miércoles, 14 de enero de 2015

Marx y la guerra entre EE.UU. y México



            Marx ha generado alguna vergüenza a los izquierdistas latinoamericanos, fundamentalmente por su desprecio a Simón Bolívar. Por mi parte, me parece que Marx se equivocó en muchas cosas, pero su juicio sobre Bolívar no estuvo tan errado. Marx describía a Bolívar como un dictadorzuelo que pretendía emular a Napoleón; ¿acaso estaba eso muy lejos de la realidad?


            Un texto menos conocido de Marx, pero que igualmente enfurece a los izquierdistas en América Latina, es aquel en el cual favorece al bando norteamericano en la guerra entre EE.UU. y México. Engels hizo lo mismo en otro escrito. Ambos autores alegaban que México, un país de gente perezosa, inmerso en guerras civiles, no merecía tener posesión de territorios tan vastos, y éstos (especialmente California con su salida al Pacífico, pero también Texas) serían mucho mejor aprovechados por la joven y pujante nación norteamericana.
            En el imaginario izquierdista, ésta fue la primera agresión gringa contra nuestro maltratado pueblo latinoamericano, el inicio de la criminal vocación imperialista norteamericana que se ha extendido hasta el siglo XXI. Marx y Engels, en cambio, lo veían como una oportunidad para el progreso, algo así como una participación en el inevitable desarrollo hegeliano de la historia, que eventualmente conduciría al comunismo y la sociedad sin clases.
            Francamente, no era ni lo uno, ni lo otro. No se trató de una agresión norteamericana propiamente. EE.UU. no conquistó Texas del mismo modo en que, por ejemplo, Cortés conquistó México. El territorio de Texas, escasamente poblado, no era atractivo a los mexicanos. En vista de eso, para poblarlo, el gobierno mexicano invitó a colonos norteamericanos a asentarse ahí. Empezaron a llegar olas migratorias norteamericanas, pero eventualmente, el Estado mexicano les prohibió profesar la religión protestante. No obstante, debido a revueltas internas en México, el gobierno no les prestó mucha atención. En vista de ese descuido, los colonos, ahora mayoría, eventualmente declararon su independencia, y proclamaron la república de Texas. México intentó recuperarla (cometiendo crímenes de guerra en el Álamo), pero fracasó, y la independencia quedó sellada.
            De manera tal que la pérdida de Texas no se debió a un macabro plan imperialista, sino a la desatención mexicana, y al deseo natural de los texanos a su autodeterminación (lo mismo que hoy reclaman los catalanes, vascos, puertorriqueños, tibetanos, y tantos otros). De hecho, por una década, Texas fue una república independiente.
Ahora bien, tampoco se trató, como pretendían Marx y Engels, de que un pueblo progresista se apropiara de una tierra anteriormente en manos de bárbaros. Por aquel entonces, México había abolido la esclavitud. Y, parte del deseo secesionista de los texanos venía del hecho de que, en tanto los colonos procedían de los estados esclavistas de EE.UU., poseían esclavos, y no estaban dispuestos a renunciar a ellos. Claramente, al menos en el caso de la esclavitud, las ideas progresistas estaban del lado de México, y las retrógradas del lado norteamericano. La cuestión de la libertad religiosa en realidad fue una farsa, pues si bien formalmente estaba prohibido el culto protestante, los texanos construían iglesias protestantes sin ningún problema.
Una década después de la independencia texana, los texanos ahora pedían ingresar como estado a EE.UU. El gobierno de Washington estaba dispuesto a recibirlos. México había advertido que eso sería casus belli. Los norteamericanos hábilmente supieron manipular una disputa territorial respecto a los límites de Texas, y presentaron la situación como si hubieran recibido un ataque de los mexicanos en territorio texano. Empezó así una guerra frontal entre México y EE.UU., con una derrota humillante para el país latinoamericano. En el tratado de paz de Guadalupe Hidalgo (peor, diría yo, que el infame tratado de Versalles en el siglo XX), México tuvo que ceder un vastísimo territorio (muchísimo más que Texas, el motivo original de la disputa).
Tradicionalmente desde la izquierda latinoamericana, este episodio se ha visto como un brutal avance imperialista. Pero, deberíamos matizar. Que una nación independiente, solicite la incorporación a un vecino más poderoso (y se legitime con alguna consulta popular, cuestión que en realidad nunca se hizo en Texas), no es necesariamente objetable. La población rusa de Crimea lo hizo también en el 2014, y la izquierda latinoamericana no protestó. Por supuesto, eso no legitima las brutales condiciones del tratado de Guadalupe Hidalgo. El avance imperialista no estaría en la anexión de Texas propiamente, sino en la de los otros territorios.

