Querida Belén:
Disfruté
ir contigo al festival de cine clásico. Había visto Psycho (o, Psicosis, como
a veces se titula en lengua castellana) hacía muchos años, pero no recordaba
los detalles de la peli. Por eso, cuando la protagonista toma una ducha, y de
repente es asesinada, salté de la silla y mi corazón empezó a latir muy
aceleradamente. Sin duda, es una de las escenas más famosas en toda la historia
del cine.
Supongo
que Psycho inauguró un género en el
cine: el de los asesinos o criminales perturbados mentalmente. Ya sabes, los
hay de muchos tipos. Hay científicos locos que tienen ideas demenciales con sus
proyectos, y están dispuestos a realizarlos, aún si eso implica destruir a la
humanidad. Hay caníbales con gustos gastronómicos y artísticos exquisitos que
usan su gran inteligencia para matar y comerse a sus víctimas. Hay freaks desfigurados que, por
resentimiento contra la sociedad, matan sin ningún motivo aparente. En el
entendimiento popular, a estos personajes se les llama psicópatas.
De todo
hay en la viña del señor. La psicología humana es muy variada, y ciertamente
puede haber casos en la vida real que más o menos reflejen algunas de esas
conductas que aparecen en el cine. Pero, en líneas generales, te diré que la
mayor parte de las veces, esas representaciones de psicópatas son muy
fantasiosas.
Piensa por ejemplo,
en Psycho. Al final de la peli,
resulta que el asesino es un joven perturbado que mató a su propia madre, pero
al sentir culpa por ello, embalsamó su cuerpo, lo vistió, y asumió que seguía
viva. Para colmo, ese mismo muchacho asume la personalidad de su madre
vistiéndose como ella, e inventa conversaciones con su madre, cambiando su tono
de voz para parecerse a ella, y luego de que el personaje de su madre habla, él
mismo responde. Que yo sepa, nunca en la historia de la psiquiatría se ha
documentado un caso como ése. Es curioso que en inglés, la palabra psycho no tenga una definición precisa:
puede ser psicópata o psicótico. El personaje de Psycho parece más psicótico que
psicópata (¿lo recuerdas?, los psicóticos son aquellos que han perdido contacto
con la realidad), pero ni siquiera este caso encaja bien en la psicosis.
En realidad, a los
psiquiatras no les gusta mucho usar la palabra psicópata. Ellos prefieren usar el diagnóstico del trastorno de personalidad antisocial. Ser
antisocial no es no tener interés en interactuar con los demás. Recuerda que
eso es más bien el tipo de personalidad esquizoide. Ser antisocial implica más
bien no respetar las reglas sociales, y no sentir empatía por lo que los demás
sienten. Los esquizoides rara vez se vuelven criminales. Los psicópatas sí
delinquen con mucha frecuencia.
Las personas con
trastorno de personalidad antisocial no se ajustan a las normas sociales. Pero,
esto no es mera rebeldía contra el sistema. Los rebeldes sin causa
sencillamente quieren sentirse libres, y por ello, van contra las convenciones
sociales. Pero, estos rebeldes sin causa al menos sienten empatía, y no se
proponen hacer daño a nadie. En cambio, los psicópatas no se ajustan a las
normas sociales, sencillamente porque no sienten lo que otros sienten. A ellos
les da igual si los demás sufren. Su frialdad es, valga la redundancia,
escalofriante.
Este tipo de personas
son muy manipuladoras. Ellos no son capaces de colocarse en el lugar de los
demás cuando se trata de emociones. Pero, sí son muy capaces de adivinar lo que
los otros están pensando, y aprovechar eso para manipular. Mienten
constantemente, bien sea para conseguir lo que quieren, o sencillamente, porque
les resulta divertido hacerlo.
