En mi
libro Las razas humanas ¡vaya timo!,
dedico un capítulo a la historia del racismo. En ese capítulo, no hago mucha
mención de América Latina, pues si bien en nuestra región hubo y sigue habiendo
racismo, solemos asumir que todos acá estamos muy mezclados, y eso impide desarrollar
discursos y actitudes racistas con la misma intensidad con que sí las hubo en Europa y Norteamérica.
América Latina no
produjo teóricos racistas como Gobineau o Madison Grant. Pero, el mexicano José
Vasconcelos (a quien no menciono en mi libro) sí tuvo mucha influencia en
nuestra región, y hoy sus ideas gozan de una renovada popularidad debido a
algunos movimientos políticos.
Vasconcelos
escribió su famoso libro, La raza cósmica,
en 1925, una época durante la cual, proliferaban en EE.UU. y Europa textos que
promovían la eugenesia, y teorizaban sobre las diferencias raciales y la
necesidad de evitar los cruces entra razas. Vasconcelos advirtió sobre los
peligros de esas teorizaciones (y, en efecto, estas teorías condujeron a la
tragedia del nazismo), y se propuso combatirlas, defendiendo las ventajas del
mestizaje.
Hasta ahí, todo va
muy bien. Hoy, sabemos que Vasconcelos hizo muy bien en criticar a los
racialistas que opinan que la humanidad se degenera cuando hay cruces raciales,
pues la evidencia científica no respalda esas hipótesis. Pero, lamentablemente,
para enfrentarse a los disparates de los racistas europeos y norteamericanos,
Vasconcelos pronunció sus propios disparates.
En vez de postular,
como lo hicieron muchos críticos algunas décadas después, que sencillamente las
razas no existen (y que, si acaso existen, no hay suficiente evidencia
para establecer una relación jerárquica
entre ellas), Vasconcelos no sólo mantuvo la separación de la humanidad en
distintos bloques raciales (a su juicio, hay cuatro grandes razas: europea,
asiática, africana y amerindia), sino que añadió que en América estaría surgiendo
una quinta raza, la raza cósmica, y que ésta terminaría por ser superior a las
demás. Allí donde racistas como Gobineau y Grant postulaban que las razas
superiores son las puras, Vasconcelos postulaba que, la raza superior, sería la
más mezclada. Y, dadas las circunstancias históricas latinoamericanas, nosotros
seríamos la raza más mezclada, y por ende, la superior a todas las demás.
En La raza cósmica casi no hay argumentos
científicos. El libro consta fundamentalmente de especulaciones sin el menor
respaldo empírico, sobre las ventajas del mestizaje. Hoy sabemos que,
efectivamente, en muchas especies, existe el “vigor híbrido”. Pero, Vasconcelos
no ofrece una teoría plausible sobre cómo ocurre este fenómeno, y se limita a
decir que, en las mezclas raciales, las características indeseables
sencillamente desaparecen, algo que la ciencia no siempre acepta. Además de estas especulaciones tan
aventuradas, insólitamente, Vasconcelos da crédito a las teorías peregrinas
sobre la existencia de la Atlántida y Lemuria, los continentes perdidos de los
cuales supuestamente proceden antiguas razas humanas y que, según Vasconcelos,
dejaron un legado en América Latina. Madame Blavatsky también habló de la
Atlántida para explicar los orígenes de la raza aria, y de esto se valieron los
nazis para proponer sus disparatadas teorías raciales.
Hoy está muy en
boga el relativismo cultural, y la tesis de que no hay culturas superiores a
otras. Afortunadamente, Vasconcelos no participa de esta ideología, y admite
que sí hay culturas superiores a otras. Pero, Vasconcelos comete el error de
suponer que la superioridad cultural está inscrita en la biología,
¡precisamente el mismo error de los racialistas que postulaban la superioridad
europea, no en función de la cultura, sino en función de sus rasgos biológicos!
En otras palabras, Vasconcelos termina participando del mismo determinismo
biológico de los racistas convencionales.
En función de ese
determinismo biológico, Vasconcelos cree que la raza latinoamericana es
superior a la europea y la norteamericana, por ser más mezclada. Y, hace unas
predicciones utópicas sobre lo maravillosa que será nuestra región. Más de 80
años después de Vasconcelos, duele reconocer que sus especulaciones utópicas
están muy lejos de cumplirse; y duele también reconocer que Vasconcelos estaba
equivocado: los gringos y los europeos siguen siendo culturalmente superiores a
nosotros, y mejoraríamos mucho más nuestra condición si, en vez de empeñarnos
en rechazar su influencia, la asumiésemos.
