Próximamente, el 29 de junio, se
celebrará la fiesta de san Pedro y san Pablo. En la imaginación cristiana, Pedro
y Pablo son algo así como Starsky y Hutch: amigos inseparables que, si bien
tienen personalidades distintas y en ocasiones pueden chocar, al final
felizmente resuelven sus querellas y terminan felices. Pedro tiene las llaves;
Pablo tiene la espada. Pedro es un hombre llano del pueblo; Pablo es un hombre
sofisticado de la ciudad. Pedro es simplón de carácter, Pablo es complejo.
Pero, al final, se complementan el uno al otro, y gracias a esta llave, triunfó
la fe.
Pues
no. La relación entre Pedro y Pablo fue con toda seguridad bastante más
tortuosa de lo que imagina el común de los cristianos. Y, desde el mismo
momento en que Hechos de los apóstoles fue
escrito, ha habido un intento por disimular las querellas y hacer un truco de
relaciones públicas para presentar una imagen de una Iglesia consolidada desde
el principio, sin divisiones que afecten su integridad.
Pablo,
un apóstol que nunca conoció directamente a Jesús, fue a conocer a Pedro y a
Santiago (hermano de Jesús), en una primera visita a Jerusalén. Es de presumir
que Pedro y Santiago desconfiaban de este misterioso personaje, que, de
repente, llega a proclamarse apóstol. Los seguidores de Jesús, tan judíos como
el maestro, siguen las especificidades de la
Ley Mosaica. Pero, Pablo tiene la idea de
que el mensaje de Jesús debe extenderse a los gentiles, y que éstos no deben
someterse a la circuncisión y otros rituales tortuosos tradicionales de los judíos.
Esto
debió haber sido un gran choque a los seguidores originales de Jesús, pues el
maestro claramente decía que él había venido, no a abolir la ley, sino a
continuarla. Y, bajo este concepto, los gentiles no tendrían cabida en este
movimiento, a no ser que se sometieran a las rigurosidades de la ley de Moisés,
incluida la circuncisión. Según parece, Pablo buscó resolver esta disputa con
los líderes del movimiento original de Jesús en Jerusalén, Santiago y Pedro. Así
pues, se reunieron en Jerusalén, y aparentemente llegaron a un acuerdo, sellado
con un apretón de manos: los gentiles serían aceptados en el movimiento. Santiago,
Pedro y su gente, se dirigirían a los judíos, y Pablo y su gente, se dirigirían
a los gentiles. Hubo un final feliz, y la disputa quedó resuelta. Tanto el
mismo Pablo, en Gálatas 2, como el
autor de Hechos, en el capítulo 15,
narran esta versión.
Pero,
luego Pablo narra algo insólito, inmediatamente después de dar los detalles de
aquella reunión en Jerusalén. Dice Pablo en ese mismo capítulo de Gálatas, que estando en Antioquía, Pedro
comía con los gentiles. Pero, cuando los misioneros enviados por Santiago
llegaron, Pedro se apartó de los gentiles, por temor a los misioneros. Pablo,
viendo aquella hipocresía, lo reprendió severamente.
¿Cómo
explicar esto? Obviamente, Pedro era débil de carácter, y varios episodios en
los evangelios así lo presentan (a mi juicio, si bien los detalles no son
necesariamente históricos, sí reflejan el hecho probable de que Pedro era
maleable). Al principio, no tiene problemas en aceptar la resolución del
concilio en Jerusalén. Pero, cuando llegan los representantes del ala más dura
(enviados por Santiago) que insiste en no ser abiertos con los gentiles, Pedro cambia.
Mi
presunción es que, en aquella reunión, Santiago le tomó el pelo a Pablo. No
debió haber sido una reunión muy formal, y el acuerdo no habría pasado de un
mero apretón de manos. Santiago pudo haberle seguido la corriente a este
extraño personaje que insistía en llevar el mensaje de Jesús a los cristianos. Y,
hay un detalle muy importante: Jerusalén atravesaba momentos duros de hambruna,
y aparentemente una cláusula del concilio era que Pablo podía predicar a los
gentiles, siempre y cuando se acordasen de los hermanos pobres de Jerusalén (Gálatas 2: 10). En otras palabras: me
parece que Santiago estaba dispuesto a tolerar el plan de Pablo, a fin de
asegurar que Pablo y su gente trajesen limosna para ayudar a la gente
desesperada en la empobrecida Judea.
Hay
varios testimonios extrabíblicos de que Santiago era “justo”, y en ese sentido,
es un poco difícil aceptar que Santiago engañase tan descaradamente a Pablo. Pero,
quizás, su compromiso con los pobres lo llevó a esa medida desesperada. O,
también es plausible suponer que Pablo y Santiago no se entendieron bien en
aquella reunión, y que Pablo entendió una cosa, y Santiago otra. Estos
malentendidos son muy comunes en las relaciones humanas.
No
pareciera que las asperezas se limaran después de aquel desagradable incidente
en Antioquía. Tal como narra Hechos, en
la visita final de Pablo a Jerusalén, aparentemente Santiago, siempre pendiente
de cumplir la ley de Moisés, exhortó a Pablo a asumir un voto nazarita en el
Templo. Algunos judíos intentaron matar a Pablo, y los romanos lo rescataron. Curiosamente,
no se narra que Santiago hubiese hecho algo por salvar a Pablo. Nuevamente, mi
presunción es que Santiago (y por extensión, Pedro), no tenían en estima a
Pablo, y sencillamente, no les importó que lo arrestaran y se lo llevaran. Algún
malicioso ha conjeturado que todo se trataba de una trampa orquestada por el
mismo Santiago, pero no me aventuro a ir tan lejos en esa hipótesis.
El
libro de Hechos trata de disimular
toda esta querella, y presenta a Pablo, Pedro y Santiago como grandes amigos que
al final resolvieron detallitos sin mucha importancia. En ningún momento Hechos reseña la disputa en Antioquía, e
incluso, presenta a un Pedro que, desde un inicio, está dispuesto a convertir a
los gentiles (el primero, el centurión Cornelio), como si nunca hubiese habido
una disputa grande, y Pedro desde el principio ya estaba inclinado a aceptar la
misión a los gentiles.
Los
apologistas del cristianismo han pretendido resolver esto diciendo que el
concilio de Jerusalén fue después de
la disputa en Antioquía, y que así, al final sí hubo un final feliz en el cual
las disputas quedaron resueltas. Pero, es muy difícil creer esto. En Gálatas, Pablo claramente narra primero
el concilio, y luego la disputa. Los
apologistas, en su desesperación por arreglar las cosas entre supuestos amigos,
dicen que el concilio que Pablo narra en Gálatas
2 no es el mismo concilio que el que se narra en Hechos 15. Más bien, el concilio que Pablo narra es la misma reunión
a la cual se hace referencia en Hechos 11:
27-29. El concilio narrado en Hechos 15
es un segundo concilio, en el cual sí quedó definitivamente solucionado el
asunto, y al cual Pablo no hace
referencia.
Esta
solución es muy insatisfactoria. Al comparar la descripción que Pablo hace en Gálatas 2, y la narrativa de Hechos 15, observamos bastantes
concordancias, suficientes como para suponer que se trata de la misma reunión.
Así pues, esta reunión ocurrió antes de
que Pedro mostrase desprecio por los gentiles en Antioquía, y esta querella
nunca quedó resuelta. Al final, los Starsky y Hutch del cristianismo primitivo,
Pedro y Pablo, no fueron tan amigotes como la piedad cristiana nos quiere hacer
creer.
muy interesantes comentarios, Gabriel. Los tendré muy en cuenta. Por mi parte, tengo del apóstol Pablo una opinión ya bastante formada, y no es muy favorable. la dejé en claro, por ejemplo, en esta ritma:
ResponderEliminarCARÁCTER VINDICATIVO DE LAS PENAS
"Los magistrados no son de temer
para los hombres que obran por amor"
dijo San Pablo para establecer
la connivencia con el represor.
Y el Vaticano, siempre atento al queso,
siempre en resguardo de sus posesiones,
se apoya en esto y aborrece el preso:
"¡Benditas sean, crueles expiaciones!"
¿Habrá pensado esto mismo Jesús
cuando juzgaron su hombría de bien
y la encontraron digna de la cruz?
¿Pablo o Jesús? Tú te quedas... ¿con quién?
Te envío un gran saludo y felicitaciones por tu blog.
Hola Cornelio, muy interesantes esos versos...
EliminarTema fascinante, y muy bien expuesto, Gabriel, hasta con suspense. Desconocía gran parte de esos detalles, y la verdad, no me parece descabellada la tesis de un Santiago que planificara la detención de Pablo. Cuanto más escucho a Antonio Piñero, más me convenzo del carácter obstinadamente cerrado, nacionalista, narcisista y excluyente de los judíos, y esos primeros cristianos de Jerusalén eran judíos al cien por cien.
ResponderEliminarEn cuanto a los intentos desesperados de los exegetas cristianos, lo de siempre: rozan el histrionismo. Con lo fácil que es decir "Creo porque sí."
En verdad que toda la intriga es material de novela. Las veces que esta historia ha sido llevada al cine, siempre se hace con Pedro y Pablo como amigos. Esos directores de cine son tontos, pues siempre genera más taquilla una historia de intriga.
EliminarSi no me equivoco, hay una errata en tu texto: "Santiago pudo haberle seguido la corriente a este extraño personaje que insistía en llevar el mensaje de Jesús a los CRISTIANOS", en lugar de "PAGANOS" o "GENTILES".
ResponderEliminarCorrecto, ya lo corrijo.
EliminarSus comentarios están adornados por " mi presunción", "a mi juicio", "según parece", "quizá", es plausible "suponer", "aparentemente" . Y asi pretende disertar como dueño de la verdad y que tomemos en serio lo que su ego y carencia de sabiduría quieren comunicar? Siguiendo un poco su ejemplo "me lo imagino" echándose flores al terminar sus escritos y diciendo: que brillante soy, he vapuleado los cimientos del cristianismo. Hmm, una jungla de erudición marchitandose en un desierto de egocentrismo sin sabiduría. Mas no pierda la esperanza. Dios saca agua hasta de las rocas del desierto.
ResponderEliminarOfrece una objeción clara y precisa, porque de resto, tu comentario no es más que un arrebato simplón, producto de tu incomodidad ante la evidencia.
EliminarY ya que usa el libro de los Hechos le doy un pedacito para tumbar una de sus "geniales" conjeturas,sino todo su escrito. Dice PEDRO ( no Pablo): "ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por MI boca la palabra del evangelio". Idea de Pablo,como afirma usted? Mentira tumbada. Y en 10:45: "y los fieles de la circuncisión que habían venido con PEDRO se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espiritu Santo.
ResponderEliminarDebes familiarizarte un poco mejor con estudios críticos del Nuevo Testamento. La abrumadora mayoría de los críticos coincide en que el discurso de Pedro en casa de Cornelio no es histórico, una obvia interpolación a posteriori para tratar de conciliar las diferencias originales entre el partido de Santiago y el partido de Pedro.
EliminarInteresante aporte,cosa que agradezco...
ResponderEliminarExcelente resumen.
ResponderEliminarsoy un bebe en la fe creo en dios tengo 48 años de edad es hermozo conocer lo profundo de su sabiduria de hecho me encanta investigar y aprender
ResponderEliminarSolo tenga cuidado con lo que lee.
EliminarPoco o nada importa si Pedro era amigo o no de Pablo, concéntrate en Jesús, con fe.