Pero, no creas que
los psicópatas tienen grandes planes y son mentes criminales muy brillantes. En
Hollywood tienen la manía de presentarlos como si fueran personas
inteligentísimas que organizan planes maestros con fines perversos. No suele
ser así. Los psicópatas tienen problemas controlando sus impulsos, y se irritan
fácilmente. Eso les dificulta planificar bien las cosas. Ellos no se plantean
objetivos a largo plazo. No son personas muy disciplinadas. De hecho, los
psicópatas se aburren fácilmente, y siempre están a la búsqueda de nuevas
sensaciones. En los cerebros de los psicópatas, las regiones asociadas a sentir
diversión (lo que los neurólogos llaman el sistema
de recompensa), no son como en el resto de la gente. Los psicópatas se
aburren fácilmente. Y así, continuamente inventan nuevas diversiones para
estimular su cerebro y sentirse entretenido, y por eso, están a la búsqueda de
nuevas sensaciones. Eso explica por qué son muy inestables, y por qué se divorcian
con mayor frecuencia que el resto de las personas, se mudan, se cambian de
trabajo, etc. Muchos psicópatas que se convierten en asesinos, terminan
sintiendo gran excitación sexual con sus crímenes. Y, su vida sexual suele ser
también bastante desenfrenada y abusiva.
En una época, se
llegó a pensar que los psicópatas tenían una inteligencia superior al resto de
las personas, en buena medida porque los psiquiatras quedaban asombrados con su
capacidad para manipular a los demás. Pero, con exámenes de inteligencia más
precisos, se ha descubierto que los psicópatas en realidad son menos inteligentes que el resto de la
población.
El trastorno de
personalidad antisocial no aparece de la nada. Los psiquiatras aplican este
diagnóstico a adultos que son continuamente irresponsables, que nunca sienten
remordimiento, y que les importa un comino el bienestar de los demás. Lo más
destacado en la psicopatía, como te decía, es la ausencia de empatía. Pero, en
la vida de los psicópatas, estos rasgos ya aparecen en la infancia. Puede ser
que un niño aún no sea un asesino psicópata, pero sí puede empezar a exhibir
conductas que, de seguir así, ya como adulto desarrollará el trastorno de
personalidad antisocial. Ante estos niños, los psiquiatras diagnostican el trastorno de la conducta.
Los bullies en los colegios, suelen ser este
tipo de niños. Se salen de la clase, molestan a los demás, roban pertenencias
ajenas (pero, usualmente, lo hacen de un modo insidioso, sin necesariamente
confrontar), maltratan a las mascotas, mienten, y tratan de abusar sexualmente
a los compañeros.
Podrías decirme que
tú has conocido muchas personas así. ¿Significa eso, entonces, que son
psicópatas? Te sorprenderá saber, Belén, que el 1% de la población mundial es
psicópata. De forma tal que, puedo asegurarte que, entre tus conocidos, al
menos uno es psicópata. Pero, no deja de ser cierto que algunas de las
descripciones que he usado son muy vagas.
Un psicólogo, Robert
Hare, entendió este problema, y se propuso evaluar con más precisión a los psicópatas.
Él hizo una lista de criterios para decidir si alguien es psicópata. El
psiquiatra entrevista al posible psicópata, observa algunas de sus conductas, y
al final, basándose en un puntaje, decide si merece o no ser diagnosticado como
psicópata. Son en total veinte criterios, y se conocen como la Escala de Hare:
encanto superficial, grandiosidad, necesidad de estímulo, mentiras continuas,
manipulación, ausencia de remordimiento, falta de emocionalidad, falta de
empatía, parasitismo, falta de control de la conducta, promiscuidad sexual,
problemas conductuales en la infancia, ausencia de objetivos a largo plazo,
impulsividad, irresponsabilidad, incapacidad para aceptar responsabilidad por
actos propios, relaciones maritales de corto plazo, delincuencia juvenil,
reincidencia criminal, versatilidad en el crimen.
Quizás el rasgo más
peligroso es el encanto superficial. Los psicópatas encuentran la manera de
que, al menos al inicio, los demás sientan simpatía por ellos. En EE.UU. ocurre
un fenómeno extrañísimo: los asesinos en serie reciben cartas de admiración de
muchos fans, e incluso, algunos se casan con ellos en las cárceles. ¡Qué asco!