Vasconcelos estaba
muy lejos de ser un indigenista. La raza cósmica, decía él, para ser
verdaderamente superior, debe impregnarse de la matriz indígena, pero también
de la española. No hay en La raza cósmica
palabras de odio en contra de los conquistadores o del legado español. De
ese modo, alguien como Vasconcelos no debería resultar muy atractivo a los
nuevos izquierdistas latinoamericanos que se nutren mucho del indigenismo y el
rechazo a la herencia occidental. Más aún, un autor que defiende el
determinismo biológico, y la existencia de razas superiores e inferiores, debe
ser anatema para la izquierda.
Pero, las circunstancias
políticas conforman alianzas extrañas. Y, en ese sentido, Vasconcelos extrañamente
ha gozado de un renovado despertar en algunos círculos intelectuales de la
izquierda latinoamericana. La principal preocupación de esta izquierda es el
poscolonialismo. América Latina, dicen ellos, ha sido vapuleada por los poderes
coloniales (primero España, y ahora EE.UU.), y ha desarrollado un complejo de
inferioridad, producto de la mentalidad colonial. Para liberarnos de ese
complejo de inferioridad, es necesario cultivar un orgullo identitario entre
los latinoamericanos. Así pues, esta nueva izquierda tiene firmes resonancias
nacionalistas: según estos izquierdistas, es necesario crear algo auténticamente
“nuestro”, un Volksgeist que nos
permita cultivar nuestra propia identidad.
Un autor que dice
que nosotros los latinoamericanos somos superiores al resto del mundo (sobre
todo superiores a Europa y Norteamérica), viene como anillo al dedo, para estos
izquierdistas que quieren cultivar el autoestima latinoamericano. Para ellos, no
importa que Vasconcelos tenga tufos de racismo; lo importante es que él abrió
espacio para que nosotros los latinoamericanos nos sintamos gente muy
importante. Y, como suele ocurrir, si Vasconcelos se valió de enormes
disparates para defender su tesis, ¡no importa! ¡El orgullo nacionalista va por
encima de todo! ¡Viva México, cabrones!
Creo que algo parecido está pasando en buena parte de la izquierda europea (también en la ultraderecha y el populismo anti-UE tipo UKIP) representada por Syriza. También es un movimiento nacionalista y de recuperación de la soberanía, en este caso frente a los mercados. En lugar de Vasconcelos en Europa se hace un remake moderno de las persecuciones y expulsiones de judíos durante la Edad Media de acuerdo a este esquema: mientras el mercado o el judío presta, todo va bien; cuando exige garantías, intereses más altos o la devolución de su dinero es malvado y se habla de auditar la deuda, impagarla o de dictadura del poder económico. En este sentido recordemos que para formar gobierno, Syriza ha priorizado una derecha nacionalista e identitaria con el único punto común de ir contra los mercados.
ResponderEliminarEfectivamente. Por alguna misteriosa razón, los nacionalismo suelen unir a la extrema derecha con la extrema izquierda. Además del caso griego que mencionas, lo veo también en el País Vasco. Hoy los nacionalistas vascos usan el lenguaje marxista, y se les suele considerar de izquierda. Pero, Sabino Arana, uno de sus fundadores intelectuales, decía disparates racistas y ultracatólicos, muy parecidos a los de Vasconcelos.
EliminarUn off topic. Soy vasco y hace muchos años que descubrí lo importante que es no decir nunca estupideces tipo «si no eres de aquí no puedes opinar». El paralelismo es obvio pero si no es por usted lo paso por alto. Bendito internet.
EliminarEs primera vez que escribo, me encontre este blog por casualidad. Es excelente. No se le ha ocurrido la idea de escribir un libro que se llame El Nacionalismo, !Vaya Timo!? Seria bueno exponer los puntos positivos y despreciables que presenta este tipo de pensamiento en la izquierda poscolonialista actual. No se mucho de la serie y puede que se haya escrito, si es asi me disculpo.
ResponderEliminarGracias. Sí, hay un libro sobre ese tema en la serie, "El nacionalismo ¡vaya timo!". El autor es Roberto Augusto. Lo reseño en este mismo blog:http://opinionesdegabriel.blogspot.com/2012/03/resena-de-el-nacionalismo-vaya-timo.html
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