Recientemente se cumplió un siglo
del hundimiento del Lusitania. James
Cameron hizo un bodrio sentimentalista a propósito del hundimiento del Titanic. Se pudo haber hecho una mejor
película con el hundimiento del Lusitania,
pues la ocasión pudo haber servido para explorar en el cine los dilemas
políticos, jurídicos y militares. Lamentablemente, Hollywood prefiere las
historias cursis y apolíticas.
En 1915, en plena guerra mundial,
Alemania competía con Inglaterra por el control de los mares. Como en toda
guerra, surge el dilema de qué hacer con los civiles. Se había llegado al
consenso de que los barcos mercantes estarían exentos de ataques militares.
Esto obedece a un principio fundamental de las leyes de la guerra: los civiles
no deben sufrir innecesariamente.
La satanización de Alemania como
nación militarista ha desvirtuado un poco cómo ocurrió el hundimiento del Lusitania. En la versión oficial, los
alemanes hundieron el barco en cuestión, sencillamente porque eran bestias que,
así como habían hecho destrozos en Bélgica (y eso motivó la entrada de
Inglaterra en la guerra), ahora violaban las leyes de la guerra, al atacar a un
barco mercante.
Pero, como suele ocurrir, la
realidad es más compleja. Los alemanes tenían motivos para sospechar que el Lusitania no era estrictamente un barco
mercante. Luego se supo que, en efecto, el Lusitania
portaba armamento militar desde EE.UU. a Inglaterra. Y además, el submarino
alemán que hundió el Lusitania disparó
un solo torpedo, pero hubo dos explosiones. Esto ha hecho sospechar a algunos
historiadores de que el barco llevaba materiales explosivos de guerra que
ocasionaron la segunda explosión.
Así pues, si bien tenía la
apariencia de ser un barco con fines mercantes, y las víctimas de su hundimiento
fueron civiles, hay espacio para aceptar que el Lusitania era un objetivo militar legítimo, pues llevaba armamento en
apoyo de los ingleses. El embajador alemán en EE.UU. había advertido en la
prensa norteamericana que quien subiera a bordo del Lusitania corría un riesgo, pues Alemania había declarado como zona
de guerra la región por la cual navegaría el barco.
El protocolo exigía que los alemanes
previamente anunciaran la destrucción del barco, a fin de dar oportunidad a los
tripulantes y pasajeros para evacuar el barco y salvarse. No ocurrió tal cosa,
y por eso, la opinión pública se volvió contra Alemania. Pero, hay espacio para
sospechar que, si los tripulantes del submarino alemán cumplían el protocolo,
el capitán del Lusitania podría haber
aprovechado para embestir contra el submarino y hundirlo. Hoy sabemos que la
marina mercante inglesa de aquel momento, tenía estas órdenes. Si es así,
entonces la acción de los alemanes ya no es tan criminal como parece.
Así pues, el episodio del Lusitania es moralmente complejo. La
acción alemana puede ser criticable, pero se pueden entender sus razones. Y,
esta tragedia histórica debería servir
para plantearnos los juicios que hacemos respecto a Hamas e Israel.
Como Alemania hace un siglo, Israel está
hoy en el ojo del huracán crítico. Como el II Reich, Israel es una nación
militarista y expansionista, y su ocupación de Cisjordania y el bloqueo a Gaza
merecen reproches. Pero, como en el caso alemán, algunas críticas a Israel
merecen matices. Los ingleses utilizaron la marina mercante con propósitos
militares. Esto es una violación de las leyes de la guerra, y en función de
eso, el Lusitania se convirtió en un
legítimo objetivo militar.
Del mismo modo, Hamas utiliza sus
hospitales y escuelas como bases de lanzamiento de cohetes para atacar
población civil israelí. En circunstancias normales, está prohibido atacar
hospitales y escuelas. Pero, si esas instalaciones se usan con propósitos
militares, entonces pasan a ser objetivos militares legítimos.
Los alemanes no se molestaron en anunciar
a los pasajeros y tripulantes del Lusitania
la destrucción del barco. Los israelíes, en cambio, sí anuncian la
destrucción de las instalaciones, y ofrecen un tiempo prudencial para que los
civiles evacúen las escuelas y hospitales. En muchas ocasiones, son los propios
militantes de Hamas quienes no permiten la evacuación. Si los alemanes hubiesen
anunciado la destrucción del Lusitania,
y los tripulantes ingleses hubiesen impedido la evacuación, la opinión pública
se habría vuelto contra Inglaterra. Extrañamente, aun frente a estos abusos de
Hamas, un sector de la opinión pública los sigue favoreciendo.
En la I Guerra Mundial, Alemania fue
agresora, y si bien el tratado de Versalles fue excesivamente punitivo, sus
redactores tuvieron razón en culpar a Alemania por haber dado inicio a aquella
tragedia. Pero, aun si Alemania fue agresora, cada acción militar debe
analizarse por separado, y esto debería permitirnos conceder que en el
hundimiento del Lusitania hay dilemas
morales, y no es tan fácil juzgar. Del mismo modo, podemos reprochar a Israel
muchas cosas, pero el destruir hospitales y escuelas en Gaza no es un mero acto
de sadismo; antes bien, podría estar ajustado a las leyes de la guerra.
el gustalov fue hundido con 12 mil personas a bordo, en marzo de 1945, por un submarino ruso, sobrevivieron menos de dos mil, el almirante ruso fue condecorado y todavía torpedeó otro barco de refugiados, la peor tragedia marítima, se habla poco de este incidente criminal...
ResponderEliminarNo conocía ese caso, voy a revisarlo, gracias.
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