jueves, 14 de enero de 2016

La "apropiación cultural": un concepto peligroso

            América Latina importa muchas cosas de EE.UU. Las universidades no escapan a esto. Tradicionalmente, los intelectuales latinoamericanos izquierdistas asumían conceptos europeos, y en ocasiones, trataban de sustituirlos con elementos indigenistas. Pero, ahora, incorporan también modas intelectuales procedentes del mundo académico norteamericano.
            Una de esas modas es el concepto de “apropiación cultural”, que tanto prolifera hoy en la izquierda norteamericana. Básicamente, con este concepto se denuncia la forma en que en EE.UU., los grupos dominantes imitan elementos culturales de grupos dominados. Estos intelectuales lo ven como un robo, una apropiación indebida, que perjudica la identidad cultural de los grupos dominados.

            Son varios los fenómenos que se identifican con la apropiación cultural. El más resaltante es el uso que los equipos deportivos hacen de macotas alusivos a pueblos indígenas. La existencia de los Indios de Cleveland (un equipo de béisbol) o los Pieles Rojas de Washington (un equipo de fútbol), se alega, ofende a los indígenas norteamericanos.
            Pero, no es sólo eso. También era apropiación cultural cuando Elvis Presley incorporaba a sus espectáculos bailes propios de los negros, o cuando Madonna utilizaba vestimentas de la India.
            En parte, esos críticos tienen razón. Una forma de dominar, sin duda, es estereotipando a un grupo dominado, y sometiendo a burla los elementos culturales del grupo en cuestión. La imagen del indio sonriente con una piel rojísima, en el logo de los Indios de Cleveland, es una caricaturización de un grupo étnico que, comprensiblemente, ofende a muchos.
            El problema, no obstante, es que, como suele ocurrir en EE.UU., las cosas se llevan demasiado lejos. Y, lo que empieza siendo un reclamo legítimo, muchas veces termina por convertirse en una hipersensibilidad alentada por el victimismo que cada vez más prolifera en las universidades norteamericanas. Pues, la obsesión con la apropiación cultural ha llegado a tal punto, que se denuncian como maliciosas, cosas que, en realidad, no deberían resultar ofensivas.
            Por ejemplo, se denuncia como apropiación cultural que una muchacha blanca, quiera llevar el cabello al estilo afro, o con trenzas, como lo hacen las muchachas negras. Se critica que un blanco acuda a sesiones chamánicas de un grupo indígena. Puedo entender que se reclame el uso estereotipado de una imagen que es burlesca, pero, ¿dónde está la agresión en sentir empatía e identificarse con otro grupo cultural, al punto de desear incorporar algunos de sus elementos?
            Se reprocha a Elvis Presley por incorporar elementos culturales negros en sus espectáculos. He visto muchos videos del gran rey Elvis bailando, y si bien veo semejanzas en los estilos tradicionales negros, jamás he visto que lo haga de una forma irrespetuosa o estereotipada.

            En América Latina, la izquierda tradicionalmente ha visto como algo muy positivo que los grupos dominantes incorporen elementos culturales de las culturas dominadas. Nadie en el Zulia objeta que un blanco vaya a bailar chimbangueles en Bobures, y que un grupo comercial como Guaco incorpore esos ritmos a sus canciones. Nadie vería como una ofensa que un empresario blanco de Caracas, acuda a la montaña de Sorte a hacerse unos despojos; al contrario, sería muy bienvenido.
Esto es la base del mestizaje, y el mestizaje es correctamente celebrado por la izquierda latinoamericana. América Latina tiene muchos problemas y muchas cosas que aprender de EE.UU., pero en asuntos raciales, nuestra historia ha sido menos conflictiva y traumática que la de los gringos, precisamente porque hemos estado más abiertos a que unos grupos tomen prestado de otros grupos, incluidas las mujeres. Para nadie fue una ofensa que un mantuano tomara el maíz de los indígenas, le diera forma redonda, y se crease la arepa, uno de nuestros platos nacionales.
            En cambio, la izquierda norteamericana, prefiere alentar el separatismo y la segregación en su país. Ellos prefieren que cada grupo se quede con lo suyo. El blanco, que siga con su ópera y su peinado clásico, y sus hamburguesas. A riesgo de no ofender a nadie, mejor que no se interese en el blues y los afros. Hay un brutal doble mensaje en esta izquierda norteamericana. Por una parte, la izquierda reprocha (correctamente) la segregación racial que por varias décadas fue amparada por las leyes de Jim Crow, y hoy continúa de forma más sutil. Pero, por otra parte, esa misma izquierda amedrenta a todo aquel que quiera integrarse a otros grupos, con el abuso de conceptos como el de la “apropiación cultural”.

