No fui bautizado, pero hice la primera comunión.
Frecuentemente mis amigos católicos saltan a decirme que eso “no es posible”,
pues según ellos, viola el orden de los sacramentos. En efecto, cuando me
disponía a prepararme para la primera comunión, la maestra preguntó quién de
nosotros en el salón de clase no estaba bautizado, a fin de bautizarlo antes de
recibir la comunión. Un compañerito levantó la mano, y el resto de la clase se
burló de él. Viendo lo que me esperaba si yo también levantaba la mano, decidí
mentir.
En la
preparación para la primera comunión, la maestra de catecismo nos enseñaba
cosas muy extrañas. Ella decía que se le aparecía el diablo en forma de niño cuando
se iba a bañar. Para nosotros, aquello era, por supuesto, terrorífico pero
emocionante a la vez. Pero, más terrorífico y emocionante me resultaba su
enseñanza de que, en algún momento, llegará el último papa, cuyo nombre será
Pedro. Después de eso, vendrá el apocalipsis. Habrá papas mientras dure la
historia: el primer papa se llamará Pedro, y el último también. Por ende,
cuando suba un papa con el nombre de Pedro, ya sabemos que viene el
apocalipsis.
Ahora,
como adulto dedicado al estudio académico de las religiones, comprendo que la
mentalidad de aquella maestra era emblemática de una división muy latente en el
mundo católico. En Roma están los jerarcas que se dedican a formular y defender
doctrinas oficiales que, en realidad, aburren al vulgo. En los pueblos, abundan
más bien los católicos devotos que prefieren dedicar más atención a las curas
milagrosas, los ataques de demonios y exorcismos, y las expectativas
apocalípticas.
La
maestra nos había enseñado que la llegada del papa Pedro estaba predicha en la Biblia. En la universidad, por supuesto,
supe que nada de eso estaba en la Biblia.
Pero, ¿de dónde sacó la maestra esa fantasía? Eventualmente aprendí que procede
de Malaquías, un oscuro santo irlandés del siglo XII.
En el
siglo XVI apareció un panfleto, atribuido al santo Malaquías (pero es muy
disputable que el Malaquías original las haya redactado). Este panfleto
contiene 112 frases cortas en latín, las cuales describen a los futuros papas,
desde el año 1143 (la época durante la cual vivió Malaquías). Esto sería un
clásico caso de profecías post hoc: el
truco de escribir profecías después de
que se han cumplido, dando la apariencia de poseer un conocimiento sobre el
futuro. Así, el autor del panfleto en el siglo XVI daría descripciones
correctas de papas que habían vivido desde el siglo XII hasta el siglo XVI,
haciendo creer que fueron profecías hechas en el siglo XII, y cumplidas. Y,
valiéndose de esa (falsa) credibilidad, haría predicciones sobre eventos
futuros.
Con
todo, un sector de ese catolicismo popular al margen de la jerarquía, ha
procurado buscar evidencia que ‘confirman’ las profecías de Malaquías. Las
profecías no dan los nombres concretos de los papas, pero enuncian hechos que,
supuestamente, concuerdan con algún aspecto relevante de la vida del papa en
cuestión. Por ejemplo, del papa 110 en la lista de las profecías (el cual
correspondería a Juan Pablo II), se dice apenas: “de labore solis” (“de la
labor del sol”). Pues bien, Juan Pablo II nació un día que hubo un eclipse
solar, y el día de su entierre hubo también un eclipse solar.
Consideremos la
profecía del papa 111 en la lista (correspondiente Benedicto XVI en el orden
cronológico): “gloria olivae”, la “gloria
de la oliva”. Este papa asumió el nombre de Benedicto. Y, el emblema de la
orden de los benedictinos es la oliva. Estas coincidencias ocurren con todos
los papas que se anuncian en las profecías de Malaquías.
En realidad, nada
de esto debería resultar espectacular. El truco del autor de estas profecías,
como el de Nostradamus (también un vidente del siglo XVI, de quien incluso se
ha postulado que pudo haber sido el autor de las profecías de Malaquías), es
elaborar enunciados escuetos y vagos, lo suficiente como para que sea bastante
fácil encajarlos a cualquier personaje. Con un poco de esfuerzo, podríamos
hacer encajar la lista de frases de las profecías de Malaquías, con la sucesión
de presidentes de EE.UU., o mandatarios de cualquier otro país.
Con todo, la lista
de Malaquías sí hace una profecía más precisa en torno al papa 112 de la lista.
Se llamará ‘Pedro’. Si, al morir Benedicto XVI, el próximo papa no se llama ‘Pedro’,
la profecía ya no tendría credibilidad. Lo interesante, no obstante, es que ese
papa 112 es el último de la lista. Y, la frase que lo describe es: “en tiempos
de extrema persecución de la santa Iglesia Romana, ahí estará sentado. Pedro el
romano, quien cuidará a las ovejas en las tribulaciones; cuando hayan cesado, la
ciudad de las siete colinas serán destruidas, y el terrible juez juzgará a su
gente. El
fin”.
