Querida Belén:
Lamento
que te sientas tan cansada. Lo que tu familia y tú están viviendo ciertamente
es agotador para muchas personas, y comprendo perfectamente que se sientan
asustados. Cuando era niña, mi hermana menor también sufría lo que ahora sufre
tu hermanito. Ella se levantaba en la madrugada, y empezaba a gritar. Mis
padres se asustaban, iban al cuarto, y veían a mi hermana sentada en su cama.
Sus gritos eran aterradores. Extrañamente, no respondía a lo que nosotros le
decíamos; era como si nosotros no estuviésemos en frente de ella. Después de
diez minutos gritando, mi hermana se volvía a acostar, y dormía hasta el amanecer.
Nosotros nos cansábamos mucho, porque sus gritos interrumpían nuestro sueño.
Lo
extraño es que, al día siguiente, mi hermana no recordaba nada. Le comentábamos
sobre sus gritos, y ella no se enteraba de lo que había pasado la noche
anterior. Te sorprenderá saber, Belén, que ante estas cosas, los médicos
recomiendan no hacer nada. Es un extraño fenómeno que, con el tiempo,
desaparece. Y, puesto que la persona no recuerda nada, no hay mucho de qué
preocuparse.
Lo que
sufre tu hermanito no son pesadillas. Son más bien terrores nocturnos. Parecen lo mismo, pero en realidad, son cosas
bastante distintas, porque ocurren en momentos diferentes del sueño. Mucha
gente cree que el dormir es algo así como ensayar la muerte: el cerebro se
apaga, y estamos en una fase de recargar las baterías, como si fuéramos unos
robots. Pero, no es así. Mientras dormimos, el cerebro puede estar muy activo.
De
hecho, la teoría de que dormimos para, por así decirlo, recargar las pilas, a
simple vista resulta razonable, pero si lo piensas bien, no encaja bien con
otras cosas que sabemos sobre el sueño. Los humanos perfectamente podríamos habernos
recompuestos descansando, sin
necesidad de dormir, pero con todo, eso no ocurre. De hecho, en la mayoría de
las ocasiones, dormimos sin que hayamos tenido una jornada extenuante.
Quizás,
el sueño apareció en nuestra especie por otros motivos de la evolución. Es
posible que el sueño fuese una ventaja para que nuestros ancestros pudieran
evitar depredadores. En la sabana africana, muchos depredadores son nocturnos.
Así, aquellos humanos (o, más bien, antecesores de la especie humana) que no
durmieran, caminarían en la sabana, y estarían expuestos a que se los comiera
un bicho grande. Ésos que no dormían iban muriendo. En cambio, aquellos que sí
dormían, se quedaban en su campamento y no se exponían a los peligros de los
depredadores. Nosotros somos los descendientes de esos dormilones. El sueño,
pues, sería una adaptación. Pero, como muchas cosas en la psicología
evolucionista, Belén, esto es sólo una hipótesis.
En fin, desde
hace varias décadas, los científicos han tenido interés en estudiar cómo opera
el cerebro cuando dormimos. Y así, han usado un electroencefalograma para analizar qué tipo de ondas envía el
cerebro durante el sueño. En los laboratorios, las personas se acuestan a
dormir con unos cables pegados a sus cabezas, y la máquina va leyendo las ondas
emitidas por el cerebro. Gracias a esos estudios, sabemos que en el sueño, hay
ciclos de más o menos noventa minutos.
Cuando
estamos despiertos, el cerebro emite ondas cortas y frecuentes. Cuando nos
quedamos dormidos, el cerebro va emitiendo ondas más largas y menos frecuentes.
Es algo así como una transición del merengue, a una balada romántica. En la
primera fase del sueño, a medida que se emiten ondas más largas e infrecuentes,
el cerebro se va haciendo más inactivo. Cuando duermes profundamente, estás en
esa fase del sueño. Si tuviera que despertarte en esa fase del sueño, me
costaría hacerlo. Y, una vez que te despierte, seguramente te sentirás
desorientada. Eso es porque, en ese momento, tu cerebro estará en su fase más
inactiva.
