Hay en la lingüística contemporánea una gran disputa.
¿Hay alguna propiedad que todas las lenguas del mundo (unas seis mil)
compartan? Noam Chomsky es célebre por postular que sí. Existe, según Chomsky,
la “gramática universal”: la capacidad para emplear lenguaje, con unas
características específicas, está en nuestros genes. Y, de ese modo, si bien el
mundo puede ser una gran torre de Babel, todas las lenguas tienen un mínimo de
características en común.
La más
importante de esas características, opina Chomsky, es la recursividad. Esto es
la habilidad de construir frases prácticamente infinitas, a través de
conjunciones. Tomemos, por ejemplo, la frase “Juan es vecino de Pedro”. Esa
frase puede expandirse “Juan es vecino de Pedro y María”; a ésa se le pueden
añadir aún más elementos, “Juan, el primo de José, es vecino de Pedro y María,
los esposos que son de Caracas”. Eso es recursividad, y aparentemente, todas
las lenguas del mundo tienen ese atributo.
El
lingüista Daniel Everett alega haber encontrado una lengua que no tiene recursividad. Y, si en efecto
esa lengua existe, entonces eso falsearía la hipótesis de Chomsky según la
cual, existe una gramática universal asentada en nuestros genes. La lengua que,
según Everett, supuestamente no tiene recursividad es el piraha, empleada por
una tribu de alrededor de 300 personas en la amazonia de Brasil.
Antes de
Everett, algunos lingüistas ya defendían la idea de que, quizás no existan
características universales del lenguaje, y que más bien, las particularidades
culturales de cada pueblo pueden conformar estructuras muy distintas, e
incluso, pueden influir en la forma de pensar. Benjamin Whorf destacó por
adelantar esa hipótesis, y hay algunos casos que parecen confirmarla. Por
ejemplo, los hablantes de lenguas que no distinguen entre colores, tienen
dificultades para identificar esos colores a efectos prácticos. Everett
documenta esto entre los piraha, y también su precariedad a la hora de emplear
números: la lengua piraha no tiene números, y los miembros de esta tribu
parecen tener dificultad en aprender conceptos numéricos.
Desde
hace tiempo se sabe que estas particularidades culturales existen, pero
habitualmente se ha postulado que eso no altera la hipótesis de la gramática
universal, pues ni los colores ni los números han sido postulados como
características definitorias de la gramática universal. La recursividad, en
cambio, sí es una característica central. Everett opina que los piraha no
tienen capacidad de decir “Juan es vecino de Pedro y María”; ellos sólo dicen: “Juan
es vecino de Pedro; Juan es vecino de María”.
A mi
juicio, los alegatos de Everett tienen algunas dificultades. Ningún piraha
habla portugués, y Everett es la única persona ajena a los piraha que habla su
lengua. Hasta ahora, dependemos de la buena fe de Everett, y hasta que otro
estudioso no domine la lengua piraha, no hay posibilidad de verificar si lo que
él alega es verdadero o no. He visto documentales y entrevistas en los cuales
Everett interactúa con los piraha, y en efecto, parece dominar esa lengua.
Pero, hay conocidas
dificultades a la hora de traducir las lenguas de gente con quienes no se ha
tenido contacto previamente. El filósofo W.O. Quine mencionaba algunas. Por
ejemplo, si se oye la palabra gavagai cuando
el nativo apunta a un conejo, podemos creer que gavagai significa “conejo”. Pero, podría también significar “vayamos
de cacería”, “mira, ¡comida!”, o “¡algo está saltando!”. Es perfectamente
posible que Everett haya caído presa de estas dificultades, y así, él podría
creer que la lengua piraha no tiene recursividad, cuando en realidad sí la
tiene. Para despejar las dudas, sería necesaria la labor de más estudiosos, y
hasta ahora, ningún lingüista aparte de Everett ha aprendido la lengua de los
piraha.
Chomsky ha sugerido
que, aun si la lengua piraha no tuviese recursividad, eso no pondría en peligro
su hipótesis, pues sería meramente una aberración. Everett discrepa, pues
postula que, a la manera popperiana, un solo caso es suficiente para falsear
una hipótesis con pretensiones universalistas.
