miércoles, 26 de octubre de 2016

Sobre el esparcimiento de las cenizas

            La Iglesia Católica ha prohibido la costumbre de esparcir las cenizas de difuntos incinerados. Mucha gente lo ve como una intrusión en la vida privada de los individuos, y en la decisión de cada quien sobre qué hacer con sus cuerpos una vez muertos. Yo no lo veo así. Desde que se creó la república italiana y la desaparición de los Estados papales, en la segunda mitad del siglo XIX, la Iglesia perdió su poder temporal. Algunos fanáticos católicos (y el propio nefasto Pío IX) se han lamentado de aquello; yo, en cambio, celebro que los dictámenes del Papa no tienen ya poder vinculante. ¡Viva la secularización del mundo! Pero, precisamente, deberíamos comprender que, desde que el Papa perdió el poder temporal, no tiene la capacidad de imponer nada a nadie.

            La Iglesia prohíbe a sus miembros el esparcir las cenizas. Pero, esto no es realmente una prohibición. La Iglesia no cuenta con el poder coercitivo para castigar a quien desobedezca sus órdenes. El Papa prohíbe que se haga algo en su organización privada, del mismo modo en que el líder de una secta prohíbe que se haga algo en su grupo religioso. A quien no le guste, se puede ir. Hay muchas cosas del catolicismo que a mí no me gustan; por eso, no soy parte de esa religión. El Papa no está infringiendo la libertad de nadie.
            A pesar de que la mayoría de las doctrinas católicas me resultan harto absurdas, extrañamente siento alguna simpatía por la prohibición de esparcir cenizas. Obviamente, el muerto, muerto está. Y, lo que se haga con sus cenizas, no va a cambiar el hecho de que ya murió. Pero, uno de los motivos por los cuales el Vaticano está prohibiendo el esparcimiento de las cenizas, es su oposición al panteísmo. Mucha gente que esparce las cenizas de los muertos lo hace bajo el concepto de que su cuerpo regresa a la Madre Tierra, a la cual se le rinde culto. El Vaticano censura este culto a la naturaleza, y yo simpatizo con esta postura del Vaticano.
            Muchos historiadores nos informan que los grandes avances del mundo moderno se lograron, precisamente en la medida en que se dejó de rendir culto a la naturaleza. La revolución científica sólo fue posible cuando se superó la mentalidad que asumía que los ríos, bosques, plantas y animales, eran seres sagrados. Uno de los grandes promotores de la revolución científica, Francis Bacon, sin tapujos propuso adquirir conocimiento para dominar a la naturaleza.
            Hoy, muchos grupos ecologistas rinden culto a la Pacha Mama, y asumen el panteísmo. Pero, para que el hombre moderno pudiera llegar a la luna, desarrollara antibióticos e inventara el avión, tuvo que dejar de rendir culto a la naturaleza. El panteísmo es un enorme obstáculo a la ciencia. Obviamente, el prohibir el esparcimiento de las cenizas no hará a nadie asumir una actitud más científica. Pero, si lo que subyace a esa prohibición es la oposición al panteísmo, entonces veo eso con buenos ojos, pues insisto, el panteísmo es una doctrina que frena significativamente la mentalidad científica.
            Por supuesto, el catolicismo mismo tiene sus propios obstáculos a la mentalidad científica, y estos obstáculos salen a relucir en esta prohibición de esparcir cenizas. Aun si el Vaticano a regañadientes acepta la incineración, sigue recomendando la sepultura. Esto es debido a la creencia en la resurrección: es mucho más fácil imaginar que, el día del Juicio Final, Dios sólo necesita rellenar los huesos con carne; imaginar que de las cenizas sale el cuerpo resucitado, es mucho más difícil.


