La
noticia de los llamados “Papeles de Panamá” (la masiva filtración de documentos
que revela cómo muchas personalidades de la política, el deporte y el
entretenimiento han ocultado sus grandes fortunas en paraísos fiscales), generó
en mí la reacción del común de la gente: indignación total. Nosotros los
pendejos pagamos impuestos, mientras que los grandes magnates atesoran sus
fortunas en lugares recónditos.
Pero,
como bien decía Sócrates, la vida no examinada no merece ser vivida. Y, en este
sentido, después de esa primera reacción ante el escándalo de los papeles de
Panamá, amerita reflexionar el asunto con un lente filosófico. Tras esa
reflexión, se me vienen a la mente dos ideas.
En
primer lugar, este asunto me ha hecho reconocer la urgencia de ofrecer atención
filosófica a la moralidad de los impuestos. El sentido común dicta que los impuestos
son necesarios. Pero, las justificaciones filosóficas de los impuestos nunca me
han resultado convincentes. Robert Nozick (junto a Murray Rothbard y otros de
esa estirpe intelectual) ha ofrecido ingeniosos argumentos para defender la tesis
de que el cobro de impuestos es afín a la esclavitud. Al quitar forzosamente
una porción de propiedad a una persona, se la está despojando del trabajo con la
cual consiguió esa propiedad. Y, apropiarse del trabajo de los demás es una
forma de esclavitud. Es irrelevante si el cobro de impuesto es decidido
democráticamente, pues la esclavitud también podría decidirse democráticamente,
pero eso no la haría legítima. Es también irrelevante si el propio
contribuyente fiscal recibió los beneficios del Estado de bienestar; si el
esclavo recibe buen trato de su propio amo, eso seguiría sin justificar la
esclavitud.
Si el
cobro de impuestos, como dice Nozick, es efectivamente una forma de esclavitud,
entonces los evasores fiscales que aparecen en los papeles de Panamá no son
reprochables. Más bien son héroes que consiguieron una forma de escapar de la
esclavitud. Muchos nos quejaremos que de que es injusto que ellos sí logren
evadir impuestos, mientras que el resto de nosotros seguimos pagando como
perfectos idiotas. Pero, el hecho de que un esclavo logre escapar de su amo,
mientras que los otros esclavos siguen trabajando, de ningún modo hace inmoral
al esclavo que ha conseguido huir.
Vale mantener
presente que, en el pasado, hemos elogiado a muchos evasores fiscales. Los
revolucionarios norteamericanos de 1776 organizaron su revuelta, en oposición
al impuesto del té. Gandhi fue a la cárcel por negarse a pagar el impuesto a la
sal. Tantos los revolucionarios norteamericanos de 1776 como Gandhi recibieron
beneficios de sus propios Estados, pero con todo, seguimos sintiendo simpatía
por ellos. Presumiblemente, se dirá que los impuestos que el imperio británico
cobraba son injustos, mientras que los impuestos que evaden los magnates de los
papeles de Panamá, sí son justos. Pero, es necesario precisar dónde se traza la
línea. Se podrá decir que la evasión de Gandhi fue justa, porque él era un
hombre muy pobre; en cambio, lo que hace alguien como Leonel Messi es muy
injusta, porque él es un magnate. Pero, los argumentos de Nozick atañen a la consistencia moral de los principios libertarios, y no a meras
cuestiones de cantidad; la esclavitud es inmoral, independientemente de si el esclavo
es pobre o rico.
Ciertamente, la
evasión fiscal es ilegal; aunque no todos los que aparecen en los papeles de
Panamá han hecho fechorías, y si no han cometido actos ilegales, no deberíamos
reprocharles nada, pues no debemos aspirar a que una persona pague más allá de
lo que la ley exige. Pero, aun el caso de acciones ilegales, si Nozick tiene
razón en que los impuestos son una forma de esclavitud, entonces hay un deber
moral superior de resistir leyes injustas, del mismo modo en que lo hicieron
Gandhi y los revolucionarios de 1776.
En fin, yo no me
atrevo a suscribir las ideas libertarias de Nozick, pero sí a considerarlas, y
a ofrecerlas como reto intelectual a quienes están muy confiados en reprochar a los evasores fiscales. Muchas veces asumimos de plano que el cobro
de impuestos es un mal necesario y que tiene justificación moral. Pero, los
argumentos de Nozick para equiparar la esclavitud con el cobro de impuestos son
meritorios, y si buscamos reprochar a los evasores fiscales, deberíamos primero
tratar de refutar filosóficamente los argumentos de Nozick.
La segunda idea que se me ha venido a la mente
tras reflexionar sobre los papeles de Panamá, tiene que ver con la soberanía.
En vista de la indignación mundial que ha generado este escándalo, se pide a
gritos la eliminación de los paraísos fiscales. Vale. Pero, curiosamente, estos
gritos suelen venir de la izquierda, el mismo sector político que,
frecuentemente, invoca también el principio de soberanía de cada país. Y, si la
soberanía es un principio tan importante, entonces cada país es soberano de
decidir si cobra o no impuestos a quienes abran cuentas bancarias en sus
territorios, y si comparte o no esa información con otros países. Si nos
quejamos de que la OTAN haya intervenido en los asuntos internos de países como
Libia, debemos también quejarnos de que los organismos de regulación financiera
internacional pretendan entrometerse en los asuntos fiscales de cada país
soberano. Yo me inclino a simpatizar con la eliminación de los paraísos
fiscales; pero hemos de caer en cuenta de que, para lograr este objetivo, debemos
prescindir del discurso soberanista que muchas veces se asume dogmáticamente.
Simpatizo con la competencia fiscal porque cumple una función: sirve para incentivar a los Estados a que mantengan los impuestos en niveles aceptables.
ResponderEliminarVotar sobre la implantación de la esclavitud sólo sería posible en una democracia procedimental, una democracia que pudiera autodestruirse. No me gusta y hoy no existen. Es más seductora,y más funcional la idea de la democracia sustantiva. Un núcleo de valores y reglas sobre las que no hay soberanía popular.
En mi opinión, la mejor manera de criticar a Nozick, austriacos y libertarios de distinto tipo es ir a sus presupuestos y su método. Iusnaturalismo y método axiomático deductivo. Funcionan bien como límite negativo pero muy mal como guía del derecho positivo.
Sí, yo haría lo mismo. ES interesante tu respuesta.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar