Como parte del tesoro de los templarios, algunos
conspiranoicos dicen que los caballeros tuvieron en su poder el Arca de la
Alianza. Por las descripciones de la Biblia, sabemos que este artefacto es
real. Según la historia tradicional bíblica, Dios dio a Moisés las tablas de la
Ley, y Moisés las guardó en el Arca de la Alianza. Esta historia es muy dudosa,
pues ni siquiera podemos estar seguros de que Moisés existió. Pero, los
historiadores y arqueólogos sí aceptan que, al menos para el siglo VI antes de
nuestra era en el reino de Judá, el Arca sí existía. Se ubicaba en el Templo de
Jerusalén, en una habitación llamada el Santísimo; según la creencia judía, el
lugar más sagrado de la Tierra, donde se hacía conexión con lo divino.
Los
hebreos atribuían al arca poderes mágicos. En especial, lo consideraban un
talismán para la guerra. Es por ello que los conspiranoicos presumen que los
templarios tenían un especial interés en este objeto, pues vale recordar, los
templarios eran ante todo una orden militar. La Biblia narra que, el año 586
antes de nuestra era, el imperio babilónico asedió Jerusalén. Los babilonios
saquearon el templo, y cabe presumir que el arca estaba entre los objetos
robados. No tenemos más noticias sobre el asunto. Podemos conjeturar que los babilonios
se llevaron el arca, y que, eventualmente, desapareció. II Macabeos, un libro
muy posterior que sólo está incluido en la Biblia católica, narra que, en vista
del acecho de los babilonios, el profeta Jeremías se llevó el arca y lo
escondió en una gruta en las afueras de Jerusalén. Pero, esta historia se
escribió varios siglos después de los supuestos hechos que narra, y no es de
confiar.
Con
todo, algunos autores han asumido que, ante el asedio babilónico, los
sacerdotes judíos tomaron las previsiones, y guardaron el Arca de la Alianza en
algún sótano del Templo. Según una teoría, cuando los templarios llegaron a
Jerusalén, pasaron varios años excavando en las adyacencias del Templo. Y, se
dice, encontraron el Arca de la Alianza. Los conspiranoicos especulan que, en
su fuga, los templarios se llevaron el arca, de forma tal que podría estar
escondido en Escocia o en América. De nuevo, los conspiranoicos hacen alegatos,
pero no presentan ningún tipo de evidencia.
Hay
aún otras teorías respecto al paradero del Arca de la Alianza. La Iglesia de
Etiopía ha alegado desde hace varios siglos que ellos son los guardianes del
arca. Supuestamente, se encuentra en una iglesia en la ciudad de Aksum. ¿Cómo
llegó allá? Según una leyenda narrada en el Kebra
Nagast, una epopeya nacional etíope escrita en el siglo XIV, el rey Salomón
y la reina de Saba (la misma que, según la Biblia, visitó al rey en una célebre
expedición) tuvieron un hijo, Menelik. La reina volvió a su país de origen y
Menelik creció sin conocer a su padre, pero años después, Menelik volvió a
Jerusalén. Robó el Arca de la Alianza, y en su lugar, dejó una réplica. Menelik
se llevó el arca original a Etiopía, donde le sirvió como talismán en campañas
militares, y hoy reposa en una iglesia en Akum.
La
historia es muy dudosa. Además de que se compuso veinticuatro siglos después de
los hechos que supuestamente narra, el Kebra
Nagast tenía claras intenciones políticas. En el siglo XIV, había en
Etiopía una disputa entre dos dinastías pretendientes al trono. Como en muchas
otras monarquías, una de las dinastías en disputa (los aksumitas) pretendía
legitimarse alegando linaje de alta estirpe, y así, se inventó la historia de
Salomón y Melenik para hacer creer que los miembros de esa dinastía eran
descendientes de Salomón. Naturalmente, la historia narrada en el Kebra Nagast no es de confiar, y si bien
en la iglesia de Aksum seguramente reposa un arca (nadie la ha podido examinar,
pues está custodiada por guardias asignados por la Iglesia de Etiopía), es
altamente probable que ese arca no sea el original que se remonta a los tiempos
de Salomón.
Hay
algunos etíopes que admiten que el Arca de la Alianza no está en Aksum. Pero,
según ellos, sí estuvo hasta hace algunas décadas. Según esta teoría
conspiranoica, cuando el ejército israelí intervino militarmente en Etiopía en
1985 para rescatar a los Bene Israel (los judíos etíopes) y llevarlos a Israel,
aprovechó la ocasión para robar el arca en Aksum y llevárselo. ¿Por qué la
Iglesia de Etiopía no reclamó esto? La mente conspiranoica, para intentar
resolver estos vacíos explicativos, termina por argumentar que todo se trata de
una gigantesca conspiración. Y así, en este caso, algunos han dicho que, por
motivos desconocidos, la Iglesia de Etiopía también fue cómplice de ese saqueo
(aunque algunos sugieren que hubo un soborno).
Los
conspiranoicos tienen un talento particular para unir cosas inconexas. Y así,
no faltan autores que han intentado unir la historia de los templarios, con la
historia del Arca de la Alianza en Etiopía. Según una teoría adelantada por
Graham Hancock (un tipo que también tiene teorías aventuradas sobre
civilizaciones perdidas), los sacerdotes judíos llevaron el Arca de la Alianza
a la isla de Elefantina, en Egipto, durante el reinado de Manasés en Judá
(según la Biblia, un rey impío, precisamente el motivo por el cual los
sacerdotes tomaron la decisión de sacar el arca). En Elefantina, el Arca de la
Alianza estuvo dos siglos, hasta que finalmente lo montaron en una embarcación
por el Nilo, y llegó a Etiopía.
Hancock
alega que los templarios se enteraron de que el arca estaba en Etiopía, y así,
organizaron una expedición para recuperarla. La Iglesia de Etiopía, temerosa de
que esta orden militar se apoderase de tan fantástico amuleto para la guerra,
envió una delegación al Papa Clemente V, explicando la situación. El Papa
también se asustó ante la idea de que los templarios aumentasen su poder
adquiriendo el arca, y así, decidió ordenar el arresto masivo de los templarios
el fatídico 13 de octubre de 1307. Otra teoría fantástica sin la menor
rigurosidad de pruebas.
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