Pero, a decir verdad, todos sentimos alguna fascinación con estos personajes. Y
eso precisamente los vuelve muy peligrosos, porque para ellos es bastante fácil
envolvernos y manipularnos.
De hecho, no todos
los psicópatas terminan siendo criminales. Ellos pueden usar su carisma para su
ganancia personal, sin necesariamente violar las leyes. Por ejemplo, en el
mundo de los negocios, los psicópatas son muchísimo más abundantes.
Lamentablemente, Belén, en este mundo traidor, a veces, el malo acaba bien. En
la jungla corporativa, el más cruel puede terminar imponiéndose y triunfando.
Eso se logra con una mezcla de encanto y sangre fría.
Algunos economistas
ultraliberales dicen que, a la larga, este tipo de conductas en el mundo de los
negocios hacen que el sistema sea muy productivo, y como resultado, todos
salimos ganando. La codicia es buena,
decía otro de esos psicópatas que aparece en las pelis. Yo no estoy totalmente
convencido de ello. Pero, sí existe la posibilidad de que la psicopatía sea un
rasgo ventajoso en algunas profesiones que sí persiguen fines loables. Yo no
quiero a una hermanita de la caridad como policía; para enfrentar a los
delincuentes, yo quiero a un tipo con algunos rasgos psicopáticos y que en
cierto sentido piense como el psicópata, pues así, logrará capturarlo mejor. Yo
no quiero como cirujano a una persona ultrasensible que, al ver vísceras, se le
revuelva el estómago pensando en el sufrimiento del paciente; yo quiero un tipo
con sangre fría a quien no le tiemble la mano para hacer las cosas.
En la lista de Hare,
se incluye la falta de emocionalidad. Pues bien, te diré que quizás la emoción
más ausente en los psicópatas es el miedo. Esta gente no se asusta fácilmente.
Y eso, de nuevo, los hace muy peligrosos. El sólo hecho de pensar en robar un
banco, y pensar que si me atrapan, iré a la cárcel, me hace temblar de miedo.
Pero, para el psicópata, esto no es un problema. Si hay que ir a la cárcel,
pues se va. Esta ausencia de miedo hace muy difícil que el psicópata se frene
ante conductas antisociales. La amenaza de castigo no disuade al psicópata de
cometer crímenes.
¿Recuerdas, cuando te
escribía sobre la ansiedad, la respuesta de lucha o huida? Pues bien, en los
psicópatas, la reacción de lucha o huida es menor. Cuando las personas normales
encuentran algo que les asusta, sudan más, su corazón late más rápido, se les
hace más difícil concentrarse, etc. En sus cuerpos se activan una serie de
hormonas que producen esos cambios. Esto es la base fisiológica del estrés. Los
psicópatas no sufren tanto de estrés. De hecho, muchas veces se ha corroborado
que los psicópatas tienen el pulso más bajo que el resto de la población, aún
en situaciones que serían estresantes para los demás.
Una parte del cerebro
relacionada con la reacción de lucha o huida es la amígdala. Esa región
cerebral es en gran medida responsable de generar la emoción del miedo. Pues
bien, no te sorprenderá saber que los psicópatas tienen amígdalas más pequeñas.
También se ha descubierto que, en los cerebros de los psicópatas, los lóbulos
frontales no están tan desarrollados. Prometo escribirte una futura carta sobre
las regiones del cerebro, pero por ahora, te diré que los lóbulos frontales
están asociados con el control de los impulsos. Como ya sabes, los psicópatas
tienen dificultad en controlarse.