En este punto, me
parece que, en rigor, tiene razón Everett: basta un cisne negro para falsear la
idea de que todos los cisnes son blancos. Pero, con todo, yo creo que aun si la
lengua piraha no tuviese recursividad, la hipótesis de Chomsky se mantendría.
Pensemos, por analogía, en el tabú del incesto. Ésta es una prohibición que
está en todos los pueblos del mundo. Y, según una teoría muy plausible
adelantada por el antropólogo Edward Westermack, el tabú del incesto debe estar
asentado en nuestros genes, pues es una óptima adaptación para evitar los
peligros del apareamiento con parientes cercanos. Pero, en algunas sociedades,
como el antiguo Egipto o los inca, algunos miembros de la aristocracia se
casaban con sus hermanas. ¿Refutan estos casos la hipótesis de que el tabú del
incesto está en nuestros genes? No lo creo. Sencillamente, algunas condicionantes
culturales (como, por ejemplo, nociones sobre pureza de sangre en la
aristocracia) los hacía aberrantes respecto al resto de la humanidad. Quizás
algo parecido pueda ocurrir entre los piraha: está en sus genes la habilidad de
construir frases con recursividad, pero por alguna razón, el entorno cultural
ha inhibido esa habilidad.
De ese modo, en
esta disputa, yo simpatizo más con Chomsky que con Everett. No obstante, la
disputa en cuestión se ha empañado de sesgos ideológicos, y eso revela el
lamentable estado de la academia en todo el mundo. Chomsky es conocido por sus
posturas políticas izquierdistas. Y, las universidades occidentales,
lamentablemente, están repletas de académicos izquierdistas que ejercen
coerción frente a las voces disidentes. En ese sentido, todo lo que el gran
gurú Chomsky postule es santa palabra, y quien ose retarlo, se enfrenta a
monumentales adversidades. No creo que Chomsky personalmente sea un inquisidor
que ordene suprimir a quien se le oponga. Pero, el dominio izquierdista en las
universidades propicia insultos y amedrentamientos.
Así, ha resultado
demasiado común acudir a chantajes políticos a la hora de rechazar los alegatos
de Everett. Se le ha acusado, por ejemplo, de ser un racista (la acusación que
siempre se arroja desde la izquierda amedrentadora). Supuestamente, su
hipótesis de que los piraha no tienen recursividad lingüística degrada a esa
tribu. Ciertamente, el hecho de que una
tribu no tenga recursividad lingüística, la coloca en un nivel inferior de
desarrollo cognitivo respecto a los otros pueblos del mundo. Pero, ¿acaso para
no ofender a una tribu, debe suprimirse la evidencia?
Esas acusaciones de
racismo han servido para que el gobierno de Brasil impida a Everett el acceso a
las aldeas piraha (un caso muy parecido al de Napoleon Chagnon, quien fue
injustamente acusado de ser racista contra los yanomami, y por ello, también se
le impidió el acceso a las aldeas de esa tribu). La izquierda, me temo, tiene
mucho temor a la discusión de ideas y la consideración de evidencia.
Excelente síntesis.
ResponderEliminarGracias.
EliminarNo sabía que Everett estuviera vetado en Brasil. A mi modo de ver, una mala noticia.
ResponderEliminarYo personalmente simpatizo más con Everett. Excelente artículo, Gabriel.
ResponderEliminarSi, gracias, la verdad es que ambos son academicos de gran calidad.
EliminarLa izquierda "amendrentadora", ¿es una verdad universal? La coerción no es prerrogativa de un sector ideológico, creo. Ahora, vincular esto con los planteamientos de Everett frente a los de Chomsky, no sé qué tanto aporta más allá de saber de las percepciones y preferencias ideológicas de quien escribe. Si el lenguaje es producto de una evolución o una creación humana en cuanto a artefacto, en ambos casos es factible una propiedad: las palabras las acomodamos para creer lo que queremos creer.
ResponderEliminarSi es un órgano biológico, filtra la mente. Si es una herramienta, la puebla.
Me parece muy interesante; lastimosamente, hay mucha gente que no está preparada para este tipo de conversación...
ResponderEliminarQué paja el victimismo ese de siempre de "las ideologías". Un post con un título así hubiese estado bueno que hablase de gramática o lingüística, no de tus complejos con egocéntricos con "la izquierda amedrentadora"
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