Imaginad la escena: Ramón, un estudiante de medicina está
de vacaciones en las selvas del sur de Venezuela. Hasta ese momento, está
encantado con la observación de la fauna y la flora, y ha hecho varios amigos de
una tribu indígena que habita en esas selvas. De repente, Ramón observa que un
niño indígena tiene una fiebre muy intensa. Ramón examina al niño, y se da
cuenta de que tiene una infección. Por fortuna, Ramón tiene a la mano los antibióticos
y medicamentos que, al ser aplicados, eliminarán la infección y la fiebre con toda
seguridad.
Pero,
los indígenas de esa tribu tienen sus propios remedios. El curandero de la
aldea examina al niño, y sostiene que el origen de la enfermedad es un espíritu
que se ha apoderado del infante. En opinión del curandero, no deben aplicarse
las inyecciones de Ramón, pues eso molestará a los espíritus, y será peor. Al
contrario, el niño debe ser sometido a baños ceremoniales y algunas hierbas
para expurgar a los espíritus.
Ramón
sabe que, si no se aplican los antibióticos, el niño probablemente morirá.
Pero, antes de discutir con el curandero, Ramón razona que él mismo es el
extranjero en la aldea que lo ha recibido con tanto cariño, y que no tiene
derecho a interferir en sus asuntos. Así, Ramón permite que el curandero emplee
su remedio. El remedio del curandero no da resultado, la infección crece, y el
niño muere. ¿Actuó correctamente Ramón?
Insólitamente,
cada vez más los filósofos y antropólogos estiman que, en una situación como
ésa, Ramón habría hecho lo correcto. A su juicio, cada cultura tiene su propio
sistema de valores y conocimientos, los cuales no pueden ser comparados con los
valores y conocimientos de otras culturas. Así, la medicina occidental de Ramón
no sería ni mejor ni peor que los métodos empleados por el curandero de la
aldea; serían sencillamente distintos. Y, si bien a nosotros nos puede parecer
irracional emplear sólo los baños ceremoniales y hierbas para detener una
infección, el proceder del curandero debe ser entendido en el contexto de su
propia cultura.
Se trata de la
postura que ha venido a llamarse el ‘relativismo cultural’. Según esta
doctrina, no existen verdades absolutas. La distinción entre lo verdadero y lo
falso es sólo relativa a contextos específicos. Decir que la Tierra es plana
puede ser verdadero, si eso se predica en una cultura que acepta esa creencia.
A juicio de los relativistas, no hay motivo para pensar que el método
científico es mejor que los métodos de disciplinas como la astrología o el feng
shui; todo dependerá del contexto. De hecho, Paul Feyerabend, un relativista
extremo, sostiene que, a la hora de intentar conocer el mundo, “todo vale”.
Vale lo mismo dedicar años de experimentación en un laboratorio, que fumar el
tabaco y hacer predicciones a partir de su humo.
El relativismo
también ha sido extendido al plano moral. Según los relativistas, no debemos
escandalizarnos si una cultura practica el canibalismo o persigue brujas. Ellos
tienen su moral, y nosotros tenemos la nuestra. Así como no hay verdades
absolutas sobre el mundo, tampoco hay valores morales universales aplicables a
toda la especie humana. Cada cultura tiene sus propias costumbres, y no tenemos
derecho a interferir en ellas.
En función de ello,
los relativistas defienden la idea de que no hay culturas mejores que otras. Corea
del Sur no es ni mejor ni peor que Corea del Norte; son sencillamente distintas.
Las culturas son diferentes entre sí, pero a la vez equivalentes: a pesar de
que sus modos de vida son distintos, todas valen por igual.
Tengamos presente
que, hasta fechas muy recientes, las potencias coloniales europeas habían
impuesto un dominio sobre otros territorios, con la excusa de que sus habitantes
eran bárbaros que necesitaban ser civilizados. Comprensiblemente, esto ha generado
mucho rechazo entre los intelectuales de la era post-colonialista, y a partir
de ello, han querido reivindicar a los pueblos no occidentales. Pero,
lamentablemente, han ido demasiado lejos, al punto de defender una postura
irracional que atenta contra el progreso científico y moral de la humanidad.
