Querida Belén:
¿Te gustó la visita que hicimos al
museo? A mí sí. Y, te diré que la exposición que más me gustó fue la dedicada a
la vida de Juana de Arco. Siempre me ha parecido un personaje muy interesante.
Seguramente conoces su historia: fue una jovencita francesa a quien,
supuestamente, se le aparecieron unos santos, y tomó la decisión de alzarse en
armas para liberar a su país del yugo inglés. Algunas personas incluso han
llegado a decir que ella tenía poderes mágicos; en una ocasión, sin haber
conocido previamente a rey Carlos, lo identificó en una multitud, aun cuando el
rey estaba vestido de paisano.
Yo no creo en estos poderes mágicos,
ni tampoco en las apariciones de santos. Pero, sí es probablemente cierto que
Juana oía voces, y que ella las interpretaba como mensajes de santos. Esto es
más común de lo que podrías suponer. Mucha gente oye voces en sus cabezas. De
hecho, un psicólogo, Julian Jaynes, tenía una teoría muy extraña, pero muy
interesante, sobre el origen de estas voces. Él decía que, hace más o menos tres
mil años, todos los seres humanos
oían voces en sus cabezas. Tú misma, Belén, oyes una voz en tu cabeza. Eso es
precisamente el pensamiento. Pero, cuando oyes esta voz, tú sabes reconocer que
es tu propia conciencia la que habla. Jaynes decía que, antaño, los seres
humanos no tenían esa capacidad para interpretar como propia esa voz que oían.
Jaynes leía con mucha atención la Ilíada, el famoso poema de Homero (ya
sabes, de ahí vienen muchos de los mitos griegos que tanto te gustan). En ese
poema, muchos de los personajes oyen directamente voces de los dioses, y
actúan. Según Jaynes, en aquella época (hace casi tres mil años), cuando la
gente oía voces en sus cabezas, inmediatamente asumían que venían de los
dioses, y así quedaba descrito en el poema. No existía aún una noción del yo. Las personas no deliberaban mucho;
más bien eran como autómatas que, al oír una voz en su cabeza, seguían sus
mandatos sin reflexionar al respecto.
Según Jaynes, a medida que la sociedad se fue haciendo
más compleja, se fueron necesitando labores que requerían más reflexión y
deliberación. Y así, cuando las personas oían voces en su cabeza, empezaban a
identificar esas voces como su propia conciencia deliberando y reflexionando.
A mí esta teoría de Jaynes siempre me ha intrigado, y la
verdad es que no sé bien qué decirte sobre ella. Pocos psicólogos la toman en
serio, y ciertamente, es muy excéntrica. Pero, si a Freud se le dedica tanta
atención (y ¡vaya que dijo disparates y excentricidades ese señor!), entonces
sería justo que a Jaynes se le considerase más.
Algunas personas sí toman más en serio sus ideas, y dicen
que el oír voces no debería ser considerado algo anormal. Después de todo, si
los poetas oían a las musas, y quedamos fascinados con sus obras, ¿por qué
hemos de escandalizarnos cuando alguien alega escuchar la voz de algún
mensajero? Pero, el hecho es que los psiquiatras y los psicólogos consideran
que el oír voces no es normal, y
podría ser considerado un síntoma de una enfermedad mental muy dura, la esquizofrenia.
La palabra esquizofrenia
etimológicamente quiere decir mente
dividida. Pero, no te confundas, Belén. Los esquizofrénicos no son personas que tienen
personalidades múltiples, como el doctor Jeckyll y el señor Hyde (ya sabes, el
de la novela de Robert Louis Stevenson). Quien usó por primera vez la palabra esquizofrénico, el psiquiatra Paul Eugen
Bleuler, lo hizo para describir el hecho de que, en los pacientes que él
observaba, sus pensamientos no eran coherentes, y había una ruptura entre sus
pensamientos y sus emociones. Los esquizofrénicos son psicóticos. Una persona psicótica es aquella que ha perdido
contacto con la realidad. Con un psicótico, no hay forma de tener una
conversación fluida o coherente, porque cuando hablan, sus palabras no tienen
sentido.
