La semana pasada hubo una escalada de violencia en Sudán
del Sur, la nación más joven del mundo. Se enfrentan dos tribus de esa región:
los dinka y los nuer (a los que hemos estudiado algo de antropología, estas dos
tribus nos recordarán los famosos estudios de Godfrey Liendhradt y E.E. Evans-Pritchard,
respectivamente). Ciertamente, muchos de estos conflictos en África son debidos
a la forma tan brutal en que los poderes coloniales europeos, desde la infame
conferencia de Berlín en el siglo XIX, se repartieron el continente, y trazaron
fronteras nacionales que no correspondían con las fronteras tribales.
Pero, no
debemos caer en el chantaje, como suele hacer la izquierda, de culpar de todo
al hombre blanco. Sí, los colonialistas acudieron al “divide y vencerás” para
dominar mejor. Pero, la ausencia de un espíritu cosmopolita en África, el total
desinterés por saber qué hay más allá de sus fronteras, y el irracionalismo
tribal, han tenido mucha más responsabilidad en la violencia que azota a ese
continente. Antes de la llegada del hombre blanco, ya muchas tribus africanas se
estaban matando entre sí, y la actual violencia, es en buena medida una
continuidad de ese pasado tan lamentable.
Mucho se
habla de la forma en que los grandes poderes del mundo, asociados a la derecha,
manipulan los medios de comunicación. Los progres continuamente nos hablan de
las perversidades de Rupert Murdoch, Fox News, CNN, y tantos otros, a la vez
que citan el libro clásico sobre la manipulación mediática, Los guardianes de la libertad, de
Chomsky.
Vale.
Pero, sería un gravísimo error creer que la derecha es la única en manipular
mediáticamente. La izquierda también se presta a este juego perverso. Y, cuando
se trata de negros que sufren violencia, los grupos izquierdistas se encargan
de presionar para haya una cobertura mediática muy selectiva, de forma tal que
se ajuste a sus intereses.
En
EE.UU., ha surgido el movimiento Black
Lives Matter (las vidas negras son importantes), que pretende denunciar la
supuesta campaña sistemática de brutalidad policial en contra de los negros. No
cabe duda de que, en ese país, la brutalidad policial existe (aunque, por
supuesto, es muchísimo menor al compararse con la dura represión por parte de
regímenes que la izquierda suele idealizar, como Venezuela). Es un poco más
dudoso, no obstante, que esa brutalidad tenga el componente racial que se le
atribuye en los medios. Las estadísticas no son claras: los reportes informan
que la policía en EE.UU. mata más blancos que negros, pero con todo, los negros
siguen siendo víctimas en desproporción al tamaño de su población. Por otra parte,
en tanto los negros tienen más incidencia en actividades delincuenciales, hay
también más exposición a la brutalidad policial.
Pero,
aun si, en efecto, el racismo en la policía norteamericana existiese como se
presenta en los medios, lo cierto es que, estadísticamente hablando, es un
problema muy pequeño para los propios negros norteamericanos. El grueso de la
violencia que sufren los negros norteamericanos no viene de policías racistas o
del ya casi inexistente Ku Klux Klan, sino de los propios negros que se matan
entre sí.
Hay
muchas causas de esto. El racismo institucional que persistió hasta hace
escasas décadas, ha marginado a un grueso sector de la población negra, y eso
ha propiciado mayores tasas de criminalidad en esas comunidades. Pero, esa no
es la única causa. En el seno de la comunidad negra norteamericana, hay una
enorme disfuncionalidad, en parte propiciada por la actitud indulgente de
muchos de sus líderes, quienes se empeñan en culpar al hombre blanco de
absolutamente todos sus males, y no se atreven a formular una autocrítica.
El
movimiento Black Lives Matter, es uno
de esos colectivos que alienta esa actitud irresponsable. Este grupo se empeña
en resaltar mediáticamente aquellas víctimas negras que mueren a manos de
policías blancos, pero no tienen el menor interés en dar atención mediática al
enorme número de negros que mueren a manos de otros negros. Para estos grupos
auspiciados por la izquierda, lo importante es presentar en la televisión a un
blanco matando a un negro, aun si estadísticamente eso es mucho más improbable
que el caso de un negro matando a un blanco (como, en efecto, ocurre en
EE.UU.), o más aún, un negro matando a otro negro.
Y, a
escala internacional, esta manipulación mediática. ¿Cuántos muertos van ya en
la crisis humanitaria de Sudán del Sur? Decenas de miles. ¿A quién le importa?
A nadie. Ciertamente, a los progres de Black
Lives Matter, la tragedia de Sudán del Sur les viene sin cuidado; me
atrevería a decir que incluso, muy probablemente no saben que existe ese país. Ésos
son negros matándose entre sí, en un lejano lugar. Aparentemente, no hay ningún
blanco metido en aquello, y por ende, no interesa.
A decir verdad,
para estos progres, only some black lives
matter (sólo algunas vidas negras son importantes); a saber, las vidas
negras que sirven para catapultar sus intereses políticos y comerciales.
Beyonce canta en el Super Bowl en contra de la brutalidad policial de EE.UU., y
el mundo entero se pega al televisor a escuchar el mensaje aparentemente
progresista de la cantante negra norteamericana. Con su sensual cadera, Beyonce
hace olvidar al mundo que en Sudán del Sur, Congo, y otros países del África,
sí hay gente sufriendo un verdadero genocidio.
Pero, el atreverse
a decir que los negros de Norteamérica, aun con la brutalidad policial, tienen
una vida mucho más acomodada que mucha gente en el Tercer Mundo (muchos de
quienes, dicho sea de paso, tienen la piel blanca), no es conveniente. Pues,
EE.UU. se ha conformado como la sede de aquello que ha venido a llamarse las “olimpíadas
de la opresión”: el que alegue con más alta voz ser víctima, gana. Y, en ese
perverso deporte, sólo se puede ser campeón, si se manipula mediáticamente para
formar la impresión de que sólo ellos sufren acoso, y quienes los acosan tienen
la piel blanca.
Ayer escuché en una entrevista decir al político negro republicano Larry Elder que en la ciudad de Chicago, hay aproximadamente un 30% de anglosajones/blancos, un 30% de negros/afroamericanos y un 30% de latinos/hispanos y que, sin embargo, los negros son responsables del 70% de los homicidios
ResponderEliminarTiene razon. He admirado a Larry Elder desde hace anos, aunque no me gusta el apoyo que le ofrece a Donald Trump
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