A algunos progres les
dolerá aceptarlo, pero parece que el filósofo Rousseau no tenía razón cuando
decía que el hombre nace bueno, y sólo la sociedad lo corrompe. Según parece,
hay gente que sí nace mala. Además de estos fallos en sus cerebros, todo indica
que la psicopatía tiene también bases genéticas. Si tienes una hermana gemela
idéntica, y ella es psicópata, las probabilidades de que tú también lo seas es
del 47%. En cambio, si tienes una hermana gemela no idéntica, y ella es psicópata, la probabilidad de que tú seas
psicópata es sólo del 17%. Eso sugiere que, quizás, el ser psicópata sí esté en
los genes.
Un grave problema,
Belén, es que la psicopatía no se cura. Algunos jueces torpemente envían a los
psicópatas a terapias con psicólogos o psiquiatras, ingenuamente creyendo que
con psicoterapia, esos lobos se convertirán en ovejas. No funciona. De hecho,
puede volver las cosas mucho peor. Uno de los psicópatas más populares en el
cine y las tiras cómicas es Joker (o, el Guasón, como le llamamos en
Hispanoamérica), el archienemigo de Batman. Pues bien, en muchas historietas, a
Joker lo envían al psiquiátrico de Ciudad Gótica, y ahí recibe terapia de una
psiquiatra, Harley Quinn. Joker logra atraparla con sus encantos, la seduce, y
al final, logra que ella lo ayude a escapar, y además, abandone la psiquiatría
para convertirse en su manceba y cómplice en sus crímenes.
Las historietas de
Batman no reflejan el mundo tal como es, y el retrato de Joker como psicópata
no es muy realista. Pero, sí ocurre con mucha frecuencia que los psicópatas
manipulan a los psiquiatras, y al final, terminan haciéndoles daño. Con la
psicopatía, las psicoterapias son prácticamente una pérdida de tiempo. La
personalidad antisocial no cambia. Lo único que se puede intentar hacer, es
tratar de modificar algunos aspectos puntuales de su conducta. Recuerda que el
castigo no sirve de mucho, porque el psicópata no siente miedo. Pero, se puede tratar
de estimular al psicópata ofreciéndole premios cada vez que adquiera un hábito
deseable. ¿Recuerdas la técnica de la economía
de fichas? Consiste en premiar con objetos a la persona, cada vez que haga
algo positivo. Esto funciona bien con autistas y esquizofrénicos. Pues bien,
también funciona relativamente bien con psicópatas, aunque por supuesto, a ellos
hay que darles un premio real (cigarros, caramelos, revistas, etc.). Unas meras
fichitas no les moverá el piso; ellos no sienten la emoción que las personas
normales sentimos cuando un amigo nos regala algo, sin importar cuán inútil sea
ese obsequio.
¿Se puede hacer algo
más? En vista de que los psicópatas siempre representan una amenaza, aun cuando
no han cometido un crimen, algunos psicólogos han planteado soluciones muy
controvertidas, pero que no deberíamos desechar tan fácilmente. Un psicólogo,
Adrian Raine, propone que si logramos detectar en los cerebros de algunas
personas, características que están indiscutiblemente asociadas con la psicopatía,
entonces deberíamos pensar en apartar a esas personas de la sociedad. En otras
palabras, los enviaríamos preventivamente a algún campamento, para asegurarnos
de que no cometan crímenes. Pues, recuerda, no hay nada verdaderamente efectivo
que disuada al psicópata de cometer crímenes.
Naturalmente, esto
atenta contra la más elemental noción de justicia. Debemos castigar a las
personas por las faltas no cometidas, no por las faltas que podrían cometer. Pero,
Raine ha dicho que el apartar a alguien de la sociedad no debería pensarse como
un castigo, sino más como una forma de asegurarse de que los psicópatas convivan
entre sí, y formen su sociedad aparte. Raine no propone que la persona con
cerebro de psicópata vaya a la cárcel, sino más bien, que vaya a un campo en
buenas condiciones, donde pueda ser más libre de tener una conducta con
personas más afines, y así evitar que haga daño a quienes no son psicópatas.
