lunes, 16 de noviembre de 2015

"La pontífice" y el feminismo

            El feminismo es un movimiento loable, pero desafortunadamente contaminado por gente que dice muchas tonterías. En una época, a las feministas les gustaba mucho falsear la historia. Y, así, inventaron una serie de mitos que, a la larga, perjudicaron su propia causa, pues restó credibilidad al movimiento feminista. Decían estas feministas, por ejemplo, que hubo una época matriarcal, cuando las sociedades europeas rendían culto a diosas de la fertilidad, y los hombres eran subordinados de las mujeres. Aquel paraíso terrenal llegó a su fin cuando arribaron hordas de guerreros indoeuropeos montados a caballo, e impusieron el patriarcado.

Hoy ya no hay tanto gusto por la pseudohistoria en el feminismo (ahora hay algo peor: la psicología pseudocientífica que pretende negar las diferencias mentales objetivas entre hombres y mujeres). Pero, de vez en cuando, resurgen nuevos mitos feministas sobre el pasado.
Uno de esos mitos es el de que hubo una papisa en la Edad Media, Juana. La pontífice, dirigida por Sonke Wortmann, es la versión cinematográfica de este mito. La película se basa en la leyenda medieval, según la cual, en el siglo XI (aunque la película sitúa la trama en el siglo IX), una mujer oriunda de Inglaterra fue vestida como hombre hasta Atenas, y luego a Roma, acompañada por un amante. En Roma, cobró prominencia por sus conocimientos, y fue eventualmente elegida como Papa. Durante su papado, quedó embarazada. Durante una procesión papal, dio a luz, pero cuando los concurrentes se dieron cuenta de lo sucedido, la apedrearon (la película narra que sufrió una muerte natural).
La película en ningún momento alega que se base en hechos reales, pero el espectador incauto podría llegar a creerlo, y el film da la impresión de que su director sí cree que hubo una papisa. Wortmann da un giro feminista a la película, pues básicamente narra la historia de una mujer brillante que lucha por reformar un mundo corrompido por los hombres. En ese giro feminista, la papisa aparece casi como una proto-reformadora racionalista: se opone al culto a las reliquias, valora el humanismo, el saber de los filósofos antiguos, e incluso, se vale de un fraude piadoso ingeniosamente orquestado con el Papa que le antecedió, a fin de salvar a Roma de la invasión de hordas de guerreros supersticiosos.
Los historiadores unánimemente niegan la historicidad de estos eventos. La crónica más temprana procede del dominico Juan de Mailly, en el siglo XII, más de un siglo después de los acontecimientos narrados. Luego, en ese mismo siglo, hubo otra mención de la historia, a cargo de Esteban de Borbón. Si bien no hay elementos sobrenaturales en la historia, es demasiado sospechosa. Ante semejante acontecimiento, ¿por qué no hubo crónicas contemporáneas? ¿Por qué, un siglo después, apenas hubo una escueta mención?
Existe la leyenda también de que, tras el fiasco de la papisa Juana, en las ceremonias de entronización, a los Papas se les sometía a un peculiar ritual para corroborar su sexo: se sentaban en letrinas, y desde abajo, se aseguraban que tuvieran testículos. Esto también es falso. Existen en el Vaticano, es verdad, unas sillas con agujeros, pero no hay ninguna noticia de que se acudiera a ese pintoresco ritual.
La historia de la papisa Juana tiene todo el aspecto de haber sido una leyenda popular que, en vez de servir propósitos feministas, más bien procedía de una actitud tremendamente misógina. En la historia del papado, el siglo X ha venido a llamarse el período de la “pornocracia”. Dos mujeres, Teodora y Marozia (madre e hija), causaron tremendos revuelos en Roma, en intrigas sexuales y políticas con varios Papas. La historia de la papisa Juana pudo haber sido una sátira para denunciar la forma en que, en una época, los Papas era títeres de mujeres que realmente gobernaban.
Los reformadores protestantes utilizaron la historia para degradar al Papado. En esto, eran tan misóginos como su contraparte católica. El hecho de que una mujer fuera Papa, en opinión de los reformadores, hablaba muy mal del Vaticano. La mujer no sirve para gobernar, y por eso el Vaticano era tan decadente.

Así pues, la historia de Juana, no solamente es falsa, sino que en su origen, era bastante misógina. Wortmann puede emplear su licencia poética en La pontífice para narrar las historias que él quiera, y puede darle un giro feminista a una historia que originalmente era muy misógina. Pero, no perdamos de vista el origen de las cosas.

4 comentarios:

  1. ¿que nunca existieron sociedades matriarcales? ¿no has oído acaso de Boudica reina de los icenos (un pueblo celta)? Si hasta hicieron un documental de ella en History Channel (que se transmitió años antes de que empezara el programa de tsoukalos).
    ¿y la historia de cleopatra que?¿o la historia de una gobernante sudamericana que transmitieron una vez por NatGeo? Además en china existe una tribu a la que le dicen el último matriarcado. Entonces no es cierto que no hubo nunca sociedades matriarcales en la antigüedad porque si las hubo. Si no conoce sobre boudica o los icenos busque el documental de history

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal como lo señala Steven Goldberg en su libro "La inevitabilidad del patriarcado", el hecho de que haya habido reinas no confirma la hipótesis de que en el pasado hubo un matriarcado, pues en esas sociedades las posiciones de poder siguen siendo abrumadoramente masculinas.
      No sé a cuál tribu china te refieres.
      Cualquier manual de antropología confirma que, en efecto, el matriarcado nunca ha existido.

      Eliminar
  2. Generalizar es atrevido. Parece que ignoras que en el Perú prehispánico, específicamente en el costa norte, existieron las capullanas del grupo étnico de los tallanes, que ejercían poder y control social. Leer al insigne historiador Juan José Vega, y revisar los maravillosos descubrimientos arqueológicos de la Señora de Cao, autoridad en el siglo IV d.C (hasta un documental puedes encontrar en youtube). Incluso las crónicas a partir de 1528 las mencionan. Que no te gane la ideología. Saludos

    ResponderEliminar