miércoles, 28 de agosto de 2013

Sobre la guerra civil española



Soy nieto de un emigrante español, y he visitado varias veces España. Pero, hasta hace cuatro años, no era ciudadano español. Gracias a la llamada “Ley de la Memoria Histórica” promovida por José Luis Rodríguez Zapatero, conseguí la ciudadanía española. Esa ley promueve la eliminación del legado franquista, y parte de la propuesta consiste en conceder la ciudadanía española a los descendientes de aquellos que tuvieron que emigrar como consecuencia de la persecución franquista.
En realidad, mi abuelo era simpatizante de Franco, y la abrumadora mayoría de los españoles en Maracaibo contemporáneos con mi abuelo también lo eran. Por ello, supongo que hay muchas otras personas que hoy reclaman la ciudadanía española bajo esa ley, pero que en realidad, son descendientes de simpatizantes del régimen, quienes emigraron por motivos no políticos. Esto suele ocurrir con los programas de acción afirmativa: en el afán de ingenuamente corregir las injusticias del pasado, se termina dando beneficios a quienes no fueron víctimas (por ejemplo, en EE.UU., un hijo de nigeriano puede recibir beneficios compensatorios de la esclavitud, cuando en realidad, hay alta probabilidad de que esa persona sea descendiente de algún esclavista que hacía negocios con los negreros blancos).
La Ley de Memoria Histórica también pretende promover una suerte de nueva historiografía oficial sobre el período de la república, la guerra civil, y la dictadura franquista. Y en virtud de que esta ley me ha favorecido (injustamente, como admito), he decidido revisar someramente sus otras aplicaciones, e ilustrarme un poco sobre este periodo tan lamentable de la historia española. Ciertamente, la dictadura franquista fue nefasta, y aplaudo la iniciativa de desmontar monumentos como el Valle de los Caídos, y renombrar calles y avenidas que antaño llevaron el nombre de los secuaces de Franco.
Pero, la Ley de Memoria Histórica corre el riesgo de ir demasiado lejos, y hacer un retrato demasiado bucólico de la segunda república española. Debo confesar que, hasta hace muy poco, yo mismo aceptaba este retrato bucólico. Entre más leo sobre este período, más me convenzo de que la guerra civil española no fue una contienda entre el fascismo y la libertad, sino entre una coalición en la cual vino a prevalecer el fascismo, y una coalición en la cual las ideas totalitarias soviéticas (y en menor medida, la propia injerencia de Stalin) tuvieron bastante influencia. Y, de ese modo, el llamado ‘bando republicano’ tuvo una gran dosis de culpabilidad en esta tragedia. Explicaré brevemente por qué.
En 1931, tras más de diez años de complicidad con la dictadura del general Primo de Rivera, el rey Alfonso XIII se dio cuenta, tras unos comicios electorales municipales, que no tenía apoyo, y sabiamente decidió dimitir. Reprocho las monarquías, pero puedo admirar el gesto personal de un monarca, y opino que, en este caso, Alfonso XIII merece elogios como un regente que, a diferencia de muchos otros, no se vio embriagado por el poder, y supo renunciar a tiempo.
La renuncia del rey abrió paso a la segunda república española. España arrastraba el legado reaccionario del atraso, y así no todos los sectores españoles estuvieron satisfechos con aquellos acontecimientos, pero aún así quedaron a la espera de ver qué ocurría. Inmediatamente se procedió a redactar una constitución, muy avanzada en muchos puntos, y con una gran promesa liberal. Pero, en su avance, fueron demasiado lejos, y en algunos puntos muy sensibles, la constitución abandonó su carácter liberal.
Ese punto sensible era, por supuesto, la religión. La constitución de 1931 secularizaba el Estado, marginaba a la educación religiosa, y despojaba de subsidios a las órdenes. Todo esto me parece loable, pues el fundamento del Estado laico. Pero, iba más lejos: estipulaba el derecho del Estado a confiscar arbitrariamente la propiedad eclesiástica y permitía vigilar de cerca a las órdenes religiosas por considerarlas una amenaza a la seguridad del Estado. En esto, la república española se alejaba del modelo laico francés, y se acercaba mucho más al ateísmo totalitario soviético.
Naturalmente, esto suscitó la ira de muchos sectores católicos. Pero, en vez de manejar el asunto con guantes de seda, las autoridades dieron rueda libre a que hordas y milicias paramilitares simpatizantes del gobierno, saquearan y quemaran conventos e iglesias. Yo estoy de acuerdo en que en los conventos e iglesias se enseñan estupideces, pero invoco acá la frase célebre de Voltaire: “no estaré de acuerdo con vos, pero lucharé hasta la muerte por vuestro derecho a expresaros”. Hubiera sido mucho más fácil y valedero vencer a los curas en el podio del debate, que poner fuego a sus iglesias. Los países más secularizados del mundo (los escandinavos) han llegado a ese estado, sin necesidad de perseguir a clérigos, sino derrotándolos en la discusión. Los republicanos españoles se pasaron este espíritu liberal por el culo.
En aquel clima de inestabilidad, gente no conforme con la república como sistema de gobierno per se, y obviamente sedienta de poder, aprovechó la coyuntura y se valió de excusas para hacerse con el poder. Así, en vista de las persecuciones anticlericales y otros focos de inestabilidad, el general José Sanjurjo (un militar que resentía a Alfonso XIII por haber retirado su apoyo a Primo de Rivera, y quien advirtió no poder garantizar el orden tras la derrota electoral de los monárquicos en 1931), intentó un golpe de Estado en 1932. Aquella intentona fue muy modesta, con un bajo número de muertos, y con muy poco apoyo, entre quienes desconfiaban del gobierno republicano. Sanjurjo fue apresado, pero no ejecutado. En esto, quienes luego conformarían el “bando republicano” en la guerra civil, mostraron clemencia y dignidad, pero sería sólo momentánea, en vista de las atrocidades en las cuales luego se incurrieron durante la contienda bélica.
El gobierno de turno intentó una reforma agraria en ese mismo año de 1932, muy urgida en aquella sociedad latifundista. Se tomaron pasos importantes, pero, nuevamente, surgieron descontentos considerables. Esta vez, los anarquistas se alzaron, pues exigían mayor radicalismo en la expropiación y repartición de la tierra. La coalición de izquierda que gobernaba se empezó a fragmentar, y esto propició que, en las elecciones de 1934, resultara vencedora una coalición de derecha.
Esta coalición asumió el nombre de CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Se trató de un movimiento bastante heterogéneo. Su principal líder, Gil Robles, tenía inclinaciones autoritarias y contaba con el respaldo del clero más rancio. Resultó muy fácil que la izquierda identificara a Gil Robles y la CEDA con el fascismo. Pues, por aquella época, se consolidaba en Italia y Alemania ese movimiento. La izquierda miraba con terror que, en esos países, los fascistas consolidaran su poder por vía democrática, y en su análisis, España sería el próximo país en hacerlo.
 
