Recientemente
en “Ágora”, mi programa de radio, estuvo como invitada una médico para
conversar sobre la esclerosis múltiple. Suelo prepararme con antelación sobre
los temas que me dispongo a conversar, pero por los agites de la vida marabina,
para este programa no tuve tiempo de hacerlo. Yo no sabía qué era la
esclerosis múltiple, pero confié en que la médico lo aclararía en el programa.
Me
informó que es una enfermedad que corroe las habilidades motoras. Nada
controversial en eso. Pero, al conversar sobre las causas, me dijo que era una
enfermedad psicosomática, enteramente causada por el estrés. Y, en
consecuencia, me afirmó la médico, su tratamiento es psicoterapéutico. Esto me
pareció extraño. Consulté brevemente en el internet, y encontré que, si bien la
esclerosis múltiple puede tener una dimensión psicosomática, el estrés está lejos de ser
la causa más influyente.
Luego la
médico prosiguió diciendo que todas las
dolencias, si bien tienen manifestaciones físicas, son causadas enteramente por
condiciones mentales. Ya esto me pareció un exabrupto. ¿Una fractura es causada
por el estrés?, pregunté. Me respondió que sí: la mente incide sobre los
nutrientes de los huesos, y el estrés los hace más frágiles, susceptibles de
fracturas.
A simple
vista, no me pareció tan descabellada su respuesta, pero sencillamente me
siguió generando disonancia la idea de que todas
las enfermedades sean enteramente psicosomáticas. Luego la médico siguió
con tesis aún más extravagantes: los patógenos son neutrales en el organismo,
ellos atacan sólo si el estrés les da la orden de hacerlo. Una persona con VIH
no desarrollará el SIDA si logra vivir relajadamente. Una lesión en el hombro
es evidencia de inseguridad emocional. El cáncer se cura mediante sesiones
psicoterapéuticas; la quimioterapia es un negocio que sólo favorece a la
industria farmacéutica. Incluso, si nos lo proponemos, podemos suspender
indefinidamente la muerte mediante el buen vivir, pues la enfermedad y al
degeneración orgánica tienen causas estrictamente mentales.
Para
defender todas estas extravagancias, la médico continuamente apelaba al área de
la medicina que hoy llamamos ‘psiconeuroinmunología’. En un inicio, esta
disciplina generó suspicacia en la comunidad científica. Parecía atribuirse
demasiado al poder curativo de la mente. Pero, eventualmente, los estudios
rigurosos de Robert Ader han inclinado la balanza hacia su aceptación. Desde
hace tiempo, se conoce la existencia del efecto placebo, y ciertamente, existe
un componente psicosomático en muchísimas enfermedades. Robert Ader delineó la
compleja relación entre el sistema inmunológico y los estados mentales, y hoy
es aceptado que, para muchas enfermedades, ciertamente el estrés es una causa
considerable.
Pero, el
mismo Ader advirtió que sus teorías tienen un alcance limitado, y que existía
el peligro de que surgieran charlatanes que abusaran sus teorías. Pues bien,
ese peligro se ha consumado. La médico que estuvo en mi programa, en vez de
invocar los estudios de Ader, se declaró seguidora de Ryke Geerd Hamer. Este
médico es el fundador del paradigma que ha venido a llamarse la ‘nueva medicina
germánica’. Según sus teorías, el cáncer tiene un origen estrictamente
psicosomático, y es una forma que el organismo tiene de decirle al paciente que
hay algún desajuste emocional en su vida. La quimioterapia no cura propiamente;
la cura del cáncer está en la psicoterapia. Los tratamientos farmacológicos
sólo sirven para enriquecer a los capitalistas que, en opinión de Hamer,
proceden de una conspiración judía internacional.
Es fácil
prescindir de las teorías disparatadas de Hamer; sus delirios sobre la
conspiración judía internacional son un testimonio de su frágil estado de salud
mental. Pero, si bien sus ideas son coloridas con temas escandalosos, son
muestra de una tendencia de mayor envergadura que persiste en nuestra cultura.
