lunes, 19 de enero de 2015

El racismo de los indígenas norteamericanos



            En América Latina, el indigenismo ha procurado divulgar la identidad indígena a toda la población. Y, frecuentemente, los políticos demagogos hacen uso de esto. Gente como Rafael Correa alega hablar lenguas indígenas, pero rara vez se le ha visto tener una conversación fluida en esas lenguas. Pero, al político demagogo le viene muy bien asumir la identidad indígena, pues con eso establece sus credenciales como liberador de los oprimidos.

            Así pues, es común que en aquellos países de América Latina que son gobernados por demagogos cercanos al indigenismo, se hagan grandes esfuerzos para que aún las personas cuyos ancestros no son indígenas, asuman parte de la identidad indígena. Los 12 de octubre (antes llamado “el día de la raza”, ahora el “día de la resistencia indígena”), los colegios exigen que los niños se disfracen de indígenas, en conmemoración de la resistencia. Se exalta la dieta del maíz y la yuca. Se invita a incorporar elementos musicales indígenas en la música popular. Políticos como Hugo Chávez continuamente exhortaban a la población a “vivir como nuestros indígenas”, supuestamente en un estado idílico de paz y convivencia con el medio ambiente.
            Es interesante contrastar esta promoción de las culturas indígenas en América Latina, con lo que ocurre en América del Norte. Allí donde los indígenas latinoamericanos aparentemente están muy felices de que el resto de la población asuma parte de su cultura, los indígenas norteamericanos se resienten por ello.
En EE.UU. y Canadá hay grupos sociales que, como los demagogos latinoamericanos, exhortan a la población a emplear elementos culturales indígenas en la comida, el vestido, la música, la religión, etc. Pero, en vez de alegrarse por ello, los indígenas norteamericanos consideran eso un robo cultural. Según su entendimiento, sólo los indígenas tienen derecho a usar plumas como vestido, o a practicar rituales chamánicos. Si una persona no indígena se atreve a asimilar algún aspecto cultural indígena, está cometiendo una grave falta, pues estaría invadiendo la integridad cultural de los pueblos indígenas.
Los indígenas norteamericanos ven la apropiación de símbolos culturales como una forma de mercantilización de su cultura, algo muy frecuente en el capitalismo consumista de América del Norte. Hasta cierto punto, tienen razón. Pero, vale apreciar que, bajo ese argumento, cuando un político demagogo como Rafael Correa se apropia de elementos culturales indígenas, también está mercantilizando la cultura indígena, no propiamente para ganar dinero, pero sí para ganar votos.
En todo caso, la actitud de los indígenas norteamericanos tiene mucho de reprochable. Pues, con ella, se asume que un pueblo no tiene derecho a incorporar los elementos culturales de otro pueblo. Con ello, se opone a cualquier forma de asimilación. Y así, se hace eco de la ideología racista del siglo XIX, según la cual, cada pueblo tiene una esencia cultural que no puede ser transformada. Los racistas del siglo XIX opinaban que un niño negro, aún si recibía una educación europea, jamás podría ser asimilado a la civilización occidental, y se seguiría comportando como negro. Pues bien, los indígenas norteamericanos están asumiendo que un blanco, aún si se impregna de elementos culturales indígenas, siempre seguirá siendo blanco. Esto es muy lamentable.

4 comentarios:

  1. Que bueno que en Mexico la izquerda ludita que tenemos aun no se hace eco de las barbaridades que hacen en chavezuela

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    1. Yo no estoy muy seguro de lo que dices. Cuando estuve en el museo antropológico de la UNAM, vi mucha celebración de los aztecas y su barbarie. Y, Enrique Dussel, un izquierdista ludita de grandes proporciones, si bien es oriundo de Argentina, ha hecho su carrera en México.

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    2. Mientras países como México, Honduras, Guatemala, Colombia se hunden en la corrupción vienes tú a decir que en Venezuela existe cosa peor. Vaya, vaya, vaya! A lo mejor fuiste decapitado, ultrajado en una discoteca o guindado de un puente en Venezuela. O a lo mejor estás cansado de hacer huelga en Venezuela para conseguir cupo en la universidad. O estás haciendo cola por el sabotaje de tus amigos de la derecha mendocista.

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    3. Si de verdad eres profesor, en vez de atacar con sarcasmos irrelevantes, irías al grano, y me señalarías a cuál parte del escrito te opones, por qué, y estableceríamos un diálogo fructífero.

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