domingo, 21 de julio de 2013

¿Independencia o autarquía?



            Ayer se celebró el día de la independencia en Colombia. Como suele ocurrir cada vez que un país hispanoamericano celebra su independencia, muchos grupos de izquierda soltaron la pregunta retórica: ¿somos realmente independientes? La asunción tácita, por supuesto, es que no hay nada que celebrar, pues en realidad no somos independientes.
 Foto: ...12 de octubre del año 2012
            Pero, vale preguntar, ¿de quién dependemos? En el entendimiento de estos grupos, dependemos de las grandes trasnacionales que han penetrado nuestros países. Así, hace doscientos años ciertamente firmamos un papel que decretaba el nacimiento de nuevos países, y el cese de la soberanía de España sobre estos territorios. Pero, aquello fue un mero gesto simbólico. Pues, si bien somos nominalmente independientes, aún estamos sujetos a la opresión del capital extranjero. Puede ser que tengamos un curul reservado en la ONU, pero el presidente de la Coca Cola nos sigue gobernando.
            Estas ideas tuvieron su formalización académica en la obra de Samir Amin, uno de los más importantes teóricos del postcolonialismo. Según su tesis, a partir de la segunda mitad del siglo XX, los poderes coloniales ya no tenían la  capacidad ni el interés de dominar directamente a sus súbitos mediante la fuerza. Pero, el colonialismo asumió una forma más sutil, el neocolonialismo, el cual se manifiesta a través de una relación de dominio económico.
            Estas ideas han tenido una representación gráfica muy elocuente. Hay plenitud de pósters propagandísticos que han pretendido equiparar la llegada de Colón y la conquista de América, con la llegada de las trasnacionales y la globalización. En muchas de estas representaciones, Colón y los conquistadores no llevan sus banderas con los escudos de Castilla, León y Aragón, sino con los logos del BBVA, Repsol o Movistar.
            Si bien estos pósters son muy ingeniosos, tienen un gran potencial para la distorsión. En primer lugar, jamás podrá ser moralmente equivalente una relación de saqueo y conquista forzada (como la que inauguró Colón), con una relación de libre intercambio comercial (como la que adelantan las trasnacionales). Colón y sus secuaces llegaron a depredar y esclavizar. En cambio, las trasnacionales llegan a ofrecer capacidad técnica para que, en conjunción con la materia prima y la fuerza laboral local, se genere un producto que beneficie a ambas partes. Samir Amin y sus seguidores están acostumbrados a asumir que el comercio es un juego de suma cero, donde la ganancia de uno es cosustancial a la pérdida de otro. Pero, por regla general, esta asunción es errada. El comercio tiene la capacidad de beneficiar a ambas partes: las trasnacionales generan ganancias, pero nuestros países también. Y, si rechazáramos a las trasnacionales, nuestra condición no mejoraría, pues tendríamos plenitud de materia prima y fuerza laboral, pero ninguna posibilidad de aprovecharla. Colón y la fuerza bruta no nos resultaron beneficiosos. Pero, el comercio siempre resulta beneficioso, en tanto termina por satisfacer a ambas partes (pues, precisamente, el hecho de que entren en la relación comercial es evidencia de que ambas partes buscaron su satisfacción, de lo contrario, no habrían aceptado la relación consensuada).
De hecho, es mucho más plausible razonar que las relaciones comerciales sirven como prevención frente a la explotación y la violencia. Cuando un poder busca hacerse rico, el cálculo racional lo conduce a comprender que es mucho más productivo y ventajoso comerciar, en vez de dominar por la fuerza. Adam Smith entendió esto muy bien: en el debate sobre la independencia de las colonias norteamericanas, argumentó que Inglaterra se haría más rica si comercia con los norteamericanos, en vez de intentar dominarlos. Y, Frederic Bastiat coronó el argumento, cuando sostuvo que, si las mercancías no cruzan las fronteras, los ejércitos lo harán.    
            Aquellos que alegan que los días conmemorativos de las independencias hispanoamericanas no hay nada que celebrar, en realidad desean una autarquía. Una ‘autarquía’ es un sistema de total auto-suficiencia. Ciertamente, en un país autárquico, nada es importado, y en ese sentido, hay independencia total. El gobierno no rinde cuentas a ningún otro país, ni a ninguna trasnacional. Las autarquías están libres de las malvadas Nike, Microsoft y McDonalds.
¿Es esto el paraíso terrenal prometido por los teóricos del postcolonialismo? El país más emblemáticamente autárquico actualmente es Corea del Norte. Es la nación más aislada del mundo, y seguramente, aquella que mejor protegida está frente a la intrusión de las grandes trasnacionales. Kim Il Sung aseguró la independencia total de su nación. Y, el contraste con Corea del Sur es impactante: la Corea capitalista ha sido intensamente penetrada por las trasnacionales, y ciertamente está muchísimo más sujeta a las influencias políticas, económicas y culturales extranjeras. Corea del Norte ha consolidado su independencia, Corea del Sur es dependiente de Occidente en todos los sentidos. ¿El resultado de esta disparidad de relaciones de dependencia? Corea del Sur alcanza niveles altos de prosperidad y desarrollo humano, mientras que Corea del Norte atraviesa terribles hambrunas, y una brutal dictadura estalinista.
El comercio internacional y la globalización ciertamente obstruyen la independencia. Pero, para generar prosperidad y garantizar la paz, necesitamos mantener interdependencia comercial. Por ello, el Tratado de Libre Comercio ciertamente despoja de independencia a Colombia, pero contribuye al desarrollo de ese país. Es óptimo celebrar la independencia política de una nación frente al yugo opresor de un poder extranjero. Pero, pretender, en nombre de la independencia, obstaculizar el flujo de las mercancías y las relaciones comerciales, es realmente aspirar a una autarquía.

7 comentarios:

  1. No estoy totalmente de acuerdo. Es cierto que la completa independencia económica genera pobreza. Pero aquí en Colombia han habido muchísimas protestas del sector cafetero que están en crisis entre otras por las importaciones de café. El comercio no siempre genera beneficio para las personas de las dos naciones que lo hacen.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La importación del café propicia que, si la industria colombiana no es productiva, los industriales se manejen en rubros que sí resulten competitivos. El sistema de subsidios, impuestos y tarifas, contribuye a la distorsión, en la medida en que mantiene respirando a una industria ineficiente.

      Eliminar
  2. El sector cafetero fue intervenido y protegido durante años, sus ahorros fueron quitados por el Estado directamente a los caficultores y luego dejados a su suerte.

    ¿Qué sucede? No aprendieron a responder ante el fracaso, confiaron en el Estado de Bienestar, y además de fracasar, los tumbaron.
    -
    ¿Y si el producto Colombiano hubiera sido la Parafina? Si, la de las velas.
    -

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Totalmente de acuerdo. El libre comercio presiona a favor de la eficacia y la productividad. El proteccionismo favorece el fracaso.

      Eliminar
  3. Comulgo punto por punto. La compararción entre Colon y las multinacionales es desafortunada, simplista, pueril, hippie.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es. Hay multinacionales perversas, supongo, pero la comparación es pueril.

      Eliminar
  4. "Colón", quise decir, naturalmente.

    ResponderEliminar