El nuevo gobierno derechista derogó algunas leyes y reformas adelantadas en los primeros años de la república. Asimismo, fue impregnando su retórica con tonos fascistas y anti-republicanos, y se fue abriendo espacio de participación a la Falange, la organización abiertamente fascista a cargo del hijo del general Primo de Rivera. Pero, sería injusto calificar a Gil Robles o la CEDA como ‘fascistas’. Tenían vinculación con ideas conservadoras, pero no fascistas, en el sentido tradicional de Mussolini. El fascismo español vino a aparecer y consolidarse con la Falange, tiempo después. La CEDA llegó por vía democrática, y sus medidas, si bien impopulares entre muchos sectores, fueron tomadas desde un gobierno legítimo.
Pero, la izquierda temía que la CEDA, igual que los partidos fascistas en otros países europeos, llegase democráticamente al poder, pero una vez asentado, destruyese la democracia. Y, así, la izquierda preparó una rebelión de gran envergadura en 1934. Ésta estuvo mal organizada, y fue fácilmente suprimida. La excepción fue Asturias. Ahí, los mineros alzados en armas aguantaron por varias semanas, y el gobierno procedió a una represión más fuerte.
La represión fue desmedida, y el gobierno de derecha lo pagó caro, pues como consecuencia perdió popularidad, y se fragmentó, al punto de que, en las elecciones de 1936, sufrió una derrota. Pero, deseo resaltar acá un punto frecuentemente aludido por el historiador Pío Moa: los sucesos de 1934 fueron cruciales en el posterior desarrollo de la guerra civil. El partido de Gil Robles no era la amenaza fascista que sus opositores imaginaron, y no había justificación para intentar derrocar un gobierno legítimamente constituido. La organización de la rebelión de 1934 terminó por ser un desconocimiento del principio de alternancia democrática, y pareció enviar la señal de que la izquierda no iba a tolerar un gobierno que no estuviese conformado por sus personajes. Muchos de los sublevados de 1936 invocaron la rebelión de 1934 como excusa: si la izquierda no estaba dispuesta a reconocer a un gobierno legítimamente constituido, pues ahora, la derecha tampoco estaba en obligación de hacerlo.
Así pues, realizadas las elecciones de 1936, la coalición izquierdista del Frente Popular resultó vencedora, pero la situación empezó a deteriorarse. En esta coalición empezaron a figurar personajes que ya no eran los demócratas liberales de antaño, sino izquierdistas más radicalizados que también empezaron a desconfiar del modelo republicano, pues a su juicio, obedecía a una democracia liberal burguesa que en realidad no respondía a los intereses del proletariado; la solución era una revolución social. Gente como Largo Caballero (el “Lenin español”) radicalizó el mensaje, y a medida que sus posturas fueron cobrando prominencia, creció la desconfianza en la derecha. Esta desconfianza hizo prosperar aún más las milicias fascistas que servían como grupos de choque.
El gobierno formado en 1936 fue débil desde un principio. Una pandilla de falangistas asesinó a José Castillo, un militar simpatizante de la izquierda. Como represalia, una pandilla izquierdista asesinó a José Calvo Sotelo, la figura que había emergido como líder de la derecha. Si bien Calvo Sotelo no fue víctima de la acción directa del gobierno izquierdista, éste hizo poco por contener a los simpatizantes grupos de choque. Esto no fue propiamente el detonante de la guerra civil, pues ya de antemano varios generales habían estado preparando la sublevación. Pero, sí fue un evento significativo en terminar de impulsar la rebelión. Francisco Franco, hasta ese entonces renuente a participar, tomó partido a raíz del asesinato de Calvo Sotelo.
Una vez iniciada la guerra civil, hubo atrocidades de parte y parte. Fue menos una guerra de combate, y más una guerra de ejecuciones en la retaguardia. Los sublevados cometieron crímenes terribles en Badajoz, los leales hicieron lo mismo en Paracuellos. Hubo también injerencia extranjera, y España se volvió el escenario de medición de poderes internacionales. Hitler y Mussolini ofrecieron plenitud de recursos a las tropas de Franco, Stalin ofreció ayuda logística y armamento a los leales, pero a cambio, depredó cuantiosas reservas de oro españolas.
Las historiografías derivadas de la Ley de Memoria Histórica deberían narrar los hechos como sucedieron realmente, en vez de ocultar los errores morales del bando republicano. Ciertamente, en balance, hubo más atrocidades en el bando franquista que en el bando republicano, pero urge documentar todas las atrocidades. Asimismo, la rebelión de 1936 es injustificable, pero los historiadores deberían también condenar la de 1934, y aceptar que aquello fue un garrafal error que, como la caja de Pandora, una vez abierta, dio paso a la calamidad.
Como nuevo ciudadano de España, pretendo aportar un grano de arena a la reconciliación entre mis nuevos conciudadanos. Ésta se consigue documentando atrocidades e inmoralidades de ambos bandos. Una Ley de Memoria Histórica que seleccione arbitrariamente documentar sólo unos hechos según la conveniencia política, no hará más que prolongar el resentimiento y la desconfianza.
Y, como ciudadano de Venezuela, creo que podemos aprender algunas lecciones de la experiencia española. Como ocurrió en los años previos a la guerra civil española, el gobierno izquierdista fundado por Hugo Chávez continuamente ha jugado a la falsa representación de la oposición como grupos fascistas. Ciertamente, en 2002, hubo una intentona golpista contra el legítimo gobierno de Chávez. Pero, ¡Chávez hizo lo mismo contra el legítimo gobierno de Carlos Andrés Pérez en 1992! Los izquierdistas venezolanos deberían tomarse más en serio la advertencia del historiador Pío Moa: cuando un grupo desconoce las leyes y el principio de alternancia democrática, resulta muy difícil ponerle fin a la cadena de golpes y contragolpes. A nivel retórico, el gobierno de Chávez (y ahora de Maduro), ha prometido respetar la alternancia democrática y la voz de las urnas. Pero, al mismo tiempo, lo mismo que hizo la izquierda española, ha armado a grupos de choque, y éstos han claramente advertido: “Con Chávez todo, sin Chávez, plomo”. Eso es jugar con fuego.
 

31 comentarios:

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  2. Interesantísimo artículo Gabriel, como siempre. El tema de la Guerra Civil Española es algo por lo que sentido fascinación toda la vida y, aunque en un pasado siempre que leía sobre ella la miraba de un modo romántico y nostálgico, con los años me doy cuenta que todo fue muy cutre, lleno de envidias e intereses de muy bajo nivel. La envidia que impera en España desde siempre, en esta etapa brilló como nunca; la gente cobrándose venganzas personales y mandando a matar a vecinos, amigos o cualquiera con el que hubiese tenido algún problema. Y, sinceramente, los supuestos "ideales" fueron una mera excusa para cumplir siempre el nefasto e inafame fin de "quítate tú pa'ponerme yo". En fin...

