Garry
Kasparov, el famoso campeón de ajedrez, tras haberse retirado de ese deporte,
lleva ahora años escribiendo sobre diversos temas. Recientemente, ha publicado
un influyente libro, Winter is Coming (“Se
acerca el invierno”), una diatriba en contra de Vladimir Putin. En el libro,
Kasparov advierte a Occidente sobre la necesidad de detener a Putin, a quien
considera un tremendo peligro, con su amenaza de pretender reconstruir un nuevo
imperio ruso.
Muchas
de las críticas de Kasparov tienen asidero. Putin, el antiguo funcionario de la
terrible KGB, considera una catástrofe el desmembramiento de la Unión
Soviética, y de forma bastante explícita, se ha propuesto retomar los
territorios perdidos. Ya arrebató Crimea a Ucrania, y resulta obvio que tiene
intenciones sobre los países bálticos, e incluso, quizás la propia Polonia.
Para poder reconstruir ese imperio, Putin necesita un Estado fuerte, y así, ha
aplastado a la disidencia rusa interna. Es a todas luces, un dictador.
Putin no
tiene añoranzas por el comunismo. Pero, sí quiere volver a la gloria imperial
rusa. Los zares y Stalin eran muy distintos, pero compartían el interés de
hacer emerger a la Madre Rusia como una gran potencia mundial. Putin pertenece
a ese club. Y, en ese sentido, su ideología es, ante todo, el nacionalismo.
Kasparov, previsiblemente, critica ese nacionalismo que, acertadamente,
identifica como uno de los principales causantes de la amenaza que representa
Putin.
Pero,
insólitamente, en otros lugares Kasparov mismo ha escrito cosas harto absurdas
que vienen muy bien a los nacionalistas rusos. Uno de esos disparates es su
respaldo a la teoría de la llamada “Nueva Cronología”, defendida por el
matemático ruso Anatoly Fomenko. Basándose en algunos retazos previos del
bolchevique Nikolai Morozov, Fomenko ha postulado la siguiente teoría: todos
los eventos de historia antigua que nosotros creemos verdaderos, fueron en
realidad inventados en crónicas del siglo XV. Según su hipótesis, Salomón es un
personaje inventado sobre la base de Suleimán el magnífico, Jesucristo está
basado en el emperador bizantino Andrónico Comneno, y así, muchos otros
alegatos extravagantes. Hay, por supuesto, muchas pruebas arqueológicas de
artefactos de civilizaciones antiguas, pero según Fomenko, las técnicas de
carbono 14 y otros métodos convencionales para colocarle fecha a esos
artefactos, no osn confiables, y todos esos artefactos en realidad proceden de
un período posterior al siglo XV.
Kasparov
no aprueba esta tesis por completo. Pero, sí la ha defendido parcialmente. A su
juicio, en los registros históricos hay inconsistencias que sólo se explican
adecuadamente con la hipótesis de Fomenko. Por ejemplo, si en la Edad Media
hubo tan poco avance en la cartografía, ¿cómo los romanos pudieron construir un
imperio sin mapas? ¿Cómo los medievales de repente olvidaron las técnicas
cartográficas de los romanos? Si en la Edad Media la gente era más pequeña que
ahora (lo sabemos por las armaduras que nos dejaron los medievales), ¿cómo los
romanos, más antiguos que los medievales, pudieron hacer tantas proezas
militares, si presumiblemente eran aún más pequeños?
Son
preguntas interesantes, pero es un error suponer que las mejores respuestas las
ofrece la disparatada teoría de Fomenko. Pues, su hipótesis tiene muchísimas
más inconsistencias que la historia convencional. ¿Qué hay de la historia
antigua de las civilizaciones no occidentales? ¿También inventaron el pasado
azteca, babilónico y chino los renacentistas? Y, ¿realmente podemos prescindir
de las técnicas de carbono 14 como pretende hacerlo Fomenko?
Tanto
Fomenko como Kasparov parten de una observación importante. En la historia de
Occidente, hubo una interrupción entre el esplendor de la antigüedad, y el
esplendor del Renacimiento. Es una exageración decir que en la Edad Media no
hubo ningún avance, pero podemos admitir que nuestra civilización sí sufrió un
declive. Pero, no es necesario inventar disparatadas teorías conspiranoicas
para explicar esto. Sencillamente, podemos confiar en lo que nos dice la
historia convencional: las hordas de bárbaros azotaron el decadente imperio
romano, la población abandonó las ciudades y se atrincheró en aldeas, y por mil
años, el esplendor civilizatorio de Occidente se detuvo.
La hipótesis
de Fomenko tiene un fuerte tono nacionalista. Pues, Rusia siempre ha estado acomplejada
frente al desarrollo europeo. La hipótesis de Fomenko alivia ese complejo. Bajo
su teoría, los rusos ya estaban empezando a construir una civilización
esplendorosa hacia el siglo X, mientras que en ese mismo momento, los
occidentales seguían siendo unos bárbaros, y sólo cinco siglos más tarde,
conformaron una civilización que inventó un pasado supuestamente esplendoroso.
Con la hipótesis de Fomenko, los rusos pueden auto felicitarse de que ellos
llegaron a la civilización primero que los occidentales.
Es un
poco extraño que Kasparov, quien ahora tanto critica el agresivo nacionalismo
de Putin, no haya caído en cuenta de cómo la absurda teoría de Fomenko, en
realidad es un aparato del nacionalismo ruso. Y, es más extraño aún que un
hombre de elevada inteligencia, como este gran campeón de ajedrez, sucumba
ahora ante un disparate de proporciones gigantescas, como es la “Nueva
cronología”.
Hola. Un gusto el Blog.
ResponderEliminarLa elevada inteligencia no hace que las personas no tengan posiciones y pensamientos sobre el mundo, sean o no ciertas. No veo, si es el caso, que una persona con una inteligencia de muy buena calidad(porque la inteligencia no se mide, y menos en cantidad) pueda estar equivocada.Es como confundir la lógica con el pensamiento critico en exceso.
Gracias. Si, gente muy inteligente puede decir cosas muy estúpidas
EliminarLo siento pero no convences, Fomento y Kasparov , si.
ResponderEliminarPara quienes estén interesados/as, les adjunto un trabajo relacionado en el cual se ahonda en las historias judía y española, tomando por referencia a la Nueva Cronología de Fomenko y Nosovskiy. Publicado en su web oficial. http://chronologia.org/sp/la_via_cronologica/index.html
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