Si bien el
relativismo es una doctrina muy popular hoy en día, ha sido criticada desde
hace mucho tiempo por los filósofos. La principal dificultad es que, si
predicamos que todo es relativo, entonces inmediatamente nos estamos
contradiciendo. Pues, si insistimos en decir “todo es relativo”, entonces
permitimos que sea relativo que todo sea relativo. Y, si permitimos eso,
entonces no tenemos razón para oponernos a quien sostenga que no todo es
relativo. Un poeta asturiano escribió alguna vez unos versos sumamente
emblemáticos del relativismo:
“nada es verdad,
nada es mentira,
todo depende del
cristal con que se mira”.
Ese poeta jamás
pensó que yo puedo asumir su propio poema y razonar que, bajo el cristal con
que yo lo miro, no es verdad que todo depende del cristal con que se mira. Por
eso, el relativismo es claramente irracional: pretende decir que todo es
relativo, pero al sostener eso, ya hay al menos una proposición que asume como
absoluta. El relativista no tiene manera de escapar a esta contradicción.
El relativismo
cultural despoja de todo sentido a la empresa científica. Si todo es relativo, no
hay motivo para descubrir cómo opera el mundo, pues siempre se advertirá que
esos descubrimientos sólo serán relativos a una cultura, pero no a otra. Quizás
lo más sorprendente de esta postura es que, quienes la defienden son intelectuales
que se han beneficiado enormemente de la ciencia y la tecnología occidental. Y,
esto demuestra una terrible hipocresía de su parte: alaban a los curanderos y
brujos de otras culturas, pero cuando se enferman, inmediatamente acuden a la
medicina occidental. No viajan en burro, sino en avión. No envían señales de
humo, sino que utilizan el internet.
En el plano moral,
es aún más sorprendente la hipocresía relativista. Los relativistas culturales
están dispuestos a admitir que no existe una moral universal, y que por ende,
el canibalismo de los aztecas o la persecución de brujas entre los azande no es
intrínsecamente objetable; todo depende del contexto. Bajo ese mismo
razonamiento, entonces el genocidio nazi o el apartheid sudafricano tampoco sería objetable, pero por alguna
misteriosa razón, pocos relativistas culturales se atreven a admitir eso. Todo
parece indicar que los relativistas abrazan su postura cuando se trata de
excusar a las culturas no occidentales, pero renuncian a ella cuando se trata
de excusar a las culturas occidentales.
Creo que uno de los mejores argumentos contra el relativismo sería uno basado en un ejemplo parecido al que das al inicio del texto (muy lúcido tu texto, por demás). Supongamos que finalizando este año del señor de 2012 vamos por una carretera y tenemos un accidente, y algunas personas con las que viajamos quedan gravemente heridas. Sabemos que están gravemente heridas, porque, quizá por suerte, viajan con nosotros tres médicos expertos internacionales. Pero he aquí que viene una nave espacial y se bajan unos extraterrestres, y luego de asistir y curar de manera sorprendente, casi "milagrosa" a algunos que tenían heridas menores, pretenden asistir a los heridos graves, y quieren aplicar técnicas basadas en su manejo de las moléculas del organismo y ciertas células, para lo cual tienen que intervenir en el cuerpo de los heridos de manera que parece desaconsejable o hasta imprudente, sobre todo a los médicos que están en el grupo siniestrado. Los extraterrestres tratan de explicar que saben lo que hacen, e inclusive intentan razonar con los médicos acerca de cómo sus técnicas pueden curar, pero estos no aceptan las explicaciones: todos les suena demasiado loco y diferente de su entrenamiento científico. En cierto modo, confiarse a la experticia de los extraterrestres estos es una cuestión de fe, pero una fe como la religiosa: muy razonable: podemos pensar: "Si han viajado miles de kilómetros sin problemas, tienen una tecnología mejor que nosotros en tales cosas, y pudieron curar a muchos heridos leves de manera sorprendente, ¿Por qué no iban a poder hacer esto otro que dicen que pueden hacer?". En este caso, no tengo ningún empacho -si estoy en el grupo, y aún si soy uno de los heridos graves en él- de confiarme al cuidado de esos extraterrestres, porque, por muy civilizada y avanzada que sea la gente que me pueda tratar médicamente en la tierra, se ve que ellos son más civilizados y avanzados que nosotros, al menos en esto, por eso confío en ellos. En este sentido, el antirrelativismo cultural estriba sobre todo en ser justo: lo que es bueno para el pavo es bueno para la pava: si me considero superior a otros culturalmente, como para intervenir cuando amenazan hacer tonterías que pueden resultar mal, también no tengo ningún reparo en dejar que otras culturas superiores del universo intervengan para que nos impidan hacer cosas estúpidas aquí en la tierra. Esa es mi esperanza, pero aún no han venido extraterrestres a llevarse a los chavistas, por desgracia.