            La doctrina de la resurrección, por supuesto, desafía todo criterio científico. No hay absolutamente ningún indicio para suponer que un cuerpo muerto regresará a la vida, más allá de lo que un antiguo libro enseñe. Pero, aún si depositáramos la fe en ese antiguo libro, hay demasiadas dificultades conceptuales. Se ha prometido que el cuerpo resucitado, será el mismo con el cual vivimos. ¿Qué hay del caníbal que se come a otra persona y muere de indigestión? ¿Cómo hará Dios para resucitar al caníbal y su víctima íntegramente, si ambos cuerpos comparten átomos? ¿Qué hay de la persona que no estuvo conforme con su cuerpo mientras vivió? ¿Resucitaremos con el cuerpo decrépito con el cual muchos morimos, o con el cuerpo de otra edad? Si es otra edad, ¿cuál edad? Si Dios nos resucita con otro cuerpo distinto, ¿cómo podemos afirmar que se tratará de la misma persona, y no una réplica?  

9 comentarios:

  1. Saludos, Gabriel. Hace ya buen rato que no visito tu blog. Estuve leyendo un poco tus aventuras en Marujo (todavía no termino de leer todas tus entradas al respecto). Bueno, en cuanto a esta entrada, sobre la posición del Vaticano acerca del esparcimiento de las cenizas, no es la oposición al panteísmo lo que me interesa, sino las preguntas que haces al final, que ponen en tela de duda el carácter práctico de la prohibición vaticana. En efecto, si asumimos la resurrección("if we swallow that whale", decía una profesora mía, al respecto de ciertas doctrinas cristianas), ¿qué pasará en el caso del caníbal? (¿o al que se lo comieron las pirañas, o lo desintegró una bomba de alto poder?). Tus otras preguntas, sin embargo, no me parecen tan problemáticas teológicamente. La doctrina del "cuerpo glorificado" básicamente responde a lo esencial en todas ellas. A propósito, tus interrogantes también me traen a colación la tesis de Orígenes (que Borges nos recuerda en un simpático texto): resucitaremos en forma de esferas y entraremos rodando a la eternidad. Otros cristianos, postmodernos proponen que resucitaremos en las bellas formas y colores de un anime japonés...

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    1. Hola, sí, gracias. He decidido no escriibir en este blog sobre mis experiencias en Majuro. Prefiero hacerlo acá:http://unmaracuchoenlasislasmarshall.blogspot.com/
      2. Yo encuentro la doctrina del cuerpo glorificado problemática. ¿Cuál es el criterio para la glorificación? ¿Nos pregutarán cuál es nuestra preferencia? ¿Las mujeres serán tetonas y culonas (como las panameñas), o flacas? Y, ¿bajo qué criterio el cuerpo glorificado puede considerarse numéricamente idéntico al cuerpo original? Si no hay continuidad espacial y temporal entre uno y otro cuerpo, ¿cómo puede considerarse el mismo?
      3. Yo no sé muy bien si Orígenes decía eso. Hasta donde recuerdo, Orígenes era defensor de la reencarnación, de forma tal que me queda alguna duda...

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    2. Orígenes no creía en la reencarnación sino en la preexistencia de las almas. Al revés, Orígenes califica la reencarnación como opinión perversa (De principiis 1,8,4 SCh 252,2312) y la rechaza también en el comentario de los textos bíblicos aducidos entonces, como ahora, para probar bíblicamente la reencarnación (In Evang. Joan 6,64 y 66-68; In Math 10,20; 11,7).

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    3. Consulto, y constato que efectivamente tienes razón, Orígenes no defendía la reencarnación

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  2. "Hay muchas cosas del catolicismo que a mí no me gustan; por eso, no soy parte de esa religión"

    Lógico, ser parte de otra religión llamada pseudoescepticismo mola más, da más dinero, tienes a tus pies a un grupo de fanáticos que te perdonan cualquier error y te permite tener publicidad casi gratuita.

    No me debería sorprender que te den un grado de doctor por soltar pelotudeces. En un párrafo sueltas que alrededor y en todo el mundo se ha dejado de rendir culto a la naturaleza. Para que no me vuelvas con tus sandeces de que te mal interpretan lee:

    "Muchos historiadores nos informan que los grandes avances del mundo moderno se lograron, precisamente en la medida en que se dejó de rendir culto a la naturaleza."