Cuando tu
hermanito grita en las noches, está en medio de ese proceso, y de hecho, no se
despierta. A pesar de que en ese momento grita, su cerebro no está pensando en
gran cosa, y sigue dormido. Y, por eso es que, a la mañana siguiente, no
recuerda nada. Pero, aunque en ese momento el cerebro de tu hermanito está
bastante inactivo, es capaz de moverse. Es básicamente lo que ocurre a los
sonámbulos. Cuando los sonámbulos caminan, ellos también están en la fase más
profunda del sueño.
Tu hermanito no sueña cuando grita. Los sonámbulos
tampoco sueñan cuando caminan. Los sueños aparecen en otra etapa del ciclo de
dormir. Como te decía, cuando te quedas dormida, tu cerebro va emitiendo ondas
más largas e infrecuentes. Pero, cuando ya pasa por la fase más profunda, el cerebro
se vuelve más activo, y las ondas emitidas son nuevamente más cortas y
frecuentes. Tus ojos se empiezan a mover. Por eso, a esta etapa del sueño, los
científicos la llaman fase de movimiento
rápido de ojos (REM, por sus siglas en inglés, rapid eye movement), y la fase inicial del sueño, se la llama No
REM (precisamente porque, durante ese período, los ojos no se mueven). Todo el
ciclo dura más o menos hora media. Estás aún despierta, te quedas dormida,
entras en la fase No REM, y pasas a la fase REM. Después de esos noventa
minutos, el ciclo empieza nuevamente, y vuelves a entrar en la fase No REM.
Con todo, hay algo
extraño. En la fase REM, tu cerebro se hace más activo. Eso propicia que, ahora
sí, sueñes. Pero a diferencia de la fase inicial del sueño, ya no eres capaz de
moverte. Si lo piensas, entenderás que esto es algo muy bueno. Sería muy
peligroso que, al soñar, tengas la capacidad de moverte. En ese caso, te
pararías de la cama, y harías con tu cuerpo las acciones con las cuales estás
soñando. Si sueñas que eres Superman, podrías lanzarte desde la ventana. Por
eso, es mejor que, durante la fase del sueño (la fase REM), tu cuerpo se quede
paralizado. Precisamente por esto, muchos científicos dicen que la fase REM es
paradójica: se trata de un cerebro muy activo en un cuerpo inactivo.
Hay algunas personas
que sufren el trastorno de conducta del
sueño en fase REM. En este trastorno, las personas tienen sueños, pero en
vez de quedarse acostadas en sus camas, se levantan y actúan como si estuvieran
viviendo el sueño. Estas personas, a diferencia de lo que hace tu hermanito, sí
están soñando, pero su cuerpo no se paraliza. En estos casos, sí hay bastante
peligro. Frente a estos trastornos, los médicos recomiendan a los pacientes
dormir en bolsas que les impidan salir de ellas si no están despiertas.
Puede ocurrir también que, de la fase
REM, pases ya a un estado en el cual estás despierta. Pero, tu cuerpo sigue aún
paralizado. En estos casos, estarías consciente del lugar donde estás, pero
sientes que no puedes moverte, ni siquiera mover tus labios para gritar. Esta
condición, que los médicos llaman parálisis
del sueño, resulta aterradora para muchas de las personas que la sufren. Frecuentemente,
se siente la presencia de alguien en la habitación, se tienen alucinaciones
momentáneas, y en vista de que no se puede hacer nada porque no hay posibilidad
de moverse, las personas se asustan mucho.
Quienes
tienen estas experiencias, muchas veces también relatan que, durante esa
parálisis, sienten un peso sobre sus pechos, y tienen dificultad en respirar.
