Después
de haber visto y reseñado Fresa y
chocolate (acá), me quedó la curiosidad de saber si ha habido otras películas que
retraten la homofobia en Cuba, y me encontré con Antes que anochezca, de Julian Schnabel. Está basada en la
autobiografía con el mismo título, del escritor cubano Reinaldo Arenas.
No
es tan buena o divertida como Fresa y
chocolate, pero no está mal. He descubierto que las biografías y
autobiografías llevadas al cine terminan por ser aburridas, y Antes que anochezca está en ese lote,
aunque la película no deja de tener méritos. Schnabel, que además de ser
director de cine es pintor, introduce elementos pictóricos que hacen que la
película también parezca un cuadro, y en ese sentido, el film es bastante
contemplativo. A muchos críticos esto les parece genial, pero yo francamente no
tengo paciencia para ese tipo de contemplación. Por eso prefiero los geniales y
dinámicos diálogos de Fresa y chocolate.
La
vida de Arenas fue traumática de principio a fin, y así queda reflejada en la
película. Abandonado por su padre y despreciado por su abuelo al enterarse de
que el niño quería ser poeta, Arenas se entregó a una vida de promiscuidad homosexual,
al punto de, según él, haber tenido sexo con cinco mil hombres. Vio con
entusiasmo a los barbudos bajar de la Sierra Maestra, y se plegó a la revolución
en trabajos literarios. Pero, a medida que la revolución se hacía más
brutalmente homofóbica, Arenas se desencantó.
Logró
sacar un manuscrito al extranjero, y se le publicó un libro en Francia.
Naturalmente, al régimen no le agradó esta gracia. Se le inventaron crímenes de
pedofilia (¿qué otro crimen se le puede inventar a un homosexual en un país
homofóbico?). Arenas estuvo detenido, pero logró escapar. Mientras era un
prófugo, el régimen emitió alertas al país entero como si se tratase de un
bandolero en el Wild West, acusándolo de ser un agente de la CIA (¿qué otro
crimen se le puede inventar a un disidente en un país comunista?). Finalmente,
Arenas fue capturado, y enviado a la espantosa cárcel de El Morro.
Salió
de la prisión condicionado a que públicamente confesara y se retractara de sus
escritos (¿necesitamos más pruebas del estalinismo cubano?). Con la crisis de
los marielitos en 1980, Arenas aprovechó la oportunidad que Fidel dio a
enfermos mentales, homosexuales y criminales para abandonar el mar de la felicidad,
y enrumbarse a Miami. La película retrata cómo Arenas, en el último momento,
tuvo que cambiar su nombre a “Arinas”, pues el régimen hacía un escaneo de
quienes se marchaban, en tanto no estaba dispuesto a permitir la salida de
disidentes de alto perfil. Finalmente llega a EE.UU., y años después, muere de
SIDA.
Un
aspecto molestoso de la película es el uso del inglés. Los personajes (algunos
representados por actores anglos) hablan inglés con un marcado acento latinoamericano.
Me pregunto si, inadvertidamente, esto no hace más que explotar prejuicios y
estereotipos que, en la era de Donald Trump, pueden ser peligrosos. Obviamente,
el film está dirigido al público norteamericano. Pero, si la mayoría de los
actores son hispanos, ¿por qué no hacer la película en español con subtítulos?
Los western contemporáneos ya no emplean a indios hablando mal inglés, y en vez
representan las lenguas indígenas adecuadamente; ¿por qué no se puede hacer lo
mismo con filmes sobre hispanos?
Con
esto no quiero decir que la película es acartonada respecto a Cuba. Schnabel
hace un buen esfuerzo en presentar una Cuba auténtica, aun si, obviamente,
Fidel jamás permitiría que se ruede una película así de crítica en la isla. Para
ambientar aún más la película, Schnabel introduce clips reales de los
acontecimientos que sirven como contexto a la historia de narra.
Los
clips más interesantes son los de la crisis de los marielitos. En aquella
ocasión, Fidel erróneamente creyó que, al abrir las puertas, la gente no se
iría del paraíso. Pero, en vista de que decenas de miles de personas se
aglomeraban para marcharse, el Comandante se resintió. Ya era muy tarde para
revocar su permiso, pero envió a grupos de choque para acosar a los migrantes.