La esquizofrenia es una enfermedad bastante seria.
Curiosamente, está presente en todas las sociedades. Algún progre de izquierdas
querrá decirte que el capitalismo es el gran culpable de la esquizofrenia en el
mundo, pero no le hagas mucho caso. Esquizofrénicos los ha habido en todas las
épocas. Quizás ese progre podría tener razón si te dice que, en épocas pasadas,
había una actitud más tolerante frente a los psicóticos, mientras que hoy nos
empeñamos en aislarlos en hospitales psiquiátricos. Pero, ni siquiera eso es
del todo cierto. En muchas culturas tradicionales, a las personas que exhiben
rasgos psicóticos, se las amarran a árboles.
La esquizofrenia tiene dos tipos de síntomas: positivos y
negativos. Esto no quiere decir que en la esquizofrenia haya cosas buenas y
cosas malas (recuerda: es una enfermedad, y las enfermedades nunca son buenas).
Los síntomas son positivos en el sentido de que hay comportamientos adicionales
a la conducta normal, y son negativos en el sentido de que los esquizofrénicos
dejan de hacer cosas que la gente normal sí hace.
El síntoma positivo más común en la esquizofrenia son las
alucinaciones. Una alucinación es la percepción de algo que no está presente.
Algunas personas tienen alucinaciones táctiles: sienten que algún insecto
camina sobre su piel, cuando en realidad, no hay tal cosa. Pero, recuerda que
este tipo de alucinaciones también puede aparecer en las personas que consumen
drogas (sobre todo la cocaína). Por ello, no necesariamente el tener
alucinaciones es señal de que alguien es esquizofrénico, pues las alucinaciones
pueden tener otras causas.
Hay también alucinaciones visuales. Toda esa gente que
alega ver vírgenes y santos, sufre este tipo de alucinaciones. Por lo general,
las alucinaciones visuales no son placenteras. Es más común ver demonios que
ángeles.
Las más comunes, no obstante, son las alucinaciones
auditivas, como las de Juana de Arco. Se pueden oír voces que hablan
directamente a la persona; por lo general, no les dicen cosas muy agradables.
Pero, también se pueden oír voces hablando entre ellas. Como sea, la
experiencia de oír voces es perturbadora. ¿Imaginas cómo sería que alguien te
hable a toda hora? Quieres concentrarte para leer esta carta, o dormir, o
sencillamente estar relajada, y no puedes, porque alguien te está hablando. Los
griegos sabían muy bien cómo es este suplicio, y por eso, en su mitología
inventaron a unos personajes, las furias. Las furias se encargaban de
atormentar a los demás hablándoles a toda hora.
Otro síntoma positivo de la esquizofrenia son los
delirios. Un delirio es una creencia absurda que va contra toda evidencia. Con
los delirios, no hay forma de convencer a las personas de que sus creencias son
absurdas. Pero, es muy importante tener en cuenta que, a efectos de la psicología
y la psiquiatría, una creencia es delirante sólo si va en contra de la
expectativa cultural. Si me preguntas, Belén, a mí me parece absurda hasta más
no poder, la creencia de que una mujer virgen dio luz a un niño, y luego ese
niño, ya adulto, murió y resucitó al tercer día. Pero, en nuestra cultura, la
abrumadora mayoría de las personas creen tal cosa. Eso no es un delirio.
Los delirios suelen ser más bien de tipo persecutorio.
Quien lo sufre, alega que hay un gran complot para hacerle daño. Pueden ser la
CIA, el Mossad, el vecino... Al menos en esto, el delirio puede tener algún
grado de posibilidad; después de todo, la CIA, el Mossad y algún vecino, sí ha
tenido un complot para hacer daño a alguien en algún momento. Estos son
delirios no bizarros. Pero, hay
delirios bizarros: en estos casos, se
diría que no es la CIA, sino una civilización extraterrestre la que está
organizando el complot, y que ese complot consiste en abducir a la persona,
subirla a la nave espacial, e introducirle agujas en el ano para hacer
experimentos sexuales.
