Frente a la resurrección de Jesús,
la hipótesis que encuentro más plausible es la de la disonancia cognoscitiva y
las alucinaciones. Los discípulos se enfrentaron al impacto de ver a su maestro
crucificado. Pero, en vez de admitir su fracaso, ajustaron sus creencias y
asumieron que su muerte formaba parte de un plan divino que también incluía la
resurrección. A partir de esa creencia, no fue difícil que empezaran a surgir
testimonios de que hubo encuentros vívidos con Jesús resucitado. Las
referencias a los encuentros con Jesús resucitado son bastante tardías; el
evangelio más temprano, Marcos, no
incluye estos encuentros (los versos finales de Marcos, en los que se narra una aparición de Jesús resucitado, son
interpolaciones), en función de lo cual, es presumible que los encuentros
narrados en Mateo, Lucas y Juan son embellecimientos posteriores.
Pero,
hay una temprana tradición que procede de Corintios
15: 7 en la cual Pablo transmite la tradición que él recibió, según la cual
Jesús se apareció a Cefas (Pedro), a los doce (discípulos), a Pablo mismo, a
Santiago, y a quinientas personas a la vez. Este pasaje suele ser la joya en la
corona de los apologistas de la resurrección, por dos motivos fundamentales: 1)
es una referencia muy temprana, lo cual prueba que la creencia en la
resurrección de Jesús no es un invento tardío; 2) la referencia a quinientas
personas a la vez hace muy poco probable que se hubiese tratado de una alucinación,
pues no hay alucinaciones colectivas.
Yo
acepto el primer punto (se trata de una tradición temprana), pero no el segundo
(la improbabilidad de alucinaciones colectivas). Si bien son infrecuentes, las
alucinaciones colectivas no son imposibles. Si hay suficiente disposición y
excitación en la expectativa de un fenómeno, el colectivo puede terminar compartiendo
una alucinación. Esto es más probable aún si la multitud es inducida por algún
líder. En Fátima, en 1917, miles de persona vieron cómo el sol se desplomaba. Varios
marineros a la vez han dado testimonios de haber visto barcos fantasmas. Y,
así, un largo etcétera.
Pero,
lo importante acá es someter a consideración crítica qué quiso decir Pablo con
su referencia a los quinientos a la vez. Hay muchas posibilidades. Una multitud
pudo haber presenciado a una persona parecida a Jesús a la distancia, eso pudo
haber causado cierto alboroto, y alguien presente pudo haber reportado que,
efectivamente, Jesús se apareció a los más de quinientos, y esta historia pasó
a formar parte de la tradición. Pablo no dice que él vio de cerca este
fenómeno, sólo que recibió la tradición, de forma tal que, ya no podemos estar
tan seguros de qué ocurrió. Quizás el que estuvo entre los quinientos creyó que
esa persona a la distancia sí era Jesús. O, quizás narró a Pablo que una
persona parecida a Jesús se apareció a los quinientos, pero Pablo concluyó que
se trataba del Jesús real.
Quizás
hubo un culto frenético, no muy disimilar del de los pentecostales
contemporáneos. Y, en medio del frenesí, alguna gente pudo haber alegado sentir
la presencia de Jesús. Yo he visto de cerca sesiones de pentecostales en las
cuales grupos enteros alegan estar en presencia del Espíritu Santo. Quien haya estado
en una escena como esta pudo haber reportado la “presencia” de Jesús a Pablo, y
éste, de buena fe (pero malentendiendo), reportó a los corintios que Jesús se
apareció a más de quinientas personas, de la misma forma en que un pentecostal
contemporáneo reporta que el Espíritu Santo se aparece a más de mil personas en
su congregación todos los domingos.
Si,
como pretenden los apologistas, la referencia de I Corintios es un milagro espectacular, en el cual Jesús resucitado
tuvo encuentros cercanos y vívidos con los quinientos (cuestión que el texto no enuncia), cabría esperar alguna
referencia adicional en los textos posteriores. Pero, con todo, sólo Pablo da noticias
de ello. Por ello, me inclino a pensar que la información que Pablo transmite a
los corintios sobre las apariciones de Jesús a los más de quinientos, no
procede de la tradición que él recibió, sino que fue inventada por él mismo. No
presumo que la inventó como un fraude deliberado, pero quizás sí como una malinterpretación
de otras noticias que él recibió.
