En mi
libro Breve historia de Satanás, discutí
en algunas páginas la histeria colectiva
de los años ochenta del siglo pasado en EE.UU., en torno a la supuesta existencia
de sectas satánicas. Se decía que bandas de rock
inspiraban a los adolescentes a unirse a estas sectas, y cometer toda clase de
actos abominables como parte de los rituales satánicos. Y, se empezó a alegar
que existía una masiva conspiración nacional, que raptaba niños en colegios,
los sometía a abusos sexuales, y los obligaba a participar en rituales
macabros.
Una
familia de California, los McMartin, eran dueños de una guardería en la cual
supuestamente ocurrían estos abusos. Varios de los miembros de esa familia
fueron acusados. Estuvieron cinco años tras las rejas mientras se desarrollaba
el juicio, y al final, fueron declarados inocentes.
Mientras
escribía Breve historia de Satanás,
no tuve oportunidad de ver la versión cinematográfica del juicio a los
McMartin, Indictment: The McMartin Trial.
Ahora sí la he visto, y la recomiendo. Mucha gente tiene el prejuicio de que
las películas para televisión son de baja calidad, pero ésta no lo es. James Woods
ofrece una sólida actuación como el abogado de los McMartin. Y, la película fue
producida por Oliver Stone: si bien las posturas políticas de Stone a veces me
desagradan, debo admitir que casi todo lo que este señor se propone hacer en el
cine, resulta bien realizado.
La
película ofrece varios detalles sobre el juicio. Las acusaciones contra los
McMartin vinieron de niños que alegaban haber sido abusados sexualmente. Pero,
desde un inicio, la película muestra la forma tan irresponsable en que los
investigadores hicieron su labor. Los niños no estaban convencidos de que
habían sido abusados; antes bien, los investigadores los instigaron a inventar
detalles, con preguntas inducidas.
A partir de ahí, los
fiscales se basaron en evidencia sumamente débil para acusar a los McMartin.
Uno de los jóvenes de la familia había tenido relación sexual con una sola
mujer en toda su vida, y cuando la policía llegó a su casa, el joven tenía en
su posesión unas revistas pornográficas. La fiscalía asumió que esta falta de experiencia
sexual era indicativa de la pedofilia del acusado.
Luego, a medida que
el juicio progresa en la película, van apareciendo cosas aún más absurdas. Los
niños empezaban a contar historias extravagantes: el personal de la guardería
los llevaba a sótanos, y a lugares parecidos a iglesias, a participar en ritos
macabros en los cuales se sacrificaban conejos y se bebía la sangre de bebés.
Un niño identificó a Chuck Norris como uno de los presentes en esos ritos. Y,
resultó que la primera madre que lanzó acusaciones en contra de la familia
McMartin, tenía un largo historial de inestabilidad mental. Con todo, los
fiscales, irresponsablemente, siguieron empeñados en creer las historias de los
niños (sin percatarse de que estas historias habían sido inducidas por los
propios detectives).
Si bien la película
dedica atención a la forma en que los medios de comunicación participaron en
todo este fiasco, me parece que no refleja suficientemente el festín
sensacionalista que muchos periodistas irresponsables propiciaron. Hay una
breve muestra de un programa de Geraldo Rivera (uno de los periodistas más
sensacionalistas de EE.UU.), pero no mucho más. Esto es quizás una falla de la
película. Pues, toda esta tragedia fue en realidad una histeria colectiva en
buena medida alentada por los medios de comunicación. Y, quien alentó esto de
forma más grotesca, fue Geraldo Rivera. Rivera hizo una serie de programas en
los cuales se decía que en EE.UU. había millones de satanistas dispuestos a
raptar niños para realizar los macabros ritos, con lo cual, los padres de los
niños supuestamente abusados persistieron en sus acusaciones. Años después, Rivera se retractó de su postura previa, pero lo hizo en un comentario de apenas un minuto, y jamás pidió perdón por el daño que hizo a los acusados injustamente.
Toda esta historia
debería servirnos para asumir cierta cautela ante la nueva ola de histeria colectiva
en torno a la pedofilia: los abusos sexuales del clero católico. Hay, por
supuesto, muchas diferencias entre la pedofilia del clero católico, y las
supuestas sectas satánicas. Sí se ha demostrado que ha habido varios casos de
abusos sexuales por parte de muchos sacerdotes. Los investigadores de estos
casos no han inducido el testimonio de las víctimas, y el testimonio no es tan
extravagante como sí lo fue en el caso de los niños supuestamente abusados por
los satanistas.
Pero, deberíamos
aprender algunas lecciones. En el caso de la histeria en torno al satanismo, la
derecha religiosa norteamericana promovió la histeria. En el caso de los abusos
sexuales del clero católico, la izquierda anticlerical ha también aprovechado
esta circunstancia para exagerar algunas de las acusaciones, y ganar así terreno
en la secularización. Deberíamos tener más cautela.
Del mismo modo, en
el caso de los McMartin, se llegó a tomar como evidencia de pedofilia, el hecho
de que el joven acusado había tenido sexo sólo con una mujer en toda su vida,
no usaba calzoncillos (esto es algo habitual entre surfistas de California), y
consumía revistas pornográficas. Pues bien, en el caso del clero católico, los
anticlericales han dicho que el celibato induce a la pedofilia; al mismo
tiempo, la jerarquía católica alega que la pedofilia es causada por la
homosexualidad. Ambos alegatos son bastantes dudosos, y en un caso de pedofilia,
que el acusado sea célibe u homosexual jamás debería considerarse como
evidencia.