La película muestra a esos grupos de choques amedrentando a los marielitos. No
es muy difícil ver de dónde toman inspiración los círculos bolivarianos y
tupamaros motorizados de Caracas, que no desaprovechan oportunidad para acosar
a representantes de la oposición venezolana.
Una
curiosidad de Antes que anochezca es
una breve aparición de Sean Penn, interpretando a un campesino durante los días
en los cuales los barbudos llegaban a La Habana. Sería de sentido común esperar
que, quien esté dispuesto a participar en un film como éste, estará consciente
de la brutalidad del régimen cubano y de la profunda inmoralidad de Fidel
Castro. Insólitamente, luego Sean Penn se convirtió en un propagandista de la
Cuba castrista y la Venezuela chavista. Sería interesante preguntar al progre
Penn si actuó en esta película sólo como un mercenario, y si cree que todo lo
que se narra en ese film es propaganda imperialista.
Como
era de esperar, pelmazos con la misma ideología de Penn sí creen que Antes que anochezca es propaganda yanqui basada en calumnias. No
faltan quienes acusan a Arenas de escribir su autobiografía bajo los efectos de
la demencia producida por el SIDA. Yo podría dar el beneficio de la duda y
aceptar la posibilidad de que, quizás, algunos aspectos de la narrativa son
exagerados. Pero, no es ningún mito que Fidel potenció la homofobia, y que por
muchos años, Cuba fue el país latinoamericano con el peor registro de acoso y
persecución a los homosexuales en América Latina.
Con
todo, a pesar de la crudeza de Antes que
anochezca, me parece que, lo mismo que Fresa
y chocolate, es una espada de doble filo. Pues, podría dar la impresión de
que, una vez que se tolere la homosexualidad en Cuba, la revolución habrá
corregido ese pequeño error, y nuevamente se enrumbará por el camino adecuado.
Mariela Castro (la hija del actual dictador, Raúl) ha entendido esto, y se ha
esmerado en reivindicar a los gays en su país, en un esfuerzo por limpiar la
imagen cubana.
Pero,
lo cierto es que la homofobia no es ni por asomo el aspecto más bochornoso de
la revolución cubana. El totalitarismo y el manejo desastroso de la economía
son cuestiones más graves que el acoso a algunos homosexuales. Hay algunas
películas y novelas que denuncian el totalitarismo cubano, pero hay muy pocas
que retratan la catástrofe económica que las propias ideas comunistas llevaron
a la isla. Plantear ideas económicas en el cine no es tarea fácil, pero ojalá
algún cineasta tome la iniciativa.
Yo también ví la película y me gustó mucho, bastante más que fresa y chocolate. No obstante he leído en sitios de extrema izquierda como rebelión.org que Arenas fue encarcelado por pederastia, no por homosexualidad aunque también es verdad que como bien dices la acusación pudo haber sifo fabricada por el régimen.También he oído que el documental "estado peligroso" de 1984 fue financiado por la CIA para desprestigiar al castrismo por su homofobia en circulos progres.
ResponderEliminarSí, en el blog menciono que se le inventó el delito de pedofilia. En la película aparece esto. Pero, al final el régimen tuvo que soltarlo, porque las supuestas víctimas nunca acudieron a testificar.
EliminarFé de erratas : me refería al documental "Conducta Impropia", de Néstor Almendros.
ResponderEliminarhttp://epoca2.lajiribilla.cu/2001/n1_abril/021_4.html
Tu pregunta me parece interesante. Sólo conocía "Fresa y Chocolate". Ya había escuchadode esta película pero no la he visto todavía. No había escuchado acerca del documental señalado por el comentarista Alfonso. Me puse a buscar y encontré la lista de la que comparto enlace anexo ¿Alguien las conoce? Yo no pero creo que es una lista por donde comenzar y que bien puede dar una panorámica al respecto. Te felicito por la nota.
ResponderEliminarhttp://www.cubanos.guru/9-peliculas-del-cine-gay-en-cuba/
Hola, no, nunca había visto ese documental. Gracias.
Eliminar