ResponderEliminarProfesor, gracias por su comentario. Vaya, el ejemplo que Ud. ofrece es muy intrigante. Honestamente, en una situación como ésa, yo no estaría muy dispuesto a dejar que los extraterrestres hagan "sus locuras", aunque veo muy plausible su argumento de que, si han llegado hasta acá, deben tener conocimientos superiores a los nuestros. Ud. plantea una situación difícil, porque, en efecto, lo que es bueno para el pavo, es bueno para la pava.
Eliminar¡Clap, clap, clap! Genial el artículo, Gabriel.
ResponderEliminarPor cierto, Maryam Namazie nos aporta otra perla antirrelativista: el relativismo cultural defiende las culturas de los dictadores y déspotas, pero ¿qué hay de la cultura de la pobre Muslima, que no quiere que le rebanen el clítoris?
Otra muestra de hipocresía, viendo que esta es una postura, como bien señalas, de amplia acogida entre los anti-colonialistas.
Creo que en tu ejemplo aplicaría si la familia del niño tuviera la cultura de que es más importante la vida de él, que las creencias del curandero.
Un saludo,
-D
Gracias David, sí, efcetivamente, mucha hipocresía en todo esto. Aprovecho para comentarte: he visitado varios países de América Latina, y en uno de los cuales me he encontrado con mayor simpatía hacia el relativismo cultural es Colombia. He estado en universidades en Barranquilla, Cartagena, Cúcuta, Valledupar, Bogotá, y en todas esas, siempre me he encontrado a alguien que defiende a los curanderos. Ojalá puedas combatir eso...
EliminarEl especismo es una forma de relativismo cultural. Todo juicio moral lo considera relativo a la especie. Ignorando cualquier dato o razonamiento universal. El relativismo especista considera que si hacemos algo a un ser humano nunca será lo mismo que hacérselo a otro animal solamente porque pertenecen a especies diferentes. A pesar de que ambos individuos son sintientes y tienen los mismo intereses básicos (conservar la vida, evitar el daño, ser libres,...)
ResponderEliminarGracias por tu respuesta. Si bien tiendo a simpatizar con la causa de los derechos de los animales, creo que hay que analizar con mayor rigor algunas de las premisas de las cuales parte este movimiento. Pues, entre otras cosas, no es del todo claro que los animales sean seres sintientes (es posible defender la idea de que dar muestras de sentir dolor no es lo mismo que sentir dolor). Acá abordo el problema, en una reseña que hice a un libro de Jesús Mosterín: http://opinionesdegabriel.blogspot.com/2012/04/resena-de-favor-de-los-toros-de-jesus.html
EliminarSi dices que "no está claro" que los animales sean seres sintientes entonces estás diciendo que "no está claro" que tú sientes, o que yo siento. ¿Pones en cuestionamiento que somos seres sintientes?
EliminarSi cuando dices "animales" te estás refiriendo erróneamente a los animales que no son humanos, te agradecería que lo especificaras.
No hay ni un solo científico especialista en temas de neurociencia que niegue o cuestione que los animales que tienen sistema nervioso central pueden sentir, es decir, que pueden experimentar sensaciones, emociones, y tener voluntad propia e intereses. Y no lo hay porque todas las evidencias disponibles apuntan claramente a que los otros animales sienten.