Se trata del predominio de aquello que ha venido a llamarse la ‘psicología
positiva’ en sus versiones popularizadas.
La idea
de que el optimismo tiene poderes ilimitados, y que podemos usar nuestra mente
para ajustar la realidad a nuestro antojo, es de vieja data. Ya en el siglo
XVII, el filósofo Berkley postulaba que el universo es mental. A pesar de que
Berkley no llegó estrictamente a esta conclusión, podría derivarse de sus ideas
la tesis de que, en tanto el universo es mental, podemos manejarlo a nuestro
antojo. Todo es cuestión de concentrarnos en lo que deseamos. Ideas como ésta
han sido aglutinadas bajo el concepto de ‘idealismo’, el cual, en algunas
versiones extremas, postula que nuestros pensamientos tienen el poder de modificar
la realidad.
Quizás
uno de los movimientos más extremos en este aspecto, fue la llamada ‘Ciencia Cristiana’,
aparecido en EE.UU. a finales del siglo XIX. Su premisa fundamental es que la
enfermedad es en realidad un estado mental, el cual puede ser modificado con
oraciones. Por ello, los seguidores de la Ciencia Cristiana exhortan a los
pacientes a abandonar los tratamientos médicos. En mi programa de radio, le
señalé a mi invitada que sus ideas eran muy similares a las de los adherentes
de la Ciencia Cristiana, pero ella me respondió que, a diferencia de los
promotores de la Ciencia Cristiana, el doctor Hamer ha ofrecido evidencia
científica de sus hallazgos. Esto, por supuesto, es falso: no ha habido el
menor estudio empírico, con sus respectivos controles, que permita suponer que todas las enfermedades tienen un origen
enteramente psicosomático.
A pesar
de que las tesis de Hamer tienen poca aceptación, es común pensar el cáncer en
términos morales. En vista del caos que muchas veces representa el mundo,
tenemos la tendencia innata a buscar orden y patrones (seguramente esto fue una
ventaja adaptativa para nuestros ancestros en la sabana africana). Y, frente a
enfermedades como el cáncer, es común buscar sentido a la tragedia, mediante un
juicio moral (algo muy parecido a lo que hacían los amigos de Job, quienes se
negaban a aceptar que las desgracias de Job fueran meramente fortuitas). Bajo
esta ideología, el cáncer deja de ser una mera condición clínica, y pasa a ser
una condición moral. El paciente de cáncer sufre esa enfermedad, en buena
medida por su propia responsabilidad. Seguramente, a diferencia de los amigos
de Job, no se buscan explicaciones teológicas para enfrentar la enfermedad,
pero sí se sostiene que el estilo de vida del paciente, o su desbalance
emocional, es el responsable de su penosa enfermedad.
Esto,
por supuesto, termina culpabilizando al propio paciente. Y, corre el grave
peligro de convertirse en una profecía auto-cumplida: si, en efecto, el sistema
inmunológico tiene una vinculación con la configuración mental, entonces un
individuo que sea culpado por su propia enfermedad, tendrá un terrible descenso
en sus defensas. No en vano, la eminente Susan Sontag publicó un famoso libro, El cáncer y sus metáforas, en el cual
denunciaba los peligros e incluso la inmoralidad de pretender responsabilizar
al paciente de su propia enfermedad, al exagerar los orígenes psicosomáticos de
esta penosa enfermedad.
Sontag
ciertamente hizo un notable esfuerzo advirtiendo en contra de esta ideología,
pero el problema es que esta forma de pensar no se limita sólo a la medicina. Sobre
todo en el mundo de los negocios, hoy prospera la idea de que cada quien es
responsable de sus propios éxitos y fracasos, y que en última instancia, esta
responsabilidad tiene su raíz en los niveles de optimismo que se tenga frente a
la vida: los exitosos han sido personas optimistas, los fracasados han sido personas
pesimistas. Todo esto ha sido formalizado por algunos psicólogos bajo el
concepto de la “ley de la atracción”: buenos pensamientos derivan en resultados
deseados. Si deseas algo, piensa en ello, y lo obtendrás.
