Después
de haber visto Offside (la cual
reseño acá), una genial comedia futbolística iraní prohibida por el régimen
teocrático, quise ver otras comedias iranís también censuradas. Y, así, me
encontré con que los críticos recomiendan Marmoulak,
de Kamal Tabrizi, producida en 2004. No es tan buena como Offside,
pero tiene méritos.
Narra la historia de Reza, un
prisionero que tiene como apodo “lagartija” (marmoulak), por su capacidad de escalar paredes. Reza logra de
escapar de prisión asumiendo la identidad de un simpático mulá (un sacerdote
musulmán chiita) a quien conoció en la enfermería de la prisión. Se refugia en
un pueblo como mulá de la localidad, y ahí empieza a ganar la simpatía de los
lugareños, a la vez que empieza a redimirse de su pasado criminal. Al final, no
obstante, la policía lo recaptura. El film recuerda mucho a No somos ángeles, con Sean Penn y Robert
De Niro, la historia de dos criminales que se refugian en un monasterio
católico, y terminan por redimirse de su pasado delincuencial.
La película es satírica de principio
a fin. Desde el momento en que Reza se coloca las túnicas clericales, recibe
respeto de todas las personas. Entre los iraníes, es tal la confianza que hay
en el clero, que nadie hace el menor esfuerzo en verificar si el nuevo mulá es
realmente quien dice ser. Cuando los lugareños del pueblo descubren que Reza
hace visitas extrañas a barrios peligrosos (en realidad busca la manera de que
un criminal lo saque del país), terminan por interpretar que el piadoso mulá en
realidad está haciendo una labor social con los pobres de esos barrios. En vista de eso, el propio Reza termina organizando obras de caridad para los más pobres.
Pero, el film no es una crítica en
contra del Islam propiamente. En la película, la religión ablanda el corazón de
un rufián. Y, a la vez, al promover una versión del Islam más laxa, Reza
termina por hacer más atractiva la religión al pueblo llano. Dos jóvenes del
pueblo continuamente bombardean a Reza con preguntas legalistas sobre qué
permite el Corán, y Reza, para disimular su ignorancia en estos asuntos de
rigurosidad, continuamente les dice que esas cosas no son importantes, que lo
verdaderamente importante es la pureza de corazón.
Reza había oído del mulá a quien usurpó
la identidad, decir que “hay tantos caminos a Dios como gente en el mundo”, y
en sus sermones, Reza repite esta máxima continuamente. El efecto inesperado de
esto es que a los lugareños les agrada este mensaje, y empiezan a interesarse
más en la religión. Al principio de la película, casi nadie iba a la mezquita
del pueblo; al final, la mezquita está repleta. Al inicio de la película, las
autoridades policiales se quejan de que poca gente sabe rezar (y casi coquetean
con la idea de que hay que obligar a la gente a rezar); al final, la compasión
y la no imposición resulta ser muchísimo más eficaz como táctica de mercadeo
religioso.
La película, pues, es crítica con el
clericalismo y la rigidez de la religión en Irán, pero no con el Islam. Esto no
es como Los versos satánicos; es
sencillamente, una promoción de una versión light
del Islam, abierta a las otras religiones, a la pureza del corazón, y a la
moderación del rigorismo legalista.
Al régimen de los ayatolás, sin embargo,
no les agradó el chiste. Y así, censuraron la película, a pesar de que es
tremendamente popular en el mercado negro iraní. De esto, me parece, podemos
sacar una importante lección en Occidente. El pueblo iraní, sobre todo los más
jóvenes, quiere cambios, y Occidente puede aprovechar esta oportunidad. Pero, los
cambios efectivos no procederán de radicales secularistas que, como el
destronado Sha Palevi, prohíban el velo e insulte a los mulás. Los cambios
serán más efectivos si se mantiene la base islámica y se conserva el poder
clerical, pero éste se canaliza hacia reformas como las que promueve Reza en
sus sermones.
Los recientes ataques terroristas del
Estado Islámico en Europa, y la habitual retórica agresiva de los viejos carcamanes
iraníes maldiciendo a EE.UU. como el “Gran Satán”, ha afirmado la opinión
islamofóbica de que con los musulmanes no hay trato posible. Pero, Marmoulak es un grato recordatorio de
que el Islam es una religión muy variada, y que así como hubo fanáticos brutales
como el ayatolá Jomeini, en Irán hay también gente como el simpático mulá de la
enfermería de la prisión (y luego el propio Reza), quienes están dispuestos a
usar el Islam para hacer el bien, sin necesidad de oprimir a nadie.
Saludos, Gabriel. Interesante tu breve reseña y análisis de esta película. Hace poco veía un documental de la Deutsche Welle sobre Irán, en el cual el narrador decía (más o menos) que el pueblo musulmán iraní es, en términos generales, muy tolerante y abierto en lo privado, pero en público se ve obligado a acatar las normas de un Islam más estricto (esto, según el narrador, se lo comentaba en secreto un iraní). En parte, tal tolerancia se debe a su pasado cultural persa (por supuesto, vinculado al zoroastrismo, religión que respetan dentro de sus fronteras), del cual sienten orgullo y por el cual no se identifican mucho con los musulmanes árabes (que consideran algo "bárbaros"). En el documental, resultaba curioso saber que, a pesar del derrocamiento de la dinastía Reza Palevi (no, "Pelavi")por radicales, sus palacios y todos sus interiores permanecen intactos (o más bien, muy cuidados). Son ahora una atracción turística.
ResponderEliminarHola Ruling, sí, gracias por la corrección del error, ya lo voy a modificar. Por cierto, creo que el Sha terminó tratando de asentarse en Panamá, pero no lo logró.
EliminarAsí es, Gabriel. El Sha de Irán trató de radicarse acá, pero no pudo. Saludos,
ResponderEliminarPS: Recientemente vi online la película "El médico" (Der medicus, 2013), la cual te recomiendo. Se basa en una novela del mismo nombre y narra una muy interesante historia que nos brinda ciertas vistas de cómo eran las relaciones entre cristianos, judíos y musulmanes en la Edad Media. Ilustra las tensiones entre estos grupos, no muy diferentes a las de hoy. También la tolerancia y el fanatismo de otros entre ellos mismos (persas mazdeístas y selyúcidas, respectivamente). Aparece Ibn Sina, protagonizado por el gran Ben Kingsley. Creo que te gustará.
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