Se ha hecho mucho alarde de que esta guerra fue tan injusta, que incluso los propios norteamericanos, con un mínimo de sensibilidad, la opusieron (Abraham Lincoln fue el oponente más famoso). Pero, la oposición no vino propiamente por su carácter imperialista, sino porque la anexión de Texas (constituida por colonos esclavistas) representaría un estado esclavista más, y los antiesclavistas del norte (quienes, al menos al principio, no se oponían a la esclavitud tanto por razones humanitarias, sino más bien porque la veían como un obstáculo a la industrialización) temían que el bloque esclavista del sur crecería en poder, e impediría el fin cercano de esta institución.
Del mismo modo, los deseos de incorporación de Texas y otros territorios por parte de Polk (el presidente en aquella época) y otros, también estuvieron fuertemente movidos por la cuestión de la esclavitud, y quizás no tanto por la vocación imperialista. Ciertamente, prosperaba en aquella época la ideología del “Destino manifiesto”, según la cual Dios había encomendado a EE.UU. el privilegio de extender su territorio de costa a costa (hasta cierto punto, una versión religiosa del alegato hegeliano de Marx y Engels, según el cual la civilización norteamericana debe prevalecer por encima de la barbarie mexicana). Pero, a mi juicio, esto era más un decoro ideológico. En términos de la realpolitik, lo que realmente impulsó la anexión de Texas fue el deseo de los políticos procedentes de los estados esclavistas del sur, de tener más estados esclavistas, a fin de que tuvieran mayor peso político en Washington. Más que la tierra o los recursos naturales de Texas, les interesaba el número de representantes políticos que los nuevos territorios podían ofrecer.
Así pues, contrario a lo que opinaron Marx y Engels, la anexión de Texas no fue realmente una dinámica hegeliana en la cual las fuerzas de la modernidad y la industria, se impusieron frente a la barbarie y la pereza. Más bien al contrario: la anexión de Texas sirvió para dar un respiro a la esclavitud (el modo de producción más primitivo, según Marx y Engels) cuando esta institución ya venía en declive, y como consecuencia de esto, dos décadas después, en EE.UU. estallaría una sangrienta guerra civil.


  

                         

10 comentarios:

  1. Yo no sería tan benevolente con el expansionismo americano : EE.UU: Glorifican la lucha por la esclavitud en Texas

    ¡Olviden El Álamo!
    La "República de Texas" fue un engendro natural de la colonia de Austin que llevó la esclavitud a suelo mexicano en 1821. En 1825, un veinticinco por ciento de la población de la colonia de Austin eran esclavos y en 1836 había 5.000 esclavos James S. Mayfield, que después fue Secretario de Estado para la República de Texas, declaró que "la verdadera política y prosperidad de este país (Texas) dependen del mantenimiento" de la esclavitud. Como todos los dueños de plantaciones del sur, estos anglo-texanos tenían un plan para su propia prosperidad basado en el trabajo gratuito de esclavos.

    Sin embargo, el problema que se presentaba a los dueños de esclavos era que el joven gobierno nacional de Ciudad de México amenazaba con restringir o abolir la esclavitud en suelo mexicano.