Yo no me apresuraría
a desechar esta alternativa, Belén, pues seríamos muy ingenuos al pensar que la
psicopatía no tiene bases biológicas. Pero, por el momento, no creo que esto
sería una buena solución. En la historia de la humanidad, los proyectos que
consisten en apartar a un grupo de personas, para que formen su propia sociedad,
siempre terminan siendo monstruosos. Por más que se les garantice buenos
tratos, lo cierto es que a la larga, los apartados terminan siendo ciudadanos
de segunda. Así ocurrió trágicamente en Sudáfrica con el apartheid.
Además, debo
advertirte que, si bien hay muchos indicios sobre las bases biológicas de la
psicopatía, no tenemos información definitiva, y esas investigaciones apenas
están en sus fases iniciales. En el proyecto de Raine, hay un riesgo demasiado
alto de apartar a alguien que no sea realmente psicópata.
Incluso, el propio
Raine reconoce que la personalidad antisocial tiene también orígenes sociales,
y no meramente biológicos. Si un muchacho cae en las redes de la pandilla del
barrio, y los compañeros lo incitan a delinquir, eso puede terminar contribuyendo
a que se convierta en un psicópata. Si los padres lo maltratan, o son
excesivamente duros con él, también puede aumentar el riesgo de que adquiera
una personalidad psicopática. Muchos psicópatas han sido abusados sexualmente
en la infancia, y ya como adultos, ellos mismos se vuelven depredadores
sexuales. Si la sociedad lo rechaza, también hay más posibilidades de volverse
psicópata (supongo que acá las pelis que retratan a los psicópatas como freaks resentidos, no están tan lejos de
la verdad). Te he dicho que la psicopatía es más común en el mundo de los negocios,
pero con todo, los estratos sociales en los cuales más abundan los psicópatas
(especialmente psicópatas que se vuelen criminales), son los más bajos.
Quizás, la biología
condicione a muchas personas a ser psicópatas. Pero, si no están expuestas a
estas circunstancias sociales, no desarrollarán personalidades antisociales. Y
recuerda, Belén, que en algunos escenarios, los rasgos psicopáticos pueden ser
beneficiosos y productivos. Es posible que el ladrón y el detective tengan
cerebros muy parecidos, pero el primero recibió palizas de su padre, mientras
que el segundo recibió abrazos de su padre. Ambos retienen rasgos psicopáticos,
pero las circunstancias sociales propiciaron que el uno se convirtiera en una
persona parásita, y el otro en una persona productiva.
El ser psicópata,
entonces, se lleva en los genes, pero las circunstancias sociales determinan si
muchos de esos genes se activan o no. Australia fue colonizada por prisioneros,
y seguramente muchos de ellos eran psicópatas. Si la psicopatía fuese
enteramente genética, entonces hoy Australia sería un país con muchísimos
problemas sociales, pero no es así. Los genes de los australianos no han
cambiado, pero las condiciones sociales sí.
Si te encuentras a
alguien con estos rasgos, Belén, ten cuidado. Es demasiado fácil caer en sus
redes. Los malos tienen un encanto, pero no olvides que son malos. Y, a tu
edad, creo que debes estar especialmente alerta, pues ya empiezas a tener
novios. La psicopatía es muchísimo más común en los hombres que en las mujeres,
de forma tal que las chicas tienen más riesgo de encontrarse con psicópatas en
sus aventuras románticas. Como parte de su encanto, los psicópatas pueden ser
muy seductores, y recuerda que son bastante promiscuos, de forma tal que tienen
más experiencia en asuntos sexuales. No quiero asustarte demasiado; no quiero
que pienses que un novio con rasgos psicopáticos inevitablemente te violará o
te matará. Pero, hay muchas formas de hacer daño. Y, ten presente que, en la
psicopatía, las emociones son muy superficiales. Si un novio psicópata te rompe
el corazón y lloras desconsoladamente, a él le resultará indiferente. Ellos
manipulan con palabras, pero no aman verdaderamente. Se despide, tu amigo
Gabriel.
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