    Gabriel, ¿algún día podrías hacer un escrito sobre el Humanismo Secular? te lo agradecería mucho porque es algo que me interesa muchísimo. Siempre si se puede, claro.

    (Soy Elvira, por cierto)

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    1. Hola Elvira, gracias por el comentario. Sí, el humanismo secular es muy interesante, voy a tratar de escribir algo sobre eso. ¿Qué tal Málaga?

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  3. Muy buen artículo, como siempre. Yo al igual que tú tenía una idea romanticona de la segunda república, que se fue poco a poco diluyendo a medida que me informaba mejor de esa época y de los orígenes del conflicto. En resumen, todo lo ocurrido demuestra cuán frágil es la democracia y el peligro de los extremismos.
    Por cierto, Voltaire nunca escribió o dijo esa famosa frase (aunque ciertamente se hubiera adscrito a él), sino que está escrito en un diálogo ficticio en el libro The Friends of Voltaire de la escritora Evelyn Beatrice. Hall.

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    1. Gracias, Luciano (¿es ése tu nombre real?; si no lo es, ¡gran opción para un pseudónimo!). Sabía que la frase de Voltaire era apócrifa, pero no sabía exactamente de dónde venía. Gracias por señalarla.

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  4. Muy buen articulo. Yo soy español y asisto cada día al espectáculo de comprobar que el país donde he nacido es una acumulación de basura inimaginable que cada día crece más y más. No sé si ha sido casualidad, pero ayer un diputado del PP dijo, como respuesta a las últimas fotografías publicadas donde se ven miembros del PP de diferentes zonas de España posando con toda clase de simbologías fascistas, que en otros partidos se muestra la bandera republicana. Comparó estas dos banderas, lo cual ha creado mucha polémica. Comparto el análisis del inicio de la guerra, reparto de culpas en las cantidades justas y dar TODA la información de forma clara, pero pasada la dictadura (o no), creo que es una aberración comparar las dos ideologías y simbologías (no insinúo que tú lo hayas hecho), ya que de las personas que las "representaron" en su día, solo el bando fascista lo hizo bien.
    Un consejo, todo lo q leas de Pio Moa, cada línea, después trata de corroborarla en tantas fuentes como puedas. Yo de este señor no leería ni su firma, ya que hay otros analistas del conflicto más alejados de una posición clara (por ejemplo, Paul Preston), q no participan en "tertulias" en el canal de ultraderecha más despreciable q tenemos en nuestra TV.

    Saludos

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    1. Hola David, gracias por tu comentario. Casualmente apenas me voy enterando por twitter sobre el asunto de los jóvenes con los símbolos fascistas. Estoy de acuerdo contigo en que es una aberración comparar el uso de esos símbolos con el uso de la bandera republicana. Mucha gente de la propia derecha (Gil Robles, por ejemplo), usó la bandera republicana, y era obviamente el símbolo institucional de España. Ahora bien, si bien yo aplaudo la iniciativa de Zapatero de desmontar los símbolos fascistas que aún persisten, creo que esto sólo debe limitarse al uso estatal de esos símbolos. Yo vería como una afrontra contra la libertad, el prohibir la exhibición particular de esos símbolos. Y, en ese sentido, creo que esos jóvenes tienen todo el derecho a exhibir los símbolos que quieran. Siempre he reprochado que en Austria y Alemania esté prohibida la posesión de insignas nazis, o negar el holocausto. Si buscamos una sociedad libre, debe respetarse la libertad de expresión. Creo que lo mismo aplicaría a España.
      De todas formas, yo estoy muy lejos del debate cotidiano que Uds. viven en España, y sólo puedo opinar desde la barrera. Por eso, te agradezco mucho la recomendación respecto a Pío Moa. Te pregunto: ¿es más confiable César Vidal, o es más de lo mismo?

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  5. Yo creo que Cesar Vidal es más de lo mismo. Te diría palabras más contundentes contra este sujeto pero prefiero contarte cosas que dice y que saques tú las conclusiones. Este hombre tiene una particular cruzada contra Catalunya, de donde soy yo, y particularmente contra el catalán, mi lengua materna. Es tal el odio que destila q se pasa por los bajos toda la ciencia lingüística que afirma q el catalán es una lengua. Con una rápida búsqueda en Youtube puedes encontrar diversos ejemplos de cómo él, y su cuadrilla de anti catalanes, inventan y difaman contra Catalunya y sobre todo contra aquellos catalanes q osan hablar catalán. Sobre el tema de la guerra civil yo le tildaría directamente y sin edulcorar de ultra fascista. Para encontrar un buen autor sobre la Guerra Civil Española creo q lo más sensato es elegir a uno q no sea español. Los de aquí de derechas o de izquierdas, defienda a un bando o a otro, no me parecen más que propagandistas de sus respectivos. Por eso me parece tan buena idea que Paul Preston o tú estudiéis el tema, porqué aquí somos incapaces de hacerlo con rigor y objetividad.
    Bueno gracias por responderme y que sepas que estoy esperando con impaciencia que venga el mensajero y me traiga tu nuevo libro (al menos aquí) posmodernismo ¡vaya timo!

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    1. Gracias, amigo. Sobre Cataluña, tuve unos debates publicados con Roberto Augusto, el autor de "El nacionalismo ¡vaya timo". Yo defendía el derecho catalán a la secesión, él se oponía. Con todo, yo le decía que me daba la immpresión de que algunos líderes buscaban imponer el catalán forzosamente, por puros motivos nacionalistas. Yo pensaba erróneamente que en Cataluña, el común de la gente no quería hablar catalán (me formé esa idea errónea cuando visité Barcelona en mi adolescencia, y sólo escuchaba a la gente hablar castellano). Me he dado cuenta de mi error, y rectifiqué.

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    2. Sí, es un tema complejo que tiene pinta que en los próximos años va a dar mucho que hablar. También seguí vuestra discusión con Augusto y estaba más cerca de tu posición que de la suya. Ya sabe de mí en su blog, que creo que hace una pedagogía muy útil alertando de los males del nacionalismo pero que olvida que la independencia se puede defender con argumentos alejados del nacionalismo, meramente pragmáticos y racionales, como es mi caso.

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  6. Una vez más, Gabriel, enhorabuena por tu imparcialidad y tu espíritu crítico. Nada que añadir a lo que dices sobre la Ley de la Memoria Histórica.

    La pena es que en España no haya nadie, que yo sepa, decidido a abordar seriamente este tema tan espinoso. Como ya te he dicho en otras ocasiones, recordar en mi trabajo un dato como la rebelión del 34 que mencionas implica automáticamente que te cuelguen la etiqueta de facha, y con las adecuadas manipulaciones y tergiversaciones, hasta podrían derivar en expedientes disciplinarios. Tan triste es el panorama de la confrontación sectaria en España. Está en todos los sitios: en los periódicos, en los partidos políticos, en los gobiernos, en la red, en los libros, en los historiadores, en los centros educativos...

