viernes, 10 de octubre de 2014

La anexión de Crimea y la anexión de Texas



            A EE.UU. no le gusta lo que Rusia está haciendo en Ucrania. Pero, como muchas veces suelen reprochar (acertadamente) los anti-americanos, EE.UU. no tiene autoridad moral para criticar, pues ha hecho cosas similares en el pasado. De hecho, la reciente anexión rusa de Crimea es parecida a la anexión de los territorios del actual Oeste norteamericano, arrebatados a México, a mediados del siglo XIX. Los casos no son idénticos, por supuesto, pero se permiten varias comparaciones.

            En ambos casos, hubo una agresiva ideología nacionalista expansionista. Por aquella época, en EE.UU. imperaba aquello que vino a llamarse el “destino manifiesto”, a saber, la ideología según la cual, la providencia había encomendado a EE.UU. la misión de extender la democracia por todo el territorio de la actual Norteamérica, y anexarlo a la joven nación, de forma violenta e impositiva. Hoy, tras el colapso de la Unión Soviética, Putin ha exacerbado el nacionalismo ruso, y en buena medida está intentando recuperar los territorios que, en su momento de máxima debilidad hace dos décadas, perdió Rusia.
            Pero, vale advertir que en ninguno de los dos casos se trató de una conquista, como sí lo fue, por ejemplo, la conquista española de América. Rusia anexó una región que, en el pasado, formó parte de su territorio: había sido conquistada por Catalina la Grande en el siglo XVIII; y en el siglo XX, Nikita Krushov la transfirió a Ucrania. Texas, por su parte, nunca había sido territorio de EE.UU., pero previamente había sido una república independiente por diez años (había logrado la secesión frente a México), hasta que solicitó su anexión a EE.UU.; tras la guerra con México, EE.UU. impuso un tratado que estipuló la entrega de grandes territorios.
            Tanto en Crimea como en Texas, la mayoría de la población pertenecía al grupo étnico predominante en la nación que anexaba el territorio: los rusos en Crimea, los anglos en Texas. Y, tanto Rusia como EE.UU., denunciaban que esas poblaciones estaban siendo sometidas a opresión por parte de los gobiernos de Ucrania y México respectivamente: en el caso de los rusos de Crimea, había habido un golpe de Estado que ilegalmente había sacado del poder a un gobernante simpatizante con los rusos; en el caso de los anglos en Texas, el gobierno de México no les permitía plena libertad religiosa, y no hacía nada por defenderlos frente a los continuos ataques de tribus indias.
            La forma en que se anexaron Crimea y Texas fueron ilegales e inmorales, y por supuesto, estuvieron conducidas por una agresiva ideología nacionalista, la cual suele conducir a mucha violencia. Pero, al conocer mejor las circunstancias de aquellos sucesos, es necesario matizar, y no quedarse satisfecho con la propaganda rusofóbica o anti-americana.
            Si nos regimos por el principio de autodeterminación, resulta inevitable admitir que la abrumadora mayoría de los habitantes de Crimea querían ser ciudadanos de Rusia (supuestamente así lo manifestaron en un referéndum, aunque hay serias dudas de que este proceso electoral fue íntegro), y la abrumadora mayoría de los texanos querían ser ciudadanos de EE.UU. (no hubo un referéndum en aquella ocasión). A los miembros de otras etnicidades en Crimea se les ha prometido respeto y tolerancia (falta por ver si realmente se cumplirá, pues sobre esto hay muchas dudas); a los hispanos que quedaron del lado norteamericano tras la guerra con Texas se les concedió ciudadanía, no hubo confiscación de sus tierras, y al cabo de algún tiempo, fueron exitosamente asimilados al resto de la población.
            Así pues, quien defienda el principio de autodeterminación (como creo que debe hacerse), debe admitir que en las anexiones de Crimea y Texas hubo muchos aspectos sombríos y reprochables, pero que sí hubo un principio elemental que pudo haber justificado aquellos procesos históricos: el cumplimiento del deseo de los habitantes de las regiones, respecto a cuál país quieren pertenecer. Por supuesto, este mismo principio deberá propiciar que, en un futuro, si la población ucrania de Crimea crece, se contemple nuevamente un regreso a Ucrania (algo muy improbable); y también, que si la población hispana de Texas, Nuevo México, Arizona y California crece y exige un regreso a México (algo que sí es mucho más plausible), se plantee esta posibilidad.

3 comentarios:

  1. De acuerdo en general a todo excepto en tu ultimo parrafo donde dices:

    Por supuesto, este mismo principio deberá propiciar que, en un futuro, si la población ucrania de Crimea crece, se contemple nuevamente un regreso a Ucrania (algo muy improbable); y también, que si la población hispana de Texas, Nuevo México, Arizona y California crece y exige un regreso a México (algo que sí es mucho más plausible), se plantee esta posibilidad.

    La verdad nada que ver. Los hispanos o mexicanos que han venido a Estados Unidos o han nacido aca no tienen el menor interes en formar parte de Mexico. Es verdad que sus costumbres, gustos, musica son muy hispanas, pero formar parte del gobierno de Mexico con la inseguridad, corrupcion, falta de servicios y violencia es algo que para nada les interesa.

    Primero, para aspirar a formar parte de Mexico, este tendria que ofrecer los niveles de vida o superiores a los de EUA, y aqui incluyo para lograr la misma aceptación de la población anglofila que no es para nada despreciable.

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    1. Gracias por tu comentario. Tienes razón en que la mayoría de los hispanos de EE.UU. no tienen el menor interés en ser gobernados desde México (yo mismo he constatado esto cuando he visitado California). Pero, sí hay un movimiento que crece en EE.UU., el llamado "movimiento Aztlán", que pretende reactualizar algo así como un Estado azteca, el cual incorpora el actual México y los territorios perdidos en la guerra del siglo XIX. Carlos Fuentes en algún momento llegó a decir, mitad en broma, mitad en serio, que la Reconquista de Texas, California y los otros Estados, no sería con un ejército, sino con la migración. Y, conservadores como Pat Buchanan tienen gran preocupación de que en California, haya más lealtad a México que a EE.UU. (ellos se guían por cosas tan ridículas, como que en un partido de fútbol en Los Angeles, hay más banderas mexicanas que norteamericanas en el estadio). En fin, yo comparto tu idea de que los hispanos de EE.UU. no quieren regresar a Hispanoamérica, pero no debe desecharse esa posibilidad en el futuro.

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    2. Al parecer ese movimiento se basa mas en la nostalgia y en tratar de formar una identidad hispana en EUA. Justo como hacen los negros estadounidenses adoptando costumbres africanas.

      Dudo mucho que la mayoria de sus miembros hayan pisado Mexico alguna vez salvo en la frontera. Pues escogieron el nombre de la cultura indigena mas popular de Mexico hacia el exterior, la azteca, pero que en la actualidad sus miembros en Mexico practicamente se encuentran extintos.

      En Mexico, y por lo que veo tambien en latinoamerica, buena parte de la población cree que eventualmente los estados sureños de EUA estarán tan llenos de hispanos que regresaran a formar parte de Mexico por aclamación popular, sin embargo, basar un movimiento independentista con el nombre y simbolos relativos a la cultura azteca, desde Mexico no sería tan popular, pues el llevar ese nombre significa identificarse con los perdedores y con los pobres asi que serían vistos como unos pochos transnochados, sobre todo por las clases media y alta de Mexico, o al menos los que aspiran o se identifican con ellas, que es la mayoria de la población.

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