Hay delirios no bizarros que los psiquiatras encuentran
con relativa frecuencia en sus pacientes. Es común encontrar a personas que
creen que algún famoso está enamorado de ellas, o que sus parejas les son
infieles, aun cuando nada indica que eso sea así. Algunos otros delirios
bizarros a veces también aparecen con relativa frecuencia en algunos pacientes:
algunos creen que ellos mismos no existen, o que sus amigos han sido
sustituidos con un doble, o que otras personas les introducen pensamientos en
sus cabezas con alguna misteriosa tecnología.
Un síntoma parecido al delirio, aunque no es
estrictamente lo mismo, es la llamada idea
de referencia. Esto ocurre cuando alguien escucha hablar a los demás sobre
algún tema en particular, y cree que eso se refiere a ellos. Podría ser, por
ejemplo, que un paciente bigotudo, con ideas de referencia llegue a su casa,
prenda el televisor, y oiga a un historiador hablar sobre “el hombre del
bigote”, refiriéndose al dictador Franco, pero el paciente crea que están
hablando sobre él.
Algunos pacientes esquizofrénicos pueden también tener
problemas en sus movimientos. A esto se le llama catatonia. Puede ser que el paciente entre en estupor (es decir,
que no responda a estímulos que recibe el cuerpo, como por ejemplo, pellizcos).
O también, puede ser que el paciente asuma rígidamente una posición incómoda, y
permanezca así por mucho tiempo; a esto, se le llama flexibilidad cérea.
Es más o menos fácil detectar a un esquizofrénico cuando
hablas con esa persona. Pueden hablarte de cosas muy extrañas, como
consecuencia de sus delirios. Pero, puede ocurrir también que, al hablar, no
logren mantener una coherencia en sus ideas. Hay personas que tienen
digresiones cuando hablan, y eso es normal. En esta carta, yo mismo empecé
escribiéndote sobre Juana de Arco, y ahora escribo sobre la esquizofrenia. Pero,
al menos, tengo un hilo conductor (o al menos, ¡eso espero!) que me ha
permitido saltar de Juana de Arco al oír voces, y de ese tema a la esquizofrenia.
En cambio, los esquizofrénicos empiezan a hablar, y repentinamente
saltan de un tema a otro, sin una transición o hilo conductor, al punto de que
nadie entiende la idea que quieren expresar. Algunos incluso pueden
repentinamente dejar de hablar, y cuando les pides que continúen su idea, dicen
que ellos no estaban hablando. Si la esquizofrenia es muy severa, puede llegar
un punto en el cual la persona mezcla palabras sin siquiera un orden
gramatical. O, también puede inventar palabras nuevas sin que nadie sepa qué
significan.
Entre los síntomas negativos de la esquizofrenia, el más
notorio es la falta de afecto. Las personas normales expresamos emociones.
Muchos esquizofrénicos pierden esa capacidad. O, puede ser también que las
emociones que expresan no sean congruentes con la situación. Si, por ejemplo,
les informas que un familiar ha muerto, estallan en risa; si les informas que
acaban de ganar la lotería, empiezan a llorar.
Las personas normales también tenemos la capacidad de
hacer abstracciones y entender que algunas expresiones son metáforas. Los
esquizofrénicos tienen esa capacidad bastante reducida, y eso puede
perturbarlos aún más. Cuando le dices a tu novio que tú quieres adueñarte de su
corazón, él entiende muy bien lo que tú le estás diciendo. Pero, si tu novio
fuera esquizofrénico, quizás se asustaría al pensar que tú quieres matarlo para
abrirle el pecho y extraerle su corazón. Con semejante pensamiento, es fácil
quedar perturbado.
Todas estas conductas, como te decía, forman parte de la
psicosis. Pero, una persona puede
tener rasgos psicóticos sin necesariamente tener esquizofrenia. Ya te mencioné
que algunos de estos rasgos pueden surgir como consecuencia del consumo de
drogas. O también, cuando una persona sufre un trastorno de depresión, y esa
depresión está en una fase particularmente intensa, puede llegar a desarrollar
algunos de estos síntomas.