            Nuestra larga tradición de mestizaje hace improbable que, por el momento, esta moda cultural norteamericana llegue a nuestros intelectuales latinoamericanos. Pero, debemos estar alertas. Pues, la izquierda latinoamericana continuamente se está reinventando, y siempre existe la posibilidad de que acuda a modas intelectuales norteamericanas, para tratar de estar a la vanguardia. Espero que, al menos con el tema de la apropiación cultural, no ocurra así, y que más bien, sigamos cantando aquella canción del grupo Niche: “A la negra le gusta del blanco el pelo bonito… al blanco le gusta de la negra lo sabrosito”.

8 comentarios:

  1. "¿dónde está la agresión en sentir empatía e identificarse con otro grupo cultural, al punto de desear incorporar algunos de sus elementos?"
    Creo que te quedaste muy corto en tu análisis. La principal queja de los grupos minoritarios cuando una persona blanca retoma sus tradiciones/practicas/lenguajes/vestimentas,etc es que cuando las minorías las usan son violentadas y discriminadas, pero en el momento en que la cultura hegemónica -blanca- los "retoma" ya son aceptables. Nos olvidamos de las historias de estos grupos históricamente violentados, tomamos sus prácticas y las vaciamos de sentido para apropiárnoslas como mejor nos parezcan, dejando relegado el sentido original. No importa si la intención no es ofensiva, estas no son prácticas inocentes pues tienen toda una carga colonialista y opresiva detrás.

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    1. 1. Puedo entender la queja de esas minorías. Pero, es curioso que estas quejas sólo ocurran en EE.UU. En América Latina, tanto indígenas como afro-descendientes quedan muy complacidos cuando los descendientes de criollos asumen elementos de sus identidades. Más bien lo ven como un homenaje. Creo que el complejo y el resentimiento de las minorías étnicas en EE.UU. les impide ver el lado positivo que la apropiación cultural lleva consigo.
      2. Si hiciéramos una purga de elementos que proceden de la apropiación cultural, me temo que, al menos en América Latina, nos quedaríamos sin una enorme lista de elementos que ya son aceptados por todos. Por ejemplo, considera la arepa de Venezuela y Colombia. Este plato viene del maíz, un rubro agrícola indígena. Los blancos criollos se lo apropiaron, le dieron forma redonda, y con eso, produjeron la arepa. Hoy, el venezolano o colombiano que come arepa, no suele conocer sobre el Popol Vuh o todo el entramado cultural original del maíz entre los indígenas. Pero, ¿implica eso que, cada vez que un venezolano come arepa, está agrediendo a los indígenas? No lo creo.

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    2. Sí, pero dudo que en Colombia o en Venezuela se agreda a los indígenas o afro-descendientes por comer arepas. Además de que estamos hablando de mestizos o criollos, es decir, gente que en parte tiene esa herencia, gente que ha vivido la cultura. La crítica de la apropiación cultural, como comentó la persona antes de mí, es el que se rechace algo hasta que se adopta por la cultura dominante. En Estados Unidos no es que hse haya llevado muy lejos, sino que apenas ahora se inicia una visibilización de este tipo de maltrato y discriminación.
      Saludos

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    3. O en otras palabras, es la tipica pataleta de ''si yo no puedo tu tampoco'', no lo siento, si tanto les preocupan los derechos de las minorias pues que luchen para que puedan ejercitar esos derechos en lugar de eliminar la libertad de aquellos que si pueden expresarse, asi ganamos todos en lugar de combertirnos en el perro del ortelano, que ni come ni deja comer.

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  2. Quiero hacer una aclaración, si me permite: la arepa, que como bien dices proviene del maís indígena, ya la preparaban los aborígenes de acá, siglos antes de la llegada de los conquistadores (hay evidencias de 1500 años). De hecho, la palabra arepa viene de la voz aripo, que es el budare de toda la vida, y hay evidencias arqueológicas que así lo confirman (Cartay y Popic, este último de forma más reciente y digerible, han documentado la historia gastronómica venezolana y la manera en que la alimentación mestiza ayudó a la configuración de nuestra identidad)

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    1. Vale, está muy bien tu aclaratoria. En todo caso, la arepa contemporánea suele comerse con pernil. De forma tal que, aun si fue originalmente indígena, los criollos le añadieron elementos españoles. Con todo, nadie se queja de que eso sea apropiación cultural

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    2. Eso sí es cierto, a pesar de que conserve sus raíces, la arepa ha sido modificada por la influencia gastronómica europea, porque ni el jamón,ni el queso, ni tantos ingredientes que se usan para su relleno, son prehispánicos. El problema con la apreciación cultural, como la entienden en el primer mundo, es que han exagerado el alcance negativo, y a veces la confunden con aculturación o asimilación cultural, que es indispensable para que la cultura cambie.

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