    Así que los colonos de Texas organizaron una convención en marzo de 1836, para establecer los temas por los que se enfrentarían al gobierno mexicano. En un período de dos semanas adoptaron una declaración de independencia de México, declararon una república, y produjeron una constitución para esa república. Toda esta actividad ocurrió durante el sitio de El Álamo.

    Los defensores de El Álamo combatieron y murieron por la constitución de la República de Texas que declaró en sus secciones 6, 9 y 10:

    "Todas las personas blancas libres que emigren a la república… tendrán derecho a todos los privilegios de la ciudadanía."

    "Todas las personas de color que fueron esclavos de por vida antes de su emigración a Texas, y que ahora están en servidumbre vitalicia, continuarán en el mismo estado de servidumbre… El Congreso (de Texas) no aprobará leyes que prohíban que emigrantes de Estados Unidos de América traigan consigo a sus esclavos a la República… no tendrá el Congreso el poder para emancipar esclavos, ni se permitirá a ningún dueño de esclavos que emancipe a sus esclavos… ni se permitirá que personas libres de origen africano total o parcial puedan residir permanentemente en la República sin la aprobación del Congreso."

    http://www.rebelion.org/hemeroteca/imperio/040412santina.htm

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  2. Jim Bowie es ampliamente celebrado en el cine (tanto Alan Ladd como Richard Widmark lo caracterizaron) y en la televisión (una presentación durante dos años en los años 50) como si hubiera sido un atrevido e ingenioso aventurero famoso por el desarrollo y uso de un cuchillo de hoja prolongada que llegó a ser conocido como el "cuchillo Bowie".

    La realidad es que Bowie no fue mucho más que un cuchillero pendenciero de mala muerte. Poco después de la guerra de 1812, con su hermano Rezin, entró al negocio del tráfico de esclavos con el pirata Jean Lafitte. En los años 20 del siglo XIX utilizaron sus beneficios del tráfico de esclavos para comenzar con la especulación con bienes raíces y terminaron por establecer una plantación de azúcar usando trabajo esclavo en Louisiana. Diez años más tarde vendieron ese negocio, y los 82 esclavos que trabajaban en él, por 90.000 dólares.

    Bowie tomó su parte de las ganancias y fue a "Texas" para unirse al grupo de colonos anglo-estadounidenses de Stephen F. Austin. Se involucró en un plan para adquirir fraudulentamente concesiones de tierras del gobierno mexicano y terminó por acumular miles de acres. Cuando amenazó la crisis entre la colonia anglo-estadounidense y el gobierno mexicano, Bowie se unió al "Partido de la guerra" de William Travis, un grupo que no aceptaba conciliación alguna con el gobierno mexicano y se dedicaba a la creación de una "República de Texas".

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    1. Tampoco disputo esto, pero habría que tener en cuenta que México tenía abandonado esos territorios, y que resultó natural que si, a la larga, la abrumadora mayoría de los habitantes eran anglos, solicitasen secesión frente a México.

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  3. "Todas las personas, (con la excepción de africanos o descendientes de africanos e indios) que residían en Texas el día de la Declaración de Independencia, serán consideradas ciudadanos de la República y tendrán derecho a todos los privilegios de estos."

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Hola Gabriel, buen texto. ¿Sería mucho pedirte que compartieras los nombres de las fuentes, de los escritos de Marx y de Engels en los que se basa la información que comunicas aquí? Me gustaría revisarlos directamente. Agradecido de antemano,
    Frank.

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    1. Gracias, hay varios textos de Marx y Engels sobre esto. Éste es el principal: Tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, pp. 189-190.

      Pero, acá puedes ver el link con todas las referencias a ese tema: http://www.ivanzavalae.org/Tsc1MarxEngelsContraMexico.htm

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    2. Gracias, busqué el texto en una biblioteca local y lo hallé. El enlace también me ha sido de utilidad. Saludos.

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  6. Texas, California, etc están mejor en manos de EEUU.

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