Hay otras personas, no obstante, que también sufren
trastorno de depresión, y desarrollan síntomas psicóticos. Pero, cuando su
estado de ánimo mejora, continúan con los mismos síntomas psicóticos. En estos
casos, se dice que la persona tiene un trastorno esquizoafectivo. Otras personas pueden tener sólo episodios breves
de psicosis. En esos casos, si ese episodio dura menos de un mes, entonces la persona
sería diagnosticada con el trastorno de
psicosis breve; si el episodio dura entre uno y seis meses, la persona
sería diagnosticado con el trastorno
esquizofreniforme.
Y, hay aún otras personas que llevan vidas normales y no
tienen ninguno de estos síntomas psicóticos, excepto el delirio. Por lo
general, estas personas tienen delirios no bizarros, pero con todo, pueden
convertirse en un problema para su normal funcionamiento en la vida diaria. En
estos casos, se trataría de un trastorno
delirante. En algunos casos, incluso una persona puede convencer a otra de
que acepte como verdadero su delirio. Antaño, la psiquiatría llamaba a esto trastorno psicótico compartido (o, más
poéticamente folie a deux; locura de dos, en francés); hoy ya no se
considera un trastorno aparte, pero los psiquiatras aceptan que, en ocasiones,
dos personas que interactúan pueden compartir una misma idea delirante.
La esquizofrenia ha fascinado, pero también ha
aterrorizado, a mucha gente a lo largo de la historia. A veces, a los
esquizofrénicos se les ha visto como místicos o personajes que tienen algunas
capacidades extrañas. Otras veces, se les ha visto como locos peligrosos que
hay que atar, porque pueden repentinamente hacer daño. A decir verdad, la
mayoría, ni tienen capacidades extraordinarias, ni son peligrosos. Pero, sí es
cierto que es una enfermedad muy misteriosa, y seguimos sin conocer bien sus
causas.
Con bastante seguridad, la esquizofrenia tiene causas
genéticas. Un hijo de padres esquizofrénicos tiene 40% de probabilidad de también
desarrollar esa enfermedad; una persona tiene 50% de probabilidad de ser
esquizofrénico, si su hermano gemelo idéntico también lo es.
Algunas circunstancias en el embarazo también podrían
causar esquizofrenia. Una mala nutrición durante los primeros seis meses de
gestación puede afectar el feto (en ese periodo se está formando el cerebro), y
eso podría generar esquizofrenia años después. Es posible también que un virus
durante las últimas fases del embarazo, afecte del mismo modo al feto. Curiosamente,
la mayoría de los esquizofrénicos en países de clima templado, nacen en meses
de invierno. Esto hace pensar que, quizás, la esquizofrenia tenga un origen
viral.
El consumir drogas en la adolescencia puede también
incidir sobre la aparición de esquizofrenia años más tarde. Y, como te decía,
algunos filósofos (curiosamente, son filósofos y no psicólogos; es decir, son
gente que nunca ha tratado con pacientes) opinan que el capitalismo puede
también ser causa de la esquizofrenia. Si acaso estos filósofos tuvieran razón,
lo que causaría la esquizofrenia no es el capitalismo propiamente, sino la vida
urbana. Algunos dicen que vivir en ciudades es más estresante que vivir en el
campo (no es mi caso, ¡yo me desesperaría si tuviera que ordeñar vacas!), y que
eso puede activar más la esquizofrenia. Esta teoría no es del todo
descabellada, pues sí hay evidencia de que una situación estresante en
particular, puede activar la esquizofrenia en una persona.
La que sí es descabellada, es la teoría que decía que las
personas se vuelven esquizofrénicas porque sus madres los confunden. Según esta
teoría, cuando una madre es fría y distante con el niño, pero luego le pide un
abrazo, eso confunde al niño, y genera en el niño el desorden que caracteriza
el pensamiento del esquizofrénico. A ésta se le llamó la teoría del doble lazo. Ningún psicólogo serio la acepta hoy en día.
