domingo, 1 de septiembre de 2013

Barack Obama y la ventaja de ser negro en EE.UU.



            El periodista y crítico norteamericano Chris Hedges (un favorito de la izquierda post-soviética), opina que Barack Obama es más de lo mismo en la política norteamericana, tanto interior como exterior. No hay mayor ruptura entre las políticas de Bush y las de Obama. Obama no ha hecho reformas migratorias, mantuvo la presencia militar en muchas partes del mundo, no ha facilitado un sistema de salud público, no ha derogado las leyes que atentan contra el debido proceso, salió en rescate de los bancos, y ha rehusado enjuiciar a Bush por crímenes de tortura. Quizás la retórica sea más populista, pero sus acciones mantienen continuidad con el régimen anterior.
 
            ¿Cómo, entonces, ganó Obama las elecciones, y cómo se ha mantenido en el poder? Hedges opina, acertadamente, que Obama es en realidad una marca, un producto de mercadeo capitalista. Después de la semblanza montuna (redneck) y tosca de George W. Bush, fue relativamente fácil lanzar a Obama como un candidato cosmopolita, mucho más carismático, y aparentemente más liberal. Pero, advierte Hedges, la promoción de Obama operó como la promoción de cualquier otro producto en el sistema capitalista de publicidad: se publicitó algo muy distinto del producto real, a través de medios distractores propios de la sociedad del espectáculo. Pero, detrás de la capa de reforma promovida por todo el aparato publicitario, yace la podredumbre de la corrupción corporativa, de la cual el propio Obama es cómplice.
            Me parece acertada la opinión de Hedges, pero le falta tener en cuenta una variable que, por regla general, los críticos izquierdistas prefieren evitar: el hecho de ser negro es una ventaja, y no una desventaja, para Barack Obama. Y, su negritud es parte del mercadeo publicitario de la imagen de Obama.  
EE.UU. ha sido invadido por la fiebre de las llamadas ‘políticas de la identidad’ (identity politics). En un juego desesperado por la representación, han surgido muchos lobbies que ven como un triunfo que uno de sus miembros ocupe una posición de poder. Así, no importa tanto qué ofrece este o aquel candidato; lo importante es que proceda de un grupo que permita el reparto balanceado del poder. El votante gay votará por el candidato gay, sin examinar demasiado cuáles son sus propuestas políticas. Lo mismo hará el votante judío, hispano, minusválido, mormón, etc., con sus respectivos candidatos. De ese modo, Obama aseguró abrumadoramente el voto negro.
Pero, tras décadas tumultuosas de tensión racial y movimientos por los derechos civiles, EE.UU. atraviesa una fase de intento de reconciliación, si bien muy superficial. Y, así, el electorado blanco busca lavar sus culpas históricas y contemporáneas, teniendo una muy tenue vinculación con la cultura afro-americana. Esto sirve como una suerte de mecanismo de defensa psicológico colectivo, a través del cual, el blanco mantiene intacto su poder, pero se siente bien consigo mismo al votar por un negro.
Este fenómeno ha sido ampliamente documentado en el mercado musical. Contrario a lo que popularmente se cree, el mayor consumidor de música hip hop (y sus productos derivados) no es el sector negro de la población norteamericana, sino los adolescentes blancos de clase media que viven más o menos acomodados en suburbios. Ésta no es la generación del Ku Kux Klan o la segregación racial sureña, pero tampoco es la generación dispuesta a forjar una sociedad de mayor justicia social. Esta generación blanca es sui generis: tiene alguna vinculación estética y emocional con artistas y deportistas negros, pero no busca modificar sustancialmente las condiciones de opresión de los sectores negros. El joven blanco le gusta escuchar canciones sobre los guetos de Brooklyn, pero no le gustaría vivir ahí, o comprometerse con sus habitantes para ayudarlos a salir de la pobreza. Y, precisamente, esos artistas y deportistas negros han sido mercadeados por ejecutivos blancos, para que el blanco se sienta auto-complacido.
Los artistas de rap venden discos porque, en su imagen, se presentan como negros que viven de cerca la dura realidad del barrio, cuando en realidad viven en grandes mansiones que han acumulado en la venta de discos dirigidos al público blanco. Para estos artistas, el ser negro es una ventaja. Se han convertido, grosso modo, en los nuevos house niggers (negros de casa), cómplices del dominio blanco.
 
