lunes, 18 de julio de 2016

O.J. Simpson y la tragedia norteamericana

Una de las escenas más famosas de la literatura universal ocurre cuando uno de los personajes de Proust, al saborear una magdalena, evoca recuerdos de su infancia y adolescencia. A mí me ocurre así con todo lo que tenga que ver con el juicio de O.J. Simpson. Era yo adolescente, y vivía en el estado de Michigan, durante el infame juicio. Mi madre y yo veíamos juntos el desarrollo de los acontecimientos del juicio todas las noches. Aquellos años de adolescencia marcaron mucho mi vida, y por eso, sospecho que algún mecanismo psicológico me hace sentir mucha atracción por el caso de O.J. Simpson, aún veinte años después.
            Recientemente ha salido un documental de más de siete horas, O.J. Simpson: Made in America (dirigido por Ezra Edelman), que narra aquellos acontecimientos. Para quien no hubiera seguido desde los inicios los pormenores del juicio, el documental será aburrido. Pero, para los geeks del caso, como yo, el documental es un deleite. Desde que Simpson fue declarado inocente, yo he mantenido firmes convicciones al respecto: creo que él sí mató a su esposa, y que salió libre por una burda táctica de manipulación racial por parte de sus abogados. Pero, el documental ha servido para cambiar de opinión en algunas cosas, y en otras, para reforzar aún más lo que yo anteriormente pensaba.

            Yo no sabía quién era O.J. Simpson antes del caso. La imagen que siempre tuve de él fue la de un tipo frío sentado en la corte, protegido por un equipo de abogados inescrupulosos. Pero, las primeras horas del documental son muy eficientes en mostrar a Simpson en su faceta más encantadora. Y, en mi caso, fue difícil resistir al encanto: el tipo, sin lugar a dudas, se prestaba a ser popular. Eso permite entender mucho mejor cómo el jurado, mayoritariamente negro, aún con una montaña de evidencia en contra de Simpson, optó por absolverlo.
            Pero, el documental también muestra a un Simpson desinteresado en las luchas sociales de los negros. Y, hasta el momento de su detención, los activistas negros de derechos sociales en EE.UU. repudiaban a Simpson como un traidor, por haberse casado con una blanca, y por no estar comprometido con “su gente”. En esto, yo siento simpatía por Simpson. En EE.UU., hay la expectativa de que el color de piel dicte cómo debe comportarse cada quien. Es curioso que un país que se ufana de ser el campeón del individualismo, está muy lejos de serlo en términos raciales: el individuo no tiene la libertad de decidir su vida independientemente de su color de piel; a la larga, siempre tiene que encajar en lo que su colectivo racial le imponga. Simpson se atrevió a retar eso. Toda su vida estuvo desinteresado en su identidad racial. Eso no es ninguna traición a nadie. Yo suscribo aquella opinión de Renan, según la cual, el hombre no se debe a ninguna nación o raza; el hombre se debe a sí mismo. Simpson reclamaba su derecho a ser individuo (el documental reseña cómo él mismo decía, “Yo no soy negro, soy O.J.”), y yo lo aplaudo por ello.
            Pero, cuando Simpson fue imputado en Los Angeles, apenas unos años después de la paliza a Rodney King, repentinamente, dejó de ser un traidor para los negros. Se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos civiles. Simpson, el mismo que era despreciado por los activistas de derechos civiles, era ahora alabado por sus antiguos críticos. Simpson pasaba ahora a ser el caballito de batalla en contra del racismo en la policía de Los Angeles; en realidad, pasaba a ser algo de mucha más envergadura: Simpson se convertía en un arma de los negros, para vengarse de los blancos por tantos siglos de humillación. No importaba si el tipo era o no culpable; lo importante era sencillamente que el sistema dominado por blancos, liberara a un negro.
            El documental revela detalles sobre la forma tan perversa en que los abogados de Simpson resolvieron convertir a su cliente en un ícono de la lucha por los derechos civiles. Por ejemplo, en casa de Simpson, había retratos de él con mucha gente blanca, y casi con ningún negro. Cuando el jurado fue a visitar la casa de Simpson, sus abogados se encargaron de quitar esos retratos, y colocaron fotos de Simpson con gente negra. Así, los jurados, mayoritariamente negros, empezarían a ver a Simpson como un hombre comprometido con su propio pueblo.
            Otro ejemplo de manipulación racial (bastante tragicómico) referido en el documental, son las corbatas del abogado de Simpson, Johnny Cochran. Cuando hablaba al jurado, Cochran usaba corbatas alusivas a África. De nuevo, era un modo muy agresivo de convertir a Simpson en una suerte de símbolo del pueblo negro.
            Los propios fiscales acusadores de Simpson también tuvieron que ceder ante el chantaje, y ellos mismos incurrieron en la manipulación racial. Incorporaron a su equipo a Chris Darden, un negro. Obviamente, buscaban convencer al jurado de que aquel juicio no se trataba de negros contra blancos, y que era posible que un negro pensase que Simpson era culpable, de forma tal que culparlo no sería ninguna traición al pueblo negro.
            El documental revela cómo este Darden, fastidiado ante el hecho de que lo incorporaron al equipo sólo por ser negro, tomó una decisión fatídica. Darden se sentía un segundón, y quiso buscar protagonismo, al insistir (aun en contra del criterio de sus compañeros) en que Simpson se pusiera los guantes que usó el asesino de su esposa. Insólitamente, los guantes no encajaron.
            Al final, en el cierre de sus argumentos, el mayor manipulador racial, Cochran, pronunció ante el jurado la infame frase: “If the gloves don’t fit, you must acquit” (si los guantes no encajan, deben absolver). La frase, en inglés, rima. Cochran la calculó muy bien para convencer a un jurado, no sobre la base de argumentos racionales, sino sobre la base de frasecitas pegajosas, más afines a la publicidad, que a un tribunal.
            Cochran fue desde un principio el artífice de la manipulación racial, y en el mismo cierre de los argumentos, llegó a decir que Mark Fuhrman, uno de los policías del caso (quien en alguna ocasión utilizó epítetos raciales), era un monstruo como Hitler. De nuevo, la manipulación racial fue a lo bestia.
            El documental entrevista a dos mujeres negras que formaban parte del jurado. Impactan bastante al espectador. En el filme, aparecen personajes de toda índole. Pero, con toda seguridad, esas dos mujeres son las más simplonas, manipulables y estúpidas. No es difícil entender cómo pudieron ceder ante el chantaje racial y la manipulación de Cochran y su equipo.
Hasta el día de hoy, el pueblo negro norteamericano sigue opinando abrumadoramente que Simpson es inocente. Edelman, que es hijo de una mujer considerada negra (y por ende, en EE.UU. tradicionalmente se le consideraría negro), entiende muy bien la forma en que los propios líderes negros perdieron su seriedad al asumir a Simpson como un héroe.
Pero, Edelman no se limita a presentar cómo el sistema judicial norteamericano se corrompió para liberar a un asesino, solamente por su color de piel. Cuando fue absuelto, Simpson empezó a llevar una vida descarrilada. Aquella faceta de hombre carismático de negocios se esfumó, y se convirtió en un payaso mediático. En 2008, estuvo involucrado en un pequeñísimo incidente con armas de fuego, del que nadie salió ileso. La policía lo detuvo, y una juez lo condenó severamente a más de diez años de prisión. Hasta el día de hoy, Simpson sigue preso.
Del mismo modo en que, en su primer juicio, Simpson fue declarado inocente por el mero hecho de ser negro; ahora, Simpson era castigado desproporcionadamente por una falta insignificante. El segundo juicio fue prácticamente una revancha del primero. A través de varios de sus entrevistados, Edelman elocuentemente deja entrever que eso fue igualmente una gran injusticia.
Ezra Edelman, el director del filme, merece elogios por donde se le mire. La edición del documental es magistral. Si bien no asume una postura definitiva, es evidente que Edelman se inclina bastante más hacia la idea de que Simpson era culpable. El subtítulo de su documental es muy apropiado: Made in America (hecho en EE.UU.). La película no es tanto una crónica sobre el auge y caída de un personaje trágico como Simpson; es mucho más una crítica de los excesos de la sociedad norteamericana: su sistema de jurado en los tribunales que concede demasiado poder a gente muy manipulable, el dominio de la sociedad del espectáculo y sus circos mediáticos, la manipulación racial de los líderes negros, etc.

Pero, sobre todo en las primeras horas del documental, Edelman también critica duramente a la sociedad norteamericana por su racismo en las décadas previas al juicio de Simpson. Ese racismo, inevitablemente, fue lo que condujo a que los inescrupulosos abogados de Simpson manipularon al jurado, y lograran la absolución de un hombre a todas luces culpable. Y, a su vez, toda esta tragedia colocó en evidencia que las heridas del pasado en EE.UU. no se han sanado, y que sigue siendo una sociedad tristemente dividida por tensiones raciales.

11 comentarios:

  1. Es cierto que los jurados presentan problemas en sociedades con muchos clivajes y poco integradas pero eso es parte del juego y está aceptado por las partes. Leí algo más sobre el caso Simpson después de su anterior post sobre el tema. Por lo que entendí la acusación también jugó al mismo juego, por eso, siendo un crimen de género, hay 10 mujeres en el jurado y la primera abogada que acusó era mujer. La defensa jugó mejor pero los abogados no crearon el juego ni eligen las cartas. Eso unido a que la toma de pruebas fue un desastre, la cadena de custodia una risa, la Policía de Los Ángeles es realmente racista, el policía encargado mintió en el estrado, el exceso de confianza de la acusación y la pifia del guante permitió a la defensa construir un relato alternativo creible para el jurado. Su trabajo y lo que el sistema les exige. Jurado que estuvo aislado el tiempo del proceso según creo. También tengo la sensación de que es cculpable por cierto pero no me parece un veredicto descabellado.