De hecho, es una teoría terrible, porque las madres de esquizofrénicos sufrían
angustia y depresión, cuando se les decía que ellas eran las responsables de la
enfermedad de sus hijos.
Las estadísticas también nos dicen que la esquizofrenia
tiene una correlación con la pobreza. Quizás, después de todo, tu amigo progre
de izquierdas sí tenga razón: el capitalismo, al crear desigualdades sociales,
es el responsable de la esquizofrenia, pues esta enfermedad surge especialmente
en los pobres. Pero, muchos psicólogos piensan que es más bien al contrario: la
esquizofrenia conduce a la pobreza, y no al revés. Cuando una persona tiene
esquizofrenia, se deteriora, y sobre todo, pierde sus habilidades sociales. Su
conducta se vuelve cada vez más errática, y esto le impide tener estabilidad
económica. Eso explica cómo la mayoría de los esquizofrénicos son pobres.
Hay también motivos para pensar que los esquizofrénicos
tienen un cerbero distinto, aunque no sabemos si eso es causa o consecuencia de
la esquizofrenia, pues ten en cuenta que el cerebro tiene plasticidad, y puede
cambiar a lo largo de la vida. Algunos científicos han propuesto la teoría
según la cual la esquizofrenia está relacionada con altos niveles de dopamina,
un químico en el cerebro. Nunca se ha podido comprobar definitivamente esta
teoría, pero sí sabemos que las drogas que elevan la dopamina (por ejemplo, la
cocaína) pueden producir síntomas parecidos a los de la esquizofrenia, mientras
que las drogas que reducen la dopamina (los antipsicóticos, sobre los cuales
prometo escribirte en una carta futura) alivian los síntomas de la
esquizofrenia.
Los científicos también han dicho que, en los cerebros de
pacientes con esquizofrenia, la estructura es distinta. En esos cerebros, los
ventrículos son más grandes. Los ventrículos cerebrales son algo así como
espacios vacíos en el cerebro. Por ello, entre más crecen estos ventrículos,
más pequeños se vuelve el cerebro. En ese sentido, podríamos decir que en los
esquizofrénicos, el cerebro es más pequeño.
En todo caso, Belén, todo esto es un cúmulo de factores,
y no hay una única causa que podamos identificar. De hecho, como te decía, la
esquizofrenia sigue resultando muy misteriosa a los psicólogos y psiquiatras.
Lo que no es tan misterioso hoy es decidir qué
tratamientos pueden mejorar a un esquizofrénico. Lamentablemente, esto es una
enfermedad crónica, y no hay cura. Pero, algunas terapias sí pueden ayudar
mucho. Digo que no es misterioso hoy, pero hace apenas algunas décadas, se
usaban terapias absurdas, inefectivas y contraproducentes. En la psiquiatría,
Belén, ha habido muchos avances en estas últimas décadas; no creas el cuento de
que hubo una época dorada que la malvada civilización moderna destruyó. Por
ejemplo, antaño, a los esquizofrénicos se les hacía un agujero en el cráneo
para que los supuestos malos espíritus salieran de la cabeza, se les bañaba en
agua muy fría, o se les inyectaba grandes cantidades de insulina. Todo esto es
muy peligroso, y no sirve para nada.
Las terapias de hoy acuden a algunas drogas, los llamados
antipsicóticos, sobre los cuales,
prometo escribirte en una futura carta. Estas drogas alivian los síntomas, pero
recuerda Belén, la esquizofrenia no tiene cura. Con la esquizofrenia, es
prácticamente inevitable recurrir a las drogas como tratamiento, porque la
mente del esquizofrénico es prácticamente impenetrable. Cuando un paciente ha
perdido contacto con la realidad, es muy difícil establecer una conexión con él
por medio de diálogos. Y en el caso de los delirios, recuerda que,
precisamente, se trata de creencias firmemente arraigadas, sin posibilidad de
convencer a la persona de que se trata de una creencia falsa, por muy absurda
que sea, y por muy firme que sea la evidencia en su contra.
Con todo, hay algunas terapias que se pueden intentar con
los esquizofrénicos. Por ejemplo, estimular a los pacientes para que generen
producciones artísticas, puede ayudarlos mucho a aliviar sus perturbaciones.