    Lo que dice David Alsina es revelador: yo creo que es bien intencionado, y estoy de acuerdo con él en casi todo, pero no se da cuenta de que cae presa del sectarismo al arremeter contra Pío Moa y César Vidal (casualmente derechistas) y no contra Zapatero, por ejemplo. Yo no les debo nada a Pío Moa ni a César Vidal, ni a Intereconomía, pero tampoco tengo nada contra ellos: afirman multitud de sandeces, PERO TAMBIÉN LO HACEN los de enfrente, y no por ello debemos deslegitimar la Sexta o Canal Cuatro calificándolas de despreciables o estalinistas.

    Concretamente, César Vidal sostiene con respecto al catalán que es un dialecto del provenzal, y no una lengua. Yo no estoy de acuerdo: la considero (siguiendo a muchos lingüistas) una lengua romance que presenta rasgos del galorromance y del iberorromance (es decir, de transición entre el provenzal y el castellano o el galaico-portugués). Pero tan sectario es Vidal como aquel que le tacha de fascista por sostener un punto de vista que es sólo eso, un punto de vista seguido por otros lingüistas (no un delito fascista).

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    1. Hola Jose, repito: "Los de aquí de derechas o de izquierdas, defienda a un bando o a otro, no me parecen más que propagandistas de sus respectivos.", he repartido para los dos lados incluso aclarando que yo no me fiaría de ningún autor español para este tema, pero si me preguntan por Vidal tendré q hablar de él. Me parece q olvidas un detalle importante, todos sabemos de qué bando es Zapatero pero yo no le he oído meterse en ningún fregado importante, los otros dos trabajan de opinadores y se meten en todos, no me parece q se puedan comparar. Como tampoco es comparable hablar de las causas o los sucesos previos a la guerra y hablar de la posguerra y dictadura. Contra el bando de izquierdas la única queja es que destacan la información que les conviene cuando analizan el conflicto, pero esa queja hay pocas oportunidades de expresarla ya que el discurso se centra en todo lo q pasó después, donde creo q no dicen nada que sea falso.
      Gabriel nos ha explicado bien la diferencia entre fascista y derechista. Voy a defender porque César Vidal a mí no me parece solo de derechas y nadie de quien te puedas fiar si buscas a una persona culta, racional o para admirar. La mayoría de mis argumentos pasan por el tema de Catalunya porqué es el q más conozco. Desde los canales ultra conservadores en los q trabaja ha dicho cosas como q el valenciano y el catalán son lenguas diferentes, ha comparado a los catalanes con ETA o con talibanes y ha utilizado un tono q dista mucho de las personas q siendo unionistas o nacionalistas españolas tratan el tema con otro talante. Aquí una pequeña recopilación de frases que incitan al odio de nuestros dos protagonistas:
      Pío Moa: Los separatistas llevan 100 años intentándolo por la fuerza, la violencia, declarándose en guerra y amparando todos los crímenes de la guerra civil. Hay que arrestarlos y suspender la autonomía.
      Pío Moa: "El objetivo del gobierno catalán es exaltar los catalanes y provocar aversión en otras regiones. Algo muy peligroso, como sabemos por la experiencia nazi."
      César Vidal: "La Cataluña antiespañola es un conjunto de paletos e ignorantes, ladrones tal vez."
      Cesar Vidal: "El nacionalismo catalán es canijo, rapaz y se cree que el mundo se acaba en su aldea."
      César Vidal: "Los nacionalistas catalanes son como la prostituta del chiste. Los hemos malacostumbrado a que se lleven el dinero en lugar de discutir tarifas."
      Dejando a un lado Catalunya, creo que las opiniones sobre el aborto, los homosexuales, los ateos y su apología de medidas económicas neoliberales, nos podrían los pelos de punta a todos.

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    2. Soy consciente de los disparates intelectuales de Vidal y Jiménez Losantos, de su sectarismo, de su estrechez mental, etcétera, pero son personas muy cultas y parte de lo que dicen es aprovechable. Lo que les pierde es la ideología, que les hace ver sólo lo que les interesa y a menudo todo al revés de como realmente es (un ejemplo, su obsesión por encontrar una identidad española hasta en la Hispania prerromana, lo que les lleva a delirar, a traducir "Hispania" como "España", etcétera, y no son ellos los únicos). Yo les escucho con frecuencia, aprendo cosas, las contrasto, las aprovecho, pero no me trago los mensajes políticos que encierran, algo que les escuece.

      Como les escuece a todos los sectores de la izquierda que no comulgues con su visión igualmente maniquea del mundo, lo que les lleva a tachar de fascista -y combatible por las armas- todo aquello que no sea de su agrado. Es decir, la misma situación de los años 30.

      Con respecto al valenciano, tú te escandalizas de que Vidal lo considere una lengua, pero un valenciano automátiocamente, por el hecho de serlo, lo aceptará como una verdad revelada, a pesar de que la lingüística comparada demuestra que es un dialecto occidental del catalán (lengua que con la Reconquista se había extendido hasta las Baleares y Murcia). Con esto quiero decir que el sectarismo no sólo afecta a la división entre izquierda y derecha, sino también a todos los nacionalismos (central y autonómicos).

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    3. Estoy de acuerdo con todo lo q dices. No sé si me he expresado de forma un tanto airada, pero sólo pretendía remarcar cuando se falta a la verdad de forma deliberada y cuando se mentienen disparates intelectuales (incluso de personas supuestamente cultas).
      Cuidate.

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    4. Gracias, José. Yo en realidad no veo dónde está el insulto en que llamen a mi forma de comunicación un "dialecto". Hasta donde sé, en lingüística, un "dialecto" no es una forma inferior de comunicación. Es, sencillamente, una variedad respecto a una lengua más antigua, algo así como una "subespecie" respecto a una "especie" en biología. El castellano que yo hablo con mis paisanos es un dialecto (o al menos, una variedad dialectal) hispanoamericano derivado del castellano de la Península Ibérica. No por ello me siento acomplejado o insultado. Puede ser que Vidal esté equivocado en señalar que el catalán sea un dialecto, y no propiamente una lengua aparte, pero no veo de qué modo eso es ofensivo. Quizás podrías aclararme.

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    5. Claro. Como de costumbre, hay una raíz política: la gente de la Comunidad Valenciana recela de un hipotético expansionismo político-cultural por parte de Cataluña. Si el valenciano es catalán -piensan-, en cierto modo la población valenciana es culturalmente -¿y por qué no políticamente?- una variedad de la catalana.

      Algo parecido sucedió en la Grecia de comienzos del siglo XX, donde se borraron del mapa cientos de topónimos eslavos (de los siglos VI y VII) para evitar posibles pretensiones expansionistas por parte de Bulgaria. Así, hoy en el Epiro encontramos "Agía Paraskeví" en lugar del auténtico, histórico y castizo "Smókovo".

      Los valencianos intentan resaltar, potenciar, explotar, los ragos dialectales del valenciano, esgrimiéndolos como rasgos de lengua emparentada con el catalán, pero la realidad es, para ellos, cruel: la gramática es la misma, el léxico el mismo, salvo los dialectalismos propios de cualquier lengua (también los hay en el catalán de las islas Baleares, en el de Lérida...).

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    6. Gracias por la explicación, José. Opino que la nación es una entidad arbitraria, y por ello, acudir a criterios linguísticos para definirla siempre es problemático. Curiosamente, los países hispanoamericanos trataron de acudir a otros criterios, pero nunca al linguístico, para alegar que se trataba de naciones distintas a España.

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    8. El criterio lingüístico es el principal en España: sólo reivindican la autodeterminación (eufemismo por "independencia") Cataluña, Galicia y el País Vasco, las tres comunidades autónomas con lengua propia.

      En mi opinión, es el principal porque en todo lo demás la diferenciación cultural no está tan clara: en toda España compartimos usos y costumbres de todo tipo (horarios, gastronómicos, educativos, deportivos, televisivos, musicales, etc.). Por mucho que los nacionalistas periféricos pretendan allanar esas diferencias, todos somos de bocadillo y jamón, todos bailamos merengue y todos compartimos una historia común desde antes de los Reyes Católicos. No estoy defendiendo la unidad (cuestión que me trae sin cuidado y me aburre), sino recordando lo que los nacionalistas pretenden olvidar. Las propias lenguas catalana, gallega y vasca están minadas de préstamos castellanos y otros influjos (incluso fonéticos), que delatan esa historia común, algo que no sucede, por ejemplo, con respecto a otro pueblo peninsular, el portugués.

      Por poner sólo dos ejemplos: los catalanes, cuando hablan en catalán, usan sólo muletillas castellanas ("bueno", "o sea", "¿sabes?", "venga", "joder", "macho", "coño", "vale" y muchas más), y comparten con el castellano muchos rasgos privativos del resto de la península (alejándose del galorromance); y el gallego se ha ido aproximando tanto al castellano, que en todo lo que no es antiguo (su parentesco con el portugués) se ha igualado casi por completo al castellano (de hecho, no nos lo traducen cuando un político gallego habla en su lengua).

      Negar todo esto, como hacen los nacionalistas periféricos, es como negar que un sardo, un siciliano y un milanés, por muy distintos que sean, comparten entre sí una historia italiana que los hace más parecidos entre sí que, por ejemplo, con respecto a un francés, un rumano, un moldavo, un catalán o un andaluz.

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    9. Yo estuve en Galicia visitando unos amigos, y me comentaban (según recuerdo, esto fue hace ya algún tiempo) que los nacionalistas gallegos deliberadamente transformaban la ortografía y la gramática gallega, y otros usos y costumbres, para alejarla del castellano, a pesar de que en esos casos, el gallego tradicional no es como los nacionalistas pretenden.
      Obviamente, en la historia del nacionalismo, hay más invento, que genuina tradición. Me recuerda un poco la frase del nacionalista italiano Mazzini: he creado Italia, ahora falta crear a los italianos.
      Con todo, yo opino, como Ernest Renan, que el criterio lingüístico o cultural no debe ser necesariamente el determinante para conformar las fronteras de un Estado (eso sería más bien la peligrosa idea de Herder y los románticos). Si por lenguas fuera, toda Hispanoamérica sería un solo país, pero obviamente no ocurrió así. Mi posición en torno a esto es un poco controvertida, y me ha llevado a varios debates (a veces poco amistosos): yo defiendo el derecho a la secesión unilateral de cualquier colectivo, via un referéndum en el cual sólo participen los ciudadanos de la región que pretende separarse. Mis simpatías siempre han estado con los separatistas, siempre y cuando no acudan al terrorismo y respeten de verdad la voluntad popular de sus respectivas regiones. Por ello, si bien estoy de acuerdo en que los nacionalistas vascos, gallegos y catalanes inventan muchas tonterías, creo que ellos deberían tener derecho a celebrar referenda separatistas, en los cuales NO participe el resto de España. Queda, por supuesto, el problema de la constitución española que no contempla la posibilidad de esos referenda, pero, yo no estoy seguro de que eso sea un argumento de mucho peso. De hecho, yo opino que las constituciones verdaderamente liberales son aquellas que contemplan el derecho a la secesión unilateral por vía plesbiscitaria.

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  7. "Yo estoy de acuerdo en que en los conventos e iglesias se enseñan estupideces"

    ...(¡!), ¿perdón?, no me parece que los traumas infantiles sean buenos puntos de partidas para hacer juicio critico (leí por ahí, en este blog, sobre no se que cosas de problemas que tuvo el autor en el colegio, yo también estudie en un colegio católicos y no soy nada devoto y de hecho, vivo apartado de la Iglesia, pero no los considero unos infra-desarrollados, no soy tan pedante), ¿sabe el autor sobre el observatorio vaticano?, estuvo (y lo sigue estando) a la vanguardia de la investigación astronómica desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, y han sido muchos los científicos (algunos no católicos) que han sido beneficiados y ayudados por tal lugar, es mas, es de conocimiento que, en la ultra anticlerical Italia del "Risorgimento", cuando estaban expulsando a todas la órdenes religiosas, se apuraron en hacer una execpción con los Jesuitas, debido a que estaban a la par del desarrollo de la Ciencia. De hecho hay ya mucha bibliografía que describen y dan hipótesis históricas muy sólidas de como nace la Ciencia gracias a la Iglesia, mas específicamente, a la tradición escolástica, aunque la explicación mas sencilla de esto, en mi parecer, la da Ernesto Sabato en su libro "Hombre y Engranajes".

    Tengo entendido ademas que el ilustradidísmo Voltaire (quien personalmente, me parece un personaje patético) fue educado por los Jesuitas, está claro que el no fue un creyente sino todo lo contrario, pero sería absurdo negar la enorme importancia que tuvieron en su formación humanística, y no solo de él, ya que la lista de aporte de los Jesuitas a la educación es muy larga.

    "Hubiera sido mucho más fácil y valedero vencer a los curas en el podio del debate, que poner fuego a sus iglesias"

    Leyéndolo varias veces, no veo la diferencia, la intolerancia está ahí, y me sigue pareciendo un análisis mendrugo, debido a que la mayoría de centros de enseñanza que, tiene como base ideológica el cristianismo y dan la materia de Religión (por la cual perdí un año), son privados, o al menos lo son los mas importantes, ¿ahora nos pondremos a decirles a las instituciones privadas que deben hacer y como deben aceptar sus miembros?, una actitud muy rara contra una institución que cimento en gran parte lo que entendemos por civilización "occidental":

    http://averiguelovargas.blogspot.com/2012/03/como-la-iglesia-construyo-la.html

    "Los países más secularizados del mundo (los escandinavos) han llegado a ese estado, sin necesidad de perseguir a clérigos, sino derrotándolos en la discusión"

    Que yo sepa, Dinamarca es un estado confesional e Islandia también (sobre los otros países no tengo mucha información, pero al menos significaría que no todos los países escandinavos están muy secularizados), y eso que en ese último país hay muchas religiones neo paganas reconocidas legalmente. No se si sera una impresión errada de mi parte, pero parece como si se quisiera presentar la secularización y es Estado Laico como logros del ateísmo, según mi conocimiento, el primer Estado Laico (o que al menos permitía la libertad de culto) fue EEUU, y sus fundadores no eran precisamente ateos (In God We Trust).

