Ésta es mi segunda réplica a Roberto Augusto en un nuevo
debate (su réplica está acá, mi comentario original está acá).
Augusto
empieza por acusarme de que yo confundo el concepto de ‘secesión unilateral’. Sólo
acepto parcialmente esa acusación. En mi comentario original, me referí con el
nombre de ‘secesión unilateral’ al caso de la independencia hispanoamericana, y
efectivamente, aquello fue una secesión unilateral. Respecto al caso de Quebec,
utilicé el concepto de ‘referéndum unilateral’, el cual, si bien admito que
pudo resultar confuso, no es lo mismo que una ‘secesión unilateral’: trataba de
sostener la idea de que en ese referéndum, no participaron los canadienses de
otras regiones. En todo caso, agradezco a Augusto el haberme señalado esta
confusión.
Yo no he mencionado
que el referéndum de Quebec en 1995 fue un ejemplo de secesión unilateral. Sólo
he mencionado que la decisión de la corte suprema en 1998 abrió las puertas a la posibilidad de una futura secesión
unilateral, aunque eso sigue en discusión en Canadá. Pero, en todo caso, sostengo mi alegato original: la secesión
unilateral tiene justificación moral, si el colectivo así lo decide, y no tiene
necesidad de contar con el aval (directo o indirecto) del Estado que pierde el
territorio. Seguramente autores importantes sobre la secesión, como Allen
Buchanan, no estarán de acuerdo conmigo. Pero, hay muchos otros que sí: Murray
Rothbard, Christopher Heath, Robert McGee, entre otros.
También
me recuerda Augusto que la ONU no acepta el derecho a la secesión unilateral. Tiene
efectivamente razón; aunque el tema más complejo, pues la ONU sí acepta la secesión
unilateral en casos coloniales, pero como he sostenido, nunca se ha precisado cómo
difiere una colonia de una provincia, y dependiendo del criterio que empleemos,
regiones como Cataluña sí podrían calificar como territorio colonial, aun si la
ONU no lo incluye en su lista de territorios no gobernados (la ONU ha
demostrado ser bastante débil en este aspecto; territorios como el Tíbet, por
ejemplo, no están en esta lista). Pero, en todo caso, acá no estoy discutiendo
legalidad, sino moralidad. La ONU puede decir misa. No me interesa tanto saber
qué dice una ley, sino qué es lo justo. Y, bajo las premisas liberales, el
Estado se conforma bajo un contrato. Si una de las partes no desea darle
continuidad a ese contrato, está en su derecho de retirarse.
Augusto invoca un típico
argumento en contra de la secesión: si una región se separa de un Estado, ¿dónde
colocamos el límite? ¿Tienen derecho los wayúu, yanomamis y tantas otras
comunidades indígenas a separarse de Venezuela? Es curioso que este mismo
argumento ha sido invocado por Milosevic, Lincoln, Fernando VII, y tantos otros
estadistas que, a sangre y fuego, quisieron preservar la unidad de sus Estados.
La respuesta estándar
a esta objeción es: si esas comunidades cuentan con la capacidad para
conformarse como Estado, entonces sí, sí tienen el derecho a la secesión. Hay,
por supuesto, muchos detalles que afinar. Si el Estado que pierde el territorio
tiene una deuda pendiente, el nuevo Estado tendría la obligación de asumirla
proporcionalmente, etc. En todo caso, la moralidad de la secesión por lo
general debe estar acompañada por algunas justificaciones adicionales que, a mi
juicio, se cumplirían en el caso catalán. Estas justificaciones no son
meramente nacionalistas (de hecho, me parecen las menos relevantes), pero sí
podrían obedecer a motivos económicos. Un secesionista puede justificar
moralmente su movimiento, no porque su identidad nacional esté en peligro, sino
porque sencillamente, existe una relación de explotación económica por parte
del poder central respecto a su región.
Si alguien compra
un rancho, estimo que no tendría derecho a la secesión. Pero, si se conforma un
colectivo en ese rancho, y continuamente se pagan impuestos no retribuidos
consistentemente dirigidos a un poder central, entonces, si ese rancho tiene la
suficiente fortaleza como para constituirse como Estado, puede reclamar una
consulta secesionista. Contrario a Augusto, no temo a la fragmentación de los
Estados actuales y a la multiplicación de su número; hay muchos Estados cuyo tamaño convendría reducir,
precisamente para limitar el poder desmedido de sus autoridades. Muchos Estados
actuales son despóticos debido a su negativa a honrar las solicitudes
secesionistas. Rusia y China, por ejemplo, reducirían sus niveles autocráticos
si al menos estuvieran más abiertos a la negociación con los chechenos y
tibetanos.