No creo que el próximo papa sea tan imbécil como
para asumir el nombre de Pedro. Hacerlo así, crearía una histeria apocalíptica
entre ese sector popular católico que, como mi maestra de catecismo, está muy
atento a la llegada del juicio final, aun sin necesariamente saber de dónde
procede la profecía sobre Pedro II. Al asumir otro nombre, sospecho que el
próximo papa deslegitimará la profecía de Malaquías.
Pero, suele ocurrir
en los movimientos apocalípticos, que frente al fracaso de alguna profecía o
expectativa, sus participantes incurren en sendas disonancias cognitivas, y
tratan de explicar por qué aparentemente fallaron las profecías. Pues bien, me
atrevo a pronosticar que, cuando el próximo papa no se llame Pedro, ese sector
entusiasta de las profecías de Malaquías sostendrá que, en realidad, el papa
secretamente sí se llama Pedro, pero que asumió otro nombre públicamente, como
parte de una conspiración para ocultar la llegada del apocalipsis. Los
sociólogos que han estudiado de cerca los movimientos apocalípticos suelen
señalar que, quienes conforman estos movimientos, son muy proclives a tener
mentalidades paranoicas que formulan teorías de conspiración.
El hecho de que las
profecías de Malaquías generen expectativas es sintomático de que, queda un
grueso sector descontento en la Iglesia Católica. Los historiadores suelen
recordarnos que los movimientos apocalípticos florecen en tiempos de
desesperación. Juan de Patmos escribió las terroríficas descripciones del Apocalipsis, como medio de aliento a los
perseguidos cristianos, y con la esperanza de que, con el juicio final, habría
un nuevo inicio libre de corrupción. La reciente histeria en torno al
calendario maya debió ponernos en alerta, no frente al hecho de que el mundo se
acabaría el 21 de diciembre de 2012, pero sí frente al descontento colectivo
que motiva a la gente a creer en estos eventos apocalípticos y depositar sus
esperanzas en ello. La continuidad de la popularidad de las profecías de
Malaquías también debería ser un llamado a evaluar por qué tanta gente está tan
descontenta.
Cuando comenzó el Papa Benedicto, había muchos sectores en la iglesia que estaban muy muy descontentos por este Papa tan "conservador" y estricto, tan ortodoxo y en la línea de hierro de la doctrina. Y pensé: bueno, al menos quienes están de acuerdo con esas cosas, estarán contentos...
ResponderEliminarHace como un año, descubrí, aquí en la red, que hay grupos católicos que consideran a este Papa, demasiado modernista, innovador, fuera de la doctrina, liberal, modernoso, osado y en peligro de heterodoxia, si ya no habiendo caído en ella por extremista e izquierdoso... No podía creerlo. Quedé con la boca abierta. Eso demuestra un dicho gringo: "To be with shit up to your ears is nothing compared to lie buried in shit".
Creo que hay varios grupos católicos que se separaron después del II Concilio Vaticano, porque consideran que Juan XXIII abrió la puerta a demasiada permisibilidad. ¡Vaya por Dios!
EliminarMe gustó este análisis sobre cómo las profecías pueden ser forzadas y maniatadas para crear miedo en los creyentes. El hecho es que hoy es un día importante, ya que el Papa Benedicto XVI tuvo la gentileza de renunciar. Ya veremos cual otro "representante de dios" ocupará su lugar y si ése -secretamente o no- se llame Pedro.
ResponderEliminarBuen artículo Gabriel, con tu permiso lo recomendaré por "Librepensamiento Raguniano" en Facebook.
Un abrazo,
Rafael Baralt
@raguniano
Gracias Rafael, y felicidades por tu blog, lo leo de vez en cuando.
EliminarMuy interesante artículo la verdad, Saludos de Ecuador
ResponderEliminarGracias, conozco la bella Quito...
EliminarExcelente artículo. Me atrevería a hacer una pregunta al aire, entre tanto "representante de dios" , ¿cabrá en algún momento y lugar de la historia el nombre de Petra?
ResponderEliminarGracias, hay la historia de que una mujer se hizo pasar por papa en la Edad Media, pero la mayoría de los historiadores concuerda en que se trata de una leyenda sin fundamento.
EliminarSan Malaquias nunca escribio dichas profecias despues de 600 años de su muerte se la mal atribuyeron a este y no se saben quien. Algunos historiadores de la iglesia dicen que dichas profecias son falsas.
ResponderEliminarEn el texto dejo bastante claro que, efectivamente, es poco probable que Malaquías sea el autor de esas profecías.
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