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    1. 1. No sé de dónde sacas que mi postura sobre las doctrinas religiosas procede de traumas infantiles. Esto es un ataque ad hominem, y lo toleraré por esta ocasión, pero quiero pedirte más respeto, si deseas continuar el diálogo.
      2. Es cierto que el observatorio vaticano ha hecho una labor estimable. Pero, NO es eso lo que se enseña en las iglesias. Ahí se enseña sobre el demonio, la trinidad, y tantas otras irracionalidades. Si bien podríamos admitir que la cosmovisión escolástica pudo facilitar el auge de la ciencia, es bastante cuestionable que el catolicismo sea el origen de la mentalidad científica; Richard Carrier ha combatido suficientemente bien esta idea. La misma escolástica promovía la aceptación del dogma, y eso difícilmente es conciliable con la ciencia.
      3. Ir a un debate NO es intolerancia. Confundes tolerancia con relativismo. No tengo problema en que enseñen religión en centros privados. Pero, en la España de los años 1930, se enseñaban en centros públicos. Tampoco dudo que la Iglesia construyó buena parte de la civilización occidental, pero eso no implica que no defendiera doctrinas absurdas, y mucho menos, que debamos seguir aceptando su predominio en la esfera pública.
      4. Es cierto que Dinamarca es un estado confesional. Pero, de facto, la población escandinava es la que menos se adhiere a la vida religiosa en el mundo. Son los países con mayores índices de ateísmo.
      4.

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    2. 1) Me disculpo por eso, leyéndolo de nuevo fue algo pasado de tono de mi parte, si no me equivoco, creo que fue por algo que leí en el análisis del libro "The God Desilusion", tal vez me equivoque, perdón de nuevo.

      2) Enseñanzas que, ya dentro de la cosmovisión de la susodicha Religión, son racionales, ademas sigo sin entender porque tanta insistencia con el racionalismo y (por consiguiente) la lógica, cuando esta es un sistema inconsistente, y dicha inconsistencia fue demostrada (teoremas de incompletitud de Gödel), puede que el Catolicismo no sea el origen de toda la mentalidad científica, que va, si muchos destacados científicos fueron Evangelistas (Torricelli), pero dio un empujón invaluable: la visión racionalista del universo, sin la cual es imposible cualquier Ciencia (algo que se ignora mucho y da la vision erronea que la Iglesia fue (y es) 100% contraria a la Ciencia, y eso es algo que sirve mucho al ateísmo para promocionarse), no se si será por eso que algunos de los mas destacados científicos, físicos y matemáticos que hubieron hayan sido Católicos (o creyente en general), algunos hasta niveles extremos (Gauss, Euler, Newton, Schrödinger, Pasteur... etc.). Por cierto la Ciencia tiene sus dogmas, y lo siento mucho pero, está muy equivocado si cree que los científicos investigan sin prejuicios metafísicos. No conozco muy bien a Richard Carrier, recién estoy leyendo sobre él, hasta ahora lo único que he podido saber es su ayuda a varios documentales independientes (algunos negando la existencia de Jesús, cosa que no habla bien de él), pero seguiré investigando.

      3) Tal vez mala comprensión mía, ya que yo entendí en que había (o se quería o se quiere) que llevar a los curas A LA FUERZA al podio del debate, aquí fue cuando me pregunte ¿porque tanta pica?, por otra parte, esas doctrinas absurdas (que ni lo son tanto si analizamos bien de donde parten y no libramos de los prejuicios filosóficos y metafísicos) sirvieron de caldo para algunas doctrinas e ideas que actualmente, nuestra civilización occidental disfruta, y pues respecto a su predominio... bueh, ni lo es tanto, prueba es este blog (el cual, a pesar de estas discrepancias, lo encuentro muy interesante), los buses ateos, y muchísimas otras cosas, por otra parte, a mí, ese supuesto predominio no lo siento, no se si será porque no me meto en el tema, y eso que, según las estadísticas, mi país es ultra cristiano (podría decirse que es un Estado Laico de facto), sin embargo, ese alto porcentaje de "predominio" (¡LOL!) tiene algo que ver con la tradición, tema muy sensible y que no se elimina de la noche a la mañana con un (o varios) debate, por mas racionalista que sea, hay que conocer mejor al hombre, que a pesar de tener capacidad de raciocinio, no es solo eso, si fuera solo eso, ya no seria hombre.

      4) Ok, lo admito, pero creo que me estaba refiriendo a que, según el post, los países Escandinavos eran los más secularizados del mundo, a mi me parece que no lo son tanto, pero prefiero dejar eso ahí, al menos si son los países con menor poblacion que se adhiere a la vida Religiosa, aunque eso casi siempre cambia con la edad...

      Creo que fui un poco desubicado al referirme a temas muy específicos y que, no tienen nada que ver con el post, la verdad es que soy ignorante en lo referente a la historia de España, pero recientemente me enganche con un libro que si tiene que ver con el tema, y la verdad es que me gustaría recomendarlo, es: "La guerra civil, ¿cómo pudo ocurrir?" de Julián Marías, aunque claro, si ya lo leyó no pasa nada, salu2.

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  8. Me voy a permitir señalar lo que para mí son cuatro errores importantes en la argumentación.
    1. Que la CEDA de Gil Robles pueda calificarse de fascista o no con certeza es algo que solo puede saberse a posteriori (cuando contamos con toda la información y la distancia temporal), pero en los años 30 no era tan sencillo, y los indicios apuntaban a que sí por multitud de razones. Además, existía el precedente de los nazis en Alemania o los fascistas en Italia. En ese contexto de incertidumbre (parece que sí, pero puede que no...) la izquierda debía tomar una decisión difícil: creer que la CEDA realmente era leal a la democracia republicana y aceptar su entrada en el gobierno (so riesgo de permitir la entrada del fascismo por la puerta grande si es que realmente eran fascistas, como en Alemania) u oponerse a esa entrada por la vía revolucionaria se hacía falta (so riesgo de oponerse a un gobierno que realmente no era fascista ni tenía intención de serlo). Dado que lo que se jugaba era importante (la democracia, los derechos, evitar el fascismo, etc.) y que los indicios apuntaban, si no a un fascismo claro, sí a ramalazos fuertes de fascismo en la CEDA, tal vez la opción revolucionaria de 1934, tomada en ese momento y en ese contexto, no sea tan irracional sino todo lo contrario (recordemos, muchos años después, el resultado de Allende confiando en los militares...)

