La próxima semana se celebrará el aniversario de la batalla
de Carabobo. En sus destellos de megalomanía, Hugo Chávez se obsesionó con el
año 2021. Según él, habría celebraciones majestuosas, para conmemorar los
doscientos años de aquella confrontación militar. En aquellos primeros años de la
autoproclamada “revolución bolivariana”, muchos comentaristas vieron en esa
obsesión de Chávez una excentricidad (otra entre tantas), y nadie contemplaba
seriamente que el Comandante y sus secuaces durarían tanto tiempo. El dueño del
circo murió, pero los payasos continúan la función; no hay nada asegurado, pero
queda la posibilidad de que, en efecto, el chavismo llegue al 2021 y cumpla su
promesa de montar aún otro show mediático patriotero conmemorando el
bicentenario de la batalla de Carabobo.
En más
de una ocasión se ha comentado que una de las grandes desgracias de Venezuela
es que abundan estatuas a militares, pero es difícil encontrar monumentos a
intelectuales. La conmemoración de la batalla de Carabobo es más de lo mismo.
Se conmemora la carnicería de más o menos tres mil personas. Las confrontaciones
en las guerras de independencia en América fueron más escaramuzas que
verdaderas batallas (nada comparable a Waterloo), pero con todo, fueron muy
sangrientas.
No está
mal conmemorar una batalla. El problema, no obstante, es la forma tan miserable
en que el patrioterismo venezolano lo hace. El monumento a la batalla de
Carabobo recuerda un poco al Valle de los Caídos (el controvertido monumento
construido por Franco), en el sentido de que sólo lamenta las muertes de un
bando, y no rinde honores a las muertes del otro. La verdad histórica es que
los ejércitos realistas estaban conformados por reclutas peninsulares que no
tenían ningún interés en venir a América a luchar por un rey que ya empezaban a
despreciar. De hecho, un año antes de la batalla de Carabobo, la expedición del
general Riego nunca llegó a América, precisamente porque los soldados en Cádiz se
amotinaron contra Fernando VII. Los españoles que murieron en Carabobo fueron
tan víctimas del absolutismo como lo fue el Negro Primero, quien también murió
en Carabobo.
Pero,
hay un motivo adicional por el cual la conmemoración de la batalla de Carabobo
es lamentable. Esa batalla se ganó empleando la maldita “viveza criolla” que
tanto ha perjudicado a Venezuela desde entonces. Unos años antes, en su Campaña
Admirable hacia Caracas, Simón Bolívar inauguró una campaña de terror
psicológico, al decretar la guerra a muerte a todo aquel español que fuese
indiferente a la causa patriota. En realidad, resultó ser más amenaza que
verdadero terror, aunque, de vez en cuando, Bolívar sí ordenó atrocidades, como
por ejemplo, la ejecución de los prisioneros de guerra en La Guaira, en 1814.
El lado realista, con bestias como Monteverde, y luego Boves, fue igualmente salvaje.
Pero, la
llegada a Venezuela de Pablo Morillo, un general con verdadera formación
militar, cambió las cosas. Morillo, un veterano de las guerras napoleónicas, se
encargó de disciplinar y tratar de otorgar un poco de profesionalismo a las
tropas realistas. La guerra, al menos parcialmente, se humanizó un poco más. En
vista del motín de Riego, Morillo comprendió que España tenía que llegar a
algún acuerdo con los rebeldes, y extendió la mano a Bolívar. Se reunieron en
Santa Ana de Trujillo, firmaron un armisticio, y acordaron respetar las reglas
de la guerra. Afortunadamente, sí hay en Santa Ana de Trujillo un monumento a
Morillo, pero los venezolanos son muy mezquinos en reconocer la buena
disposición del español, y su importante labor en humanizar la guerra.
Ese
armisticio resultó ser una farsa. Maracaibo, hasta ese momento realista, se
sublevó contra el rey, y el bando patriota aprovechó la ocasión para reactivar
la contienda, aun si, supuestamente, el armisticio debía seguir vigente bajo
los términos del acuerdo. El encargado de aquella canallada fue Rafael Urdaneta
(otro de los dioses en el panteón patriotero venezolano), quien ocupó la ciudad
y depuso al gobernador realista. Las hostilidades se reactivaron, y así,
realistas y patriotas se enfrentaron en Carabobo el 21 de junio de 1821.
La
conmemoración de la batalla de Carabobo es, pues, un culto al deshonor y la “viveza criolla”. Es un homenaje a la despreocupación por cumplir reglas, y
siempre salir ganando con las artimañas propias del Tío Conejo. Es el elogio de
ruanes que se sientan a dialogar, pero que de antemano están planificando
romper los términos de lo acordado. Es la celebración de la misma actitud vil
de las FARC cuando se les invita a sentarse en una mesa de negociación, se les
entrega un municipio como San Vicente del Caguán, y al poco tiempo, aprovechan
esa concesión para seguir matando y romper los acuerdos de la tregua.
Esto es
especialmente relevante en la Venezuela actual. Una y otra vez, Nicolás Maduro
invita a un supuesto diálogo a sus opositores, y una y otra vez, se burla de
ese diálogo al romper los términos de lo acordado. Los opositores al chavismo
en Venezuela insisten en que Maduro no es un verdadero bolivariano. Pero, están
equivocados. Maduro hace lo mismo que Bolívar hizo en 1821: firmar un acuerdo
de tregua, sólo para cínicamente violarlo poco tiempo después.
Hola me apenas he.leido un par de articulos.en tu.blog.y mira que.me han.gustado.bastante. el articulo sobre delcy.rodriguez y la supremacia blanca me ha.interesado.mucho, pero quiero saber si tienes.algun sustento bibliografico o de que forma llegas a tales observaciones.
ResponderEliminarSaludos desde ciudad de México.
Gracias. Estuve en el DF hace unos años. Me gustó mucho. En torno a la batalla de Carabobo, hay muchos libros. La biografía de Bolívar, escrita por John Lynch, la explica bastante bien.
Eliminarsemejantes barbaridades solo se podrían atribuir a 3 tipos de personas: pitiyanqui, ignorante y profundamente servil. Vaya forma de relatar superficialmente a propósito y de una forma simplista, una de las batallas más gloriosas de la independencia venezolana. Ojala no seas venezolano.
ResponderEliminarMucho insulto y poca sustancia. Di con precision cual parte del escrito esta equivocada, y si ahi veremos si tienes razon o no. De lo contrario, sospechare que eres uno mas de los patrioteros que salen a celebrar esta ingloriosa batalla
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