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    1. 1. Es cierto que la parte acusadora quiso incorporar a más mujeres. Pero, eso no es ni remotamente cercano a la manipulación racial que hizo la defensa.
      2. Hubo, es verdad, algunos problemas en la toma de pruebas, pero no fue desastrosa.
      3. Ciertamente Mark Fuhrman mintió en el estrado, pero a propósito de usar una palabra peyorativa. No mintió sobre asuntos del caso propiamente.
      4. Lo del guante fue un error grave de la parte acusadora, pero es perfectamente explicable: el guante se puede encoger, y en la película, gente cercana al propio Simpson dice que él dejó de tomar pastillas para la artritis, a fin de que las manos se le inflamaran.
      5. Es cierto que hubo dudas, y que para condenar, se necesitaba presentar el caso más contundentemente. Pero, yo sigo pensando que el jurado se dejó manipular por el chantaje racial.

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    2. Todo acusado tiene derecho a la mejor defensa posible. Esto está grabado con fuego en los sistemas penales de las democracias occidentales siendo piedra angular del Estado de Deracho y los abogados sólo son su manifestación en la sala.
      Quería defender un buen trabajo de la defensa y la integridad de los abogados más que a OJ.

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  2. Debo comenzar por decir que no he visto toda la serie, tan sólo el primer capítulo, y es probable que por lo que hasta ahora he visto, publique este comentario antes de terminar de verla completamente. Y lo hago, porque contrario a tu comentario de que los primeros capítulos muestran a "Simpson en su faceta más encantadora", me han re-avivado el malestar que la sociedad americana produce al dividir a la gente no sólo por su color, como tu señalas, sino por el éxito al obtener dinero.

    Simpson se convirtió en una máquina de dinero, que las agencias publicitarias y los medios supieron "blanquear". No para separarlos racialmente, como suelen decir, sino para extraer de él la plusvalía que su imagen generaba a través de lo que los marxistas llaman, muy acertadamente, alienación. Si hubiese sido blanco y exitoso la misma sociedad hubiese explotado su lado rentable. La población americana, divida por el color de la piel, es mayoritariamente blanca. De manera que lo del color desde el punto de vista del producto comercial, es un mero detalle. Pero al mundo hollywoodense americano le gusta las películas no sólo de sangre, sino de conflictos raciales, y esa carta la jugó la defensa al contratar a Johnnie Cochran.

    Creo, como tu, que si mató a su esposa y al oto que lo acompañaba, pero no quedó demostrado. La fiscalía fue inepta, aunque tampoco se demostró, ni se respondió muchas preguntas que no "cuadraban" con la escena del crimen. EL sangrerío típico de un acto como ese no se demostró vinculación directa con alguna prenda de Simpson. La fiscalía sólo pensaba que los guantes eran suficiente evdencia (ahy Chris, que error el tuyo) para demostrar que el propietario era el culpable.

    Si es cierto que Cochran manipuló la variable racial, bastante justificada desde la misma elección del jurado, y eso es parte de la tragedia norteamericana, que más allá de la duda razonable, la histórica lucha racial está en los genes de la sociedad dividida entre blancos y negros, aunque sea artificialmente mantenida.

    "If doesn't fit you must acquit." Pero, no solo no encajaban los guantes en las manos de Simpson, tampoco encajaban las pruebas. Un caso muy connotado con tantas fallas en sus argumentos, no se ajusta (it doesn´t fit) a una culpabilidad, sobre todo en un país donde el uso del presupuesto debe justificarse, y allí hubo hasta pruebas de laboratorios de investigación científica involucrados. El prestigio de empresas y expertos se ponía a prueba cada día. EL negocio era rentable.

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    1. 1. ¿Simpson explotado? No creo que un tipo que viviera en tanto lujo, pudieese ser considerado un explotado. El capitalismo no es necesariamente de suma cero. Puede haber situaciones de ganar-ganar, y creo que Simpson, como cualquier otro atleta que se presta a la publicidad, gana, lo mismo que las compañías para las cuales trabaja.
      2. Yo sí creo que quedó demostrado que Simpson mató a su esposa. Si no hubiera quedado demostrado, yo no me atrevería a decir que tengo la convicción de que sí la mató. Sí hubo sangre de las víctimas en la camioneta de Simpson. La evidencia no fue solamente el guante. Hubo una montaña de evidencia procedente del ADN; el mismo documental lo explica.

