La
relación entre la magia y la religión es compleja. En los inicios de la
antropología, autores como Tylor y Frazer quisieron establecer diferencias
firmes entre ambas: en la magia, hay un intento directo por manipular el mundo;
en la religión, hay más contemplación y menos acción directa, pues se solicita
a los dioses su intervención. Pero, hoy sabemos que las cosas son mucho más
complejas: en la magia hay muchos aspectos religiosos, y en la religión hay
muchos aspectos mágicos.
Uno de los
ejemplos más interesantes en los cuales la magia y la religión se entremezclan
continuamente, es el mormonismo. Joseph Smith, el fundador de esta religión, es
frecuentemente asumido como un profeta por los feligreses. Se le considera un profeta porque, supuestamente,
recibió revelaciones divinas a través de un ángel. Pero, en la vida de Smith
hay muchos otros aspectos que son suficientes para considerarlo, además de un
profeta, un mago. Pues, Smith no se limitó a recibir revelaciones. Él mismo
activamente las buscó a través de rituales enraizados en tradiciones que se
remontan a la magia renacentista. Esto ha sido suficientemente documentado por
historiadores como Michael Quinn y Peter Levenda.
Smith,
un joven oriundo de una empobrecida región del estado de Nueva York, trató de
ganarse la vida acudiendo a las artes mágicas. Se promocionó como un buscador
de tesoros utilizando métodos de adivinación, y logró cautivar a varios
clientes. Utilizaba palos esperando que se inclinaran para determinar una ubicación; también contemplaba piedras cristalinas, y a partir de ahí, procedía a
excavar en lugares específicos. Como cabría esperar, estos métodos nunca le
dieron resultado. Y, a partir de sus fracasos, tuvo varias querellas legales
con clientes defraudados.
Los
mormones aceptan estos hechos. Pero, alegan que ese coqueteo con la magia
ocurrió sólo en una fase inicial de la vida de Smith. Para el momento en que
Smith las revelaciones, nos dicen, ya era un hombre cambiado y dedicado
exclusivamente a las cosas de Dios. Desde aquel momento, más nunca volvió a la
magia.
Pero,
hay muchos motivos para dudar de la versión oficial que ofrece la doctrina
mormona. El mismo contenido de la revelación hace pensar que aquella
experiencia religiosa tenía conexión con el pasado adivinatorio de Smith: el
ángel Moroni le entregó unas planchas doradas que contenían aquello que vino a
traducirse como el Libro de Mormón. No es muy difícil ver la conexión de las
planchas doradas con los tesoros que buscaba Smith a través de procedimientos
mágicos.
En todo
caso, Levenda y Quinn explican que, la misma experiencia religiosa de Smith con
el ángel Moroni en el monte Cumorah, era en realidad un acto de magia
ceremonial para buscar tesoros. El primer encuentro con el ángel fue el 22 de
septiembre de 1823. Esta fecha es relevante, pues coincide con el equinoccio de
otoño, un momento propicio en las tradiciones mágicas para invocar espíritus.
Smith siguió yendo ese día del año al monte Cumorah hasta 1827, cuando
definitivamente recibió las planchas.
Smith
tenía la esperanza de encontrar tesoros, porque en el estado de Nueva York
corría la leyenda de que, siglos atrás, los piratas habían desembarcado y
habían enterrado sus tesoros. Un pirata, William Kidd, era especialmente
conocido por su leyenda del tesoro escondido. Kidd había sido ejecutado en Londres,
pero la leyenda decía que su espectro, bañado en sangre, era el guardián de su
tesoro escondido, y que todo aquel que intentara desenterrar ese tesoro,
tendría que encontrarse con ese espectro.
Años
después, Smith relató que, en su experiencia mística, tuvo un encuentro con un
ángel, Moroni. Pero, según parece, en sus primeros testimonios, Smith alegó
haberse encontrado con un fantasma ensangrentado que tenía la garganta cortada.
Es probable, entonces, que en las visiones de Smith, aquel con quien tuvo el
encuentro no fue un ser angelical que se acercó a él para darle una revelación,
sino un fantasma que protegía un tesoro que Smith estaba tratando de
desenterrar con procedimientos mágicos.
Kidd
había navegado por muchas latitudes. Uno de los lugares en los que estuvo
fueron las islas Comoras, cuya capital es Moroni. Es difícil ignorar la
coincidencia de los nombres. El monte donde ocurrieron estas experiencias
místicas es Cumorah (vino a llamarse así años después), fonéticamente próximo a
“Comoras”. Y, por supuesto, el nombre del ángel es Moroni, la capital del
archipiélago donde Kidd había navegado.
En sus
testimonios más tempranos, Smith alegó que, en aquella ocasión mística, había
también una rana presente, resguardando las planchas doradas. Pues bien, la
rana tiene también una significación muy importante en las tradiciones mágicas
y la búsqueda de tesoros. En el folklore europeo, un diablillo como Lucifuge
Rofocale, guardián de tesoros buscados por magos, frecuentemente asumía un
aspecto animalesco, en ocasiones como una rana.
Los
mormones contemporáneos tratan de restarle importancia al detalle de la rana,
pues es cierto que los testimonios de Smith sobre este animal no proceden de él
directamente. Pero, es intrigante que, en la década de 1980, un forjador de
documentos, Mark Hoffman, vendió a las autoridades mormonas un falso escrito en
el cual, un colaborador de Smith decía que, en el monte Cumorah, Smith se había
encontrado con una salamandra, y esta se convirtió en el ángel Moroni. Las
autoridades mormonas pagaron una cantidad exuberante por aquel documento, el
cual relegaron a sus archivos secretos. Debido a unas investigaciones posteriores
relacionadas con unos crímenes, las autoridades mormonas accedieron a que se
evaluara el documento, y resultó ser falso. Pero, el hecho de que las
autoridades mormonas pagaron tanto dinero, revela que tenían sumo interés en
evitar la propagación de este documento, pues sabían muy bien que, en los
orígenes del mormonismo, un anfibio tenía mucho que ver con la historia, y que
ese anfibio tenía una conexión con rituales de magia.
Gracias al sacerdote, poliglota, poligrafo y patrologo Manuel Guerra Gómez y al fundamentalista evangélico César Vidal conocia la vida y milagros del fundador de los mormones. Pero reconozco que desconocía lo del pirata y el posible origen del nombre del ángel Moroni. No obstante si deseas profundizar en sectas, pentecostalismo y comprender el auge de movimientos como la Teologia de la Prosperidad te recomiendo que leas a Manuel Guerra Gómez, leí su monumental Diccionario enciclopédico de las sectas a los 20 años en una biblioteca universitaria y me encantó su erudición, rigor y sentido apologetico. Una obra muy útil y necesari
ResponderEliminarCon gusto. Buscare el libro de Manuel guerra GOMEZ
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