En
realidad, todo esto se trata de una forma muy primitiva de pensar. De hecho, es
el fundamento del pensamiento mágico. Los brujos y chamanes operan bajo la idea
de que la palabra tiene poder: sus hechizos pretenden transformar la realidad
con tan sólo pronunciar algunas palabras. Pues bien, toda esta corriente de la
psicología positiva es una variante de este pensamiento mágico: los
pensamientos activan la “ley de la atracción”, y tienen incidencia directa
sobre aquello que se consigue en el mundo. La supuesta habilidad de la ‘psicoquinesia’
obedece a un principio parecido: la mente tiene la capacidad de transformar
directamente el mundo material, y con suficiente concentración, se pueden mover
objetos a la distancia con el puro poder de la mente. Contrario a los alegatos
de los parapsicólogos, no obstante, jamás se ha documentado un caso de psicoquinesia.
Me
resulta perfectamente sano tener una actitud optimista ante la vida, aun si
incluso en ocasiones no se corresponde nítidamente con la realidad (plenitud de
estudios psicológicos confirman que los deprimidos tienen una visión más
realista del mundo, y por ende, para evitar la depresión, es menester incurrir
un poco en el pensamiento ilusorio). Pero, ese optimismo desbordado puede
llevar a consecuencias nefastas. Es inmoral culpar a todos los enfermos por sus
propias enfermedades, o responsabilizar a todos los fracasados por su propia
condición. Es gravísimo recomendar a un paciente de cáncer que abandone la quimioterapia,
bajo la expectativa de que una mente positiva y relajada curará su enfermedad. Podemos
admitir que el efecto placebo es poderoso y que muchas enfermedades tienen un
componente psicosomático, pero llegar a los extremos de la Ciencia Cristiana o
el doctor Hamer, es sencillamente una atrocidad. El mundo no siempre es como
nosotros deseamos que sea; debemos intentar transformarlo, pero siempre
reconociendo nuestras limitaciones, pues de esa forma, nuestra estrategia será
mucho más eficaz.
De acuerdo. Estos charlatanes son un peligro. ¿Cuánta gente ha muerto por seguir sus consejos? Cuándo se dan cuenta que no sirven para nada ya es muy tarde para que la "horrible" medicina moderna haga efecto.
ResponderEliminarPor otro lado estoy seguro que el día que un cáncer les ataque a ellos o a sus familiares correrán directo al oncólogo, se harán su quimioterapia y al curarse dirán con su cara muy seria:"vieron como nuestro tratamiento holístico naturista psicoterapéutico homeopático si funcionó". Muchos de sus pacientes no podrán refutarlos porque ya están en el cementerio.
Hola, gracias por el comentario. Efectivamente, esta gentuza irá directo al oncólogo en caso de sufrir esta enfermedad. Estas terapias son buenas... pero para los demás.
EliminarPor supuesto que irán al oncólogo, y cuando sus clientes mueran por no acudir a la medicina científica, dirán que no tuvieron una buena disposición mental.
ResponderEliminarEl problema del pensamiento mágico es que todo lo que afirma es susceptible de tomarse como posiblemente verdadero porque no puede someterse a comprobación. Si te echo un mal de ojo y te pones enfermo, podrás creer que tu enfermedad se debe al hechizo, a pesar de que lo habitual es tener enfermedades. Sin embargo, según el razonamiento mágico, ¿quién te dice que esas enfermedades no son precisamente consecuencia de la magia?