El año pasado se publicó "La Declaración de Cambridge" en la cual se manifestaba públicamente que la única conclusión razonable basada en la ciencia era reconocer explícitamente que mamíferos y aves son seres conscientes. Ninguna teoría razonable puede cuestionar o negar este hecho basándose en la ciencia. Este manifiesto no niega la sintiencia en otros animales (reptiles, peces, insectos,...) y, además, los argumentos en los que se basa valen igualmente para ellos también. El hecho de que se hayan limitado solamente a mamíferos y aves no está justificado científicamente y es el único error, por omisión, que se puede encontrar en dicha declaración:
http://filosofiavegana.blogspot.com.es/2012/08/un-necesario-cambio-de-perspectiva.html
Decir que "no está claro" que los demás animales son sintientes creo sólo puede decirlo alguien que o no se ha tomado la molestia de informarse correctamente al respecto, o alguien que quiere intentar justificar su oposición a la consideración moral de los otros animales con la excusa de negar que sienten. Esto último no es más razonable que negar que otros humanos sienten.
Por cierto, no todos los que se oponen al especismo, por ser una discriminación injusta, parten de la base moral de una ética de derechos. Por ejemplo, hay utilitaristas que rechazan el especismo pero su postura no reconoce derechos a los individuos.
En este caso, el ejemplo no es el problema en sí; sino el desarrollo analítico y la derivación de conclusiones erróneas por omitir o especificar ciertas cosas de los planteamientos propuestos. Me explico:
ResponderEliminarEl mejor escenario de actuación de Ramón ante el problema que se le presenta en las selvas de Venezuela es con base al mayor beneficio neto del todo. En este caso, el niño enfermo representa un valor en cuanto a su potencial cognitivo y la posible derivación de ideas; así como su potencial fuerza de trabajo, mercancía cotizada en el mercado laboral. Eso es en cuanto a la oferta. En cuanto a la demanda, el niño es de por sí un consumidor nato, cuya derrama económica por sus erogaciones futuras será uno de los tantos demandantes que sostienen la economía de cualquier región. La pérdida de esta vida, es negarse a todo lo anterior y no beneficia a nadie.
"No existen las verdades absolutas"; pretexto y justificación con la que el autor trata arbitrariamente a los relativistas culturales. Sea la cultura que sea, a través de la experimentación y observación científica, se ha comprobado casi a un 100% que dicho tratamiento occidental, conocido por Ramón, es capaz de salvar la vida de alguien. Entonces no se debe chistar: lo más recomendable para el beneficio de la mayoría es aplicarle dicho tratamiento al infante para que se sane.
"Pero, ¿y si el brujo o el "chamán" de la aldea nativa de Venezuela lo impide?" Justificación razonable, pero insuficiente. Si Ramón quisiera salvar realmente al infante enfermo, buscaría cualquier método para demostrarle al chamán que el tratamiento que él sabe (Ramón) y no el rito, es capaz de salvar al menor de edad.
Esa es la clara negligencia del autor. Las ciencias naturales y exactas son fácticas, si algo ya está demostrado en ellas, tienen casi el 100% de posibilidades de que pueda aplicarse sus estudios y técnicas. Muy diferente a los valores morales y éticos, así como a las características socioeconómicas e históricas de todas las culturas. Es aquí donde los relativistas culturales entramos en acción.
No es lo mismo aplicar un tratamiento científico para alguna enfermedad que está comprobado su resultado en un gran porcentaje certero, que aplicar una política económica que ya se había implantado, digamos en EEUU y se quiera aplicar en México, sólo porque dio buenos resultados en los EEUU.
Y como la economía de una región determina sus valores éticos y morales, he ahí el porqué de tan diversos tipos de los mismos; al grado de contraponerse mutuamente entre culturas, en varias ocasiones.
No confundamos o queramos sacar conclusiones que de antemano, están mal fundamentadas por sus premisas básicas. En otras cosas que se exponen estoy de acuerdo, pero no deben tomar partidas extremas, si no quieren caer en absurdos insalvables.
Hola, gracias por el comentario, pero lamento decir que no entiendo cuál es tu argumento. ¿Podrías aclararlo?
EliminarCon mucho gusto. Aunque ya he explicado mis ideas principales sobre tu artículo; trataré de darme a entender mejor para que me entiendas y no haya malentendido alguno.
EliminarEl ejemplo de Ramón y su clara apreciación como agente pasivo, hace que tu ejemplo se vea forzado a coincidir con tus planteamientos en contra de el relativismo cultural. Además, como ya había explicado antes, los relativistas culturales tienen que entender que las ciencias naturales y exactas tienen un carácter científico tal, que sus técnicas y métodos en la vida cotidiana tienden a coincidir con la realidad, en casi un 100%. Por eso, es que no hay duda alguna de que el tratamiento médico que Ramón conoce, iba a salvar al infante enfermo; y no el rito o ceremonia religiosa.
Pero hablando de valores éticos y morales, así como concepciones artificiales de las sociedades, de carácter socio-económico e histórico, la cosa cambia. ¿Por qué?
Por el hecho de que cada sociedad tiene características intrínsecas que la determinan, dependiendo de su historia, geografía, relaciones sociales y culturales, etc.
Por lo tanto, debemos tratar dichos temas según su contexto sociohistórico y no por el nuestro. He ahí la cuestión, mi estimado colega...
Según te entiendo, entonces, tú sostienes que el relativismo no es sostenible en proposiciones científicas, pero sí es sostenible en asuntos morales. Sencillamente no puedo estar de acuerdo con eso. Creo que hay una distinción universal entre lo bueno y lo malo, y no está sujeta a particularidades culturales.
Eliminar¿"Distinción universal entre lo bueno y lo malo y que no está sujeta a particularidades culturales"? ¿Acaso es sarcasmo o algo parecido?
EliminarConcebir la historia del mundo como un cúmulo de situaciones "buenas y malas" según un parámetro universal e inherente a toda la humanidad es algo que se relaciona más al conservadurismo humanístico y a la clara postura de un egocentrismo con tintes muy etnocéntricos.
Te recomiendo leer a Nietzsche y abrirte un poco más a nuevos enfoques y perspectivas. Además, ¿qué significa que algo sea "bueno" o "malo"? El primer término es lo que "socialmente es comúnmente aceptado en un tiempo determinado" y el segundo es el negativo del primero. Sin embargo, cotidianamente estos términos se han vuelto etiquetas que simplemente son obstáculos e impedimentos al libre actuar de los seres humanos; pero su fundamento se ha limitado a "satanizar" las cosas al punto de no llegar a la reflexión profunda de las consecuencias de los actos puestos en "tela de juicio".
Cada quien es libre de pensar y creer lo que quiera, pero los "hechos serán siempre testarudos", como diría Lenin y a ellos nos debemos subordinar si queremos entender la realidad tal cual es y no como "creamos" que es. Saludos.
He leído Nietzsche muchas veces, y me parece un bodrio. Me da la impresión de que tú, como Nietzsche, eres un nihilista moral. Ésa me parece una postura sumamente lamentable y peligrosa. Te recomiendo que leas cualquier libro de introducción a la ética para que te alejes de esas posturas pueriles.
EliminarEn realidad, tu exhortación para que me aleje de esas "posturas pueriles" me indica que no eres abierto a otras formas de pensamiento que no se acomoden al tuyo. Eso sí que es lamentable.
EliminarY lo más lamentable es el análisis social de la realidad de personas que consideran una moral a través de cosas o sucesos "buenos y malos". Desde esta moral, apuesto que compartes la misma idea del Dr. Lane Craig sobre el caso hipotético de "¿y si los nazis hubieran ganado la Guerra Mundial?". Según la idea de este doctor (la cual yo no comparto), aún que los nazis hubieran ganado la 2 Guerra Mundial y Alemania hubiera dominado económica y militarmente al globo terráqueo desde entonces, el exterminio de las razas inferiores concebidas mentalmente por los nazis (como los judíos) y la explotación de las mismas siempre hubieran sido un conjunto de actos "malos". A pesar que de que se imponga la idea de que ese exterminio es "bueno" y se extermine cualquier idea contraria a esta última.