Augusto limita el
derecho a la secesión sólo a casos de invasiones militares o genocidios. Pero,
yo insisto, virtualmente todos los Estados del mundo se han conformado por vía
de alguna invasión militar a otro territorio, y la propia España no está exenta
de ello. Por ende, virtualmente todos los Estados son vulnerables a que alguna
región reclame secesión, si su mayoría así lo prefiere.
Augusto asegura que
Cataluña no aporta más de lo que
recibe al fisco. Me sorprende esa aseveración, en vista de que son muchísimos
los actores políticos que opinan lo contrario. Albert Balanza, Duran i Lleida y
Margarita Sáenz-Díez, por ejemplo, son enfáticos al respecto (acá). Pero, debo
admitir que no conozco de cerca estos datos, y por ahora, no comentaré más
sobre este punto en particular. Tendré que considerar las formas alternativas
de cálculo que Augusto propone. En todo caso, Augusto llama al aporte catalán ‘solidaridad
entre territorios’, en vez de ‘expolio fiscal’. Sirva como advertencia que la
historia del colonialismo está poblada de eufemismos, y así como Augusto llama ‘solidaridad
entre territorios’ a esta situación, Fernando VII pudo haber alegado que el
tributo venezolano a España era también una ‘solidaridad entre territorios’,
pues los venezolanos estábamos en obligación de socorrer a los andaluces y extremeños. No
importa cómo llamemos las cosas, sino cómo realmente son.
Augusto me recuerda
que, en el pasado, sí ha habido presidentes españoles oriundos de Cataluña. Yo
jamás he negado eso. En mi blog original, escribí esto: “hasta donde sé, es casi imposible (no de iure, pero sí de facto) que un catalán o vasco pueda ser electo presidente de
España”. Esas palabras dejan claro que en
el presente (no mencioné el pasado), un catalán lo tiene muy difícil ser
presidente, en buena medida por el giro que ha tomado España desde la época
franquista. Figueras y Pi y Margall fueron presidentes durante la I República
hace casi siglo y medio; yo estoy hablando de los tiempos actuales, muy
distintos de las circunstancias políticas de aquella época.
Por último, Augusto
niega que Cataluña fuera anexada por Castilla, pues hubo una unión entre las
coronas de Aragón y Castilla, por vía del matrimonio de sus monarcas. Mi
respuesta: no todas las anexiones son violentas, unir reinos por vía de nupcias
reales es también una forma de anexión. Desde el tratado de Westfalia en el
siglo XVII, se avaló la soberanía, y se acordó que los cambios territoriales
tendrían que venir por la decisión del colectivo, y no por una mera
circunstancia en la vida del monarca. Así pues, a los catalanes jamás se les
preguntó si deseaban formar parte de España, sencillamente porque su rey se casó
con una reina de otra región. Se trata de una consulta que sigue pendiente y
que España debería honrar, independientemente de lo que diga su constitución,
pues lo justo está por encima de lo legal. Si yo fuera catalán, votaría en
contra de la secesión, pues vería más ventajas en la continuidad con España. Pero, si fuera un político castellano, concedería ese
referéndum, sin dilatar el tiempo con modificaciones constitucionales.
Me hubiese gustado,
por otra parte, que Augusto tratase de responder de forma más directa a la
comparación entre la secesión hispanoamericana y la catalana. Augusto sostiene
que, en casos coloniales, sí hay derecho a la secesión unilateral. Pues bien,
me parece que la pregunta clave es: ¿bajo qué criterio México sí era una
colonia, pero Cataluña no lo es? Augusto ha admitido que el criterio
territorial es mayormente irrelevante. Para él, son más importantes otros tres
criterios. Estamos en presencia de una colonia cuando el régimen político no es
democrático, cuando la región fue anexada, y cuando el poder central se dispone
a explotar. Pues bien, yo insisto: un territorio puede ser colonial y a la vez
democrático (como pudo haber sido Cuba bajo las cortes de Cádiz, por ejemplo).