Esto se conoce como terapia del arte. El
arte puede tener un efecto relajante en quien lo practica, y en el caso de la
esquizofrenia, parece tener resultados positivos.
Algunos esquizofrénicos pueden estar en tal estado de
deterioro, que se les puede dificultar hacer algunas de las actividades más básicas
de la vida cotidiana, sobre todo cuando se trata de su higiene. Una manera de
ayudarlos en este aspecto, es a través de la terapia que se conoce como economía de fichas. ¿Recuerdas a la rata
de Skinner que, cada vez que apretaba una palanca, recibía comida? Pues bien,
en la terapia de fichas se utiliza el mismo proceso psicológico, el
condicionamiento operante y el refuerzo positivo. Cada vez que el paciente con
esquizofrenia hace algo que el terapeuta propone (afeitarse, arreglar la cama,
lavarse los dientes, etc.), recibe un premio en forma de ficha. Luego, un
cúmulo de fichas puede cambiarse por un obsequio.
Quizás el mismo progre izquierdista que te diría que el
capitalismo es la causa de la esquizofrenia, ahora te diría que este tipo de
terapias obedece a una mentalidad mercantilista que todo lo reduce al dinero.
No te negaré que esta técnica la inventaron los americanos, los reyes del
capitalismo, y que una sociedad obsesionada con el dinero, como los EE.UU.,
puede fácilmente caer en excesos. Pero Belén, la técnica funciona mucho para
mejorar las condiciones de pacientes con esquizofrenia. Y, francamente, si
tienes un familiar esquizofrénico, quieres que mejore, y si para eso hay que
bailar al son de la ideología capitalista, te aseguro que no te importará
hacerlo. Al diablo la revolución y las utopías, primero está la salud mental.
Por último, quisiera mencionarte una terapia que se ha
planteado, y que pocos psicólogos toman en serio, pero a mí no me parece tan
descabellada. Al principio de esta carta, te mencionaba que algunas personas
opinan que el oír voces no debería considerarse patológico, e incluso, Julian
Jaynes pensaba que en tiempos antiguos, oír voces era lo más común. Pues bien,
unos psiquiatras, Marius Rommer y Sandra Escher, han planteado que una forma de
tratar la esquizofrenia, no es propiamente considerarla normal, pero sí hacer
que el paciente asuma como normales las voces que oye en su cabeza, y trate de
negociar con esas voces, para que lo dejen en paz. Según parece, este tipo de
terapia ha funcionado bastante bien en algunos pacientes. En estos casos, las
voces eran muy agresivas y perturbadoras, pero los pacientes no las ignoraban,
sino que trataban de dialogar con ellas. Recuerda aquel viejo refrán: hablando se entiende la gente. Pues
bien, en este caso, parece que hablando con las voces, éstas dejan de ser tan
agresivas, y eventualmente, se marchan y dejan al paciente en paz. Yo tengo mis
dudas de que este método realmente funcione, pero ciertamente, lo mismo que con
la teoría de Jaynes, debería al menos considerarse para hacer más estudios en
profundidad.
Seguramente has escuchado aquel viejo refrán, de músicos, poetas y locos, todos tenemos un
poco. Algunas personas tienen una visión romántica de la esquizofrenia. Don
Quijote enfrentándose a los molinos es su héroe. Piensan en grandes genios como
Van Gogh, y dicen que la esquizofrenia los hizo muy creativos. O, razonan que si
no hubiera oído voces, Juana de Arco no habría sido tan heroica. Pero, por cada
Van Gogh o Juana de Arco (y, nunca sabremos si su genialidad fue debida a su
inestabilidad mental), hay miles de personas para quien la esquizofrenia ha
representado un deterioro en sus condiciones de vida. Por ello, Belén, no debes
perder de vista que esto es una enfermedad, y que cuanto más temprano se
detecte, tanto mejor se podrá evitar que sus síntomas se vuelvan demasiado
perturbadores. Se despide, tu amigo Gabriel.