No hay nada más absurdo que etiquetar las cosas como "buenas" o "malas" por tener propiedades intrínsecas que las distingan como tales. Muchas veces este tipo de pensamiento enfermo moralista hace que uno sea intolerante ante los fenómenos externos a nuestras culturas. He ahí porqué la Globalización castra (o trata) todo aquello que no signifique una posición de beneficiencia hacia el capital.
Ahora, se puede entender más correctamente los fenómenos sociales a través de una perspectiva que analice las características socioeconómicas de una región específica y las matice según sus propios esquemas y no los de uno mismo."La moral está subordinada a la economía específica en tiempo y espacio de un ente social".
Sí comparto la idea de William Lane Craig de que hay valores morales absolutos (a pesar de que no comparto su idea de que eso prueba la existencia de Dios). Tu relativismo (en realidad, nihilismo) moral es típico de aquello que los norteamericanos llaman el "freshman relativist", el estudiante de primer año relativista. Bajo tu postura, no hay ningún piso firme para reprochar a un violador, asesino o genocida. Por eso, tu posición es muy peligrosa y lamentable. Hay muchos autores que refutan el relativismo y nihilismo moral, pero te recomiendo que leas a Sam Harris, uno de los que mejor ataca a relativistas morales como tú.
EliminarSaludos
EliminarTenía años buscando este post. Al fin lo encontré. No. Todo está en el discernimiento en base a las razones científicas que minimicen costos y maximicen beneficios. El relativismo extremo es peligroso. Pero lo que se propone es conocer a fondo toda una situación antes de juzgar. Si hay valores absolutos que pueden ser aplicados en cualesquiera de los casos, ¿ya estaría todo resuelto, no? El problema sería de esas "irregularidades" que, tomando uno por uno los casos, nos damos cuenta que no es tan sencillo tratar todo con un código ético y moral inamovible. Un ejemplo claro: ¿Es correcto matar? ¿es bueno matar?
La respuestas sí o no quedan cortas. Para la primera pregunta sobre si es correcto, tanto sí como no, sin saber nada al respecto ya es tener una arrogancia plena de lo que se va a analizar. Lo mejor es reservarnos un "Depende" y analizamos a fondo todos los puntos. El motivo claro es la preservación de nuestra especie. Otro es el costo-beneficio de lo que generaría la vida o muerte del individuo a partir de esa dualidad. A través de supuestos y bases en la razón y la ciencia. Ahí está la respuesta.
Por el otro lado, sobre si es bueno o no, dependería más bien de la óptica cual fuere, sobre todo depende de la perspectiva del individuo que está emitiendo un juicio, independientemente o no de la verdad y certeza. Podemos aplicar aquí cualquier moral o ética religiosa o de librepensamiento. Aplíquese cualquiera y respóndase a sí mismo. Yo podría creer en que Juanito Pérez debe vivir y José Pérez no, porque mi creencia de que el nombre Juan es sagrado y el de José profano; sólo porque sí. Y se respeta la creencia. El problema viene cuando la quiero imponer a la fuerza y a la ley. Reformar constituciones, reglamentos y otras normas. Usar al Estado o recursos de la Iniciativa Privada para atentar contra otros; sin importarme la verdad, la minimización de los costos y la maximización de beneficios en general.
La moral y ética particular de cada quien se respeta hasta el límite donde los otros pueden ser afectados, en cualquier sentido. La ciencia y la razón deben encargarse de la investigación a fondo de cada caso práctico y determinar, no sólo lo que es correcto o incorrecto, sino los incentivos o sanciones necesarias para procurar el máximo bienestar y el mínimo daño social.
El relativismo moral nos dio las bases, pero no los medios. Nos dio entrada a dejar a un lado las generalizaciones absurdas y peligrosas.
https://www.youtube.com/watch?v=MHzEfOMKuFY
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