    2. La revolución de Asturias de 1934 como excusa del golpe de Estado de 1936 no tiene sentido, si acaso sería una gran falacia "tu quoque": si tú lo hiciste, yo también. Pero es más: se olvida que antes de 1934 estuvo la Sanjurjada de 1932. Aparte del burdo formalismo que esto entraña: no es lo mismo alzarse en armas para defender un sistema democrático amenazado que alzarse en armas para acabar con él.

    3. Enlazando con lo anterior, se comete esa misma falacia formalista cuando se habla de "dos bandos" como si ambos fueran equiparables. Pero recordemos que uno luchaba por la democracia republicana y el otro contra ella, y no es lo mismo. Es como llamar "dos bandos" a los franceses colaboracionistas de los nazis y a los de la resistencia: no es igual. Y hay otra diferencia fundamental: durante la guerra, efectivamente, se cometieron barbaridades por ambas partes (téngase en cuenta que era una guerra, con todo lo que eso implica), pero acabada la guerra, el "bando" vencedor continuó con una política de terror institucional, represión, tortura y asesinatos políticos sistemáticos que bajo ningún concepto pueden equipararse a la violencia republicana DURANTE la guerra. En la Segunda Guerra Mundial, nazis y aliados cometieron barbaridades, pero acabada la guerra, no es comparable la actitud de los aliados hacia los nazis vencidos con la de los franquistas con los republicanos vencidos. Intentar ver "dos bandos" igual de "malos" es tergiversar los HECHOS.

    4. Por último, la Ley de Memoria Histórica es una ley también de reparación de las víctimas, pero en este caso la víctima fue el "bando" vencido y no el vencedor. Las víctimas de los vencedores durante la guerra ya tuvieron sus reconocimientos, monumentos y honores después de la guerra, las víctimas de los vencidos han estado décadas olvidadas en cunetas y fosas comunes. Reconocer a las víctimas y no confundir a la víctima (la democracia republicana) con el verdugo (la dictadura franquista) es fundamental para el juicio ético. Eran las víctimas republicanas las que todavía estaban sin reconocimiento, y es a ellas a las que se le ha dado. Era de justicia.

    Andrés.

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    1. Muy bueno Andrés. Me confieso culpable de tratarlo todo con una superficialidad que no hace justicia a la complejidad del tema. Nada que puntualizarte, solo q no creo q el post tenga ninguna intención de equilibrar la balanza, creo q senzillamente aporta una información que no se repite tanto. Sobra decir q coincido plenamente contigo.

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    2. Gracias por el comentario.
      1. Estoy de acuerdo en que el panorama no estaba claro. Pero, precisamente por ello, me parece que debió tomarse el camino inverso: en caso de duda, habría sido mejor esperar a ver los acontecimientos. Pues, al anticiparse, se quebró el hilo constitucional. De lo contrario, estarías justificando una guerra civil preventiva. Pienso que esto es un poco similar a la situación de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein: ¿existían o no? Hoy sabemos que no, pero en aquel momento, no estaba tan claro, pues había antecedentes y señales confusas. ¿Había justificación para que EE.UU. atacase preventivamente? No lo creo. Este mismo razonamiento (que tanto prospera en la izquierda para el caso iraquí), debería aplicarse con más consistencia.
      2. En ninguna parte del blog encontrarás justificación del golpe de 1936. Pero, así como la Ley de Memoria Histórica insiste en la inmoralidad de ese golpe, es muy blando en asumir culpabilidad en la promoción de la rebelión de 1934.
      3. Yo no creo que el bando republicano luchaba por la democracia, y precisamente de esa premisa partí desde un inicio. Una democracia no puede ser un régimen donde prosperen grupos de choque, y el gobierno no pueda (o no quiera) controlarlos, donde no se garantice la libertad de culto, y donde se asesinen figuras claves de la oposición. Había, por supuesto, muchos demócratas en ese bando. Pero, a medida que la situación se deterioraba, en el bando republicano cobraban más prominencia personajes que explícitamente despreciaban a la democracia, por considerarla un aparato burgués (Largo Caballero, por ejemplo). Estoy de acuerdo en que no hay equivalencia moral entre ambos bandos, pero, tampoco es viable incurrir en el maniqueísmo que, a mi juicio, promueve la Ley de Memoria Histórica.
      4. Puedo estar de acuerdo en que el régimen franquista recompensó a las víctimas de los vencedores, y no hizo lo mismo con los vencidos. Pero, incurrirías en la misma falacia "tu quoque" que denunciabas más arriba, si justificas que, puesto que Franco lo hizo por cuarenta años, ahora el PSOE tiene el derecho de hablar sobre las víctimas republicanas, pero ignorar a las víctimas franquistas. Lo mejor, me parece, es contar la historia como es, y repartir culpabilidad a quien la merece. Y, eso implica que ambos bandos tienen grados de responsabilidad (no equitativa, por supuesto, pero tampoco asumamos un criterio maniqueo).

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    3. Muchas gracias, Gabriel, por tu respuesta.
      Antes de seguir, una aclaración: el tema es sumamente complejo, y hablar de dos “bandos” confunde porque realmente había más bandos (aunque no me guste el término, lo voy a utilizar), básicamente tres, con subgrupos (de todas formas, se trata de un esquema muy simple y de tipos “puros”):
      a. extrema-derecha: reaccionaria, antimoderna, tradicionalista: anti-liberal, anti-republicana, anti-socialista. Serían los carlistas, falangistas y otros sectores de derechas, apoyados socialmente por terratenientes y la Iglesia.
      b. republicanos: tanto de derecha conservadora, liberal y republicana, como de izquierda liberal, republicana y socialista, como podrían ser los Lerroux o Azaña, con apoyo social de la pequeña y mediana burguesía, y parte de la clase obrera.
      c. extrema-izquierda: comunista y anarquista (PCE, POUM, CNT, FAI), con apoyo social sobre todo obrero y campesino.
      Hay grupos difícilmente clasificables por sus subgrupos internos, su volatilidad entre unos tipos y otros, y su carácter “posibilista”, como serían la CEDA (entre extrema-derecha y derecha conservadora) o el PSOE-UGT, entre la izquierda republicana-socialista y la extrema-izquierda revolucionaria. Posibilista en tanto que renunciaban o posponían sus objetivos de máximos por otros objetivos de mínimos posibles dentro del marco republicano.
      Lo que muestra este esquema son dos cosas:
      Uno.- la gran brecha social en aquellos años entre una minoría privilegiada y una mayoría pobre que favorecía el odio de clases (más que la lucha de clases) y la ausencia de una clase social media que amortiguara ese conflicto social (recordemos que ya Aristóteles vinculaba clase media y república).
      Dos.- que la república española era, como han dicho algunos, una “República sin republicanos”: al faltar esa clase media, la República era “aceptada” sin “creérsela” nadie: la derecha la consideraba un exceso a “corregir” con el tiempo (por su propia extinción o “manu militari” como había hecho anteriormente), la izquierda la consideraba una especie de transición hacia otro estadio socialista o ácrata vía revolución. Todo esto ayuda a comprender (que no justificar) episodios como la Sanjurjada, la revolución de Asturias o el golpe de Estado del 36. Teniendo esto en cuenta, respondo por orden:

