jueves, 4 de diciembre de 2014

¿El descubrimiento de vida extraterrestre invalidaría el cristianismo?

            En un libro reciente, Religions and Extraterrestrial Life, David Weintraub informa lo que distintas religiones dicen respecto a la posibilidad de vida extraterrestre. En su informe, Weintraub documenta que casi todos los grupos cristianos están abiertos a la posibilidad de vida extraterrestre, y no considerarían fatal para sus alegatos religiosos el descubrimiento de vida extraterrestre inteligente. Las excepciones son los evangélicos fundamentalistas y los Testigos de Jehová, quienes insisten en que no puede haber vida extraterrestre, de lo cual se deriva (pocas veces de forma explícita), que el descubrimiento de alienígenas invalidaría el cristianismo.

            Para los cristianos que sí están dispuestos a aceptar la posibilidad de vida extraterrestre, aparecen algunos problemas. ¿Tienen pecado original los alienígenas? En caso afirmativo, ¿la muerte de Cristo los redimió del pecado?, y ¿es necesario predicarles el evangelio? Frente a estas cuestiones, estos cristianos básicamente tienen  tres alternativas: 1) Negar que los extraterrestres tengan pecado original; en virtud de ello, no les fue necesaria la muerte de Cristo, y no es necesario predicarles el evangelio. 2) Aceptar que los extraterrestres tienen pecado original, en vista de lo cual necesitan la redención mediante la muerte de Cristo, y requieren de la predicación del evangelio. 3) Aceptar que tienen pecado original, pero que Dios tuvo otra encarnación para ofrecerles la redención en su mundo, en vista de lo cual no sería necesario predicarles el evangelio.
            Yo veo problemas en cualquiera de las alternativas, como ya las vio en el siglo XVIII, el racionalista Thomas Paine. Si se niega que los extraterrestres tengan pecado original, y que por ende, no necesitan del cristianismo, entonces se estaría negando el carácter universal de esta religión; el cristianismo sería más afín a una religión tribal que tiene aplicabilidad en una pequeña parroquia, pero no en el universo entero. Cristo sería el salvador de la humanidad, apenas una esquinita en un vasto universo que no necesita de él. Cristo sería algo así como un pequeño sargento que comanda una tropa, pero de ninguna manera el ejército entero.
Además, la posibilidad de que los extraterrestres no tengan pecado original deja mal parados a los propios cristianos que tratan de conciliar la ciencia con el cristianismo. Pues, según estiman, los extraterrestres no tendrían pecado original, en tanto no descenderían de Adán y Eva. Con esto, estos cristianos parecen asumir que Adán y Eva eran personajes históricos, algo absolutamente incompatible con la teoría de la evolución (insólitamente, muchos de estos cristianos asumen que su religión no contradice la teoría de la evolución, pero siguen aceptando al Adán histórico).
Si se acepta que los extraterrestres tienen pecado original, y que necesitan de la redención de Cristo, también aparece un problema. Pues, se estaría exigiendo que los extraterrestres asuman a un personaje muy, muy distinto a ellos, como su salvador. Los extraterrestres estarían en la extraña posición de tener que adorar a un personaje que para ellos, sería tan distante como para nosotros es, supongamos, una cucaracha. Sería muy extraño para nosotros adorar a E.T. como nuestro redentor; un mínimo ejercicio de empatía debería conducirnos a pensar que para los extraterrestres, aceptar a Cristo sería igualmente extraño, e incluso, repugnante. Asumir que los extraterrestres necesitan a Cristo sería tremendamente antropocéntrico.
Por último, si se acepta que los extraterrestres tienen pecado original, pero que Dios encarnó en su mundo, para asegurar su salvación, entonces se estaría violando la integridad del mensaje cristiano original. La idea de múltiples encarnaciones no me parece descabellada, de hecho, algo parecido postula la doctrina de los avatares en el hinduismo. Pero, el credo cristiano es muy claro: Jesucristo es el único Hijo de Dios. Así, al menos, ha quedado proclamado en el credo apostólico, el de Nicea, y otros que han definido la doctrina cristiana. Allí donde los hindúes están dispuestos a admitir que Cristo es un avatar, los cristianos no están dispuestos a admitir que Rama o Krishna son encarnaciones de Dios, y por extensión, tampoco aceptarían que E.T. sea la encarnación de Dios en Marte.

Al final, en este asunto, yo francamente admiro más a los fundamentalistas evangélicos que están dispuestos a asumir un riesgo. Ellos han apreciado las enormes dificultades que la existencia de vida extraterrestre supondría para su sistema de creencias, e implícitamente, estarían admitiendo que el descubrimiento de vida extraterrestre invalidaría el cristianismo.
En cambio, me parece que los cristianos que tratan de hacer un acomodo entre sus creencias y la posibilidad de vida extraterrestre, operan bajo una tremenda disonancia cognoscitiva. En vez de aceptar los hechos, tratarían de conciliar lo inconciliable. Y, en vista de que cada vez parece más razonable la posibilidad de que aparezca vida extraterrestre en algún momento, se anticipan para hacer el ajuste. Pero, como he sostenido, me parece una empresa fútil.

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