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  3. Simpson era un jugador de un deporte muy "gringo", y ese es el único encanto que explica la aceptación que tuvo, un deporte de élites, muy parecido en cierto sentido al golf. Ser quarterback es un orgullo inclulcado desde niño, y las hembras se entregan sin medida a esos "mariscales". El Futbol americano no es para la gente baja, la desposeida, las piltrafas de la sociedad, para estos seres humanos marginados el deporte es el boxeo. Comparado con Cassius Clay, Simpson era la personificación del sueño americano, no generaba controversia, ni polémica racial. Era el deportista que el capitalismo prefiere, el de no conflicto. El productor de dinero, el que dejó de ser Orenthal James, para ser OJ, por no asumirse como su nombre de pila. Por otras razones asociadas a la religión, a las panteras negras, a la política, al conflicto segregacional, y a la sociedad americana como ente invasor (negarse a pelear por la patria en contra de una gente que no le habia hecho nada, demuestra dignidad). De manera que Simpson si fue un traidor, pero no a sus ideas, porque no creo que haya tenido ideales distintos al de producir dinero, sino a sus dignidad como ser humano, y su traición mayor a un ser humano fue el asesinato de la madre de sus hijos (asumiendo su culpabilidad).

    La gente, (mayoría negra), que apoyó a Simpson son victimas de la alienación de la sociedad capitalista. Y ciertamente esa alienación se expresa también en la lucha racial. Pero los pobres (blanocs y negros, o cuaalquier ootra división) admira al hombre exitoso. El que vende más, al quarterback de la sociedad, el dueño del mundo, el que la sociedad americana empuja a buscar en lo blanco, el "mejorar la especie humana", al punto de emparejarse hasta morir o matar. A fin de cuentas Made in USA.

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    1. 1. El fútbol americano NO es un deporte de élite. De hecho, la proporción de negros en la NFL es bastante más alta que en todos los otros deportes, salvo el baloncesto y el boxeo. En la película salen varios amigos futbolistas de Simpson; todos son negros.
      2. Simpson no fue un traidor, porque uno no está encerrado en una identidad racial impuesta por los demás. Los seres humanos tenemos la libertad de elegir nuestra identidad, y no es ninguna falta moral no estar culturalmente vinculados con aquellos que tienen nuestro mismo color de piel. Tu forma de pensar, más bien, es afín a los propios racistas, que opinan que un color de piel debe corresponder con un tipo de conducta.
      3. Hasta el momento de los asesinatos, yo no veo que Simpson haya sido una persona sin dignidad. ¿Dónde está lo indigno en producir dinero? ¿A quién explotó Simpson? ¿A quién perjudicó?
      4. La gente que apoyó a Simpson no son víctimas de una sociedad capitalista. Más bien son presa de una sociedad victimista, que promueve la idea de que, en tanto hubo injusticias en el pasado, ahora ha llegado el momento de corregirlas a toda costa, aun si eso implica liberar a un hombre culpable.

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  4. Yo creo que OJ salió libre, a pesar de todo, por el dinero y la fama, dos cosas sagradas en la sociedad norte americana y occidental en general.
    La alienación mas que racial, que también, es la obsesión por el dinero y la fama.
    El capitalismo en esto es maestro, pervierte todo lo que toca, la gente por cinco minutos de fama en la TV, es capaz de vender su cuerpo, su vida, su dignidad y lo que haga falta.
    Por dinero igual, pero si puede ser la combinación, es como si te hubiese tocado el premio gordo, la combinación TV, dinero es letal.
    OJ, se libro por famoso y rico. Pago los mejores abogados y se libro, en EE:UU pasa constantemente. Blancos, negros, coloraos, si eres rico te libras casi seguro. Lo racial para mi es segundario, aunque supongo que ayudo, of course. Un saludo.

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    1. Simpson salió libre por el dinero, la fama, y por ser negro. Si fuera blanco, seguramente habría sido condenado. En este caso, lo racial no fue secundario. Fue lo central, y así es como se refleja en el propio documental.

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  5. "Hasta el día de hoy, el pueblo negro norteamericano sigue opinando abrumadoramente que Simpson es inocente"
    Esto no es cierto. El año pasado, fue el primer año en que una mayoría de negros creían que OJ era culpable.
    No le voy a ahorrar el tiempo que debió haber gastado investigando este artículo, fácilmente copie lo que escribí en inglés en Google e infórmese.
    Investigue bien antes de escribir un artículo. Eso es lo que hace un estudiante de primer semestre universitario decente. Mucho menos un profesor universitario decente.

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    1. Sí, gracias, supe ese dato después de haber escrito este artículo. En este blog, escribo cosas que están en mi mente, sin demasiado rigor de verificación. Para eso es un blog; es más o menos como un cuaderno de apuntes. En mis libros, sí trato de ser más riguroso.

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