran más descendientes.
Asimismo, la caza también potenció el mayor involucramiento de los varones en
el cuidado de las crías. Puesto que cazar suponía una inversión tan grande y
con considerables riesgos, los varones buscaron asegurarse de que las crías a
quienes iban destinados los animales cazados llevaban sus propios genes. Esto propició
más apego a las crías.
Cometeríamos la falacia naturalista, por
supuesto, al asumir que debemos continuar haciendo aquello que naturalmente
hemos hecho en el pasado. Podemos reconocer nuestro pasado histórico, sin
necesidad de continuarlo. Y así, el hecho de que en el Paleolítico la caza haya
tenido una gran influencia en conformar nuestra naturaleza, no implica que
debamos seguir cazando animales. Pero, podemos al menos reconocer que, quien
caza un animal (y más del modo en que lo hizo el cazador de Cecil), no es un
monstruo, sino sencillamente un humano que, si bien cometió una falta y debe
responder por ella, hizo algo que está seguramente inscrito en nuestra
naturaleza.
¿Cuál es la razón por la que crees que a quien nos indigna la muerte de ese animal, nos importa un carajo el sufrimiento de los seres humanos?
ResponderEliminarPorque, la reacción ante las barbaridades del régimen de Mugabe ha sido muy en tenue en comparación con las protestas por la muerte de ese león
Eliminar¿Cómo puedes tú saber lo que pensamos y hacemos los demás, no sólo en relación a lo que ocurre en Zimbabue, sino en todos aquellos lugares donde se vulneran los derechos humanos? Además, te diría que por lo que conozco, es al revés de lo que piensas: Quien no siente compasión con el resto de los animales, suelen tener poca empatía con los seres humanos y ninguna solidaridad.
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