      1. Sobre si la revolución de Asturias fue una revolución “preventiva” contra el fascismo y si su justificación justifica a su vez los ataques preventivos de EEUU.
      La revolución de Asturias no la hizo la “izquierda” como bloque o bando, sino parte de esa izquierda revolucionaria (ni siquiera toda, la CNT no participó), y sobre todo la izquierda republicana sí que no es responsable (lo que no justificaría un golpe de Estado contra esa izquierda republicana, y lo que explica la invención del mito conspiranoico judeo-masónico-comunista para vincular ambas izquierdas como excusa para el golpe del 36).
      La equiparación entre Asturias y los ataques “preventivos” de EEUU es falaz en tanto que formalista: si solo nos fijamos en su carácter preventivo sí son equiparables, pero en la misma medida en que un perro y un rinoceronte son equiparables si solo nos fijamos en que tienen cuatro patas. Ante el peligro fascista pudo parecer “prudente” reaccionar “preventivamente” hacia la revolución socialista, concediendo que se hacía de “buena fe”, es decir, con la esperanza verdadera de que se hacía por establecer un sistema más justo, igualitario, etc., y no con conciencia de establecer un sistema totalitario, estalinista, etc. Ahora bien, esa buena fe falta en el caso de las guerras preventivas de EEUU: ¿hace falta explicar esto?

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    4. (continuación):
      2. “En ninguna parte del blog encontrarás justificación del golpe de 1936. Pero, así como la Ley de Memoria Histórica insiste en la inmoralidad de ese golpe, es muy blando en asumir culpabilidad en la promoción de la rebelión de 1934”.
      Eso está contestado más arriba, solo añado: a la revolución de Asturias podemos concederle “buena fe”, en el sentido de que realmente creían estar haciendo una revolución por una buena causa, tal vez de forma ingénua (y engañados por los cantos de sirena de lo que pasaba en el “paraíso” de la URSS), pero de buena fe: me cuesta pensar que fueran conscientes de querer instaurar una dictadura con su gulag, etc. Pero los golpistas del 36 no tenían esa buena fe pues desde el inicio su intención es anti-democrática y reaccionaria, no buscaban una democracia más “avanzada” o similar (la izquierda por lo menos sí pretendía algo así, por lo menos en su forma “emic” de entender la democracia) pero esa derecha era consciente de no ser democrática y ser no solo anti-socialista sino anti-liberal (carlistas, falangistas) y pre-moderna. En el 36 era la modernidad la que estaba también en juego: la extrema-derecha quería un regreso a lo premoderno, mientras que la izquierda se mantenía en la modernidad - liberal, republicana o socialista-, pero modernidad al fin y al cabo. Por tanto, no puede ser el mismo nuestro juicio político-moral hacia una (la del 34) y las otras (la del 32 o la del 36) so riesgo de formalismo simplista. En este caso el contenido cuenta. Y es ese contenido el que, desde una perspectiva democrática, nos lleva a distinguir una víctima (la democracia republicana) de su verdugo (la reacción premoderna). Podrá discutirse (a modo de “historia-ficción”) si, ganada la guerra por la República, no se habría convertido la izquierda revolucionaria en su verdugo después, pero esa es otra historia. Y, como decía, que haya víctimas reales individuales en ambos “bandos” no puede confundirnos a la hora de distinguir (en el plano ético-político) a la víctima del verdugo (también hubo víctimas individuales nazis en la SGM pero está claro que el verdugo ético-político fue el nazismo y no los aliados).

      3. “Yo no creo que el bando republicano luchaba por la democracia, y precisamente de esa premisa partí desde un inicio”.
      El punto tres viene a estar respondido en los anteriores, en tanto que no había dos “bandos” sino muchos bandos. Eso sí, yo sí pienso que el gobierno republicano luchaba por la democracia, aunque algunos de sus aliados no lo hicieran, y se lo pusieran difícil. Tampoco creo que el gobierno sea culpable de los excesos de esos aliados, ni que los instigara ni permitiera, aunque reconozca su debilidad (“República sin republicanos”). Lo que está claro es que el gobierno (realmente republicano y demócrata) y sus aliados (unos demócratas, otros no tanto por cuanto eran revolucionarios) estaban más unidos por el enemigo común (el fascismo) que por sus objetivos propios (como la URSS, Gran Bretaña y EEUU contra la Alemania nazi). Y aquí sí pienso que hay que reconocer el papel responsable del PCE (“traidor” desde la extrema-izquierda). El PCE asumió el lema de “Primero ganar la guerra” que implicaba el reconocimiento de la democracia republicana (la democracia burguesa, en sus términos) y el rechazo (por lo menos temporal o su postergación indefinida) de la revolución, frente al POUM y la CNT que unían guerra y revolución (el episodio de la Telefónica como ejemplo: PCE y POUM disparándose entre ellos). También el PSOE. Puede que al principio hubiera titubeos, pero a la larga el “bando” republicano defendía la democracia republicana y reprimió los excesos revolucionarios. Pero para entonces ya era tarde y el bando fascista tenía ventaja (y ayudas externas alemanas e italianas).

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    5. (final):
      4. “incurrirías en la misma falacia "tu quoque" que denunciabas más arriba, si justificas que, puesto que Franco lo hizo por cuarenta años, ahora el PSOE tiene el derecho de hablar sobre las víctimas republicanas, pero ignorar a las víctimas franquistas. (…) Y, eso implica que ambos bandos tienen grados de responsabilidad (no equitativa, por supuesto, pero tampoco asumamos un criterio maniqueo)”.
      También pienso que está respondido más arriba, sobre todo en la diferencia entre víctimas individuales (en todos los lados) y la distinción ético-política entre víctima (democracia) y verdugo (fascismo). No es maniqueo salvo que seamos formalistas: unos luchaban por objetivos premodernos y otros por la modernidad (en versión republicana o socialista, y finalmente solo republicana cuando se reprime el revolucionarismo en el bando republicano), y no podemos juzgar ético-políticamente igual los dos objetivos desde una perspectiva moderna y democrática 70 años después.

      Andrés.

      PD: Por cierto, enhorabuena por “El posmodernismo ¡vaya timo!”, cuya defensa de la modernidad asumo en esta respuesta.

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  9. Chamo, ahora sois más nacionalista, tenéis otra nacionalidad. Un burdo sofisma, pero sirve de chiste. Muy bueno el trabajo, siempre tratando de hacer justicia a los hechos.

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    1. Hola Gendrik, el chiste es bastante irónico, porque, por lo general, los nacionalistas desconfían mucho de la gente que tiene doble nacionalidad, pues los suelen considerar traidores...

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