jueves, 18 de mayo de 2017

Maduro y los nuevos judíos



Dice Norman Finkelstein en su libro La industria del Holocausto, que en la comunidad judía existen personajes que han aprovechado la tragedia del Holocausto, para hacer fortuna. A su juicio, uno de los más reprochables es Elie Wiesel, cuyas crónicas sobre sus experiencias en los campos de exterminio, denuncia Finkelstein, son en buena medida ficticias.
            Wiesel tuvo el hábito de acosar a todo aquel que tratase de comparar el Holocausto con otros genocidios en la historia de la humanidad (es cierto que Wiesel luchó para que se reconociera la realidad histórica del genocidio armenio, pero siempre se aseguró de que el Holocausto tuviese orden de prioridad). En opinión de Wiesel, el Holocausto es incomparable, y por eso, sus víctimas merecen un tratamiento especial. En cierto sentido, Wiesel fue campeón en la competencia por tratar de demostrar quién sufre más.

            Finkelstein es bastante solvente en sus críticas a Wiesel, y es un hecho indiscutible que la industria del Holocausto existe. Pero, también es necesario admitir que, así como esa industria existe en el mundo judío, también existe la industria de la usurpación del Holocausto en el mundo no judío. Hay mucha gente deseosa de comparar sus males triviales, con la tragedia histórica de los judíos europeos de los tiempos de Hitler.
            Nicolás Maduro, el presidente (o, más bien, ¿dictador?) de Venezuela, ha lanzado una brutal campaña de represión (con más de cuarenta muertos en apenas un mes) en contra de manifestantes, y ahora, tiene la osadía de decir que sus simpatizantes y él son como los judíos que persiguió Hitler. Mucho se ha discutido si en Venezuela, el chavismo es o no antisemita. Chávez fue bastante ambiguo en este aspecto, pues si bien nunca hizo una declaración especial en contra de los judíos como pueblo, sí coqueteó con el estereotipo del judío banquero avaro. Asimismo, su intransigencia en contra del Estado de Israel y su apoyo incondicional al terrorismo palestino, fomentó aún más esa imagen.
            La reciente declaración de Maduro es indiscutiblemente antisemita. Pues, comparar el sufrimiento de seis millones de judíos, con un supuesto acoso por parte de manifestantes (cuando, en realidad, ha quedado claro que las fuerzas militares represoras son los verdaderos agresores), es trivializar el Holocausto.
            Curiosamente, Maduro usó la frase “somos los nuevos judíos del siglo XXI”. En la historia del antisemitismo, hay una larga tradición de gente que asume que los actuales judíos no son ya los verdaderos descendientes del original pueblo de Israel, y que ahora hay unos auténticos “nuevos israelitas” que han tomado su lugar. Por ejemplo, según el movimiento del anglo israelismo del siglo XIX, con la deportación promovida por el imperio asirio, una de las tribus perdidas de Israel emigró a Inglaterra, mientras que la que se quedó en el actual Israel, se mezcló con la población local, y por ende, dejaron de ser los verdaderos israelitas. Así, los ingleses son los verdaderos israelitas, mientras que los judíos son impostores.
            El apóstol Pablo también tuvo sus propias ideas respecto al “nuevo Israel”, y su relación con los judíos. Según su teología, Dios conformó una primera alianza con los judíos, pero ahora, a través de Cristo, había conformado una nueva alianza, y la Iglesia sería así el Nuevo Israel. Aún está en discusión si esta interpretación teológica es o no antisemita. Sí está más claro, no obstante, que Tertuliano, un autor cristiano del siglo II, sí tenía una animadversión a  los judíos. Y, Tertuliano es el artífice de la frase “Verdadero Israel”, con la implicación de que los judíos son unos farsantes.
            Seguramente un hombre tan mediocre y tan inculto como Maduro, no esté al tanto de toda esta historia, y en función de eso, es parcialmente excusable. Pero, sin duda, en Maduro está el ánimo de decir que los judíos ya no son ningunas víctimas, y que los chavistas son las verdaderas víctimas en el mundo actual. Hitler hizo un gran daño matando a seis millones de judíos, y ahora Maduro hace otro daño trivializando esa tragedia.

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