Cataluña y otras regiones de España fueron anexadas por el poder central de
Castilla (bien por vía pacífica pero ilegítima, como el matrimonio real entre
Fernando e Isabel; bien por vía militar, como el mismo Augusto reconoce ha sido
el caso de Navarra, Granada y tantos otros territorios). Y, bajo el análisis de
varios autores, Cataluña hoy ha sido explotada fiscalmente por el poder central
de Madrid (a pesar de que, de nuevo, reconozco que debo ver de cerca los datos
que ahora arroja Augusto sobre este asunto fiscal). Insisto, entonces, ¿por qué
Cuba sí merecía el calificativo de ‘colonia’, pero no así Cataluña? No estoy
cerrado a la posibilidad de que, en efecto, no sea adecuado llamar a Cataluña
una ‘colonia’, pero quisiera una respuesta con criterios claros por parte de
Augusto, especialmente teniendo en cuenta mis objeciones a los criterios tradicionalmente
empleados.
La ONU puede decir misa. No me interesa tanto saber qué dice una ley, sino qué es lo justo. Y, bajo las premisas liberales, el Estado se conforma bajo un contrato. Si una de las partes no desea darle continuidad a ese contrato, está en su derecho de retirarse...
ResponderEliminar----------------------------------
Si usted se arroga el derecho para decidir lo que es o no justo vamos apañados, pero es que en el caso catalán y suponiendo que tal contrato lo sea, -yo digo que no y luego lo explico- en el mismo contrato se pactó la claúsula por la cual nadie se puede independizar del estado: Constitución española Artículo 2
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.
Esta clausula fue ratificada por los ciudadanos catalanes, por lo tanto para poder cambiar la clausula hay que cambiar la constitución, y eso solo se puede hacer mediante un proceso por el cual tengan voz y voto todos los españoles.
Y ahora le explico el por qué no hay tal contrato, y la razón es porque un contrato se suscribe entre al menos dos partes distintas entre si, pero cuando se ratificó la constitución española Cataluña no era una parte distinta al estado español, sino parte de ese mismo estado, por lo tanto no hay tal contrato y sí hay unas leyes y normas de convivencia para TODOS los españoles, y no solo para los catalanes. Sería distinto si la constitución definiese obligaciones y derechos distintos para los catalanes con respecto al resto de españoles, pero no es así.
Por cierto, los contratos en todo caso están para cumplirse, y en este caso si así lo fuese tendrían que cumplirlo o no haberlo aceptado. En todo caso la constitución española articula la fórmula para variar la constitución, y es ahí a donde deben dirigirse los políticos catalanes.
Por una razon muy sencilla, en 1978 toda España, incluida Cataluña voto la Constitucion por referendum y se comprometieron a que esa era la norma suprema del Estado y que solo se podria cambiar por los metodos establecidos en la misma. Asi que las modificaciones territoriales debe votarlas todo el pais, y es lo justo ya que Cataluña no es solo de los catalanes es la parte de un pais y no esta bien que se hable como si solo unos tuviesen derecho a opinar y encima a eso se le llame democracia
ResponderEliminarNo es lo mimso un contrato que la ley, un contrato es una relacion legal entre particulares, la ley controla el orden publico y el funcionamiento de un pais
Cataluña era parte del reino de Aragon desde que ese nombre existe y luego se unio a Castilla, nunca fue un territorio a parte y todas las decisiones que se han tomado es en consideracion a un conjunto
Ademas la gente no esta informada de las verdaderas consecuencias como Mas tuvo que reconocer en Europa
Dsitraen a la gente con ideas desfasadas, egocentricas y egoistas y fomentan el odio, todo eso se ve cada vez mas en los radicales pero consiguen lo que quieren que es que no se fijen en la situacion economica y echen la culpa al de fuera, como hacian siempre lso dictadores
Aunque se carguen Cataluña por el camino, solo se preocupan por sus intereses
Yo puedo aceptar que si en Cataluña se votó a favor de la constitución, entonces no hay derecho a la secesión unilateral. Pero, si esa opción no ganó en Cataluña, cabe lugar disputarla, aun si la aprobación triunfó en el resto de España
Eliminar