Yo sospecho firmemente, Belén, que todos los cuentos sobre abducciones
extraterrestres que aparecen en la tele, en realidad son experiencias de
parálisis de sueño. Cuando la gente ofrece testimonios sobre estas cosas,
suelen decir que están acostados en sus casas, y que los OVNIs se los llevan
acostados, sin que ellos puedan hacer nada. No descarto la posibilidad de que
los extraterrestres existan, pero estoy casi completamente seguro de que, si
existen, nunca han abducido a nadie. En la Edad Media, mucha gente también
decía que, en las noches, llegaban demonios (o íncubos, como se los llamaba) que posaban encima de la persona que,
aterrada, no podía moverse ante la presencia de la criatura en su cama. Es
básicamente la misma experiencia.
Hay
gente que también queda aterrada con las pesadillas. De nuevo, en estas
experiencias, a diferencia de las que tiene tu hermanito, la persona sí
recuerda la experiencia, y en ese sentido, puede resultar bastante perturbador.
Por lo general, los sueños se olvidan fácilmente, pero no ocurre así en el caso
de las pesadillas. ¿Recuerdas a Freddy Krueger, el espantoso personaje de las
pelis que aparece hiriendo a otras personas en sus sueños, y cuando se
despiertan, llevan las heridas sufridas en el sueño? Estas cosas son
fantasiosas, Belén. Pero, los productores de estas películas conocen muy bien
el miedo que mucha gente siente en las pesadillas, y aprovecha eso para hacer
películas del género de terror.
Hay
temas frecuentes en las pesadillas. Puedes soñar que tienes que presentar un
examen para el cual no estás preparada. O, quizás camines desnuda en público, y
quedes muy avergonzada por ello. Es muy común también soñar que corres huyendo
de alguien que te persigue. Mucha gente también sueña con desastres naturales,
con que se caen desde un precipicio, o que pierden un diente o alguna parte del
cuerpo, o que alguien cercano sentimentalmente muere.
¿Qué
significan estas cosas? Nadie sabe bien. En el pasado, muchas culturas creían
que los sueños eran designios de lo que ocurriría en el futuro; seguramente has
escuchado la historia de José y sus sueños en la Biblia. Alguna gente sigue
creyendo estas cosas. Si de verdad fuera así, ya se habrían hecho ricos jugando
en la lotería los números con los cuales sueñan. Hay incluso culturas que
juzgan a quien aparezca en los sueños de alguien haciendo cosas ilícitas; estas
culturas tienen dificultad en separar los sueños de la realidad.
Sigmund
Freud, el psicólogo sobre quien te he escrito en otra ocasión, pensaba que, en
efecto, estas interpretaciones de los sueños eran tonterías. Pero en uno de sus
libros más famosos, La interpretación de
los sueños, él propuso su propia teoría que, a decir verdad, es igualmente
fantasiosa. Según Freud, los sueños son expresiones del inconsciente. Si
queremos conocernos mejor, y descubrir algún aspecto de nuestra personalidad
que permanece escondido, debemos analizar nuestros sueños.
En principio, no
parece una idea descabellada. Pero, a partir de esa idea, Freud decía otras
cosas muy extrañas. Según Freud, el contenido del inconsciente puede ser
demasiado fuerte para nosotros. En esos casos, nosotros reprimimos esos
contenidos, y el inconsciente los trae a relucir de un modo sublimado, a través
de simbolismo. Así, los sueños tienen dos contenidos. Por una parte, está el
contenido manifiesto, que es el elemento con el que sueñas, tal cual aparece.
Pero, por la otra, está el contenido latente, que es lo que el contenido del
sueño en realidad representa.
¿Recuerdas que Freud
decía que los niños quieren acostarse con su madre, que temen que sus padres
los castren, y que las niñas envidian el pene de los niños? Pues bien, Freud
también llevó esta obsesión con el sexo a su interpretación de los sueños.
Freud pensaba que muchos elementos que aparecen en los sueños, deben ser
interpretados en clave sexual. Si sueñas con una espada, eso es obviamente un
pene, y el sueño te está comunicando que tienes algún asunto sexual que te está
molestado. Si sueñas con un agujero en la pared, eso obviamente es una vagina.
Y, así sucesivamente. Pero, incluso si sueñas con algo que no tenga siquiera un
remoto parecido a algo sexual (supongamos, un partido de fútbol), Freud decía
que eso es evidencia de que tu inconsciente está reprimiendo los contenidos
sexuales.
El problema con todo
esto, Belén, es que no hay forma der saber si se está en lo cierto o no. Bajo
los términos de Freud, si sueñas con cosas sexuales, se confirma su teoría.
Pero, si no sueñas con cosas sexuales, también
se confirma su teoría. La teoría de Freud no permite ningún escenario
posible en que sea refutada. Una teoría así no es buena. Un filósofo que
siempre criticó a Freud, Karl Popper, decía que las buenas teorías son aquellas
que pueden ser falseables, es decir, aquellas
que permiten la posibilidad de un escenario en el cual, con unos datos
específicos, la teoría quede refutada. Al menos en el caso de los sueños, la
teoría de Freud no es falseable, pues se sueñe lo que se sueñe, siempre se
confirmará la idea original de Freud.
Respecto a los
sueños, en lo único en lo que Freud quizás sí tuvo razón, fue en decir que en
los sueños aparecen contenidos de residuo. Con esto, Freud quiso decir que, si
piensas mucho sobre algo en el día, o haces alguna actividad en particular, es
probable que estas cosas aparezcan en los sueños, aunque de un modo muy
extraño.
¿A qué se debe esa
extrañeza? Es un asunto aún misterioso. Unos psicólogos, Robert McCarley y J.
Allan Hobson, propusieron una teoría que, hasta hoy, parece la más razonable.
Según ellos, cuando duermes, las neuronas en la parte más primitiva de tu
cerebro se siguen activando, y eso genera recuerdos espontáneos aleatorios. Las
partes del cerebro más modernas (aquellas más cercanas al cráneo), entonces se
activan para tratar de dar sentido a esas memorias que aleatoriamente surgen.
Los sueños, pues,
tienen mucho que ver con las cosas que pasan en el día, o incluso con la posición
que tienes cuando duermes. Por ejemplo, si duermes boca abajo, es más probable
que tengas sueños sexuales. Si mientras duermes oyes la sirena de un coche, es
más probable que sueñes con policías. Los psicólogos llaman a esto incorporación sensorial. Con todo, no te
lo tomes muy en serio cuando la gente te diga que una comida pesada en la noche
te puede dar una pesadilla (como ves, de ahí viene el término pesadilla); la ciencia aún no ha
confirmado esta hipótesis. Lo poco sabemos es que, si acaso las comidas afectan
los sueños, aparentemente los lácteos son la mayor influencia.
Así pues, Belén, los
sueños no son comunicaciones de tu propio inconsciente. Hay incluso alguna
gente que, según parece, tiene la habilidad de controlar sus propios sueños, al
estar consciente de que sólo se trata de sueños. A esto, los psicólogos lo
llaman sueño lúcido. En esos casos,
la persona sabe que está soñando, y tiene la capacidad de dirigir el sueño. Es una experiencia muy placentera, pues
es prácticamente como construir tu propio mundo de fantasía, y vivir en él.
Según parece, hay
algunas técnicas para alentar sueños lúcidos. Mientras estás despierta, puedes
practicar si estás dormida o no. A simple vista, esto no parece servir de
mucho, pero en realidad, sirve para que, cuando estés dormida, sueñes con
verificar si estás despierta o no (recuerda, en los sueños, aparece el residuo
del día). Al hacer eso en los sueños, empiezas a estar consciente de que estás
soñando, y con eso, puedes controlar el sueño mejor. Debo advertirte, no
obstante, que todo esto es muy especulativo, y que son apenas hipótesis.
Aun sin alcanzar
sueños lúcidos, hay también algunas técnicas para tratar de controlar los
efectos perturbadores de las pesadillas. Puedes emplear aquello que los psicólogos
llaman terapia de ensayo en imaginación. Esto
consiste en recrear en tu mente la pesadilla que te perturba, pero
deliberadamente imaginar un desenlace feliz. Recuerda que en los sueños
aparecen residuos de tus pensamientos en el día. Y, si deliberadamente tienes
esos pensamientos felices asociados con los sueños que originalmente te
perturban, entonces eso hace más probable que, cuando vuelvas a soñar con esas
cosas, el desenlace sea placentero.
La gente que sufre
trastorno de estrés postraumático (¿lo recuerdas?, es el trastorno que suelen tener
los soldados que han estado en combate, y regresan a casa con mucha ansiedad)
suele tener pesadillas que tratan sobre el acontecimiento que les activó el
trastorno. Pues bien, los psiquiatras y psicólogos han encontrado
satisfactoriamente que, cuando estas personas practican terapia de ensayo en
imaginación, quedan bastante aliviados, y las pesadillas son menos frecuentes.
Lamentablemente, las
pesadillas no son los únicos problemas que mucha gente encuentra al dormir. Un
gran número de personas se queja de insomnio,
el no poder dormir. Algunas de estas personas se quejan, no propiamente de no
poder dormir, sino de no poder dormir continuamente en la noche de un solo tirón.
Pero, quizás esto no
se trate propiamente de un problema médico, sino cultural. Hay algunos
historiadores que dicen que, hasta el siglo XVII, lo normal era dormir cuatro
horas en la noche, luego despertarse, hacer alguna actividad por una o dos
horas (visitar a vecinos, tejer, leer, etc.), y luego volver a dormir tres o
cuatro horas más hasta la mañana. Podría ser que, para hacer más eficiente el
tiempo, la sociedad moderna nos imponga el dormir las ocho horas corridas, pero
nuestro cuerpo no se termina de ajustar a ello.
En todo caso, hay
personas que sufren de insomnio más intensamente. No logran dormir bien, y el
resto del día, se sienten muy fatigados. Pero, cuando se trata del insomnio,
Belén, hay que tener en cuenta que, muchas veces, las quejas pueden ser muy
subjetivas. El insomnio causa ansiedad, pues las personas empiezan a anticipar
con temor el no poder dormir. Y así, se sabe de muchos casos en los cuales la
persona duerme una cantidad suficiente de horas, pero reporta haber dormido
mucho menos de lo que en realidad durmió. En estos casos, lo más recomendable
sería participar en terapias dirigidas a calmar la ansiedad (¿recuerdas?, la
terapia cognitivo conductual es la más eficiente en estos casos).
Para el insomnio,
también ayuda mucho mantener aquello que los psicólogos llaman higiene del sueño. No es bueno tomar cafeína
antes de dormir. Obviamente, el café es lo que más contiene cafeína, pero también
las gaseosas, el té y el chocolate, tienen esa sustancia. Además del café,
evita comer justo antes de ir a la cama. Y, si bien hacer ejercicio en la
mañana te ayuda a dormir mejor en la noche, el hacer ejercicio nocturno también
dificulta el sueño.
Si tienes problemas
de insomnio, también te recomiendo usar la cama sólo para dormir. No la uses
para leer o ver tele. Con la cama y el insomnio, ocurre algo parecido a lo del
perro de Pavlov. ¿Lo recuerdas?, en ese experimento, el perro asociaba la
campana con la comida. Esto es condicionamiento clásico. Pues bien, si al tener
insomnio, asocias la cama con ver tele o leer, entonces no podrás dormir. Es
mejor dejar que el zapatero vaya a su zapato, y la cama quede reservada sólo
para el sueño. Sería prudente también que apagues los teléfonos cuando duermas,
aunque soy realista, y sé que ustedes los adolescentes no pueden separarse del
móvil, ¡ni siquiera para dormir!
Es bueno también
mantener una rutina: es prudente ir siempre a la cama y levantarse a la misma hora todos los días. Siempre
hay la tentación de dormir hasta tarde las mañanas de los sábados y los
domingos, pero si es excesivo, esto puede alterar tus ritmos, y a la larga
generar insomnio.
Estas rutinas se mantienen con aquello que los
científicos llaman el ciclo circadiano. Las
funciones fisiológicas de tu cuerpo varían según la hora del día. Con todo, Belén,
en tu caso, los científicos no están muy seguros de que sea necesario mantener
esta rutina, pues según parece, los adolescentes tienen un ciclo circadiano
distinto al de los adultos, y es más natural para ellos ser más noctámbulos.
En fin, lo cierto es
que una glándula en tu cerebro, la glándula pineal, se activa dependiendo de la
luz que se perciba a través de la vista. Cuando es de noche, esa glándula
activa la hormona melatonina, y eso induce el sueño. Algunos médicos recetan melatonina
sintetizada para ayudar a dormir, aunque no es seguro que ese método sea muy
efectivo. Si el insomnio es muy severo, algunos médicos recetan drogas llamadas
benzodiacepinas. Estas drogas pueden
ayudar a dormir en el corto plazo, pero debes tener mucho cuidado con ellas,
Belén, porque son muy adictivas y pueden generar muchos problemas. Prometo
escribirte una carta en el futuro sobre este tema.
Hay otras personas
que, en vez de sufrir por no poder dormir, sufren por dormir demasiado. A esta
condición se le llama narcolepsia. Estas
personas, a pesar de dormir bien en la noche, también se quedan dormidas en el
día. Es algo bastante peligroso, pues podrían estar en medio de una actividad
que requiere estar despierto y alerta, y si se descuidan, podría ser fatal (por
ejemplo, conducir). La narcolepsia puede ser aún más dramática cuando los músculos
de la persona repentinamente se relajan, y la persona cae al piso.
Muchas cosas pueden
causar el insomnio. Es normal, Belén, que a medida que envejeces, tu tiempo de
dormir se va haciendo más corto. Pero, también influye mucho la ansiedad y el
estrés; en otras palabras, tu mente incide mucho en la incapacidad para dormir.
Si alguna idea te inquieta, se te hará más difícil quedarte dormida. Si te gusta
leer a Shakespeare, verás que uno de sus grandes villanos, MacBeth, no puede
dormir, porque su conciencia lo atormenta tras todos los asesinatos cometidos.
En cambio, es casi seguro que la narcolepsia
no sea causada por pensamientos. Tras muchos años de estudios científicos, todo
parece indicar que la causa de la narcolepsia sea una dosis demasiado baja de
hipocretina, una hormona que propicia que las personas se mantengan despiertas.
Y, a su vez, este déficit de hipocretina seguramente tiene un origen genético. Se
ha encontrado que el 95% de las personas que sufren narcolepsia, tienen un gen
específico que es muy raro en la gente que no sufre narcolepsia.
Algunas personas
logran dormirse normalmente, pero en las noches, se despiertan porque sienten
que se ahogan, y eso les afecta en su vida diaria. A esto, se le llama apnea del sueño. Por lo general, el
roncar mucho es un síntoma de esta enfermedad. Esto es más común en la gente
obesa, de forma tal que si conoces a alguien que sufre apnea del sueño, lo más
prudente es que esa persona empiece por tratar de perder peso. El tratar de
dormir de lado también ayuda (pues el aire circula mejor en las vías
respiratorias), y si la persona tiene la costumbre de dormir boca arriba, una
forma muy efectiva de cambiar este hábito es anexando una pelota de tenis a la
camisa de dormir en la parte de atrás, de forma tal que eso obligue a la persona
a dormir de lado siempre. Afortunadamente, hay ahora también unas máquinas que
envían mayor presión de aire a las vías respiratorias mientras la persona
duerme, y con eso, evita la sensación de estarse ahogando.
Espero, Belén, que
tras leer esta carta, estés más tranquila. Es natural asustarse al ver a tu
hermanito gritar en la madrugada. Pero, puedes confiar en que, en poco tiempo,
esos episodios serán menos frecuentes, y todo estará bien. En cambio, sí deberías
asegurarte de cultivar tú misma una buena higiene del sueño, para que cuando
seas mayor, no tengas que enfrentar los problemas de insomnio que afligen a
muchas personas. Se despide, tu amigo Gabriel.
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