    Para en el siguiente párrafo soltar lo contrario:

    "Hoy, muchos grupos ecologistas rinden culto a la Pacha Mama, y asumen el panteísmo. Pero, para que el hombre moderno pudiera llegar a la luna, desarrollara antibióticos e inventara el avión, tuvo que dejar de rendir culto a la naturaleza. El panteísmo es un enorme obstáculo a la ciencia. Obviamente, el prohibir el esparcimiento de las cenizas no hará a nadie asumir una actitud más científica. Pero, si lo que subyace a esa prohibición es la oposición al panteísmo, entonces veo eso con buenos ojos, pues insisto, el panteísmo es una doctrina que frena significativamente la mentalidad científica."

    Se llama falacia non-sequitur. Que los ecologistas rindan "culto" a la Pacha Mama no es lo mismo que creer en espíritus. Defines culto en un sentido extremadamente religioso y espiritual negando que el prodigioso Carl Sagan expresó una visión totalmente ateo-espiritual en sus libros. Los "hombres" pueden y han desarrollado tecnología crean o no en entes espirituales.

    Los escritos llenos de contradicciones, algo que he notado igual en temas que no dominas, haces promesas hacia el progreso y derivas todo mal a la culpalibilidad de la superstición y la iglesia.

    Ni un positivista llega al grado que has alcanzado.

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  3. Buen día.
    Antes debo de comentar que he disfruta cada entrada del blog y sus escritos sobre las experiencias en Majuro, considero sus narraciones entretenidas e interesantes.
    Hace unos años, cuando comenzaba en la universidad, tenía gusto por este pensamiento. Por supuesto, dos razones estaban presentes, la edad y la “onda” de la biología con su amor a la naturaleza. Esta postura, a medida que avanzaba en la lectura científica fue discrepando. Hoy día, tengo más afinidad con opiniones como la expuesta por Neil deGrasse Tyson: “Yo pediría que mi cuerpo al morir sea enterrado, no incinerado de modo que el contenido de energía que hay dentro sea devuelto a la tierra, a fin de que la flora y fauna pueden alimentarse de él al igual que yo me he alimentando de la flora y fauna en toda mi vida.” Es probable una mala interpretación de esta cita, no es nada “espiritual ni un tributo a la madre tierra o naturaleza”. Además, de los estudios que pueden hacerse a los cuerpos, en caso de algún tipo de enfermedad, de tal manera aclarar o determinar causas.
    Saludos.

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    1. Enterrar a los cuerpos puede tener esa ventaja. Pero, en un mundo cada vez más sobrepoblado, enterrar tiene más costes que beneficios.

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  4. Hola Gabriel.
    Sinceramente no veo contradicción ningún entre tener un cierto apego a prácticas digamos que new age, tipo pachamama y otras historias parecidas. Total, gente que rinde culto a la madre naturaleza, repito no veo contradicción entre esta actitud y una vez has dejado la bata blanca, apagado el porro de maria y dejado de hacer el indio, ponerte la bata blanca de investigador científico serio, y hacer que despegue un cohete, es lo que llevamos haciendo los humanos toda la vida. Luego coincido con otro lector, en que tu comparación es estrambótica a más no poder, yo entiendo lo que quieres decir, y sigo tu argumento, pero es una acrobacia un poco tirada de los pelos. Este asunto es mucho más simple, es un supersticioso, la iglesia católica, recomendando una chorrada a las personas que esparcen cenizas. Estos, son gente de toda índole, donde supongo que hay más ateos que religiosos, que ejercen un derecho inalienable y además muy útil, porque así se deja de ocupar inútilmente sitio en la naturaleza después de muerto. Aunque si queremos contribuir con nuestro cuerpo a la naturaleza, mejor que quemados, que genera mucha polución, o sea crea una marca ecológica muy fuerte, porque se requiere mucha energía para quemar un cuerpo y dejarlo hecho cenizas, mejor sería ser enterados, desnudos en medio de un bosque y allí que la naturaleza haga su curso.

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    1. Hola Sandro, yo sí veo contradicción. Ciertamente, en el mundo moderno, puede haber algún científico que haga bien su labor y crea cosas New Age, pero históricamente la revolución científica no pudo marchar, sin lograr secularizar el mundo, y dejar de considerar a la naturaleza sagrada.
      No dudo de que la prohibición de la Iglesia es supersticiosa en sí misma. Pero, yo sí apoyo la idea de que rendir culto a la naturaleza es perjudicial.

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