lunes, 3 de agosto de 2015

El autoengaño, arma secreta de los enchufados chavistas



            Quedo sorprendido con la gente que, al contemplar las enormes colas para abastecimiento, la desbordada inseguridad, la tremenda inseguridad, y el caos generalizado que vive Venezuela, sigue apoyando al gobierno. De hecho, tristemente, advierto que en las venideras elecciones parlamentarias, los chavistas podrían volver a conseguir la mayoría.
            ¿Cómo alguien, frente a este desastre, puede seguir apoyando este régimen? Yo creo que la respuesta es bastante sencilla: el autoengaño. Es el mismo autoengaño de los comunistas ricos que tan prominentes son en Venezuela: racionalmente, hay una tremenda contradicción entre decir que ser rico es malo (como muchas veces dijo el propio Chávez), y al mismo tiempo, hacer grandes fiestas, enviar a los hijos a estudiar a universidades europeas y norteamericanas, y acumular propiedades de todo tipo. Pero, el comunista rico no quiere abandonar sus propiedades, y entonces, inventa todo tipo de excusas para tratar de justificar por qué aún no es el momento de colectivizar su propiedad privada. 
 
            El chavista de a pie, el pendejo que hace colas todos los días, vive en este auto-engaño. Chávez lo cautivó con su gran carisma, pero quince años después ha llegado el momento de darse cuenta de que el carisma no es suficiente para gobernar óptimamente un país. Con todo, fue tanta la carga emocional que ese pendejo depositó en Chávez, que estima que ya no hay vuelta atrás. El chavista vive aquello que los psicólogos llaman “disonancia cognoscitiva”: tiene tan arraigada una creencia, que inventará mecanismos de defensa para lidiar frente a la enorme evidencia en su contra, pues admitir su error le genera incomodidad. El chavista podrá ver al país derrumbarse, pero siempre dirá que es culpa de la guerra económica, de Mendoza, de los gringos, del chupacabras…
            ¿Y qué hay de los chavistas enchufados? ¿También ellos se autoengañan? O, ¿son sencillamente cínicos inmorales que engañan a los demás, para seguir ganando provecho, aun sabiendo que viven en una mentira putrefacta? Yo diría que ocurren ambas cosas. El autoengaño no es solamente un mecanismo de defensa para hacer frente a la disonancia cognoscitiva. Puede ser también una estrategia para mentir mejor. Así lo ha explicado el eminente biólogo Robert Trivers, en un libro muy popular, La insensatez de los necios.
Trivers documenta cómo en el mundo animal, ocurren múltiples ejemplos de engaños. En la evolución, la mentira puede tener bastante ventaja adaptativa, pues puede servir como arma en la lucha por la existencia. Pero, al mismo tiempo, en esta lucha, la detección de mentiras es también un arma muy importante. De esa manera, la selección natural ha propiciado formas más complejas y eficientes para convencer a los demás de las mentiras. Una de esas formas complejas es el autoengaño. Si un mentiroso da muestras de creer sus propias mentiras, tendrá más credibilidad. Y, una forma muy eficiente de dar muestra de creer sus propias mentiras, es ¡precisamente creerse esas mentiras realmente!
Por ello, yo no creo que  Ali Baba Maduro y sus cuarenta ladrones, sean cínicos (quizás Diosdado sí sea un mentiroso descarado). Apostaría a que ellos sí han creído sus propias mentiras. Pero, ¡es precisamente eso lo que mantiene cautivados a los pendejos que hacen colas y siguen votando por ellos! Se les ve sinceridad en sus ojos. Ese autoengaño les ha dado grandes resultados.
 
Trivers advierte que este autoengaño es fundamentalmente inconsciente. Algunos filósofos y psicólogos discuten si es posible autoengañarse deliberadamente. Yo no lo creo posible. De hecho, yo lo intenté, pero fracasé. Cuando trabajaba en la Universidad Bolivariana de Venezuela, me resultó obvio que, quien expresase siquiera la menor opinión política contraria al chavismo, sería expulsado de esa universidad. Yo temía que, en algún momento, se me “chispotearía” (como decía Chespirito) algún comentario crítico frente al régimen, y que sería expulsado. Para evitar esto, intenté convencerme a mí mismo de las mentiras que pronunciaba Chávez. Demás está decir, que no lo logré. Al final, salí de esa pocilga universitaria.
No obstante, los chavistas enchufados sí han logrado autoengañarse de forma inconsciente, a través de mecanismos psicológicos complejos. Ese autoengaño les ha dado credibilidad, y es una de sus armas políticas más potentes.
     

4 comentarios:

  1. Aunque yo pensaría que la gente en Venezuela votaría por el chavismo no porque quieran o porque simpatizantes del chavismo sino por hambre, desesperación y principalmente miedo ya que el régimen lo controla todo y la gente ya debilitada votaría por cualquiera que les de algo de migajas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puede ser, pero hay también mucho auto-engaño. La gente ve las colas y el colapso de la sociedad, pero sigue autoengañándose con el romance y el carisma que sembró Chávez...

      Eliminar
    2. pero digo que es mas por miedo y desesperacion que por cualquier otra cosa,, porque si no sabia maduro en un discurso pronunció "candelita que se prenda, candelita que se apaga"

      Eliminar
    3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar