domingo, 9 de junio de 2013

¿Quién es más hostil a la ciencia: la derecha o la izquierda?



            A simple vista, la respuesta es obvia: la derecha se lleva la infamia de ser más hostil a la ciencia. La exaltación del trono y el altar (elementos tradicionales del Ancien Regime) han efectivamente propiciado un obstáculo al desarrollo de la mentalidad científica. La derecha, siempre aliada con el clero para mantenerse en el poder, fomentó una visión religiosa del mundo que impidió el surgimiento de una metafísica materialista y mecanicista, bases fundamentales de la mentalidad científica. Y, en tanto la derecha tradicionalmente ha reposado sobre la tradición, frecuentemente ha apelado a la autoridad del dogma parta asegurar el control sobre las masas. Obviamente, el dogma es enemigo de la ciencia.
            No es difícil formarse una imagen de esto: Galileo silenciado por la Inquisición; curas europeos que en vez de incentivar a entender las causas de los terremotos, alegan que se trata de un castigo divino; evangélicos norteamericanos que abren museos en los cuales se enseña que el hombre convivió con los dinosaurios; Nancy Reagan solicitando consejos a los astrólogos, y a su vez, influyendo sobre las decisiones de su marido; católicos que recomiendan prescindir de tratamientos psiquiátricos para someterse a exorcismos; Hitler incentivando un sentido místico a las masas que lo siguen, etc.
            Esto no es mera cosa del pasado. La hostilidad contra la ciencia sigue vivita y coleando en el mundo contemporáneo. No deja de sorprender que en EE.UU., el mismo país que envió al hombre a la luna, la mitad de la población no acepte la teoría de la evolución. El grueso de ese sector que rechaza a Darwin tiene opiniones políticas que pueden ser fácilmente ubicadas en la derecha.
            El periodista Chris Mooney ha documentado muy bien estas tendencias en The Republican War on Science. En efecto, el Partido Republicano en EE.UU. (bastión de la rancia derecha) ha promovido una agresiva mentalidad anticientífica. El creacionismo científico ha sido de vieja data en ese país, y tradicionalmente ha tenido apoyo masivo en los políticos republicanos. Pero, ahora hay otros añadidos: los republicanos incentivan la duda frente al calentamiento global y tratan de informar que los daños de la contaminación no son tan severos.
            Ciertamente es un escenario deprimente. Pero, al menos queda el consuelo de que esta gente hostil a la ciencia no tiene cabida en las universidades y los centros de investigación. Eso, no obstante, no impide que, dentro de la academia (o de los sectores sociales que tienen una estrecha relación con ella), surjan otras actitudes hostiles a la ciencia. Pero, dentro de la academia, en vez de surgir de la derecha, la oposición a la ciencia surge de la izquierda.
            La izquierda no está exenta de hostilidades a la ciencia, a pesar del sesgo en la opinión pública. Mucho se recuerda al atropello de la Inquisición contra Galileo, pero poca gente recuerda que en la U.R.S.S., Trofim Lysenko, en nombre del marxismo, envió a Siberia a decenas de científicos.
            Así como hay causas anticientíficas en la derecha, también las hay en la izquierda. La derecha más rancia norteamericana se opone a la teoría de la evolución e inventa la idea de que el hombre convivió con los dinosaurios. Por su parte, un creciente sector de la izquierda aparentemente acepta la teoría de la evolución, pero se niega a admitir que la selección natural incide, no sólo sobre los rasgos físicos de la especie humana, sino también sobre sus rasgos mentales, y que en ese sentido, hay una predeterminación genética en la psicología.
            La derecha irresponsablemente sostiene que no es necesario preocuparse por el calentamiento global. Por su parte, la izquierda irresponsablemente postula que los transgénicos causan daños (sin haber aportado la menor prueba como respaldo), y se opone a cualquier forma de energía nuclear (nuevamente, sin demostrar que la energía nuclear, per se, es perjudicial). Así como Christopher Money documentó la oposición derechista a la ciencia, el eminente divulgador científico Michael Shermer ha documentado la hostilidad izquierdista contra la ciencia. Y, como bien postula Shermer, el grueso de esta oposición izquierdista a la ciencia procede de los grupos ecologistas: en su arrebato contra el capitalismo, pretenden erradicar las tecnologías de avanzada que propician la producción en masa, y para ello, muchas veces se amparan en alegatos pseudocientíficos.
            Vale añadir que la hostilidad izquierdista a la ciencia no procede exclusivamente de los grupos ecologistas. Me parece que, al menos en el Tercer Mundo (desde donde escribo), la oposición izquierdista a la ciencia viene fundamentalmente del postcolonialismo. A medida que las grandes potencias coloniales se fueron retirando de sus dominios coloniales, los movimientos postcoloniales (casi todos de inspiración izquierdista) trataron de levantar el orgullo nacional de las antiguas colonias. Y, para ello, pretendieron postular que los conocimientos aportados por los europeos no eran superiores a los “conocimientos” (y, coloco esto en comillas, pues yo opino que eso no es conocimiento) autóctonos. Surgió así un arrebato contra la ciencia, a la cual se le acusaba de hegemónica y arrogante. Como parte de la liberación postcolonial, se ha venido a defender procedimientos brujeriles y medicinas alternativas.
 
            Fue en el seno de la misma izquierda donde surgieron los llamados “estudios de la ciencia” (science studies). Esta tendencia, imbuida de relativismo postmoderno, pretendía colocar freno a las pretensiones de la ciencia, y señalar que, contrario a la “narrativa” (una palabrita típica de los postmodernos) tradicional de la ciencia, ésta es dictatorial, y no nos ofrece un camino óptimo para descubrir el mundo. No es casual que gurús postmodernos anticientíficos como Paul Feyerabend o Michel Foucault sean más citados por los izquierdistas que por los mismos derechistas. De hecho, fue de tal magnitud el abuso contra la ciencia por parte de la izquierda, que Alan Sokal (un físico con una firme visión izquierdista) se vio en la necesidad de ridiculizar con su célebre broma, no a los creacionistas que creen que el mundo fue creado hace apenas seis mil años, sino a los vanguardistas de izquierda que opinan que la gravedad cuántica es apenas una construcción social.
            Al tener en cuenta todo esto, entonces, ¿cómo puedo responder categóricamente la pregunta inicial? ¿Quién es más hostil a la ciencia: la derecha o la izquierda? Categóricamente respondo: es más hostil la derecha, pero hace más daño la izquierda. Ya sabemos a qué atenernos con un evangélico que cree que al excavar algunos kilómetros hacia el núcleo de la Tierra, encontraremos el infierno. Precisamente puesto que sabemos bien de dónde viene ese evangélico derechista, nos resulta fácil obstaculizarle el paso. Ninguna universidad seria se atrevería a darle tribuna pública para defender sus disparates.
            El izquierdista, en cambio, es un lobo disfrazado de oveja. Enarbola la bandera del progreso que, en el siglo XIX, estuvo asociada a la izquierda; y por eso, gana audiencia en las universidades supuestamente “de avanzada”. Pero, en realidad, está imbuido de una visión reaccionaria del mundo que se opone al uso de las tecnologías (e invoca alegatos pseudocientíficos como sustento), y postula, a la manera relativista, que la ciencia no es mejor ni peor que la magia y la brujería de los pueblos colonizados. Por todo esto, prefiero a los trogloditas derechistas. Su visión del mundo es al menos más coherente.

14 comentarios:

  1. Como es costumbre, muy injusto con la Iglesia Católica Gabriel...fuera del caso Galileo, que ya hemos discutido en público y privado, prácticamente nadie cita otra instancia de hostilidad católica oficial a la investigación científica. Y hablando de terremotos: la sismología se conoció en sus orígenes como "la ciencia jesuita". Saludos cordiales.

    Deus Omnipotens convertat te in veram fidem...

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    1. Teilhard de Chardin silenciado, Pío XII advirtiendo contra la investigación racionalista, y tantos otros. Tengo alguna admiración por la disciplina y el rigor de los jesuitas, pero no puedo aceptar aquella consigna de Ignacio de Loyola, "sacrifico mi intelecto en el altar"; es emblemática del anti-intelectualismo que precisamente me preocupa de muchos sectores católicos. De todas formas, en otros lugares del blog sí hablo bien de algunos personajes católicos... Saludos.

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    2. Teilhard no fue silenciado por su labor científica sino por su interpretación teológica errada de la evolución. Pío XII advirtió en contra de la confusión entre investigación científica y la interpretación filosófica errada de los hallazgos científicos entre otras cosas. Los jesuitas de ninguna manera eran anti-intelectualistas. Para entender la frase de San Ignacio hay que saber algo de doctrina católica. ¿Dónde están las condenaciones a Mendel, Lemaitre, Pasteur, Ampere, Mersenne, Clavius, Oresme...etc...?

      Lutero y otros reformadores si estuvieron, en muchos casos, violentamente opuestos al intelectualismo católico. "Meretriz del diablo" llamaba Lutero a la razón, por no recordar lo que decía de Copérnico, los judíos y otras personas...

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  2. ¿De dónde es tomada la cita de San Ignacio? Sospecho que está inventada por el Dr... Para un filósofo serio, la comprobación de fuentes no se debe dejar a la ligera...

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    1. Si supones que yo he inventado esa referencia, obviamente no tienes ni la menor idea de lo que estás hablando, y sugiero que te ilustres un poco mejor antes de decir disparates. La frase tiene amplísima difusión entre los jesuitas, al punto de que es casi un eslogan, del mismo calibre que "A la mayor gloria de Dios". La frase procede de los "Ejercicios espirituales" de Loyola

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  3. Lo que pido es la referencia exacta... ¿En cuál número exacto de los ejercicios espirituales se encuentra esa frase que afirmas sobre sacrificar el intelecto al altar?
    Quiero saber la referencia exacta para ilustrarme.
    Mi opinión particular es que Loyola en sus Ejercicios Espirituales no sacrificó para nada el intelecto sino todo lo contrario, ya que creó un método de elección que es totalmente racional al considerar las razones pro y contra en la materia que se debe tomar una elección! Algo totalmente revolucionario para dicha época.

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  5. Buenísima disertación, Gabriel.

    Mi opinión es que a día de hoy las diferencias entre la izquierda y la derecha se han difuminado por completo en algunos terrenos de la vida. Por ejemplo, en su adhesión a la pseudociencia. Aquí en España hay gente como Eparquio Delgado, autor de "Los libros de autoayuda, ¡vaya timo!", que publicará Laetoli este otoño, que al estar afiliada a Izquierda Unida, se niega a ver la realidad, que es la que tú describes, y piensa equivocadamente que la izquierda hace más por la ciencia que la derecha. Él ha conseguido que su partido apruebe un manifiesto contra las pseudociencias, pero a continuación éste -el partido- ha aprobado otros aspectos del pensamiento mágico, como él mismo reconoce en Facebook. No lo ha criticado, sino que se ha limitado a darle un cariñoso tirón de orejas, pero cuando la derecha gobernante reduce los presupuestos para la investigación, la crítica es visceral e implacable. A esto me refería cuando en otro sitio te decía que algunos escépticos no son nada consecuentes.

    Un terreno en el que compruebo esto de primera mano es la educación. Las sucesivas reformas implantadas por los gobiernos socialistas han asestado durísimos golpes a la educación, y sus consecuencias las padecemos hoy los profesores (y la sociedad en su conjunto, y la Ciencia). Más del 90% de los docentes son aquí de izquierda (extrema en muchos casos), pero se quejan amargamente del nivel y la indisciplina de los alumnos, así como del poder otorgado a los padres, cuando todas estas lacras son consecuencia reciente y directa de las leyes socialistas. El fanatismo llega al punto de criticar al gobierno derechista incluso cuando aprueba medidas objetivamente buenas para el profesorado, como la concesión del rango de autoridad pública a fin de protegerle contras las agresiones.

    Pero, como te digo, las diferencias se han desvanecido, y hoy la derecha, que desde la oposición esgrimía buenos argumentos contra la política educativa de la izquierda, asume plenamente todos y cada uno de los postulados de la izquierda, la cual, curiosamente, la ataca porque considera que los desmantela.

    Por cierto, espero con ansiedad ese libro tuyo sobre la
    postmodernidad.

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    1. Hola José, gracias por ese comentario tan sustancioso. Supongo que eres profesor de colegio público. Según me cuenta mi prima adolescente que estudia en Málaga, efectivamente hay casos severos de indisciplina en los colegios españoles.
      Recuerdo que hace unos años seguí más o menos de cerca el debate sobre la asignatura "Educación cívica", a la cual se oponía la derecha. Obviamente, en ese caso, prefiero ser de izquierdas. ¿Cómo quedó ese asunto?
      Sí conocía más o menos lo de Izquierda Unida. Si te interesa, hace algunos meses escribí sobre eso: http://opinionesdegabriel.blogspot.com/2013/01/la-izquierda-y-la-medicina-folklorica.html

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  6. Ya me lo he leído. Acertadamente ponderado, como de costumbre.

    En cuanto a la disciplina, no se trata de ningún problema exacerbado, ni especialmente preocupante en España (no sé si has visto la película "Entre les murs", que refleja la situación en la cultísima y civilizada Francia, idéntica a la de aquí). Me refiero a falta de atención y silencio, el absentismo, los desafíos y otras conductas disruptivas, que llevan a que el profesor esté más del 50% de su tiempo mandando callar y haciendo cosas parecidas. Los casos de agresión verbal o física son excepcionales.