Ví el telefilme y me encantó. Aparte he decirte que la paranoia sobre los abusos sexuales satánicos estuvo muy relacionada con el uso de la hipnosis regresiva para recuperar supuestos abusos sexuales olvidados. Este artículo yo lo leí de adolescente hace 20 años pero sigue conservando su valor : http://www.hipnosisconprofesionales.com/2001/01/polemica-mundial-sobre-las-terapias.html
ResponderEliminarCuriosamente la última pelicula de Alejandro Amenabar parece que también trata estos temas (todavía no la he visto).
No deja de ser curioso que las feministas radicales compartieran hace 25 años su furor favorable a la histeria sobre los abusos sexuales satanicos con los fundamentalistas, y naturalmente las feministas vuelven a agitar la histeria con los supuestos abusos del clero catolico. El editor de Telegraph Blogs y experto en religión, Damian Thompson, comentó la columna de O’Neill y señala que "nos ha hecho un servicio al escribir este artículo en la víspera de la visita del Papa (al Reino Unido). Y, por favor, no es necesario que me recuerden los viles actos que fueron cometidos contra niños por algunos del clero católico. Los conozco. Yo escribía artículos sobre el escándalo de los sacerdotes pedófilos a principios de los '90s cuando ni la Iglesia ni la opinión pública parecía tan interesada en el tema". Por esa época, prosigue Thompson, "también escribía escépticamente sobre el ‘ritual satánico del abuso’ ¿Lo recuerdan? Para explicarlo en breve, muchas acusaciones sobre ‘abusos rituales’ resultaron ser infundadas. Sin embargo, quien se negara a ‘creer a los niños’ era denunciado por apología de la pedofilia".
Thompson señala que "claramente una pequeña minoría de sacerdotes eran abusadores, mientras que la evidencia de adoradores del demonio y pedófilos es virtualmente inexistente" y agrega que en los '90s "a los académicos o periodistas que hacían preguntas extrañas sobre las bases empíricas de las acusaciones de satanismo eran callados por un grupo cuyos miembros eran secularistas que odian la religión y protestantes extremistas. Llámenme paranoico, pero parece que esta antigua alianza ha vuelto nuevamente a las andadas". https://www.aciprensa.com/noticias/ateo-desmiente-mito-de-sacerdotes-pedofilos-y-violadores/
En otra ocasión me has dicho que la histeria colectiva era compartida por protestantes extremistas y secularistas. Francamente, no veo ninguna evidencia de que los secularistas estuvieran alimentando esta histeria. El único secularista al cual he visto alimentar esta histeria, es Pepe Rodríguez, pero este señor es bastante marginal en EEUU (el país donde más se desarrolló la histeria). ¿Tienes evidencia de que los laicistas alimentaran la histeria?
EliminarSí, la tengo : http://www.themediareport.com/
ResponderEliminarEse enlace habla sobre la pedofilia católica (y, por cierto, doy la razón a esa laicista, el Papa no ha hecho lo suficiente por castigar a los curas pedófilos). Yo te preguntaba por la participación de los laicistas en la histeria colectiva en torno a los ritos satánicos.
EliminarThis is why the publications in which British proponents of the Satanic panic made their mark were not journals of the cloth; they were the rags of the left. It was publications like the New Statesman and Marxism Today which carried tales of ‘a culture of sexual terrorism, power and sacrifice’, of ‘[organised] rituals to penetrate any orifice available in troops of little children; to cut open rabbits or cats or people and drink their blood; to shit on silver trays and make the children eat it’. For certain elements of the British left, with feminist theorising prominent and a sense of defeat writ large in the Miners’ Strike, the fall of the USSR and the electoral success of Margaret Thatcher, the Satanic panic touched a nerve. It revealed to sections of a disillusioned left the reason for their failure to realise socialism: a working class corrupted by patriarchy, and fucked up by the family. Little wonder that old-time-Communist-cum-feminist Beatrix Campbell, one of the most vocal proponents of ritual-abuse ideas, wrote recently: ‘It was feminism that clarified the unsustainability of state communism. Macho, manic productionism relies on force, it valorises conquest of nature and other humans. It marginalises the means of reproduction – how societies sustain themselves, breathe, give birth, grow and rest, clean up; how people take care, give pleasure and co-operate… The sexism – and destructiveness – of modernity was not evolutionary, it was a bitter political struggle. The outcome: men’s movements masquerading as egalitarian and socialist.’ In this sense, Satanic ritual abuse was merely one of the most depraved forms of society’s endemic machismo.
EliminarBecause of the left-feminist inflection of the Satanic panic in the UK, its legacy is not a rational, more sober approach to child protection following the nasty, destructive excesses of the 1980s and early 1990s. No, the legacy, properly speaking, was the secularisation of the Satanic panic, its transmutation into the nasty, destructive excesses of today’s obsession with child abuse, the conviction that families up and down the land are caught in cycles of abuse. There are cases of child abuse - of that there can be no question. But the certainty that child abuse is everywhere, that it is rife, that children must be encouraged and pushed into revealing it - in those strains, you can still hear one of the devil’s best tunes. http://www.spiked-online.com/newsite/article/13119#.VhdfMW4_6og
Gracias. Pues, sí, llevas razón. Con todo, en EE.UU., a diferencia de Inglaterra, la izquierda casi no participó en la histeria.
EliminarOye ¿en el libro ese tembien hablas de las alegorías y el papel deldiablo en algunos carnavales (por ejemplo el de Riosucio en Colombia o los diablos del yare en Venezuela)?
ResponderEliminarNo, no trato eso en el libro.
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