Mal pensaríamos si creyéramos que el pensamiento mágico está relegado al mundo de las pseudociencias. Anida y prospera dentro de la propia Psicología y de la Psiquiatría, al más genuino estilo Punset. Hace años, cuando me sentía agobiado ante el hecho de que no estaban saliendo últimamente oposiciones para profesor de Griego en Andalucía, una psicóloga de mi pueblo me dijo (no en su consulta, sino en mi casa, ya que era amiga de mi madre) que si seguía pensando así, las plazas no saldrían. Por otro lado, no sé si conoces al psiquiatra Luis Rojas Marcos, muy famoso e idolatrado aquí en España porque es hermano de un político y emigró a Nueva York. Le he oído decir en varias entrevistas cosas muy parecidas que, sin llegar al nivel de la medicina germánica, sí son también disparates o, como el mago diría, infalsables. Él lo sabe, pero también sabe que la autoayuda vende muy bien.
Lo de vivir relajadamente y los desajustes emocionales tiene gracia. ¿Quién vive relajadamente? ¿No es la naturaleza una lucha despiadada por los recursos? ¿Y quién ha completado su mandala para asegurar que se ha ajustado perfectamente a la energía cósmica?
Por cierto, ¿en qué programa de Ágora fue esa entrevista?
1. "Piénsalo, y se te dará". He ahí el eslogan.
Eliminar2. Ese programa lo hicimos hace algunas semanas. No lo subí en Youtube, porque me dio vergüenza haber tenido a esa mujer al aire.
3. Sé que las oposiciones en España son difíciles. ¿Ya resolviste eso?
Sí, por suerte lo resolví en el 2002. Jo, parece que fue ayer.
ResponderEliminarLa quimioterapia es una falacia y sólo hay que ver las estadísticas de muerte que acarrea en todo el mundo.
ResponderEliminarLuna, lo que dices es muy peligroso. La quimioterapia NO acarrea muertes.
EliminarDr Andrade a mi si que me resulta curioso la cantidad de curaciones inexplicables por la medicina convencional, estas que son tratadas con métodos alternativos y al mismo tiempo de ser inexplicables, más curioso aun el poco interés en encontrarle una explicación lógica o científica..
EliminarDr Andrade a mi si que me resulta curioso la cantidad de curaciones inexplicables por la medicina convencional, estas que son tratadas con métodos alternativos y al mismo tiempo de ser inexplicables, más curioso aun el poco interés en encontrarle una explicación lógica o científica..
EliminarY la respuesta a los comentarios del sr. Jesmao?!!
EliminarBueno genios, no conozco de la medicina germánica. Conozco de los resultados de la medicina convencional.. Mi esposa tuvo un tumor (liposarcoma mixoide de partes blandas) hace dos años.. Con cirugía lo sacaron, luego fueron 36 radiaciones controladas en la zona donde estaba el tumor.. La única y exclusiva razón de irradiar la piel de mi esposa era la de matar cualquier célula que haya quedado por esa zona y así evitar recaída.... No se si conocen como queda una zona del cuerpo después de 36 exposiciones a radiación o si de paso conocen el costo monetario de ese tratamiento.. Les digo, la piel queda literalmente achicharrada de las quemaduras y los dolores son insoportables a un punto que no podrán imaginarlo si no lo viven..
ResponderEliminarYo después de ver lo "achicharrado" que quedó esa zona sentí la seguridad de que no sólo murió cualquier célula maligna sino hasta las células normales, basándome en lo que el dr dijo no podía haber recaída porque esa zona de la pierna estaba muerta en vida....
Pues les informo.. Mi esposa recayó en el mismo lugar.. Ja! El mismo exactamente, el irradiado, el asesinado celularmente por la radiación, esa zona donde no quedo nada vivo.. Pues si! Recayó! Así que una de dos.. O la radioterapia es una estafa ya que quedo células malignas en esa zona y volvieron a reproducirse o como mínimo la radioterapia no cura el cáncer, solo alivia sus consecuencias porque mi esposa volvió a crear células malignas.. Curar es que el sistema celular de mi esposa deje de crear mutaciones.
Gabriel Andrade usted es un charlatan, habla de la NMG sin haber investigado sobre ella.
ResponderEliminarOpino lo mismo que Juan Audex Guevara
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