    La asignatura a la que te refieres es Educación para la Ciudadanía, que sí, te puede parecer de entrada muy prometedora, pero es un instrumento de adoctrinamiento izquierdista (los libros contienen directrices políticas claras a favor del matrimonio homosexual, contra el cual no tengo nada, pero considero que no deben impartirse contenidos que adoctrinen ni a favor ni en contra de asuntos discutibles y discutidos). La derecha la ha "sustituido" por Educación Cívica, que es lo mismo, pero con otro letrero y adoctrinamiento conservador. A eso me refería cuando te decía que la derecha asumía gustosamente los postulados de la izquierda. Y a eso se reducen las múltiples reformas educativas: a cambiar epígrafes y denominaciones, para dejar el resto igual (un ejemplo: antes "Matrícula de Honor" - MH, ahora "Mención Honorífica" - MH).

    Sin duda, el peor cáncer inoculado por la izquierda en la educación ha sido la idiotización del concepto "IGUALDAD". Enarbolando esta noble bandera, ha extendido su aplicación de manera mecánica e indiscriminada: todos tienen derecho a una educación gratuita (justo), luego todos tienen derecho a pasar de curso hasta la Universidad (injusto) aunque no estudien lo más mínimo (monstruosamente injusto). La locura igualitarista llega al extremo de estigmatizar a los pocos alumnos (y profesores) que tienen cierto interés por la cultura y el conocimiento, porque se salen de lo común. Nunca olvidaré aquel año en que conversaba con un compañero de Filosofía sobre el origen de la conducta delictiva según Sócrates (la ignorancia) y su influencia en el derecho occidental; una profesora de Física y Química que nos oía observó, con tono burlón: "¡Uy uy, en qué profundidades os metéis!"

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    1. Pero, en España, ¿hay presiones fuertes para no reprobar a los estudiantes de secundaria? ¿Qué pasa si un estudiante del último año no sabe multiplicar o algo parecido? ¿Se gradúa igual?

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  7. No te puedo hablar de las Matemáticas, pero sí de Lengua castellana y Literatura, que es una de las materias que imparto en secundaria (de los 11 a los 17 años, más o menos). En un grupo de 28 alumnos de 2º (12-13 años, si no son repetidores), no hay ni uno solo que escriba un par de líneas sin cometer faltas de ortografía de todo tipo (por supuesto, las tildes no existen prácticamente). Se trata de un grupo "normal". Luego tengo otro llamado "de Compensatoria" (un eufemismo), de unos siete alumnos que POR LEY han llegado a 2º de secundaria a pesar de tener un nivel de primeros cursos de primaria (siendo muy generosos), ya que la Ley prohíbe que repitan cursos indefinidamente. Por supuesto, estos alumnos de Compensatoria nunca llegan a realizar operaciones matemáticas básicas y, por lo que respecta a mi materia, algunos de ellos ni siquiera son capaces de separar palabras en un dictado.

    ¿Si existen presiones? Por supuesto: si te niegas a aprobar incluso a uno de estos últimos alumnos "menos aventajados", el resto de profesores del grupo te estigmatiza, colocándote la etiqueta de "amargado". Suspender ("reprobar", como vosotros decís) significa que eres una persona poco enrollada, que no entra en el juego, como los colegas de la pandilla que no se prestan al test del amor, a los horóscopos, a la quiromancia...

    Eso en el mejor de los casos. En el peor, la Ley de nuevo entra a saco para lograr, por todos los medios posibles, que desistas en tu empeño por servir de criba. Esos medios son variopintos, y a cuál más hilarante, pero te destaco éste: si el alumno no ha alcanzado los objetivos de tu materia, ha de tomarse en consideración si ha desarrollado las "competencias básicas" (expresarse bien oralmente y por escrito, leer comprensivamente; etc.). Ni que decir tiene que, en el caso de que estas competencias básicas no hayan sido adquiridas, también se le aprueba.

    Puedes hacerte una idea de lo que digo echándole un vistazo a la ortografía y la expresión de las personas que pululan por internet.

    Naturalmente, no entro en otras cuestiones, como la del pensamiento crítico, porque eso ya es una quimera.

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  8. Te dejaste por fuera la oposición de la izquierda posmoderna y políticamente correcta a la psicología evolucionista.

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    1. Bueno, digo esto: "Por su parte, un creciente sector de la izquierda aparentemente acepta la teoría de la evolución, pero se niega a admitir que la selección natural incide, no sólo sobre los rasgos físicos de la especie humana, sino también sobre sus rasgos mentales, y que en ese sentido, hay una predeterminación genética en la psicología."
      Pero, tienes razón, habría sido mejor hacerlo explícito...

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