Yo creo que no es descartable en absoluto la explicación de la alucinación colectiva como ésa de los pentecostales, pero aplicando el principio de la famosa navaja, incluso esa interpretación es más complicada y menos admisible que la de la simple invención, y sin mejor intención que la del proselitismo.
ResponderEliminarBueno, pero el problema es que, la navaja de Occam se aplica en igualdad de condiciones. Es decir, debemos quedarnos con la hipótesis más sencilla, pero también con la hipótesis que explique mejor todos los hechos. Y, si asumimos la hipótesis de la invención deliberada, sería difícil explicar por qué los discípulos estuvieron dispuestos a morir por sus creencias (aunque esto también ha sido disputado por algunos historiadores, pues quizás lo del martirio sea también propaganda). Nadie está dispuesto a morir por un engaño.
EliminarTe comprendo, pero también podría ser que la gente se prestara a morir por el orgullo de no ceder. Muchos creyentes "abrazan" las desgracias "que les envía Dios", convirtiéndolas, dentro de sus creencias, en bendiciones y eso no implica que realmente estén convencidos de la veracidad de todo su montaje. No sé si has visto la película "Camino", sobre un caso real de una niña que murió de cáncer: la madre lo consideró una vía de accesio al Cielo, pero en un momento dado de la película, el director la caracteriza sutilmente como una persona que en el fondo no se creía aquello en lo que decía creer, y por eso al final no acepta la muerte de su hija. Me parece una idea muy acertada, la del director, quiero decir.
ResponderEliminarReconozco que esta explicación es tal vez poco plausible, pero mi experiencia personal, por muy anecdótica que pueda resultar, es experiencia al fin y al cabo, y conozco demasiados casos de personas que luchan por convencerse de cosas que saban falsas, pero jamás cederán.
En todo caso, el mundo de las creencias, como tú dejaste ver en tu vídeo sobre el ignosticismo, es sumamente complejo y maleable.
Sí vi "Camino", y quedé profundamente perturbado por esa genial película. La escena final de la hermana mayor, de pie en un bus vacío (por el puro afán de mortificarse), es terrible. A mí me preocupa cuando la gente habla del Opus Dei como si fueran masones que conspiran para dominar el mundo. Pero, después de ver "Camino", me doy cuenta de que algo de eso sí hay...
EliminarYo creo que en realidad esa aspiración de dominar el mundo la tiene todo el mundo y todos los grupos sociales (la voluntad de poder, Nietzsche). Más bien creo que el Opus Dei es la manifestación extrema y sistematizada de una serie de creencias católicas. Quiero decir, que no sólo la gente del Opus Dei intenta consolarse con la idea de que un mal es un bien enviado por Dios para santificarte (me acuerdo ahora de Job), aunque sí son ellos los que con más convicción parecen hacerlo.
ResponderEliminarYo creo que si apareció 500 y mucho más. El mismo Pablo es testigo de su aparición, hablamos de un testigo directo.
ResponderEliminarAdemás les declaro con certeza que aún sigue apareciéndose y no es alucinación. Si no creen cuando vayan a su descanso hagan el intento de descubrirlo y de una forma muy sencilla. Digan antes de dormir, Jesús, hay quienes creen en Tí, más yo no, pero si realmente eres real manifiéstate a mí entonces creeré. Si no creen no debieran tener temor de hacerlo, pues nada acontecerá. Pero si existe duda, significa que hay cierta credibilidad en este Jesús de quién hablan.
ADIOS
Como explico en el blog, el hecho de que Pablo sea testigo directo no es evidencia de que su testimonio sea real. La gente que dice ser abducida por extraterrestres también es testigo directo. Y, en todo caso, en el blog explico que perfectamente pudo haber sido una sesión de éxtasis o hablar en lenguas, donde una colectividad se deja atrapar por un frenesí, y eso se asume como una "aparición del Señor", del mismo modo en que hoy los pentecolstales describen su sesión como una "aparición del Espíritu Santo".
ResponderEliminarJesús no solo se apareció a 500 en una ocasión, sino que se apareció a muchos otros. AI menos diecisiete apariciones de Cristo ocurrieron después de su resurrección. Estas son las siguientes: (1) Aparición a María Magdalena (Jn. 20:11-17; cr. Mc. 16:9-11) (2) aparición a las mujeres (Mt. 28:9-10) (3) aparición a Pedro (Lc. 24:34; 1 Co. 15:5) (4) aparición de Cristo a los diez discípulos, que se refiere colectivamente como «los once», estando Tomás ausente (Mc. 16:14; Lc. 24: 36-43; Jn. 20:19-24) (5) aparición a dos discípulos camino de Emaús (Lc. 24:13-35) (6) aparición a los once discípulos una semana después de su resurrección (Jn. 20:26-29); (7) aparición a siete de los discípulos en el Mar de Galilea (Jn. 21: 1-23) (8) aparición a más de quinientos (1 Co. 15: 6) (9) aparición a Santiago el hermano del Señor (1 Co. 15:7) (10) aparición a los once discípulos en la montaña en Galilea (Mt. 28: 16-20; 1 Co. 15:7) (11) aparición a sus discípulos con ocasión de su ascensión desde el Monte de los Olivos (Lc. 24:44-53; Hch. 1: 3-9) (12) aparición del Cristo resucitado a Esteban momentos antes de su martirio (Hch. 7:55-56) (13) aparición a Pablo en el camino a Damasco (Hch. 9:3-6; cr. Hch. 22: 6-11; 26:13-18; 1 Co. 15:8) (14) aparición a Pablo en Arabia (Hch. 20:24; 26:17; Ga. 1:12, 17) (15) aparición de Cristo a Pablo en el templo (Hch. 22:17-21; cf. 9:26-30; Ga. 1:18) (16) aparición de Cristo a Pablo en la prisión en Cesarea (Hch. 23:11) (17) aparición de Cristo al apóstol Juan (Ap. 1: 12-20).
ResponderEliminarEste gran número de apariciones del Señor Resucitado, en circunstancias tan distintas y a tantas personas diferentes, constituyen la más poderosa evidencia histórica de que Cristo se levantó de entre los muertos. Si la Resurrección de Jesucristo no hubiera sido cierta, ¿por qué se habrían complicado tanto los Evangelistas inventándose un número tan alto de apariciones?. Con uno o dos relatos hubiera bastado. Para mí no tiene ningún sentido. Si creemos en un Dios que fue capaz de crear los Cielos y la tierra, y que como le dijo el Ángel Gabriel a María “Para Dios no hay nada imposible” cuando le anunció que tendría un hijo sin la intervención de un varón, ¿cómo no podremos vamos a creer a Cristo, el que murió por nosotros en la Cruz, cuando Él mismo dijo varias veces que sería entregado y que moriría pero que al tercer día resucitaría de entre los muertos?, Muerte y resurreción que además estaban anunciadas en las Escrituras, y que por lo tanto habían de cumplirse. ¿Acaso si somos creyentes no creemos que también un día resucitaremos nosotros?. ¿O es que en la fe toda creencia es válida?. Las cosas son como son, y no como nos gustaría que fueran o nos imaginamos que son.
Yo prefiero ser considerado por muchos un ingenuo, humilde y prudente católico y seguir apostando por la veracidad de lo contado en los Evangelios, que lanzarme al vacío para aceptar las “elucubraciones” personales de estos “sabios” del momento, ya que como dice la Biblia (1 Cor 19:20) “¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el hombre culto? ¿Dónde el razonador sutil de este mundo? ¿Acaso Dios no ha demostrado que la sabiduría del mundo es una necedad?”.
Un saludo desde España
Excelente respuesta, gracias, es más inverosímil el argumento de histeria colectiva del sutor de este blog
EliminarSi el pudo resucitar a la niña y a Lázaro después de 4 días, como no podía resucitar el y aparecerse?? Que uno o dos este terco dispuesto a morir de entiende pero todos??? No es creíble, si querían solo inventar pudieron haberlo hecho lejos de Judea pero no allí donde no era popular ser seguidor de Cristo no recuerdan q sólo tres días antes todo Jerusalén pidió q lo mataran?? Obvio los siguientes serían ellos si seguían con el mismo mensaje, no cuadra..
ResponderEliminarAlabado sea nuestro Señor Jesús!!!