tag:blogger.com,1999:blog-1837025060356289892.post7680571468776861036..comments2024-03-09T22:52:38.349-08:00Comments on Opiniones de Gabriel Andrade: Sobre el republicanismo: a propósito de una conversación con Andrés CarmonaUnknownnoreply@blogger.comBlogger2125tag:blogger.com,1999:blog-1837025060356289892.post-33504453766200153502014-05-07T07:12:38.531-07:002014-05-07T07:12:38.531-07:00Sí, gracias por esos comentarios tan enriquecedore...Sí, gracias por esos comentarios tan enriquecedores. Ciertamente, para que una transacción sea legítima, debe haber consentimiento informado. De lo que yo no estoy muy seguro es que aprovecharse de un contrato con alguien que tiene hambre, es moralmente equivalente a colocarle una pistola en la cabeza. El matar a una persona es una acción directa, y tiene responsabilidad. En cambio, el dejar que alguien tenga hambre no es una acción que acarrea responsabilidad, pues no es mi culpa que el otro no haya comido. Pero, supongo que es una discusión muy extensa. Voy a leer a Petit, porque hasta este momento, no lo conocía.Dr. Gabriel Andradehttps://www.blogger.com/profile/15310575232455009929noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-1837025060356289892.post-20448972846244006512014-05-07T03:46:31.422-07:002014-05-07T03:46:31.422-07:00Muchísimas gracias, Gabriel, por la entrevista y t...Muchísimas gracias, Gabriel, por la entrevista y tus comentarios. Voy a ceñirme solo a una cuestión, la de la dominación. Me parece que estamos empleando el término “dominación” en sentidos distintos. Para el republicanismo (por lo menos para el de Pettit, que es el que más o menos sigo) toda dominación es coercitiva. No se refiere al hecho de que unos manden sobre otros, eso sería autoridad. La dominación tiene lugar cuando alguien puede interferir arbitrariamente en las decisiones de otro y obligarle a hacer (o prohibirle hacer) algo de forma arbitraria. Mientras que la autoridad es distinto: es un poder legítimo en tanto que es aceptado por sus destinatarios. Yo puedo aceptar lo que dices si lo “traduzco” así: “Yo no veo la autoridad como algo intrínsecamente objetable. En toda sociedad, debe haber jerarquías y cadenas de mando para hacer operativa la ejecución de las decisiones. Veo objetable sólo la dominación”. Si es así, estamos diciendo más o menos lo mismo. <br /><br />Dices: “Si por vía contractual, dos individuos entran en una relación desigual, veo muy difícil que el Estado tenga autoridad moral para intervenir, bajo el pretexto de hacerlo más justo”. Yo estoy de acuerdo si el contrato es realmente libre, es decir, si los contratantes son realmente libres. Eso implica, en términos republicanos, que ninguno de ellos puede interferir arbitrariamente en la decisión del otro de aceptar o no el contrato, es decir, que ninguno puede engañar, chantajear, amenazar o forzar al otro a aceptar un contrato que no aceptaría si no fuera por ese engaño, chantaje, amenaza o fuerza. Es decir, si no hay una relación de dominación de uno sobre el otro. Si ni tan siquiera es posible: no solo que no se dé de hecho, sino que se establezcan las medidas para que no pueda darse. Por ejemplo, si uno de los contratantes es analfabeto o poco instruido, y el otro es experto en triquiñuelas legales, este puede engañar a aquel a firmar un contrato sin pleno conocimiento de lo que está firmando (como ha pasado en España con la estafa de las preferentes en algunos bancos). O si uno de los contratantes está en una situación de miseria económica, que puede ocurrir que acabe aceptando un contrato humillante para evitar esa miseria (por ejemplo, un contrato que implique favores sexuales al jefe o un salario excesivamente bajo). En estas circunstancias, el Estado debe intervenir para evitar esa dominación, impidiendo por vía legal la validez de un contrato si una de las partes no tiene o no comprende la información relevante implícita en el contrato, o si incluye cláusulas humillantes o degradantes. Esa intervención se justifica porque no es arbitraria sino precisamente para evitar la arbitrariedad que una de las partes quiere imponer a la otra. La mera “libertad negativa” liberal permitiría, por vía de hecho, esos contratos injustos en tanto que hay dominación de una parte sobre la otra pero no se evita. En cierto modo, lo que el republicanismo hace es establecer unas condiciones de posibilidad para considerar que una situación contractual es libre, y que son las condiciones de no-dominación. Si se respetan esas decisiones, cualquier contrato en ausencia de dominación es justo. Pero en parte esto no es totalmente extraño al liberalismo: un liberal no aceptaría como válido un contrato firmado por un sujeto con una pistola en la sien, y el republicano lo que añade es que el chantaje del hambre, por ejemplo (o aceptas un trabajo humillante o nada) es como poner una pistola en la cabeza del trabajador, y que, en general, cualquier dominación implica eso. El paso del liberalismo al republicanismo supondría el paso del dogma de la “no interferencia” hacia la “no interferencia arbitraria” y la “interferencia no-arbitraria” (la que evita la dominación de otro). <br />Andrés Carmona. Andréshttps://www.blogger.com/profile/17366392725210831061noreply@blogger.com