Pues bien, para Barack Obama, el ser negro ha sido una tremenda ventaja. EE.UU. ha sido una nación desesperada por tener un presidente procedente de alguna minoría (preferiblemente la negra), para así lavar sus culpas y mostrar al mundo cuánto ha avanzado en el abandono de prejuicios. Y, así, quienes mercadean la imagen de Obama, son cuidadosos en no decir explícitamente, “Vota por Obama porque él es negro”, pero con todo, transmiten el mensaje de muchas formas. Pero, al mismo tiempo, este juego publicitario de las políticas de la identidad y el afán por enarbolar muy alto la bandera del anti-racismo, se ha convertido en el opio del pueblo. Pues, debajo del barniz anti-racista con que presenta Obama su imagen, persisten todos los vicios intactos. Es poco probable que el pueblo norteamericano alcance a verlos, pues aún se siente satisfecho y auto-congratulado de haber llevado a la Casa Blanca a un representante de una minoría.

5 comentarios:

  1. Aunque suelo estar en desacuerdo con algunos post, no puedo estar mas de acuerdo con este, los análisis acerca de la política interna y externa de Obama además de las referencias, notas y aclaraciones acerca de ese inusual mercado del Rap y el Hip-Hop me parecen de lo mas ciertas, aunque sería interesante saber donde queda este (pseudo, para mi gusto) artista Eminen en ese barullo.

    Me gustaría hacer notar si, por acá en Latinoamérica, ¿no estaríamos pasando por lo mismo?, y me estoy refiriendo al plano (pseudo) artista-musical, tal y como ocurre con la mayoría de las super estrellas de Rap en EEUU, en Latinoamérica (más específicamente en Sudamérica) se han puesto de moda una serie de cantantes (reggateoneros en general) que, se caracterizan por mostrar en sus vídeos y canciones una imagen marginal y opresiva que ellos sufrieron o que sufren muchas zonas de la región algunas de las cuales ellos fueron huéspedes, pero, si nos fijamos más de cerca, esos señores ganan cifras millonarias, viven en unas mansiones con unos autos... con unos lujos que, siendo honestos, no gozan ni los políticos de la región que, a veces, ellos mismos critican, hacen un video mostrando zonas pobres y exclusión social y luego otro con todas sus joyas y haciendo un ciclón de billetes, todos dólares por supuesto, ¿no es esto algo similar con lo que sucede en EEUU?, sinceramente me gustaría la opinión del web master y de nuevo, mi enhorabuena por el post.

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    1. Gracias por tu comentario. El caso de Eminem es muy sui generis. Según he leído y escuchado, Eminem tuvo bastante dificultad en penetrar el mercado, precisamente porque el público consumidor estaba renuente a aceptar a un rapero blanco. Pero, después de una ola de raperos negros que repetían lo mismo, el mercado abrió paso para la "innovación" del rapero blanco, y Eminem aprovechó la oportunidad.
      En América Latina ciertamente atravesamos un proceso similar, pero yo diría que tiene algunas variantes. En América Latina no existe en el mismo grado, la sensibilidad y división racial que sí hay en el Norte, Con todo, tienes razón cuando señalas la similitud con el rap norteamericano: muchos de los reggetoneros latinoamericanos presentan un falso mensaje de conciencia de clase: presentan sus orígenes humildes, pero no aportan nada a la liberación, y promueven el sistema de valores que, en un principio, ha contribuido a su propia opresión.

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  2. Muy parecido a otro caso reciente de mercadeo mediático: El papa Francisco I. Carismático, populista y amigo de las cámaras. Tiene felices a miles y despierta las simpatías de todos, incluyendo a los no católicos. Cayó de perlas, cuando la Iglesia no pasaba por su mejor momento. Pero no pasa de ser un cambio de formas (austeridad, contacto directo con las multitudes, lenguaje popular, etc). Pero en el fondo es más de lo mismo. El misoneismo que caracteriza a la Iglesia y que la coloca en franca oposición con las corrientes actuales: igualdad de género, derechos sexuales y reproductivos, derecho al aborto, etc, que la convierten en una de las instituciones más retardatarias de la humanidad.

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    1. Hola, gracias por el comentario. Yo le daría un poco más de oportunidad al papa. No he seguido esto muy de cerca, pero hasta donde pude ver, el papa estaba abierto a aceptar más a los homosexuales

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  3. Me parece que Obama aplica igual que los anteriores presidentes del Imperio que nos USA en sus mismas politicas y usa la democracia para lo que quiere pervertir. Decepción hacha realidad

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